ÁNGELUS
Foro Itálico de Palermo, Domingo 3 de octubre de 2010

Queridos hermanos y hermanas:

En este momento de profunda comunión con Cristo, presente y vivo en medio de nosotros y dentro de nosotros, es hermoso, como familia eclesial, dirigirnos en oración a su Madre y Madre nuestra, María Santísima Inmaculada. Sicilia está sembrada de santuarios marianos, y desde este lugar me siento espiritualmente en el centro de esta "red" de devoción, que enlaza todas las ciudades y a todos los pueblos de la isla.

A la Virgen María deseo encomendar a todo el pueblo de Dios que vive en esta amada tierra. Que ella sostenga a las familias en el amor y en el compromiso educativo; que haga fecundos los brotes de vocación que Dios siembra abundantemente entre los jóvenes; que infunda valor en las pruebas, esperanza en las dificultades y nuevo impulso para hacer el bien. Que la Virgen consuele a los enfermos y a todos los que sufren, y ayude a las comunidades cristianas para que nadie en ellas sea marginado o sufra necesidad, sino que cada uno, especialmente los más pequeños y débiles, se sienta acogido y valorado.

María es el modelo de la vida cristiana. A ella le pido sobre todo que os permita caminar con decisión y alegría por el camino de la santidad, siguiendo las huellas de tantos luminosos testigos de Cristo, hijos de esta tierra siciliana. En este contexto quiero recordar que hoy, en Parma, es proclamada beata Ana María Adorni, que en el siglo XIX fue esposa y madre ejemplar y, cuando quedó viuda, se dedicó a la caridad con las mujeres presas y en dificultades, para cuyo servicio fundó dos institutos religiosos. A la madre Adorni, por su constante oración, la llamaban "Rosario viviente". Quiero subrayarlo al inicio del mes dedicado al santo rosario. Que la meditación diaria de los misterios de Cristo en unión con María, la Virgen orante, nos fortalezca a todos en la fe, en la esperanza y en la caridad.