ÁNGELUS
Plaza de San Pedro, 4 de octubre de 2009

Queridos hermanos y hermanas:

Esta mañana, en la basílica de San Pedro, ha tenido lugar la celebración eucarística de apertura de la II Asamblea especial para África del Sínodo de los obispos, durante la cual se ha orado también en distintas lenguas africanas. Mi venerado predecesor Juan Pablo II convocó el primer "Sínodo africano" en 1994, en la perspectiva del año 2000 y del tercer milenio cristiano. Él, cuyo celo misionero le llevó a ser tantas veces peregrino en tierra africana, recogió los contenidos fruto de aquella asamblea en la exhortación apostólica Ecclesia in Africa, relanzando la evangelización del continente. Quince años después, esta nueva Asamblea se sitúa en continuidad con la primera a fin de verificar el camino realizado, profundizar en algunos aspectos y examinar los desafíos más recientes. El tema elegido es: "La Iglesia en África al servicio de la reconciliación, de la justicia y de la paz", acompañado de unas palabras que Cristo dirige a sus discípulos: "Vosotros sois la sal de la tierra... Vosotros sois la luz del mundo" (Mt 5, 13.14).

El Sínodo constituye siempre una intensa experiencia eclesial, una experiencia de responsabilidad pastoral colegial ante un aspecto específico de la vida de la Iglesia, o bien, como en este caso, de una parte determinada del pueblo cristiano según el área geográfica. El Papa y sus más estrechos colaboradores se reúnen junto con los miembros designados de la Asamblea, con los expertos y los auditores, para profundizar en la temática preestablecida. Es importante subrayar que no se trata de un congreso de estudio ni de una asamblea programática. Se escuchan relaciones e intervenciones en el aula, se habla en los grupos, pero todos sabemos bien que los protagonistas no somos nosotros: es el Señor, su Espíritu Santo, quien guía a la Iglesia. Lo más importante para todos es escuchar: escucharnos unos a otros, y escuchar todos lo que el Señor quiere decirnos. Por esto el Sínodo se desarrolla en un clima de fe y de oración, en religiosa obediencia a la Palabra de Dios. Al Sucesor de Pedro le corresponde convocar y guiar las Asambleas sinodales, recoger cuanto surja de los trabajos y ofrecer después las oportunas indicaciones pastorales.

Queridos amigos, África es un continente con una extraordinaria riqueza humana. Actualmente su población suma cerca de mil millones de habitantes y su tasa de natalidad total es la más elevada del mundo. África es una tierra fecunda en vida humana, pero esta vida está lamentablemente marcada por muchas pobrezas y padece a veces graves injusticias. La Iglesia está comprometida en superarlas con la fuerza del Evangelio y la solidaridad concreta de tantas instituciones e iniciativas de caridad. Roguemos a la Virgen María que bendiga la II Asamblea sinodal para África y obtenga paz y desarrollo para ese grande y amado continente.