ÁNGELUS
Domingo 23 de octubre de 2011

Queridos hermanos y hermanas:

Antes de concluir esta solemne celebración, deseo dirigiros a todos un cordial saludo.

Me dirijo ante todo a los peregrinos que han venido para rendir homenaje a san Guido María Conforti y a san Luis Guanella, con un pensamiento de especial afecto y aliento para los miembros de los institutos fundados por ellos: los Misioneros Javerianos, las Hijas de Santa María de la Providencia y los Siervos de la Caridad. Saludo a los obispos y a las autoridades civiles y agradezco a cada uno su presencia. Una vez más Italia ha ofrecido a la Iglesia y al mundo testigos luminosos del Evangelio; alabemos por ellos a Dios y oremos para que en esta nación la fe no cese de renovarse y producir buenos frutos.

Saludo muy cordialmente a los peregrinos de lengua española que han venido a Roma para participar en la gozosa celebración de proclamación de nuevos santos. Junto a los señores arzobispos y obispos que los acompañan, a las delegaciones oficiales y a los devotos y seguidores del espíritu de los hoy canonizados, saludo en particular a las Siervas de San José, que tienen el gran gozo de ver reconocida para la Iglesia universal la santidad de su fundadora. Que el ejemplo y la intercesión de estas figuras preclaras para la Iglesia impulsen a todos a renovar su compromiso de vivir de todo corazón su fe en Cristo y de testimoniarlo en los diversos ámbitos de las sociedad. Muchas gracias.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua francesa, en especial a los que han venido para la canonización del obispo Guido María Conforti, fundador de los Misioneros Javerianos, que están presentes en muchos países de África. Queridos amigos, que el testimonio de los nuevos santos os guíe por el camino del Evangelio. ¡Feliz domingo a todos!

Queridos hermanos y hermanas, me complace saludar a los visitantes y peregrinos de lengua inglesa, especialmente a los que han venido para las canonizaciones de hoy. En el Evangelio de este domingo, Jesús nos pide amar a Dios sobre todas las cosas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Midamos nuestras acciones cada día según esta llamada al amor, y vivámosla con gozo y valentía. Que Dios todopoderoso os bendiga a todos.

Dirijo un cordial saludo a los peregrinos polacos. Ayer, junto con la diócesis de Roma y la Iglesia que está en Polonia, hemos conmemorado en la liturgia al beato Juan Pablo II, y hoy habéis queridos participar en la canonización de tres nuevos santos. A su protección os encomiendo a vosotros y vuestras familias. Que Dios os bendiga.

A la Virgen María, que guía a los discípulos de Cristo por el camino de la santidad, nos dirigimos ahora en oración. A su intercesión encomendamos también la Jornada de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo: una peregrinación a Asís, a los 25 años de la que convocó el beato Juan Pablo II.