BENEDICTO XVI
REGINA CÆLI

Hipódromo de Zagreb Domingo, 5 de junio de 2011

Queridos hermanos:

Antes de concluir esta solemne celebración, deseo daros las gracias por vuestra intensa y devota participación, con la que habéis querido también expresar vuestro amor por la familia y vuestro compromiso por favorecerla -como ha recordado hace un momento Mons. Župan, al que también doy las gracias de corazón.

Estoy aquí hoy para confirmaros en la fe; éste es el don que os traigo: la fe de Pedro, la fe de la Iglesia. Pero, al mismo tiempo, vosotros me dais a mí esta misma fe, enriquecida por vuestra experiencia, por vuestras alegrías y por vuestros sufrimientos. En particular, vosotros me dais vuestra fe vivida en familia, para que yo la conserve en el patrimonio de toda la Iglesia.

Yo sé que vosotros encontráis gran fuerza en María, Madre de Cristo y Madre nuestra. Por eso, en este momento, nos dirigimos a ella, espiritualmente orientados hacia su Santuario de Marija Bistrica, y le confiamos todas las familias croatas: los padres, los hijos, los abuelos; el camino de los esposos, el compromiso educativo, el trabajo profesional y en el hogar. E invocamos su intercesión para que las administraciones públicas sostengan siempre la familia, célula del organismo social.