ÁNGELUS
Sulmona, Domingo, 4 julio 2010

Queridos hermanos y hermanas:

Al término de esta solemne celebración, a la hora de la acostumbrada cita dominical, os invito a rezar juntos la oración del Ángelus. A la Virgen María, a quien veneráis con particular devoción en el Santuario della Madonna della Libera, encomiendo esta Iglesia de Sulmona-Valva: al obispo, a los sacerdotes y a todo el pueblo de Dios. Que camine unida y gozosa por la vía de la fe, de la esperanza y de la caridad. Que, fiel a la herencia de san Pedro Celestino, sepa siempre componer la radicalidad evangélica y la misericordia a fin de que todos los que buscan a Dios le encuentren. En María, Virgen del silencio y de la escucha, san Pedro del Morrone halló el modelo perfecto de obediencia a la voluntad divina, en una vida sencilla y humilde, orientada a la búsqueda de lo que es verdaderamente esencial, capaz de dar siempre gracias al Señor reconociendo en cada cosa un don de su bondad.

También nosotros, que vivimos en una época de mayores comodidades y posibilidades, estamos llamados a apreciar un estilo de vida sobrio, para conservar más libres la mente y el corazón y para poder compartir los bienes con los hermanos. Que María santísima, que animó con su presencia materna a la primera comunidad de los discípulos de Jesús, ayude igualmente a la Iglesia de hoy a dar buen testimonio del Evangelio.