NÚMEROS

EL CENSO Y LOS LEVITAS (1,1-4,49)

Censo de las tribus

Capítulo 1

1 El día primero del mes segundo del año segundo de la salida de Egipto, en el desierto del Sinaí, en la Tienda del Encuentro, dijo el Señor a Moisés:

2 «Haz el censo completo de la comunidad de los hijos de Israel, por clanes y familias, registrando los nombres de todos los varones, uno por uno.

3 Alistaréis tú y Aarón, por escuadrones, a todos los de veinte años para arriba aptos para la guerra.

4 Os ayudará un hombre por cada tribu, que sea jefe de familia.

5 Estos son los nombres de los que os ayudarán:
Por Rubén, Elisur, hijo de Sedeur.

6 Por Simeón, Salumiel, hijo de Surisaday.

7 Por Judá, Najsón, hijo de Aminadab.

8 Por Isacar, Natanel, hijo de Suar.

9 Por Zabulón, Eliab, hijo de Jalón.

10 Por la casa de José: por Efraín, Elisamá, hijo de Amihud; y por Manasés, Gamaliel, hijo de Fedasur.

11 Por Benjamín, Abidán, hijo de Guideoní.

12 Por Dan, Ajiécer, hijo de Amisaday.

13 Por Aser, Paguiel, hijo de Ocrán.

14 Por Gad, Elyasaf, hijo de Regüel.

15 Por Neftalí, Ajirá, hijo de Enán».

16 Estos fueron los nombrados por la comunidad, jefes de tribu y jefes de millar en Israel.

17 Moisés y Aarón tomaron a aquellos hombres que habían sido designados nominalmente,

18 y reunieron a toda la comunidad, el día primero del mes segundo. Fueron inscritos, por clanes y familias, todos los de veinte años para arriba, uno por uno, y se registraron sus nombres.

19 Como el Señor se lo había mandado, así los censó Moisés en el desierto del Sinaí.

20 Hijos de Rubén, primogénito de Israel, por clanes y familias, registrando uno por uno los nombres de todos los varones mayores de veinte años aptos para la guerra:

21 total de censados de la tribu de Rubén, cuarenta y seis mil quinientos.

22 Hijos de Simeón, por clanes y familias, registrando uno por uno los nombres de todos los varones mayores de veinte años aptos para la guerra:

23 total de censados de la tribu de Simeón, cincuenta y nueve mil trescientos.

24 Hijos de Gad, por clanes y familias, registrando uno por uno los nombres de todos los varones mayores de veinte años aptos para la guerra:

25 total de censados de la tribu de Gad, cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta.

26 Hijos de Judá, por clanes y familias, registrando uno por uno los nombres de todos los varones mayores de veinte años aptos para la guerra:

27 total de censados de la tribu de Judá, setenta y cuatro mil seiscientos.

28 Hijos de Isacar, por clanes y familias, registrando uno por uno los nombres de todos los varones mayores de veinte años aptos para la guerra:

29 total de censados de la tribu de Isacar, cincuenta y cuatro mil cuatrocientos.

30 Hijos de Zabulón, por clanes y familias, registrando uno por uno los nombres de todos los varones mayores de veinte años aptos para la guerra:

31 total de censados de la tribu de Zabulón, cincuenta y siete mil cuatrocientos.

32 Hijos de José: hijos de Efraín, por clanes y familias, registrando uno por uno los nombres de todos los varones mayores de veinte años aptos para la guerra:

33 total de censados de la tribu de Efraín, cuarenta mil quinientos.

34 Hijos de Manasés, por clanes y familias, registrando uno por uno los nombres de todos los varones mayores de veinte años aptos para la guerra:

35 total de censados de la tribu de Manasés, treinta y dos mil doscientos.

36 Hijos de Benjamín, por clanes y familias, registrando uno por uno los nombres de todos los varones mayores de veinte años aptos para la guerra:

37 total de censados de la tribu de Benjamín, treinta y cinco mil cuatrocientos.

38 Hijos de Dan, por clanes y familias, registrando uno por uno los nombres de todos los varones mayores de veinte años aptos para la guerra:

39 total de censados de la tribu de Dan, sesenta y dos mil setecientos.

40 Hijos de Aser, por clanes y familias, registrando uno por uno los nombres de todos los varones mayores de veinte años aptos para la guerra:

41 total de censados de la tribu de Aser, cuarenta y un mil quinientos.

42 Hijos de Neftalí, por clanes y familias, registrando uno por uno los nombres de todos los varones mayores de veinte años aptos para la guerra:

43 total de censados de la tribu de Neftalí, cincuenta y tres mil cuatrocientos.

44 Este fue el censo que hicieron Moisés y Aarón, asistidos por los doce jefes de Israel, uno por cada tribu.

45 El total de los hijos de Israel, censados por familias, de veinte años para arriba y aptos para la guerra,

46 resultó ser de seiscientos tres mil quinientos cincuenta.
Estatuto de los levitas

47 Pero los levitas no fueron censados por familias con los demás,

48 porque el Señor le había dicho a Moisés:

49 «No hagas el censo de la tribu de Leví ni los registres entre los demás hijos de Israel.

50 Alístalos tú para el servicio de la Morada del Testimonio, de sus utensilios y de todo lo relacionado con ella. Ellos transportarán la Morada con todos sus utensilios, estarán al servicio de ella y acamparán en torno a ella.

51 Cuando la Morada haya de ponerse en marcha, los levitas la desmontarán, y cuando la Morada se detenga, los levitas la montarán. El extraño que se acerque, será hombre muerto.

52 Los hijos de Israel acamparán por escuadrones, cada uno en su campamento y bajo su banderín.

53 Pero los levitas acamparán alrededor de la Morada del Testimonio; y así no estallará la Ira contra la comunidad de los hijos de Israel. Los levitas harán la guardia de la Morada del Testimonio».

54 Los hijos de Israel lo hicieron todo tal como el Señor se lo había mandado a Moisés. Así lo hicieron.

Disposición de las tribus en el campamento

Capítulo 2

1 El Señor dijo a Moisés y a Aarón:

2 «Los hijos de Israel acamparán cada uno bajo su banderín y el estandarte de su familia, alrededor de la Tienda del Encuentro, a cierta distancia.

3 Al Este, hacia la salida del sol, acamparán los del banderín del campamento de Judá, por escuadrones. Jefe de los hijos de Judá, Najsón, hijo de Aminadab;

4 su ejército, según el censo: setenta y cuatro mil seiscientos.

5 Junto a él acampan: la tribu de Isacar; jefe de los hijos de Isacar, Natanel, hijo de Suar;

6 su ejército, según el censo: cincuenta y cuatro mil cuatrocientos.

7 Y la tribu de Zabulón; jefe de los hijos de Zabulón, Eliab, hijo de Jalón;

8 su ejército, según el censo: cincuenta y siete mil cuatrocientos.

9 Total de alistados en el campamento de Judá: ciento ochenta y seis mil cuatrocientos, repartidos en escuadrones. Marcharán en vanguardia.

10 Al Sur, el banderín del campamento de Rubén, por escuadrones; jefe de los hijos de Rubén, Elisur, hijo de Sedeur;

11 su ejército, según el censo: cuarenta y seis mil cuatrocientos.

12 Acampan junto a él: la tribu de Simeón; jefe de los hijos de Simeón, Salumiel, hijo de Surisaday;

13 su ejército, según el censo: cincuenta y nueve mil trescientos.

14 Y la tribu de Gad; jefe de los hijos de Gad, Elyasaf, hijo de Regüel;

15 su ejército, según el censo: cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta.

16 Total de alistados en el campamento de Rubén: ciento cincuenta y un mil cuatrocientos cincuenta, repartidos en escuadrones. Marcharán en segundo lugar.

17 Después se pondrá en marcha la Tienda del Encuentro y el campamento de los levitas, que está en medio de los demás campamentos. Se pondrán en marcha en el mismo orden en que acampan, cada uno por su lado, siguiendo su propio banderín.

18 Al Oeste, el banderín del campamento de Efraín, por escuadrones; jefe de los hijos de Efraín, Elisamá, hijo de Amihud;

19 su ejército, según el censo: cuarenta mil quinientos.

20 Junto a él: la tribu de Manasés; jefe de los hijos de Manasés, Gamaliel, hijo de Fedasur;

21 su ejército, según el censo: treinta y dos mil doscientos.

22 Y la tribu de Benjamín; jefe de los hijos de Benjamín, Abidán, hijo de Guideoní;

23 su ejército, según el censo: treinta y cinco mil cuatrocientos.

24 Total de alistados en el campamento de Efraín: ciento ocho mil cien, repartidos en escuadrones. Marcharán en tercer lugar.

25 Al Norte, el banderín del campamento de Dan, por escuadrones; jefe de los hijos de Dan, Ajiécer, hijo de Amisaday;

26 su ejército, según el censo: sesenta y dos mil setecientos.

27 Acampan junto a él: la tribu de Aser; jefe de los hijos de Aser, Paguiel, hijo de Ocrán;

28 su ejército, según el censo: cuarenta y un mil quinientos.

29 Y la tribu de Neftalí; jefe de los hijos de Neftalí, Ajirá, hijo de Enán;

30 su ejército, según el censo: cincuenta y tres mil cuatrocientos.

31 Total de alistados del campamento de Dan: ciento cincuenta y siete mil seiscientos. Marcharán en retaguardia, siguiendo sus banderines».

32 Estos fueron los hijos de Israel censados por familias. Total de alistados en los campamentos, repartidos en escuadrones, seiscientos tres mil quinientos cincuenta.

33 Pero los levitas no fueron incluidos en el censo entre los demás hijos de Israel, según había mandado el Señor a Moisés.

34 Los hijos de Israel lo hicieron todo tal como el Señor había mandado a Moisés: así acampaban bajo sus banderines y así emprendían la marcha, cada uno con su clan y con su familia.

La tribu de Leví

Los sacerdotes

Capítulo 3

1 Esta era la descendencia de Aarón y de Moisés, cuando el Señor habló a Moisés en el monte Sinaí.

2 Estos son los nombres de los hijos de Aarón: Nadab, el primogénito; Abihú, Eleazar e Itamar.

3 Estos son los nombres de los hijos de Aarón, que fueron ungidos sacerdotes y cuyas manos fueron consagradas para ejercer el sacerdocio.

4 Nadab y Abihú murieron en presencia del Señor, al ofrecer al Señor un fuego profano en el desierto del Sinaí. No tenían hijos, por lo que fueron Eleazar e Itamar los que ejercieron el sacerdocio en vida de su padre Aarón.

Los levitas y sus funciones

5 El Señor dijo a Moisés:

6 «Haz que se acerque la tribu de Leví y ponla al servicio del sacerdote Aarón.

7 Harán su propia guardia y la de toda la asamblea delante de la Tienda del Encuentro prestando el servicio del santuario.

8 Guardarán todo el ajuar de la Tienda del Encuentro y harán la guardia en lugar de los hijos de Israel prestando el servicio del santuario.

9 Aparta a los levitas de los demás hijos de Israel y dáselos a Aarón y a sus hijos como donados. Serán donados de parte de todos los hijos de Israel.

10 A Aarón y a sus hijos les encomendarás que se encarguen del sacerdocio. Al extraño que se acerque, se le dará muerte».

Elección de los levitas

11 El Señor dijo a Moisés:

12 «Yo he elegido a los levitas de entre los demás hijos de Israel en sustitución de todos los primogénitos o primeros partos de los hijos de Israel. Los levitas me pertenecen.

13 Porque todo primogénito me pertenece. El día en que di muerte a todos los primogénitos de Egipto, me consagré todos los primogénitos de Israel, tanto de hombres como de ganado. Me pertenecen. Yo, el Señor».

Censo de los levitas

14 El Señor dijo a Moisés en el desierto del Sinaí:

15 «Haz el censo de los hijos de Leví, por familias y clanes, alistando a todo varón de un mes para arriba».

16 Moisés hizo el censo según la orden del Señor, tal como el Señor se lo había mandado.

17 Los nombres de los hijos de Leví son: Guersón, Queat y Merarí.

18 Los nombres de los guersonitas, por clanes: Libní y Semeí;

19 de los queatitas, por clanes: Amrán, Yisar, Hebrón y Uciel;

20 de los meraritas, por clanes: Majlí y Musí. Esos son los clanes de Leví, por familias.

21 Clanes guersonitas: el clan libnita y el clan semeíta.

22 El total de los censados, contando todos los varones de un mes para arriba: siete mil quinientos.

23 Los clanes guersonitas acampaban al poniente, detrás de la Morada.

24 El jefe de la casa guersonita era Elyasaf, hijo de Lael.

25 En la Tienda del Encuentro, los guersonitas se encargaban de guardar la Morada, la Tienda, su cortina y la cortina de entrada a la Tienda del Encuentro;

26 el cortinaje del atrio y la cortina de entrada al atrio que rodea la Morada y el altar, y las cuerdas necesarias para todo su servicio.

27 Clanes queatitas: el clan amramita, el clan yisarita, el clan hebronita y el clan ucielita.

28 El total de censados, contando todos los varones de un mes para arriba: ocho mil trescientos. Tenían a su cargo el servicio del santuario.

29 Los clanes queatitas acampaban al sur de la Morada.

30 El jefe de la casa de los clanes queatitas era Elisafán, hijo de Uciel.

31 A su cargo estaban el Arca, la mesa, el candelabro, los altares, los objetos sagrados que se usan en el culto, el velo y todo su servicio.

32 El jefe de los jefes de Leví era Eleazar, hijo del sacerdote Aarón. Ejercía la supervisión de todos los encargados del santuario.

33 Clanes meraritas: el clan majlita y el clan musita.

34 El total de censados, contando todos los varones de un mes para arriba: seis mil doscientos.

35 El jefe de la casa de los clanes meraritas era Suriel, hijo de Abijail. Acampaban al norte de la Morada.

36 A los hijos de Merarí les estaba encomendado el cuidado de los tableros de la Morada, de sus travesaños, postes y basas, con todos sus accesorios y todo su servicio;

37 y de los postes que rodean el atrio, con sus basas, estacas y cuerdas.

38 Delante de la Morada, hacia oriente, delante de la Tienda del Encuentro, delante de la Morada, hacia la salida del sol, acampaban Moisés y Aarón con sus hijos, montando la guardia en el santuario en nombre de los hijos de Israel. Cualquier extraño que se acercara, sería hombre muerto.

39 Total de levitas censados por Moisés, según la orden del Señor, por clanes, todos los varones de un mes para arriba: veintidós mil.

Los levitas y el rescate de los primogénitos

40 El Señor dijo a Moisés: «Haz el censo de todos los primogénitos varones de los hijos de Israel, de un mes para arriba, y registra sus nombres.

41 Luego, apartarás para mí, ¡yo soy el Señor!, a los levitas, en sustitución de todos los primogénitos de los hijos de Israel; y el ganado de los levitas en sustitución de todos los primeros partos del ganado de los hijos de Israel».

42 Moisés hizo el censo de todos los primogénitos de los hijos de Israel, según le había ordenado el Señor.

43 Y el total de los primogénitos varones, contados desde un mes para arriba, resultó ser de veintidós mil doscientos setenta y tres.

44 El Señor dijo a Moisés:

45 «Aparta a los levitas en sustitución de todos los primogénitos de los hijos de Israel y el ganado de los levitas en sustitución de los primeros partos de su ganado. Los levitas serán míos. ¡Yo, el Señor!

46 Por el rescate de los doscientos setenta y tres primogénitos de los hijos de Israel que superan el número de los levitas,

47 recauda unos sesenta gramos de plata por cabeza, en siclos del santuario, a razón de veinte óbolos por doce gramos de plata,

48 y entrega el dinero a Aarón y a sus hijos, como rescate de los que superan el número».

49 Moisés tomó la plata del rescate de los que superaban el número de los rescatados por los levitas.

50 La plata que recibió de los primogénitos de los hijos de Israel fue de unos dieciséis kilos de plata, en siclos del santuario.

51 Y entregó Moisés la plata del rescate a Aarón y a sus hijos, según las órdenes que el Señor había dado a Moisés.

Los clanes levitas

Los queatitas

Capítulo 4

1 El Señor dijo a Moisés y a Aarón:

2 «Haz el censo de los queatitas, hijos de Leví, por clanes y familias,

3 los comprendidos entre treinta y cincuenta años, aptos para el servicio, para que cumplan su ministerio en la Tienda del Encuentro.

4 Este será el servicio de los queatitas en la Tienda del Encuentro: lo sagrado entre lo sagrado.

5 Cuando se ponga en marcha el campamento, Aarón y sus hijos entrarán, descolgarán el velo de protección y cubrirán con él el Arca del Testimonio.

6 Pondrán sobre ella una cubierta de piel fina y extenderán encima un paño de púrpura; y le pondrán los varales.

7 Sobre la mesa de la presencia extenderán un paño de púrpura y pondrán encima las fuentes, copas, tazas y jarras para la libación: encima estará el pan de la ofrenda continua.

8 Extenderán sobre ella un paño carmesí, y lo cubrirán con una cubierta de piel fina, y le pondrán los varales.

9 Tomarán un paño de púrpura y cubrirán el candelabro del alumbrado con sus lámparas, despabiladeras y ceniceros, y todas las vasijas de aceite que se utilizan en el servicio del candelabro.

10 Lo meterán con todos sus utensilios en una funda de piel fina y colocarán los varales.

11 Extenderán sobre el altar de oro un paño de púrpura, lo cubrirán con una funda de piel fina y le pondrán los varales.

12 Tomarán todos los utensilios que se emplean en el servicio del santuario, los pondrán sobre un paño de púrpura, los cubrirán con una funda de piel fina y los colocarán sobre las angarillas.

13 Quitarán la ceniza del altar, extenderán sobre él un paño de púrpura;

14 pondrán encima todos los utensilios que se emplean en el servicio del altar: los braseros, tenedores, badiles, acetres: todos los utensilios del altar; extenderán encima una cubierta de piel fina y le meterán los varales.

15 Al ponerse en marcha el campamento, cuando Aarón y sus hijos hayan terminado de envolver el santuario con todos sus utensilios, llegarán los queatitas para transportarlo; pero que no toquen las cosas santas, pues morirían. Esas son las cosas de la Tienda del Encuentro con las que han de cargar los queatitas.

16 Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, estará al cuidado del aceite del candelabro, del incienso aromático, de la ofrenda perpetua y del óleo de la unción. Cuidará además de toda la Morada y de cuanto hay en ella: tanto del santuario como de sus utensilios».

17 El Señor dijo a Moisés y a Aarón:

18 «No permitáis que desaparezca de entre los demás levitas la tribu de los clanes queatitas.

19 Haced lo siguiente, para que vivan y no mueran al acercarse a las cosas santísimas: Aarón y sus hijos entrarán y asignarán a cada uno su servicio y la carga que ha de llevar.

20 Pero no entrarán, ni por un instante, a ver las cosas santas, pues morirían».

Los guersonitas

21 El Señor dijo a Moisés:

22 «Haz también el censo de los guersonitas, por clanes y familias.

23 Registrarás a los comprendidos entre treinta y cincuenta años, todos los aptos para el servicio, para que presten el servicio de la Tienda del Encuentro.

24 Este será el servicio de los clanes guersonitas y la carga que transportarán.

25 Llevarán los tapices de la Morada, o Tienda del Encuentro, su toldo y el toldo de piel fina que la cubre por encima y la cortina de entrada a la Tienda del Encuentro;

26 el cortinaje del atrio y la cortina de la entrada al atrio que rodea la Morada y el altar, con sus cuerdas y todos los utensilios de su ministerio: y todo lo demás necesario para su ministerio.

27 Todo el ministerio de los guersonitas, todas sus funciones y cargas, las desempeñarán a las órdenes de Aarón y de sus hijos. Los vigilaréis en el ministerio que tienen a su cargo.

28 Este servicio de los clanes guersonitas en la Tienda del Encuentro lo desempeñarán a las órdenes de Itamar, hijo del sacerdote Aarón.

Los meraritas

29 Haz también el censo de los meraritas, por clanes y familias:

30 todos los comprendidos entre los treinta y los cincuenta años, todos los aptos para el servicio, para que presten el servicio en la Tienda del Encuentro.

31 Este es todo su servicio en la Tienda del Encuentro y esto es lo que han de transportar: los tableros de la Morada, sus travesaños, postes y basas;

32 los postes que rodean el atrio con sus basas, estacas y cuerdas; todos sus utensilios y todo lo preciso para su ministerio. Les asignaréis nominalmente cada uno de los objetos con que han de cargar.

33 Ese es el ministerio de los clanes meraritas. Para todo su ministerio en la Tienda del Encuentro estarán a las órdenes de Itamar, hijo del sacerdote Aarón».

El censo de los levitas

34 Moisés y Aarón, con los jefes de la comunidad, hicieron el censo de los queatitas, por clanes y familias,

35 los comprendidos entre treinta y cincuenta años, todos los aptos para el servicio, para que prestaran el servicio de la Tienda del Encuentro.

36 Los registrados de los diversos clanes fueron dos mil setecientos cincuenta.

37 Esos fueron los registrados de los clanes queatitas, todos los que habían de servir en la Tienda del Encuentro. Los registraron Moisés y Aarón, según había ordenado el Señor por medio de Moisés.

38 Se hizo el censo de los guersonitas, por clanes y familias,

39 los comprendidos entre treinta y cincuenta años, todos los aptos para el servicio, para que prestaran el servicio en la Tienda del Encuentro.

40 Los registrados de los diversos clanes y familias fueron dos mil seiscientos treinta.

41 Esos fueron los registrados de los clanes guersonitas, los que habían de servir en la Tienda del Encuentro. Los registraron Moisés y Aarón según la orden del Señor.

42 Se hizo el censo de los meraritas, por clanes y familias,

43 los comprendidos entre treinta y cincuenta años, todos los aptos para el servicio, para que prestaran el servicio en la Tienda del Encuentro.

44 Los registrados de los diversos clanes fueron tres mil doscientos.

45 Esos fueron los censados de los clanes meraritas. Los alistaron Moisés y Aarón, según había ordenado el Señor por medio de Moisés.

46 El total de los levitas que Moisés, Aarón y los jefes de Israel registraron por clanes y familias,

47 los comprendidos entre treinta y cincuenta años, todos los aptos para el servicio y el transporte de la Tienda del Encuentro,

48 fue de ocho mil quinientos ochenta.

49 Moisés hizo el censo por encargo del Señor, asignando a cada uno su servicio y su carga. El censo se hizo tal como lo había ordenado el Señor a Moisés.

PRESCRIPCIONES DIVERSAS (5,1-6,27)

Expulsión de los impuros

Capítulo 5

1 El Señor habló a Moisés:

2 «Manda a los hijos de Israel que expulsen del campamento a todo leproso, al que padece gonorrea y al contaminado por contacto de cadáver.

3 Sean varón o mujer, los expulsarás. Los echarás fuera del campamento, para que no contaminen el campamento, en el que yo habito en medio de ellos».

4 Así lo hicieron los hijos de Israel: los expulsaron del campamento. Los hijos de Israel cumplieron lo que el Señor había mandado a Moisés.

Restitución

5 El Señor habló a Moisés:

6 «Di a los hijos de Israel: “Si un hombre o una mujer comete cualquier pecado en perjuicio de otro, ofendiendo así al Señor, será reo de delito.

7 Confesará el pecado cometido y restituirá por el daño causado, con el recargo de un quinto. Se lo devolverá a la persona a la que haya perjudicado.

8 Y si esta no tiene pariente a quien poderlo restituir, la suma debida al Señor será para el sacerdote; sin contar el carnero expiatorio con que el sacerdote hará la expiación por el culpable.

9 Y todo lo que se reserva de lo que los hijos de Israel consagran y presentan al sacerdote, será para este.

10 Lo que cada uno consagra, es suyo; pero lo que presenta al sacerdote, es para el sacerdote"».

El juicio de Dios en los casos de celos

11 El Señor habló a Moisés:

12 «Di a los hijos de Israel: “Cualquier hombre cuya mujer se haya descarriado y le haya engañado,

13 acostándose con otro hombre, pero el marido no se entera, porque ha quedado oculta la mancha, y no hay testigos porque no ha sido sorprendida;

14 si el marido sufre un ataque de celos y recela de su mujer, la cual efectivamente se ha manchado; o si le atacan los celos y se siente celoso de su mujer, aunque ella no se haya manchado:

15 ese hombre llevará a su mujer ante el sacerdote con la ofrenda correspondiente: una décima de medida de harina de cebada. No derramará aceite sobre la ofrenda, ni le pondrá incienso, pues es oblación de celos, oblación en denuncia de una falta".

16 El sacerdote acercará a la mujer y la pondrá delante del Señor.

17 Echará luego agua sagrada en una vasija de barro, tomará polvo del pavimento de la Morada y lo esparcirá en el agua.

18 El sacerdote pondrá a la mujer delante del Señor, le descubrirá la cabeza y pondrá en sus manos la oblación de denuncia, la oblación de los celos. El sacerdote tendrá en sus manos el agua de amargura y maldición,

19 y tomará juramento a la mujer en estos términos: “Si no se ha acostado un hombre contigo, si no te has descarriado ni manchado desde que estás bajo la potestad de tu marido, que no te haga daño esta agua de amargura y maldición.

20 Pero si, estando bajo la potestad de tu marido, te has descarriado y te has manchado, acostándote con un hombre distinto de tu marido

21 (el sacerdote conjurará a la mujer con juramento imprecatorio diciéndole:) ‘el Señor te ponga como maldición y execración en medio de tu pueblo, te afloje los muslos y te hinche el vientre;

22 entre en tus entrañas esta agua de maldición, para que se te hinche el vientre y se te aflojen los muslos’. Y la mujer responderá: ‘¡Amén, amén!’".

23 Después el sacerdote escribirá en un documento esta maldición y la borrará con el agua amarga.

24 Hará beber a la mujer el agua amarga de maldición y entrará en ella el agua amarga de maldición.

25 El sacerdote tomará de la mano de la mujer la ofrenda de los celos, balanceará ritualmente la ofrenda delante del Señor y la presentará en el altar.

26 El sacerdote tomará un puñado de la oblación, como memorial, y lo quemará sobre el altar. Después le hará beber el agua a la mujer.

27 Cuando le haga beber el agua, si la mujer se ha manchado y de hecho ha engañado a su marido, al entrar en ella el agua amarga de maldición, se le hinchará el vientre, se le aflojarán los muslos y será mujer maldita entre los suyos.

28 Pero si la mujer no se ha manchado, sino que está limpia, no sufrirá ningún daño y tendrá hijos.

29 Este es el rito de los celos, para cuando una mujer, estando bajo la potestad de su marido, se descarríe y se manche;

30 o para cuando un hombre, atacado de celos, recele de su mujer: el marido pondrá a su mujer en presencia del Señor y el sacerdote cumplirá con ella todo este rito.

31 El marido quedará libre de culpa, y la mujer cargará con la suya».

Nazireato

Capítulo 6

1 El Señor habló a Moisés:

2 «Di esto a los hijos de Israel: “Si un hombre o una mujer se decide a hacer voto de nazir, consagrándose al Señor,

3 se abstendrá de vino y de licores. No beberá vinagre de vino ni de licor; ni beberá zumo de uvas, ni comerá uvas, ni frescas ni pasas.

4 Mientras dure su nazireato no probará nada de lo que se obtiene de la vid, ni el grano ni el pellejo.

5 Mientras dure su voto de nazireato no pasará navaja por su cabeza: hasta que se cumpla el tiempo por el que se consagró al Señor está consagrado y se dejará crecer el pelo.

6 En todo el tiempo de su nazireato en honor del Señor, no se acercará a ningún cadáver:

7 ni al de su padre, ni al de su madre, ni al de su hermano, ni al de su hermana; si mueren, no se contaminará con ellos, pues lleva sobre su cabeza el nazireato de su Dios.

8 Mientras dura su nazireato es un consagrado al Señor.

9 Si alguien muere de repente junto a él y se contamina así su cabeza de nazir, se afeitará la cabeza el día séptimo, que es el día de su purificación.

10 El día octavo llevará al sacerdote, a la entrada de la Tienda del Encuentro, un par de tórtolas o un par de pichones.

11 El sacerdote ofrecerá uno en sacrificio expiatorio y el otro en holocausto; y expiará por la falta que contrajo aquel hombre a causa del cadáver. Aquel día consagrará su cabeza

12 y se consagrará al Señor por todo el tiempo de su nazireato. Ofrecerá un cordero de un año como sacrificio de reparación. Los días anteriores son nulos, porque había contaminado su nazireato.

13 Este es el rito del nazir, para cuando se cumpla el tiempo de su nazireato. Irá a la entrada de la Tienda del Encuentro,

14 y presentará como ofrenda al Señor un cordero de un año, sin defecto, para el holocausto; una cordera de un año, sin defecto, para el sacrificio expiatorio; y un carnero sin defecto para el sacrificio de comunión.

15 Además, un canastillo de panes ácimos de flor de harina amasada con aceite y tortas sin levadura untadas en aceite, con sus correspondientes oblaciones y libaciones.

16 El sacerdote lo presentará al Señor y ofrecerá el sacrificio expiatorio y el holocausto del nazir.

17 Ofrecerá al Señor el carnero como sacrificio de comunión, junto con el canastillo de panes ácimos. El sacerdote ofrecerá luego la oblación y la libación correspondientes.

18 Entonces el nazir se afeitará su cabeza de nazir, a la entrada de la Tienda del Encuentro; tomará la cabellera de su nazireato y la echará al fuego que arde debajo del sacrificio de comunión.

19 El sacerdote tomará un brazuelo, ya cocido, del carnero, un pan ácimo del canastillo y una torta sin levadura, y lo pondrá todo en manos del nazir, una vez que este se haya afeitado su cabeza de nazir.

20 El sacerdote balanceará todo ello ritualmente delante del Señor. Es cosa santa, que pertenece al sacerdote, además del pecho balanceado ritualmente y de la pierna reservada. Luego el nazir beberá vino.

21 Esta es la ley del nazir que, además del nazireato, ha prometido con voto una ofrenda al Señor, dentro de sus posibilidades: cumplirá exactamente el voto que prometió además del nazireato"».

Fórmula de bendición

22 El Señor habló a Moisés:

23 «Di a Aarón y a sus hijos, esta es la fórmula con la que bendeciréis a los hijos de Israel:

24 “El Señor te bendiga y te proteja,

25 ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor.

26 El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz".

27 Así invocarán mi nombre sobre los hijos de Israel y yo los bendeciré».

OFRENDA DE LOS JEFES Y CONSAGRACIÓN DE LOS LEVITAS (7,1-8,26)

Ofrenda de las carretas

Capítulo 7

1 Cuando Moisés acabó de instalar la Morada, la ungió y la consagró con todos sus utensilios, y lo mismo el altar con todos sus utensilios. Una vez ungida y consagrada,

2 los jefes de Israel, cabezas de familia y jefes de tribus, que habían colaborado en el censo, se acercaron

3 y presentaron sus ofrendas delante del Señor: seis carretas cubiertas y doce bueyes, una carreta por cada dos jefes y un buey por cada uno. Los presentaron delante de la Morada.

4 El Señor dijo a Moisés:

5 «Acéptaselos para el servicio en la Tienda del Encuentro. Entrégaselos a los levitas, a cada uno según su tarea».

6 Moisés recibió las carretas y los bueyes y se los entregó a los levitas:

7 dos carretas y cuatro bueyes a los guersonitas, según sus tareas;

8 cuatro carretas y ocho bueyes a los meraritas, según las tareas que desempeñan a las órdenes de Itamar, hijo del sacerdote Aarón.

9 Pero a los queatitas no les entregó nada, porque su carga sagrada la tienen que llevar al hombro.

Ofrenda de la dedicación

10 Además los jefes trajeron la ofrenda de la dedicación del altar, el día en que este fue ungido. Hicieron los jefes su ofrenda ante el altar.

11 Y dijo el Señor a Moisés: «Un jefe traerá cada día su ofrenda por la dedicación del altar».

12 El primer día trajo su ofrenda Najsón, hijo de Aminadab, de la tribu de Judá.

13 Su ofrenda fue: una fuente de plata de un kilo y medio de peso, un acetre de plata de ochocientos cuarenta gramos, en siclos del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la oblación;

14 una naveta de oro de ciento veinte gramos, llena de incienso;

15 un novillo, un carnero, un cordero de un año, para el holocausto;

16 un macho cabrío para el sacrificio expiatorio;

17 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para el sacrificio de comunión. Esa fue la ofrenda de Najsón, hijo de Aminadab.

18 El segundo día trajo su ofrenda Natanel, hijo de Suar, jefe de Isacar.

19 Su ofrenda fue: una fuente de plata de un kilo y medio de peso, un acetre de plata de ochocientos cuarenta gramos, en siclos del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la oblación;

20 una naveta de oro de ciento veinte gramos, llena de incienso;

21 un novillo, un carnero, un cordero de un año, para el holocausto;

22 un macho cabrío, para el sacrificio expiatorio;

23 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para el sacrificio de comunión. Esa fue la ofrenda de Natanel, hijo de Suar.

24 El tercer día trajo su ofrenda Eliab, hijo de Jalón, jefe de la tribu de Zabulón.

25 Su ofrenda fue: una fuente de plata de un kilo y medio de peso, un acetre de plata de ochocientos cuarenta gramos, en siclos del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la oblación;

26 una naveta de oro de ciento veinte gramos, llena de incienso;

27 un novillo, un carnero, un cordero de un año, para el holocausto;

28 un macho cabrío, para el sacrificio expiatorio;

29 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para el sacrificio de comunión. Esa fue la ofrenda de Eliab, hijo de Jalón.

30 El cuarto día trajo su ofrenda Elisur, hijo de Sedeur, jefe de la tribu de Rubén.

31 Su ofrenda fue: una fuente de plata de un kilo y medio de peso, un acetre de plata de ochocientos cuarenta gramos, en siclos del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la oblación;

32 una naveta de oro de ciento veinte gramos, llena de incienso;

33 un novillo, un carnero, un cordero de un año, para el holocausto;

34 un macho cabrío, para el sacrificio expiatorio;

35 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para el sacrificio de comunión. Esa fue la ofrenda de Elisur, hijo de Sedeur.

36 El quinto día trajo su ofrenda Salumiel, hijo de Surisaday, jefe de la tribu de Simeón.

37 Su ofrenda fue: una fuente de plata de un kilo y medio de peso, un acetre de plata de ochocientos cuarenta gramos, en siclos del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la oblación;

38 una naveta de oro de ciento veinte gramos, llena de incienso;

39 un novillo, un carnero, un cordero de un año, para el holocausto;

40 un macho cabrío, para el sacrificio expiatorio;

41 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para el sacrificio de comunión. Esa fue la ofrenda de Salumiel, hijo de Surisaday.

42 El sexto día trajo su ofrenda Eliasaf, hijo de Regüel, jefe de la tribu de Gad.

43 Su ofrenda fue: una fuente de plata de un kilo y medio de peso, un acetre de plata de ochocientos cuarenta gramos, en siclos del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la oblación;

44 una naveta de oro de ciento veinte gramos, llena de incienso;

45 un novillo, un carnero, un cordero de un año, para el holocausto;

46 un macho cabrío, para el sacrificio expiatorio;

47 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para el sacrificio de comunión. Esa fue la ofrenda de Eliasaf, hijo de Regüel.

48 El séptimo día trajo su ofrenda Elisamá, hijo de Amihud, jefe de la tribu de Efraín.

49 Su ofrenda fue: una fuente de plata de un kilo y medio de peso, un acetre de plata de ochocientos cuarenta gramos, en siclos del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la oblación;

50 una naveta de oro de ciento veinte gramos, llena de incienso;

51 un novillo, un carnero, un cordero de un año, para el holocausto;

52 un macho cabrío, para el sacrificio expiatorio;

53 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para el sacrificio de comunión. Esa fue la ofrenda de Elisamá, hijo de Amihud.

54 El octavo día trajo su ofrenda Gamaliel, hijo de Fedasur, jefe de la tribu de Manasés.

55 Su ofrenda fue: una fuente de plata de un kilo y medio de peso, un acetre de plata de ochocientos cuarenta gramos, en siclos del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la oblación;

56 una naveta de oro de ciento veinte gramos, llena de incienso;

57 un novillo, un carnero, un cordero de un año, para el holocausto;

58 un macho cabrío, para el sacrificio expiatorio;

59 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para el sacrificio de comunión. Esa fue la ofrenda de Gamaliel, hijo de Fedasur.

60 El noveno día trajo su ofrenda Abidán, hijo de Guideoní, de la tribu de Benjamín.

61 Su ofrenda fue: una fuente de plata de un kilo y medio de peso, un acetre de plata de ochocientos cuarenta gramos, en siclos del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la oblación;

62 una naveta de oro de ciento veinte gramos, llena de incienso;

63 un novillo, un carnero, un cordero de un año, para el holocausto;

64 un macho cabrío, para el sacrificio expiatorio;

65 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para el sacrificio de comunión. Esa fue la ofrenda de Abidán, hijo de Guideoní.

66 El décimo día trajo su ofrenda Ajiézer, hijo de Amisaday, jefe de la tribu de Dan.

67 Su ofrenda fue: una fuente de plata de un kilo y medio de peso, un acetre de plata de ochocientos cuarenta gramos, en siclos del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la oblación;

68 una naveta de oro de ciento veinte gramos, llena de incienso;

69 un novillo, un carnero, un cordero de un año, para el holocausto;

70 un macho cabrío, para el sacrificio expiatorio;

71 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para el sacrificio de comunión. Esa fue la ofrenda de Ajiézer, hijo de Amisaday.

72 El undécimo día trajo su ofrenda Paguiel, hijo de Ocrán, jefe de la tribu de Aser.

73 Su ofrenda fue: una fuente de plata de un kilo y medio de peso, un acetre de plata de ochocientos cuarenta gramos, en siclos del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la oblación;

74 una naveta de oro de ciento veinte gramos, llena de incienso;

75 un novillo, un carnero, un cordero de un año, para el holocausto;

76 un macho cabrío, para el sacrificio expiatorio;

77 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para el sacrificio de comunión. Esa fue la ofrenda de Paguiel, hijo de Ocrán.

78 El duodécimo día trajo su ofrenda Ajirá, hijo de Enán, jefe de la tribu de Neftalí.

79 Su ofrenda fue: una fuente de plata de un kilo y medio de peso, un acetre de plata de ochocientos cuarenta gramos, en siclos del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite, para la oblación;

80 una naveta de oro de ciento veinte gramos, llena de incienso;

81 un novillo, un carnero, un cordero de un año, para el holocausto;

82 un macho cabrío, para el sacrificio expiatorio;

83 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para el sacrificio de comunión. Esa fue la ofrenda de Ajirá, hijo de Enán.

84 Esa fue la ofrenda de los jefes israelitas en la dedicación del altar, el día en que fue ungido: doce fuentes de plata, doce acetres de plata y doce navetas de oro.

85 Cada fuente era de un kilo y medio de peso, y cada acetre de ochocientos cuarenta gramos. En total unos veintinueve kilos, en siclos del santuario.

86 Las navetas de oro eran doce, llenas de incienso. Cada naveta era de ciento veinte gramos, en siclos del santuario. Los gramos de oro de las navetas eran en total mil cuatrocientos cuarenta.

87 Total del ganado para el holocausto: doce novillos, doce carneros, doce corderos de un año, con sus oblaciones correspondientes; y doce machos cabríos para el sacrificio expiatorio.

88 Total del ganado para los sacrificios de comunión: veinticuatro novillos, sesenta carneros, sesenta machos cabríos y sesenta corderos de un año. Esas fueron las ofrendas por la dedicación del altar, cuando fue ungido.

89 Cuando Moisés entraba en la Tienda del Encuentro para hablar con Dios, oía la voz que le hablaba desde lo alto del propiciatorio que cubre el Arca del Testimonio, entre los dos querubines. Y desde allí le hablaba.

El candelabro

Capítulo 8

1 El Señor habló a Moisés:

2 «Di a Aarón: “Cuando coloques las siete lámparas, habrán de alumbrar por la parte delantera del candelabro"».

3 Aarón lo hizo así: colocó las lámparas en la parte delantera del candelabro, como el Señor se lo había mandado a Moisés.

4 El candelabro era de oro macizo; desde el pie hasta las flores todo era de oro macizo. Hizo el candelabro según el modelo que el Señor le había mostrado a Moisés.

Purificación de los levitas

5 El Señor dijo a Moisés:

6 «Pon a los levitas aparte del resto de los hijos de Israel y purifícalos.

7 Para esta purificación harás con ellos de la siguiente manera: los rociarás con agua expiatoria; luego ellos se rasurarán todo el cuerpo, se lavarán los vestidos y así quedarán purificados.

8 Tomarán luego un novillo, con su correspondiente oblación de flor de harina amasada con aceite. Tú tomarás otro novillo como sacrificio expiatorio.

9 Harás que se acerquen los levitas a la Tienda del Encuentro y convocarás a toda la comunidad de los hijos de Israel.

10 Cuando hayas acercado a los levitas ante el Señor, los hijos de Israel les impondrán las manos.

11 Aarón, en nombre de los hijos de Israel, presentará ante el Señor a los levitas como ofrenda de balanceo y así quedarán destinados al servicio del Señor.

12 Los levitas impondrán las manos sobre la cabeza de los novillos y tú los ofrecerás para expiar por los levitas, uno como sacrificio expiatorio y otro en holocausto al Señor.

13 Pondrás luego a los levitas delante de Aarón y de sus hijos y los presentarás como ofrenda de balanceo al Señor.

14 Así separarás a los levitas del resto de los hijos de Israel, y serán míos.

15 Después ya comenzarán los levitas a servir en la Tienda del Encuentro.
Los purificarás y los presentarás como ofrenda de balanceo,

16 porque son donados a mí, de parte de los hijos de Israel, en lugar de todos los que abren el seno materno, de todos los primogénitos; y yo me los reservo de entre los demás hijos de Israel.

17 Porque todos los primogénitos de los hijos de Israel, tanto de hombres como de ganados, me pertenecen: me los consagré el día que di muerte a todos los primogénitos egipcios.

18 Yo me he reservado a los levitas para sustituir a todos los primogénitos de los hijos de Israel,

19 y se los cedo a Aarón y a sus hijos, como “donados" de parte de los hijos de Israel, para que presten el servicio, en nombre de Israel, en la Tienda del Encuentro, y para expiar por los hijos de Israel, de manera que ningún hijo de Israel incurra en castigo por acercarse al santuario».

20 Moisés y Aarón y toda la comunidad de los hijos de Israel hicieron con los levitas lo que el Señor había mandado a Moisés; así lo hicieron los hijos de Israel.

21 Los levitas se purificaron y se lavaron los vestidos. Aarón los presentó como ofrenda de balanceo ante el Señor; y Aarón hizo expiación por ellos para purificarlos.

22 Después de esto entraron los levitas a prestar servicio en la Tienda del Encuentro, en presencia de Aarón y de sus hijos. Según había mandado el Señor a Moisés acerca de los levitas, así hicieron con ellos.

Tiempo de servicio de los levitas.

23 El Señor dijo a Moisés:

24 «Esto es lo referente a los levitas. El levita entrará al servicio de la Tienda del Encuentro a partir de los veinticinco años,

25 y a los cincuenta cesará en el servicio y no lo prestará en adelante.

26 Ayudará a sus hermanos en el desempeño de su ministerio en la Tienda del Encuentro, pero no prestará servicio. Así harás con los levitas en lo tocante a sus funciones».

LA PASCUA Y LA PARTIDA (9,1-10,36)

Fecha de la Pascua

Capítulo 9

1 El año segundo de la salida de Egipto, el mes primero, dijo el Señor a Moisés, en el desierto del Sinaí:

2 «Los hijos de Israel han de celebrar la Pascua a su tiempo.

3 La celebraréis el día catorce de este mes, entre dos luces, a su tiempo, y según todos sus ritos y ceremonias».

4 Moisés mandó a los hijos de Israel celebrar la Pascua.

5 Ellos la celebraron en el desierto del Sinaí el día catorce del mes primero, entre dos luces. Los hijos de Israel lo hicieron según había mandado el Señor a Moisés.

Casos particulares

6 Pero sucedió que algunos hombres estaban contaminados por contacto de cadáver humano y no podían celebrar la Pascua aquel día. Se presentaron el mismo día a Moisés y a Aarón

7 y les dijeron: «Estamos contaminados por contacto de cadáver humano. ¿Por qué se nos prohíbe presentar la ofrenda al Señor en su fecha con los demás hijos de Israel?».

8 Moisés les respondió: «Esperad, que voy a consultar a ver lo que dispone el Señor acerca de vosotros».

9 El Señor habló a Moisés:

10 «Di a los hijos de Israel: “Si uno de vosotros o de vuestros descendientes está contaminado por un cadáver, o está de viaje en tierra lejana, también celebrará la Pascua en honor del Señor.

11 Pero la celebrarán el segundo mes, el día catorce, entre dos luces. La comerán con panes ácimos y hierbas amargas.

12 No dejarán nada para la mañana siguiente, ni le quebrantarán un solo hueso. La celebrarán según todo el ritual de la Pascua.

13 Pero el que, estando puro y no habiendo estado de viaje, deje de celebrar la Pascua, será excluido de su pueblo. Ese hombre cargará con su pecado, por no haber presentado la ofrenda al Señor a su tiempo.

14 Y si un emigrante reside entre vosotros, celebrará la Pascua en honor del Señor; y la celebrará con los ritos y ceremonias de la Pascua. El mismo ritual vale para el nativo del país y para el emigrante"».

La Nube

15 El día en que se erigió la Morada, la Nube cubrió la Morada, la Tienda del Testimonio. Desde el atardecer hasta el amanecer se quedaba sobre la Morada con aspecto de fuego.

16 Así sucedía siempre: la Nube la cubría y por la noche tenía aspecto de fuego.

17 Cuando se levantaba la Nube de encima de la Tienda, los hijos de Israel se ponían en marcha, y donde se paraba la Nube, allí acampaban.

18 A la orden del Señor partían los hijos de Israel y a la orden del Señor acampaban. Quedaban acampados todos los días que la Nube estaba parada sobre la Morada.

19 Si se detenía la Nube muchos días sobre la Morada, los hijos de Israel, respetando la disposición del Señor, no se ponían en marcha.

20 Pero si la Nube estaba sobre la Morada pocos días, a la orden del Señor acampaban y a la orden del Señor se ponían en marcha.

21 Si la Nube estaba sobre la Morada solo de la noche a la mañana, y por la mañana se alzaba, se ponían en marcha. Si se quedaba un día y una noche y luego se elevaba, se ponían en marcha.

22 Si, en cambio, se detenía sobre la Morada dos días, o un mes, o más, reposando sobre ella, los hijos de Israel se quedaban en el campamento y no se ponían en marcha; pero en cuanto se elevaba, se ponían en marcha.

23 A la orden del Señor acampaban y a la orden del Señor se ponían en marcha. Respetaban la disposición del Señor transmitida por Moisés.

Las trompetas

Capítulo 10

1 El Señor dijo a Moisés:

2 «Hazte dos trompetas de plata maciza. Te servirán para convocar a la comunidad y dar la señal de mover el campamento.

3 Al toque de las dos, se reunirá contigo toda la comunidad, a la entrada de la Tienda del Encuentro.

4 Al toque de una sola, se reunirán contigo los jefes, los cabezas de clanes de Israel.

5 Al primer toque con estruendo, se pondrán en marcha los que acampan al Este.

6 Al segundo toque con estruendo, los campamentos que acampan al Sur. Para ponerse en marcha, se tocará un toque con estruendo;

7 en cambio, para congregar la asamblea, el toque será sin estruendo.

8 Los sacerdotes, hijos de Aarón, serán los que toquen las trompetas. Es una ley perpetua para vosotros y para vuestra descendencia.

9 Cuando, ya en vuestra tierra, vayáis a luchar contra un enemigo que os oprime, tocaréis con las trompetas un toque con estruendo. Así el Señor, vuestro Dios, se acordará de vosotros, y seréis librados de vuestros enemigos.

10 En vuestros días de fiesta, solemnidades y primeros de mes, tocaréis las trompetas anunciando vuestros holocaustos y sacrificios de comunión. Así vuestro Dios se acordará de vosotros. Yo soy el Señor, vuestro Dios».

Orden de marcha

11 El año segundo, el mes segundo, el día veinte del mes, se levantó la Nube de encima de la Morada del Testimonio

12 y los hijos de Israel partieron, en orden de marcha, del desierto del Sinaí. La Nube se detuvo en el desierto de Farán.

13 Partieron en vanguardia, según la orden que el Señor había dado a Moisés:

14 en primer lugar, el banderín del campamento de los hijos de Judá, por escuadrones; al frente de su tropa iba Najsón, hijo de Aminadab;

15 al frente de la tropa de la tribu de los hijos de Isacar, Natanel, hijo de Suar;

16 al frente de la tropa de la tribu de los hijos de Zabulón, Eliab, hijo de Jalón.

17 Entonces fue desmontada la Morada, y los guersonitas y los meraritas se pusieron en marcha llevando la Morada.

18 Partió luego el banderín del campamento de Rubén, por escuadrones: al frente de su tropa iba Elisur, hijo de Sedeur;

19 al frente de la tropa de la tribu de los hijos de Simeón, Salumiel, hijo de Surisaday;

20 al frente de la tropa de la tribu de los hijos de Gad, Elyasaf, hijo de Regüel.

21 Entonces partieron los queatitas, que llevaban el santuario. (La Morada se montaba antes de que llegaran ellos).

22 Partió luego el banderín del campamento de los hijos de Efraín, por escuadrones; al frente de su tropa iba Elisamá, hijo de Amihud;

23 al frente de la tropa de la tribu de los hijos de Manasés, Gamaliel, hijo de Fedasur;

24 al frente de la tropa de la tribu de los hijos de Benjamín, Abidán, hijo de Guideoní.

25 Luego, cerrando la marcha de todos los campamentos, partió el banderín del campamento de los hijos de Dan, por escuadrones: al frente de su tropa iba Ajiécer, hijo de Amisaday;

26 al frente de la tropa de la tribu de los hijos de Aser, Paguiel, hijo de Ocrán;

27 al frente de la tropa de la tribu de los hijos de Neftalí, Ajirá, hijo de Enán.

28 Este fue el orden de marcha de los hijos de Israel, repartidos en escuadrones. Así se pusieron en marcha.

Propuesta de Moisés a su suegro

29 Dijo Moisés a su suegro, Jobab, hijo de Regüel el madianita: «Nosotros nos marchamos para el lugar que el Señor ha prometido darnos. Ven con nosotros, que te trataremos bien, porque el Señor ha prometido bienestar a Israel».

30 Él respondió: «No voy; me vuelvo a mi tierra y a mi parentela».

31 Moisés insistió: «Por favor, no nos dejes; tú conoces los sitios donde acampar en el desierto; tú serás nuestros ojos.

32 Si vienes con nosotros, te haremos compartir con nosotros los bienes que el Señor nos va a conceder».

La partida

33 Partieron del monte del Señor e hicieron tres jornadas. Los tres días de camino iba el Arca de la Alianza del Señor delante de ellos buscándoles dónde hacer alto.

34 Desde que se pusieron en marcha, la Nube del Señor iba de día sobre ellos.

35 Cuando el Arca se ponía en marcha, decía Moisés:
«Levántate, Señor,
que se dispersen tus enemigos,
que huyan delante de ti los que te odian».

36 Y cuando se detenía, decía:
«Descansa, Señor,
entre los millares de millares de Israel».

ETAPAS EN EL DESIERTO (11,1-14,45)

Taberá

Capítulo 11

1 El pueblo profería quejas que sonaban mal a los oídos del Señor. El Señor lo oyó, y se encendió su ira. Y estalló contra ellos el fuego del Señor, que abrasó una punta del campamento.

2 El pueblo clamó a Moisés y Moisés intercedió ante el Señor, y el fuego se apagó.

3 Por eso se llamó aquel lugar Taberá, porque había ardido contra ellos el fuego del Señor.

Quibrot Hatavá

4 La masa que iba con el pueblo estaba hambrienta, y los hijos de Israel se pusieron a llorar con ellos, diciendo: «¡Quién nos diera carne para comer!

5 ¡Cómo nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, y de los pepinos y melones y puerros y cebollas y ajos!

6 En cambio ahora se nos quita el apetito de no ver más que maná».

7 (El maná se parecía a la semilla de coriandro, y tenía color de bedelio;

8 el pueblo se dispersaba para recogerlo, lo molían en la muela o lo machacaban en el almirez, lo cocían en la olla y hacían con él hogazas que sabían a pan de aceite.

9 Por la noche caía el rocío en el campamento y encima de él el maná).

Intercesión de Moisés

10 Moisés oyó cómo el pueblo lloraba, una familia tras otra, cada uno a la entrada de su tienda, provocando la ira del Señor. Y disgustado,

11 dijo al Señor: «¿Por qué tratas mal a tu siervo? ¿Por qué no he hallado gracia a tus ojos, sino que me haces cargar con todo este pueblo?

12 ¿He concebido yo a todo este pueblo o lo he dado a luz, para que me digas: “Coge en brazos a este pueblo, como una nodriza a la criatura, y llévalo a la tierra que prometí con juramento a sus padres"?

13 ¿De dónde voy a sacar carne para repartirla a todo el pueblo, que me viene llorando: “Danos de comer carne"?

14 Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo, pues supera mis fuerzas.

15 Si me vas a tratar así, hazme morir, por favor, si he hallado gracia a tus ojos; así no veré más mi desventura».

Los setenta ancianos y la efusión del espíritu

16 El Señor respondió a Moisés: «Tráeme setenta ancianos de Israel, de los que te conste que son ancianos servidores del pueblo, llévalos a la Tienda del Encuentro y que esperen allá contigo.

17 Bajaré a hablar contigo y apartaré una parte del espíritu que posees y se la pasaré a ellos, para que se repartan contigo la carga del pueblo y no la tengas que llevar tú solo.

18 Y al pueblo le dirás: “Purificaos para mañana, pues comeréis carne. Habéis llorado pidiendo al Señor: ‘¡Quién nos diera de comer carne! Nos iba mejor en Egipto’. El Señor os dará de comer carne.

19 Y la comeréis, no un día, ni dos, ni cinco, ni diez, ni veinte,

20 sino un mes entero, hasta que os salga por las narices y la vomitéis. Porque habéis rechazado al Señor, que va en medio de vosotros, y habéis llorado ante él diciendo: ‘¿Por qué salimos de Egipto?’"».

21 Replicó Moisés: «La gente que me acompaña son seiscientos mil de a pie, ¿y tú dices: “Les voy a dar carne para que coman un mes entero"?

22 Aunque matemos las ovejas y las vacas, no les bastará, y aunque reuniera todos los peces del mar, no les bastaría».

23 El Señor dijo a Moisés: «¿Tan mezquina es la mano del Señor? Ahora verás si se cumple mi palabra o no».

24 Moisés salió y comunicó al pueblo las palabras del Señor. Después reunió a los setenta ancianos y los colocó alrededor de la tienda.

25 El Señor bajó en la Nube, habló con Moisés y, apartando algo del espíritu que poseía, se lo pasó a los setenta ancianos. En cuanto se posó sobre ellos el espíritu, se pusieron a profetizar. Pero no volvieron a hacerlo.

26 Habían quedado en el campamento dos del grupo, llamados Eldad y Medad. Aunque eran de los designados, no habían acudido a la tienda. Pero el espíritu se posó sobre ellos, y se pusieron a profetizar en el campamento.

27 Un muchacho corrió a contárselo a Moisés: «Eldad y Medad están profetizando en el campamento».

28 Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino: «Señor mío, Moisés, prohíbeselo».

29 Moisés le respondió: «¿Es que estás tú celoso por mí? ¡Ojalá todo el pueblo del Señor recibiera el espíritu del Señor y profetizara!».

30 Luego Moisés volvió al campamento con los ancianos de Israel.

Las codornices

31 El Señor hizo que se alzara un viento que trajo bandadas de codornices de la parte del mar, y las hizo caer sobre el campamento, en una extensión de una jornada de camino alrededor del campamento, y a una altura de un metro del suelo.

32 El pueblo se dedicó todo aquel día y toda la noche y todo el día siguiente a recoger las codornices. El que menos, recogió diez modios. Y las tendieron alrededor del campamento.

33 Todavía tenían la carne entre los dientes, todavía la estaban masticando, cuando se encendió la ira del Señor contra el pueblo y lo hirió el Señor con gran mortandad.

34 Aquel lugar se llamó a Quibrot Hatavá, porque allí fue sepultada la muchedumbre de los que se habían dejado llevar de la glotonería.

35 De Quibrot Hatavá partió el pueblo hacia Jaserot y se quedaron en Jaserot.
Jaserot: Quejas de María y Aarón

* Capítulo 12

1 María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado por esposa. Decían:

2 «¿Ha hablado el Señor solo a través de Moisés? ¿No ha hablado también a través de nosotros?». El Señor lo oyó.

3 Moisés era un hombre muy humilde, más que nadie sobre la faz de la tierra.

4 De repente, el Señor habló a Moisés, Aarón y María: «Salid los tres hacia la Tienda del Encuentro».
Y los tres salieron.

5 El Señor bajó en la columna de nube y se colocó a la entrada de la Tienda, y llamó a Aarón y a María.
Ellos se adelantaron

6 y el Señor les habló: «Escuchad mis palabras: si hay entre vosotros un profeta del Señor, me doy a conocer a él en visión y le hablo en sueños;

7 no así a mi siervo Moisés, el más fiel de todos mis siervos.

8 A él le hablo cara a cara; abiertamente y no por enigmas; y contempla la figura del Señor. ¿Cómo os habéis atrevido a hablar contra mi siervo Moisés?».

9 La ira del Señor se encendió contra ellos, y el Señor se marchó.

10 Al apartarse la Nube de la Tienda, María estaba leprosa, con la piel como la nieve. Aarón se volvió hacia ella y vio que estaba leprosa.

11 Entonces Aarón dijo a Moisés: «Perdón, señor. No nos exijas cuentas del pecado que hemos cometido insensatamente.

12 No dejes a María como un aborto que sale del vientre con la mitad de la carne consumida».

13 Moisés suplicó al Señor: «Por favor, cúrala».

14 El Señor respondió a Moisés: «Si su padre le hubiera escupido en la cara, ¿no habría tenido que pasar siete días de vergüenza? Que quede siete días fuera del campamento y luego se incorpore de nuevo».

15 María quedó siete días excluida del campamento. Pero el pueblo no partió hasta que ella se reincorporó.

16 El pueblo marchó de Jaserot y acampó en el desierto de Farán.

Desierto de Farán

Exploración de la tierra de Canaán

* Capítulo 13

1 El Señor dijo a Moisés:

2 «Envía gente a explorar la tierra de Canaán, que voy a entregar a los hijos de Israel: envía uno de cada tribu y que todos sean jefes».

3 Moisés los envió desde el desierto de Farán, según la orden del Señor. Todos eran jefes de los hijos de Israel.

4 Sus nombres eran estos:
por la tribu de Rubén, Samúa, hijo de Zacur;

5 por la tribu de Simeón, Safat, hijo de Jorí;

6 por la tribu de Judá, Caleb, hijo de Jefuné;

7 por la tribu de Isacar, Yigal, hijo de José;

8 por la tribu de Efraín, Oseas, hijo de Nun;

9 por la tribu de Benjamín, Paltí, hijo de Rafú;

10 por la tribu de Zabulón, Gadiel, hijo de Sodí;

11 por la tribu de José: por la tribu de Manasés, Gadí, hijo de Susí;

12 por la tribu de Dan, Amiel, hijo de Guemalí;

13 por la tribu de Aser, Setur, hijo de Miguel;

14 por la tribu de Neftalí, Najbí, hijo de Vafsí;

15 por la tribu de Gad, Gueuel, hijo de Maquí.

16 Esos son los nombres de los que envió Moisés a explorar el país. Pero a Oseas, hijo de Nun, Moisés lo llamó Josué.

17 Moisés los envió a explorar la tierra de Canaán, diciéndoles: «Subid por el Sur hasta llegar a la montaña.

18 Observad cómo es el país; y cómo sus habitantes, si fuertes o débiles, escasos o numerosos;

19 y cómo es la tierra, si buena o mala; cómo son las ciudades que habitan, de tiendas o amuralladas;

20 y cómo es la tierra, fértil o pobre, con árboles o sin ellos. Sed valientes y traednos frutos del país».
Era la estación en que maduran las primeras uvas.

21 Subieron ellos y exploraron el país, desde Sin hasta Rejob, junto a la entrada de Jamat.

22 Subieron por el Negueb y llegaron hasta Hebrón, donde vivían Ajimán, Sesay y Tolmay, hijos de Anac. Hebrón había sido fundada siete años antes que Soán de Egipto.

23 Llegados al valle del Racimo, cortaron un ramo con un solo racimo de uvas, lo colgaron en una vara y lo llevaron entre dos. También cortaron granadas e higos.

24 Ese lugar se llama valle del Racimo, por el racimo que cortaron allí los hijos de Israel.

Informe de los exploradores

25 Al cabo de cuarenta días volvieron de explorar el país;

26 y se presentaron a Moisés y Aarón y a toda la comunidad de los hijos de Israel, en el desierto de Farán, en Cadés. Presentaron su informe a toda la comunidad y les enseñaron los frutos del país.

27 Y le contaron: «Hemos entrado en el país adonde nos enviaste; y verdaderamente es una tierra que mana leche y miel; aquí tenéis sus frutos.

28 Pero el pueblo que habita el país es poderoso, tienen grandes ciudades fortificadas (incluso hemos visto allí hijos de Anac).

29 Amalec vive en la región del Negueb, los hititas, jebuseos y amorreos viven en la montaña, los cananeos junto al mar y junto al Jordán».

30 Caleb hizo callar al pueblo ante Moisés y dijo: «Tenemos que subir y apoderarnos de ese país, porque podemos con él».

31 Pero los que habían subido con él replicaron: «No podemos atacar a ese pueblo, porque es más fuerte que nosotros».

32 Y desacreditaban ante los hijos de Israel la tierra que habían explorado, diciendo: «La tierra que hemos recorrido y explorado es una tierra que devora a sus propios habitantes; toda la gente que hemos visto en ella es de gran estatura.

33 Hemos visto allí nefileos, hijos de Anac: parecíamos saltamontes a su lado, y lo mismo les parecíamos nosotros a ellos».

Rebelión de Israel

Capítulo 14

1 Entonces toda la comunidad empezó a dar gritos y el pueblo se pasó llorando toda la noche.

2 Los hijos de Israel murmuraban contra Moisés y Aarón, y toda la comunidad les decía: «¡Ojalá hubiéramos muerto en Egipto; o, si no, ojalá hubiéramos muerto en ese desierto!

3 ¿Por qué nos ha traído el Señor a esta tierra, para que caigamos a espada, y nuestras mujeres e hijos caigan cautivos? ¿No es mejor volvernos a Egipto?».

4 Y se decían unos a otros: «Nombraremos un jefe y nos volveremos a Egipto».

5 Moisés y Aarón se postraron rostro en tierra ante toda la comunidad de los hijos de Israel.

6 Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefuné, dos de los que habían explorado el país, se rasgaron los vestidos

7 y dijeron a la comunidad de los hijos de Israel: «La tierra que hemos recorrido y explorado es una tierra excelente.

8 Si el Señor nos es favorable, nos introducirá en ella y nos la entregará: es una tierra que mana leche y miel.

9 Pero no os rebeléis contra el Señor ni temáis al pueblo del país, pues nos los comeremos. Su sombra protectora se ha apartado de ellos, mientras que el Señor está con nosotros. ¡No les tengáis miedo!».

Enfado del Señor e intercesión de Moisés

10 Pero la comunidad entera hablaba de apedrearlos, cuando la gloria del Señor apareció en la Tienda del Encuentro ante todos los hijos de Israel.

11 El Señor dijo a Moisés: «¿Hasta cuándo me va a rechazar este pueblo? ¿Hasta cuándo van a desconfiar de mí, con todos los signos que he hecho entre ellos?

12 Voy a herirlo de peste y a desheredarlo. Pero de ti sacaré un pueblo grande y más numeroso que ellos».

13 Moisés replicó al Señor: «Se enterarán los egipcios, de entre los cuales sacaste poderosamente a este pueblo y se lo contarán a los habitantes de esta tierra;

14 estos han oído decir que tú, Señor, estás en medio de este pueblo y te dejas ver cara a cara; y que tu Nube está sobre ellos y caminas delante de ellos en columna de nube de día, y en columna de fuego de noche;

15 y oirán que has dado muerte a este pueblo como a un solo hombre. Entonces dirán las naciones que han oído hablar de ti:

16 “El Señor no ha podido llevar a este pueblo a la tierra que les había prometido con juramento, por eso los ha matado en el desierto".

17 Por tanto, muestra tu gran fuerza, como lo has prometido diciendo:

18 “Señor, lento a la ira y rico en piedad, que perdona la culpa y el delito, pero no lo deja impune, que castiga la culpa de los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación".

19 Perdona, pues, la culpa de este pueblo, por tu gran piedad, igual que lo has soportado desde Egipto hasta aquí».

Perdón y castigo

20 El Señor respondió: «Le perdono, como me lo pides.

21 Pero, ¡por mi vida y por la gloria del Señor que llena toda la tierra!,

22 ninguno de los hombres que vieron mi gloria y los signos que hice en Egipto y en el desierto, y me han puesto a prueba diez veces ya, y no han escuchado mi voz;

23 ninguno de ellos verá la tierra que prometí con juramento a sus padres. Nadie de los que me han rechazado la verá.

24 Pero a mi siervo Caleb, que tuvo otro espíritu y me fue enteramente fiel, lo haré entrar en la tierra que ha visitado, y sus descendientes la poseerán.

25 (Amalecitas y cananeos habitan en el valle). Mañana os dirigiréis al desierto, camino del mar Rojo».

26 El Señor dijo a Moisés y Aarón:

27 «¿Hasta cuándo seguirá esta comunidad malvada murmurando contra mí? He oído a los hijos de Israel murmurar de mí.

28 Diles: “¡Por mi vida!, oráculo del Señor, que os haré lo que me habéis dicho a la cara:

29 en este desierto caerán vuestros cadáveres, los de todos los que fuisteis censados, de veinte años para arriba, los que habéis murmurado contra mí.

30 No entraréis en la tierra en la que juré estableceros. Solo exceptúo a Josué hijo de Nun y a Caleb hijo de Jefuné.

31 A vuestros niños, de los que dijisteis que caerían cautivos, los haré entrar y conocerán la tierra que vosotros habéis despreciado.

32 Vuestros cadáveres caerán en este desierto

33 y vuestros hijos serán nómadas cuarenta años por el desierto, y cargarán con vuestra infidelidad, hasta que se consuman vuestros cadáveres en el desierto.

34 Según el número de los días que empleasteis en explorar la tierra, cuarenta días, cargaréis con vuestra culpa cuarenta años, un año por cada día. Para que sepáis lo que es desobedecerme".

35 Yo, el Señor, juro que haré esto a la comunidad que se ha amotinado contra mí: en este desierto se consumirán y en él morirán».

36 Los hombres que había enviado Moisés a explorar la tierra, los que al volver habían incitado a toda la comunidad a murmurar contra él, tratando de desacreditar la tierra,

37 y que, al volver desacreditaron la tierra, cayeron fulminados ante del Señor.

38 Pero Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefuné, quedaron con vida: ellos solos de entre todos los hombres que habían explorado la tierra.

Vana tentativa de los israelitas

39 Moisés comunicó estas palabras a todos los hijos de Israel. Y el pueblo hizo un gran duelo.

40 Madrugaron al día siguiente y subieron a la cumbre del monte, diciendo: «Aquí estamos: vamos a subir a ese lugar a propósito del cual ha dicho el Señor que hemos pecado».

41 Moisés les respondió: «¿Por qué hacéis eso, quebrantando la orden del Señor? Será un fracaso.

42 No subáis, porque el Señor no está en medio de vosotros, y seréis derrotados por vuestros enemigos.

43 Porque los amalecitas y los cananeos están allí para haceros frente, y caeréis a filo de espada, pues habéis abandonado al Señor y el Señor no está ya con vosotros».

44 Pero ellos se obstinaron en subir a la cumbre del monte, mientras que ni el Arca de la Alianza del Señor ni Moisés se movieron del campamento.

45 Bajaron los amalecitas y los cananeos que habitaban en aquella montaña, los derrotaron y los destrozaron hasta llegar a Jormá.

NORMAS SOBRE LOS SACRIFICIOS. PODERES DE SACERDOTES Y LEVITAS (15,1-19,22)

Oblaciones que acompañan a los sacrificios

Capítulo 15

1 El Señor habló a Moisés:

2 «Di a los hijos de Israel: “Cuando entréis en la tierra que os voy a dar para que la habitéis

3 y ofrezcáis al Señor manjares al fuego en holocausto o sacrificio de comunión, para cumplir un voto, o como ofrenda voluntaria, o con ocasión de vuestras fiestas, ofreciendo así, de vuestros bueyes u ovejas, aroma que aplaca al Señor,

4 el oferente presentará, para su ofrenda al Señor, una oblación de una décima de flor de harina amasada con unos dos litros de aceite.

5 Harás una libación de unos dos litros de vino por cada cordero, junto con el holocausto o sacrificio de comunión.

6 Si es un carnero, la oblación será de dos décimas de flor de harina amasada con unos dos litros y medio de aceite,

7 y la libación, de unos dos litros y medio de vino, que ofrecerás como aroma que aplaca al Señor.

8 Y si ofreces al Señor un novillo en holocausto o sacrificio, para cumplir un voto, o como sacrificio de comunión,

9 ofrecerás, además del novillo, una oblación de tres décimas de flor de harina amasada con unos tres litros y medio de aceite,

10 y una libación de unos tres litros y medio de vino, como manjar al fuego de aroma que aplaca Señor.

11 Así se hará con cada novillo o carnero, y con las reses menores, cordero o cabrito.

12 Haréis así con cada uno de los que inmoléis, tantos como sean.

13 Así hará todo hombre de vuestro pueblo, cuando ofrezca un manjar al fuego como aroma que aplaca al Señor.

14 Y si reside entre vosotros o entre vuestros descendientes un emigrante, y quiere ofrecer un manjar al fuego como aroma que aplaca al Señor, hará lo mismo que vosotros.

15 Una misma es la norma para vosotros y para el emigrante residente. Es ley perpetua para vuestros descendientes. Ante el Señor el emigrante es igual que vosotros.

16 Una misma ley y una misma norma regirá para vosotros y para el emigrante que reside entre vosotros"».

Las primicias del pan

17 El Señor habló a Moisés:

18 «Di a los hijos de Israel: “Cuando entréis en la tierra a la que os llevo

19 y comáis el pan del país, reservaréis primero la ofrenda para el Señor.

20 Como primicias de vuestra molienda, reservaréis una torta como ofrenda; la reservaréis como reserva de la era.

21 Reservaréis para el Señor una ofrenda de las primicias de vuestra molienda, por todas vuestras generaciones.

Expiación de las faltas por ignorancia

22 Cuando dejéis de cumplir por ignorancia alguno de estos preceptos que el Señor ha comunicado a Moisés,

23 algo de lo que el Señor os ha mandado por medio de Moisés, desde que el Señor lo ordenó en adelante, por todas vuestras generaciones,

24 en el caso de que la ignorancia se haya cometido por descuido de toda la comunidad, toda la comunidad ofrecerá en holocausto, como aroma que aplaca al Señor, un novillo, con su oblación y libación según el ritual, y un macho cabrío en sacrificio expiatorio.

25 El sacerdote hará la expiación por toda la comunidad de los hijos de Israel, y se les perdonará, porque fue un descuido, y han presentado sus ofrendas, como manjar al fuego para el Señor, y su sacrificio expiatorio delante del Señor por su descuido.

26 Se le perdonará a la comunidad de los hijos de Israel y al emigrante que reside entre ellos, pues el pueblo entero lo ha hecho por ignorancia.

27 En el caso de que sea una sola persona la que ha pecado por ignorancia, ofrecerá una cabrita de un año en sacrificio expiatorio.

28 El sacerdote hará la expiación delante del Señor por la persona que se ha descuidado con ese pecado de ignorancia y se le perdonará,

29 lo mismo al ciudadano israelita que al emigrante residente entre vosotros: no tendréis más que una sola ley para el que obra por ignorancia.

30 Pero el que lo hace a conciencia, sea ciudadano o emigrante, ultraja al Señor. Tal individuo será excluido de su pueblo,

31 por haber despreciado la palabra del Señor y quebrantado su mandato. Tal individuo será excluido: su pecado pesa sobre él"».

Violación del sábado

32 Estando los hijos de Israel en el desierto, se sorprendió a un hombre que andaba buscando leña en día de sábado.

33 Los que lo sorprendieron buscando leña lo presentaron a Moisés, a Aarón y a toda la comunidad.

34 Lo arrestaron, porque no estaba determinado lo que había que hacer con él.

35 El Señor dijo a Moisés: «Que muera ese hombre. Que lo apedree toda la comunidad fuera del campamento».

36 Toda la comunidad lo sacó fuera del campamento y lo apedrearon hasta que murió, según había mandado el Señor a Moisés.

Los flecos de los vestidos

37 El Señor habló a Moisés:

38 «Di a los hijos de Israel que, tanto ellos como sus descendientes, se hagan flecos en los bordes de sus vestidos y pongan en el fleco de sus vestidos un hilo violeta.

39 Llevaréis esos flecos para que, cuando los veáis, os acordéis de todos los preceptos del Señor. Así los cumpliréis y no seguiréis los caprichos de vuestros corazones y de vuestros ojos, que os suelen seducir.

40 Así os acordaréis de todos mis mandamientos y los cumpliréis, y seréis hombres consagrados a vuestro Dios.

41 Yo soy el Señor, vuestro Dios, que os saqué de Egipto para ser vuestro Dios. Yo soy el Señor, vuestro Dios».

Rebelión de Coré, Datán y Abirón

Capítulo 16

1 Coré, hijo de Yisar, hijo de Queat, hijo de Leví; Datán y Abirón, hijos de Eliab, y On, hijo de Pélet, hijos de Rubén,

2 se alzaron contra Moisés, y con ellos doscientos cincuenta de los hijos de Israel, jefes de la comunidad, distinguidos en la asamblea, y de buena reputación.

3 Se amotinaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: «¡Basta ya! La comunidad entera, todos y cada uno, está consagrada, y el Señor está en medio de ellos. ¿Por qué, pues, os encumbráis por encima de la asamblea del Señor?».

4 Lo oyó Moisés y se postró rostro en tierra.

5 Luego dijo a Coré y a toda su cuadrilla: «Mañana por la mañana hará saber el Señor quién es el que le pertenece y quién es el consagrado: le dejará acercarse; a quien sea elegido le dejará acercarse.

6 Mirad, pues, lo que habéis de hacer Coré y toda su cuadrilla: tomad los incensarios,

7 ponedles fuego y echadles incienso mañana ante el Señor. Aquel a quien el Señor elija, es el consagrado. ¡Basta ya, hijos de Leví!».

8 Moisés dijo a Coré: «Escuchadme, hijos de Leví.

9 ¿Os parece poco que el Dios de Israel os haya apartado de la comunidad de Israel para que estéis junto a él, prestando el servicio a la Morada del Señor a disposición de la comunidad, atendiendo al culto en lugar de ella?

10 A ti y a todos tus hermanos, los hijos de Leví, os ha puesto junto a sí, ¡y todavía se os antoja pretender el sacerdocio!

11 Tú y toda tu cuadrilla os habéis amotinado contra el Señor, porque ¿quién es Aarón, para que protestéis contra él?».

12 Moisés mandó llamar a Datán y Abirón, hijos de Eliab. Pero ellos respondieron: «No queremos ir.

13 ¿Te parece poco habernos sacado de una tierra que mana leche y miel para hacernos morir en el desierto, que todavía te eriges como jefe sobre nosotros?

14 No nos has traído a ningún país que mana leche y miel, ni nos has dado una heredad de campos y viñedos. ¿Pretendes que estos hombres sean ciegos? ¡No acudiremos!».

15 Moisés se enojó mucho y dijo al Señor: «No aceptes su ofrenda. Yo no les he quitado ningún asno, ni le he hecho mal a ninguno de ellos».

Castigo de Coré, Datán y Abirón

16 Moisés dijo a Coré: «Tú y toda tu cuadrilla presentaos mañana delante del Señor; y Aarón con vosotros.

17 Que tome cada uno su incensario, le ponga incienso y lo presente delante del Señor; cada uno su incensario: doscientos cincuenta incensarios en total. Tú también, y Aarón, presentad cada uno vuestro incensario».

18 Tomó cada uno su incensario, le puso fuego, le echó incienso y se presentó a la entrada de la Tienda del Encuentro, lo mismo que Moisés y Aarón.

19 Coré reunió contra estos a toda la comunidad a la puerta de la Tienda del Encuentro. Y se apareció la gloria del Señor a toda la comunidad.

20 El Señor dijo a Moisés y a Aarón:

21 «Apartaos de esa comunidad, que los voy a consumir en un instante».

22 Ellos se postraron rostro en tierra y clamaron: «Oh Dios, Dios de los espíritus de toda carne: ¿por un solo hombre que ha pecado, vas a enojarte con toda la comunidad?».

23 Respondió el Señor a Moisés:

24 «Habla a esa comunidad y diles: “Alejaos de los alrededores de la morada de Coré, Datán y Abirón"».

25 Moisés se levantó y fue a donde estaban Datán y Abirón. Los ancianos de Israel le siguieron.

26 Y dijo a la comunidad: «Apartaos, por favor, de las tiendas de esos hombres malvados y no toquéis nada de cuanto les pertenece, no sea que perezcáis por todos sus pecados».

27 Ellos se apartaron de los alrededores de la morada de Coré, Datán y Abirón. Datán y Abirón, con sus mujeres, hijos y pequeñuelos, habían salido y estaban a la entrada de sus tiendas.

28 Moisés dijo: «En esto conoceréis que es el Señor quien me ha enviado para hacer todas estas obras y que no es ocurrencia mía:

29 si estos hombres mueren como muere cualquier mortal, según el destino común a todo hombre, es que el Señor no me ha enviado;

30 pero si el Señor obra algo portentoso, si la tierra abre su boca y los traga con todo lo que les pertenece, y bajan vivos al Abismo, sabréis que esos hombres han despreciado al Señor».

31 Y sucedió que, nada más terminar de decir estas palabras, se abrió el suelo debajo de ellos;

32 la tierra abrió su boca y se los tragó, con todas sus familias, así como a toda la gente de Coré, con todas sus posesiones.

33 Bajaron vivos al Abismo con todo lo que tenían. La tierra los cubrió y desaparecieron de la asamblea.

34 A sus gritos huyeron todos los israelitas que estaban a su alrededor, pues se decían: «No vaya a tragarnos la tierra».

35 Salía luego del Señor fuego que devoró a los doscientos cincuenta hombres que habían ofrecido el incienso.

Los incensarios de los partidarios de Coré

Capítulo 17

1 El Señor habló a Moisés:

2 «Di a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, que retire los incensarios de entre las cenizas y esparza las brasas a distancia,

3 pues esos incensarios de pecado han sido consagrados a precio de la vida de esos hombres. Haced con ellos láminas de metal, para cubrir el altar, pues fueron presentados al Señor y quedaron así consagrados. Serán una señal para los hijos de Israel».

4 Tomó el sacerdote Eleazar los incensarios de bronce que habían presentado los que perecieron en el fuego y los laminó con destino al altar.

5 Sirven para avisar a los hijos de Israel que nadie que no sea de la estirpe de Aarón se acerque a ofrecer el incienso delante del Señor; no le ocurra lo que a Coré y a su cuadrilla, según se lo había anunciado el Señor por medio de Moisés.

Plaga e intercesión de Aarón

6 Al día siguiente, protestó toda la comunidad de los hijos de Israel contra Moisés y Aarón, diciendo: «Habéis matado al pueblo del Señor».

7 Como se amotinaba la comunidad contra Moisés y Aarón, estos se volvieron hacia la Tienda del Encuentro. Y vieron que la Nube la había cubierto y se había aparecido la gloria del Señor.

8 Moisés y Aarón se pusieron delante de la Tienda del Encuentro.

9 El Señor dijo a Moisés:

10 «Alejaos de esa comunidad, que voy a consumirlos en un instante».
Pero ellos se postraron rostro en tierra.

11 Y dijo Moisés a Aarón: «Toma el incensario, ponle brasas de las que hay sobre el altar, echa incienso y vete de prisa a la comunidad a expiar por ella. Porque la Ira ha salido ya de la presencia del Señor y ha comenzado la plaga».

12 Aarón tomó el incensario como le había dicho Moisés y corrió a ponerse entre la gente; la plaga había comenzado ya en el pueblo. Echó el incienso e hizo la expiación por el pueblo.

13 Se plantó entre los muertos y los vivos, y la plaga se detuvo.

14 Los muertos por aquella plaga fueron catorce mil setecientos, sin contar los que murieron por el motín de Coré.

15 Luego Aarón se volvió a donde estaba Moisés, a la puerta de la Tienda del Encuentro: había cesado ya la plaga.

La vara de Aarón

16 El Señor habló a Moisés:

17 «Di a los hijos de Israel que te den una vara por cada familia: doce varas de todos los jefes de familias patriarcales. Y escribe el nombre de cada uno en su vara.

18 En la vara de Leví escribe el nombre de Aarón, pues ha de haber una sola rama por jefe de familia.

19 Las depositarás en la Tienda del Encuentro, delante del Testimonio, donde me suelo manifestar a ti.

20 Aquel cuya vara florezca, es el que yo elijo. Así dejarán de llegarme las murmuraciones de los hijos de Israel contra vosotros».

21 Moisés habló a los hijos de Israel y cada uno de los jefes le dio una vara, una por cada jefe de familia: doce varas. Entre ellas estaba también la vara de Aarón.

22 Moisés depositó las varas ante el Señor en la Tienda del Testimonio.

23 Al día siguiente, cuando Moisés entró en la Tienda del Testimonio, vio que había florecido la vara de Aarón, representante de la casa de Leví: le habían brotado yemas, había florecido y había producido almendras.

24 Moisés retiró todas las varas de la presencia del Señor, y las presentó a los hijos de Israel; las vieron y cada uno recogió su rama.

25 Entonces dijo el Señor a Moisés: «Vuelve a poner la vara de Aarón delante del Testimonio, para guardarla como señal contra los rebeldes: así acabarán las murmuraciones y no morirán».

26 Moisés lo hizo exactamente como le había mandado el Señor.

Función expiatoria del sacerdocio

27 Los hijos de Israel dijeron a Moisés: «¡Estamos perdidos! ¡Hemos perecido todos!, ¡hemos perecido!

28 Cualquiera que se acerque a la Morada del Señor, morirá. ¿Es que vamos a perecer todos hasta no quedar uno?».

Capítulo 18

1 Entonces el Señor dijo a Aarón: «Tú, tus hijos y la casa de tu padre cargaréis con las faltas que se cometan contra el santuario. Tú y tus hijos cargaréis con las faltas de vuestro sacerdocio.

2 Haz que se acerquen también tus hermanos de la tribu de Leví, de la tribu de tu padre. Que se unan a ti y os sirvan a ti y a tus hijos delante de la Tienda del Testimonio.

3 Estarán a tu servicio y al de toda la Tienda. Pero que no se acerquen ni a los objetos sagrados ni al altar, así no moriréis ni ellos ni vosotros.

4 Se unirán a ti y atenderán al servicio de la Tienda del Encuentro, a todos los servicios de la Tienda, y ningún laico se acercará a vosotros.

5 Vosotros estaréis al servicio del santuario y del altar, y así no estallará de nuevo la Ira contra los hijos de Israel.

6 Yo he elegido a vuestros hermanos los levitas, de entre los demás hijos de Israel. Son un don que os hago; son “donados" al Señor para prestar servicio en la Tienda del Encuentro.

7 Pero tú y tus hijos atenderéis a vuestro sacerdocio en todo lo referente al altar y en todo lo que está detrás del velo. Os doy vuestro sacerdocio como un don. El extraño que se acerque, morirá».

Derechos de los sacerdotes

8 El Señor dijo a Aarón: «Te confío el ministerio de lo que se reserva para mí. Todo lo que consagran los hijos de Israel te lo doy a ti y a tus hijos, por razón de tu unción. Es un derecho perpetuo.

9 Esto es lo que te corresponde de las cosas santísimas que se retiran del fuego: todas sus ofrendas que me restituyan, como oblación, como sacrificio expiatorio, o como sacrificio de reparación, son santísimas: te corresponden a ti y a tus hijos.

10 Os alimentaréis de las cosas santísimas. Todo varón las podrá comer. Las tendrás por cosa santa.

11 Además, te corresponde la parte reservada de todo lo que los hijos de Israel entreguen como ofrenda de balanceo ritual; te la doy a ti, a tus hijos y a tus hijas como don perpetuo. Cualquiera de tu casa que esté puro lo podrá comer.

12 Todo lo mejor del aceite y la flor del mosto y del trigo, las primicias que ofrezcan al Señor, te las doy a ti.

13 Los primeros productos que presenten al Señor, de todo lo que produzca su tierra, serán para ti. Todo el que esté puro en tu casa lo podrá comer.

14 Todo lo que consagren al exterminio los hijos de Israel, será para ti.

15 Todo primogénito de cualquier especie, hombre o animal, que sea presentado al Señor, será para ti. Pero harás que rescaten al primogénito del hombre y al primogénito de animal impuro.

16 Los harás rescatar al mes de nacidos, según valoración, por unos sesenta gramos de plata, en siclos del santuario, que son de veinte óbolos.

17 Pero los primeros partos de vaca, o de oveja, o de cabra, no se rescatarán: son cosa santa. Derramarás su sangre sobre el altar, quemarás su grasa como manjar al fuego de aroma que aplaca al Señor.

18 Su carne te corresponde a ti, igual que el pecho del balanceo y la pierna derecha.

19 Todo lo reservado de las cosas santas que los hijos de Israel reservan al Señor, te lo doy a ti, a tus hijos y a tus hijas, como derecho perpetuo. Es una alianza de sal, para siempre, delante del Señor, para ti y tu descendencia».

Derechos de los levitas

20 El Señor dijo a Aarón: «Tú no tendrás heredad ninguna en su tierra; no habrá para ti porción entre ellos. Yo soy tu porción y tu heredad en medio de los hijos de Israel.

21 Doy como heredad a los hijos de Leví todos los diezmos de Israel, a cambio del servicio que prestan en la Tienda del Encuentro.

22 Los hijos de Israel no volverán a acercarse a la Tienda del Encuentro: incurrirían en un pecado y morirían.

23 Será Leví el que preste servicio en la Tienda del Encuentro: ellos serán los responsables. Es un decreto perpetuo para vuestros descendientes: no tendrán heredad entre los hijos de Israel,

24 porque yo les doy como heredad a los levitas los diezmos que los hijos de Israel reservan para el Señor. Por eso les he dicho que no tendrán heredad en medio de los hijos de Israel».

Los diezmos

25 El Señor habló a Moisés:

26 «Di a los levitas: “Cuando percibáis de los hijos de Israel el diezmo que yo tomo de ellos y os doy en heredad, ofreceréis lo reservado para el Señor: el diezmo del diezmo.

27 Vuestra ofrenda reservada será considerada como la del trigo de la era y el mosto del lagar.

28 Así, también vosotros ofreceréis previamente lo reservado para el Señor de todos los diezmos que percibáis de los hijos de Israel. Se la daréis al sacerdote Aarón como ofrenda reservada para el Señor.

29 De todos los dones que recibáis, reservaréis la reserva del Señor: lo mejor de todo lo consagrado".

30 Diles también: “Una vez que hayáis reservado lo mejor, que equivale para los levitas al producto de la era y al producto del lagar,

31 lo podéis comer, en cualquier lugar, vosotros y vuestras familias: es vuestro salario por vuestro servicio en la Tienda del Encuentro.

32 Si antes habéis reservado lo mejor, no tendréis que cargar por ello con ningún pecado, no profanaréis las cosas que los hijos de Israel me han consagrado y no moriréis"».

Las cenizas de la vaca roja

Capítulo 19

1 El Señor habló a Moisés y a Aarón:

2 «Este es uno de los preceptos de la ley, prescrito por el Señor con estas palabras: “Di a los hijos de Israel que te traigan una vaca roja, sin defecto, que no tenga mancha alguna y que nunca haya llevado yugo.

3 Dádsela al sacerdote Eleazar. Que la saquen fuera del campamento y sea inmolada en su presencia.

4 Entonces el sacerdote Eleazar untará su dedo en la sangre de la vaca y salpicará siete veces la sangre hacia la entrada de la Tienda del Encuentro.

5 Luego será quemada la vaca en su presencia, con su piel, su carne, su sangre e incluso sus excrementos.

6 Tomará el sacerdote ramas de cedro, hisopo y grana, y las echará a la hoguera en que arde la vaca.

7 El sacerdote purificará sus vestidos y se lavará el cuerpo con agua; luego podrá ya entrar en el campamento; pero quedará impuro hasta la tarde.

8 El que haya quemado la vaca purificará sus vestidos con agua y lavará su cuerpo con agua; pero quedará impuro hasta la tarde.

9 Un hombre puro recogerá las cenizas de la vaca y las depositará en un lugar puro fuera del campamento. Servirán a la comunidad de los hijos de Israel para el rito del agua expiatoria: es un sacrificio expiatorio.

10 El que haya recogido las cenizas de la vaca lavará sus vestidos, pero quedará impuro hasta la tarde.

Casos de impureza

Ley perpetua, tanto para los hijos de Israel como para los emigrantes residentes entre ellos.

11 El que toque un muerto, un cadáver humano, quedará impuro siete días.

12 Se purificará con dicha agua los días tercero y séptimo, y quedará puro. Pero si no se purifica los días tercero y séptimo, no quedará puro.

13 Todo el que toca un muerto, un cadáver humano, y no se purifica, contamina la Morada del Señor; ese individuo será excluido de Israel, porque el agua expiatoria no ha corrido sobre su cuerpo: es impuro; su impureza sigue sobre él.

14 Esta es la ley para cuando uno muere en la tienda. Todo el que entre en la tienda y todo el que esté en ella queda impuro siete días.

15 Y todo recipiente abierto, que no esté cerrado con tapa o cuerda, queda impuro.

16 Todo el que, en pleno campo, toque a uno que haya sido víctima de la espada o a un muerto, o huesos humanos, o una sepultura, quedará impuro siete días.

El rito del agua expiatoria

17 Para el impuro se tomará ceniza de la víctima inmolada como sacrificio expiatorio, y se verterá encima agua corriente en una vasija.

18 Un hombre puro tomará el hisopo, lo mojará en el agua y rociará la tienda y todos los objetos y personas que había en ella, e igualmente al que tocó los huesos, o al asesinado, o al muerto, o la sepultura.

19 El hombre puro rociará al impuro los días tercero y séptimo: el séptimo día quedará limpio de su pecado, lavará sus vestidos, se lavará con agua y quedará puro por la tarde.

20 Pero el hombre que quedó impuro y no se ha purificado, será excluido de la asamblea, pues ha contaminado el santuario del Señor. El agua expiatoria no ha corrido por su cuerpo: es un impuro.

21 Esta es para vosotros una ley perpetua. El que ha hecho la aspersión con el agua expiatoria, lavará sus vestidos, y el que haya tocado el agua expiatoria quedará impuro hasta la tarde.

22 Y todo lo que haya sido tocado por el impuro, quedará impuro; y la persona que lo toque a él quedará impura hasta la tarde"».

DE CADÉS A MOAB (20,1-25,18)

El agua de la roca

Capítulo 20

1 En aquellos días, la comunidad entera de los hijos de Israel llegó al desierto de Sin el mes primero y el pueblo se instaló en Cadés. Allí murió María y allí la enterraron.

2 Faltó agua a la comunidad y se amotinaron contra Moisés y Aarón.

3 El pueblo protestó contra Moisés diciendo: «¡Ojalá hubiéramos muerto como nuestros hermanos, delante del Señor!

4 ¿Por qué has traído a la comunidad del Señor a este desierto, para que muramos en él nosotros y nuestras bestias?

5 ¿Por qué nos has sacado de Egipto para traernos a este sitio horrible, que no tiene grano ni higueras ni viñas ni granados ni agua para beber?».

6 Moisés y Aarón se apartaron de la comunidad y se dirigieron a la entrada de la Tienda del Encuentro, y se postraron rostro en tierra delante de ella. La gloria del Señor se les apareció,

7 y el Señor dijo a Moisés:

8 «Coge la vara y reunid la asamblea, tú y tu hermano Aarón, y habladle a la roca en presencia de ellos y ella dará agua. Luego saca agua de la roca y dales de beber a ellos y a sus bestias».

9 Moisés retiró la vara de la presencia del Señor, como se lo mandaba.

10 Moisés y Aarón reunieron la asamblea delante de la roca; Moisés les dijo: «Escuchad, rebeldes: ¿Creéis que podemos sacaros agua de esta roca?».

11 Moisés alzó la mano y golpeó la roca con la vara dos veces, y brotó agua tan abundante que bebió toda la comunidad y las bestias.

12 El Señor dijo a Moisés y a Aarón: «Por no haberme creído, por no haber reconocido mi santidad en presencia de los hijos de Israel, no haréis entrar a esta comunidad en la tierra que les he dado».

13 (Esta es la Fuente de Meribá, donde los hijos de Israel disputaron con el Señor y él les mostró su santidad).

El rey de Edón les niega el paso

14 Moisés envió mensajeros desde Cadés: «Al rey de Edón. Así dice tu hermano Israel: Ya sabes por qué grandes fatigas hemos pasado.

15 Nuestros padres bajaron a Egipto y nos quedamos en Egipto mucho tiempo. Pero los egipcios nos trataron mal, a nosotros igual que a nuestros padres.

16 Clamamos entonces al Señor y él escuchó nuestra voz: envió un ángel, y nos sacó de Egipto. Ahora estamos en Cadés, ciudad que linda con tu territorio.

17 Déjanos, por favor, cruzar por tu tierra. No pasaremos por campo ni por viñedo, ni beberemos agua de pozo. Seguiremos el camino real, sin torcer ni a la derecha ni a la izquierda, hasta que crucemos otra vez tus fronteras».

18 El rey de Edón le respondió: «No pasarás por mi tierra. Si lo haces, saldré a tu encuentro espada en mano».

19 Insistieron los hijos de Israel: «Seguiremos por la calzada y, si bebemos agua tuya, yo y mis rebaños, pagaremos su precio. No hay problema en pasar a pie».

20 Respondió él: «No pasarás». Y salió Edón a su encuentro con mucha gente y un gran despliegue de fuerzas.

21 Y como Edón negó el paso a Israel por su territorio, ellos dieron un rodeo.

Muerte de Aarón

22 Toda la comunidad de Israel partió de Cadés y llegó a Hor de la Montaña.

23 Y dijo el Señor a Moisés y a Aarón en Hor de la Montaña, en la frontera de la tierra de Edón:

24 «Que se reúna Aarón con los suyos, porque no debe entrar en la tierra que voy a dar a los hijos de Israel, porque os rebelasteis contra mi voluntad en la fuente de Meribá.

25 Toma contigo a Aarón y a su hijo Eleazar y sube con ellos al monte Hor.

26 Quítale los ornamentos a Aarón y reviste con ellos a su hijo Eleazar. Entonces Aarón se reunirá con los suyos: allí morirá».

27 Moisés cumplió lo que le había mandado el Señor. Subieron a Hor de la Montaña a la vista de toda la comunidad.

28 Moisés quitó a Aarón los ornamentos y se los puso a su hijo Eleazar. Y murió allí Aarón, en la cumbre del monte. Moisés y Eleazar bajaron del monte.

29 Toda la comunidad se dio cuenta de que había fallecido Aarón y toda la casa de Israel lloró a Aarón durante treinta días.

Toma de Jormá

Capítulo 21

1 Cuando el rey cananeo de Arad, que ocupaba el Negueb, se enteró de que llegaba Israel por el camino de Atarín, atacó a Israel y le hizo algunos prisioneros.

2 Entonces Israel formuló este voto al Señor: «Si entregas a ese pueblo en mi poder, consagraré al exterminio sus ciudades».

3 El Señor escuchó la voz de Israel y entregó en su poder a aquellos cananeos. Los consagraron al exterminio a ellos y a sus ciudades. Por eso se llamó aquel lugar Jormá.

La serpiente de bronce

4 Desde el monte Hor se encaminaron hacia el mar de Suf, rodeando el territorio de Edón. El pueblo se cansó de caminar

5 y habló contra Dios y contra Moisés: «¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náuseas ese pan sin sustancia».

6 El Señor envió contra el pueblo serpientes abrasadoras, que los mordían, y murieron muchos de Israel.

7 Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: «Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes». Moisés rezó al Señor por el pueblo

8 y el Señor le respondió: «Haz una serpiente abrasadora y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla».

9 Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a alguien, este miraba a la serpiente de bronce y salvaba la vida.

Etapas hacia Transjordania

10 Los hijos de Israel partieron y acamparon en Obot.

11 Partieron de Obot y acamparon en las ruinas de Abarín, en el desierto que limita al este con Moab.

12 Partieron de allí y acamparon en el torrente Zered.

13 De allí partieron y acamparon al otro lado del río Arnón, que está en el desierto y sale del territorio de los amorreos, pues el Arnón es la frontera entre moabitas y amorreos.

14 Por eso se dice en el libro de las Guerras del Señor: «Vaheb en Sufá y los torrentes del río Arnón,

15 y la ladera de los torrentes que corren hacia la región de Ar, confinando con la frontera de Moab».

16 Y de allí fueron a Beer. Este es el pozo del que dijo el Señor a Moisés: «Reúne al pueblo y les daré agua».

17 Entonces Israel entonó este cántico:
«¡Brota, pozo! Cantadle.

18 Pozo que cavaron príncipes,
que excavaron jefes del pueblo,
con sus cetros, con sus bastones».
Y del desierto fueron a Mataná,

19 de Mataná a Najaliel, de Najaliel a Bamot,

20 y de Bamot al valle que está en la campiña de Moab, hacia la cumbre del Fasga, que mira hacia el desierto.

Victorias sobre Sijón y Og. Conquista de Transjordania

21 Israel envió mensajeros a decir a Sijón, rey de los amorreos:

22 «Quisiera pasar por tu tierra. No me apartaré del camino ni por campos ni por viñedos, ni beberé agua de pozo. Seguiremos el camino real hasta que crucemos otra vez tus fronteras».

23 Pero Sijón no permitió a Israel pasar por su territorio, sino que reunió toda su tropa y salió contra Israel al desierto. Llegado a Yahás, atacó a Israel.

24 Pero Israel lo derrotó a filo de espada y se apoderó de su tierra, desde el Arnón al Yaboc, y hasta los límites de los amonitas, porque Yacer estaba en la frontera de los amonitas.

25 Israel conquistó todas aquellas ciudades y ocupó todos los pueblos de los amorreos, Jesbón y todas sus aldeas.

26 Jesbón era la ciudad de Sijón, rey de los amorreos. Este había combatido contra el anterior rey de Moab y le había arrebatado toda su tierra hasta el Arnón.

27 Por eso dicen los trovadores:
«¡Venid a Jesbón,
que sea edificada, fortificada,
la ciudad de Sijón!

28 Porque fuego ha salido de Jesbón,
llamarada de la ciudad de Sijón:
ha devorado Ar Moab,
se ha tragado los cerros del Arnón.

29 ¡Ay de ti, Moab!,
estás perdido, pueblo de Camós.
Ha entregado a sus hijos a la fuga
y a sus hijas al cautiverio,
en manos de Sijón, el rey amorreo.

30 Su posteridad ha perecido,
desde Jesbón hasta Dibón,
y hemos asolado
desde Nofaj hasta Mádaba».

31 Israel se estableció así en la tierra de los amorreos.

32 Moisés mandó espías a explorar Yacer y la tomaron junto con sus aldeas, expulsando a los amorreos que vivían allí.

33 Luego cambiaron de dirección y subieron camino de Basán. Og, rey de Basán, les salió al encuentro con toda su tropa, para presentarles batalla en Edreí.

34 El Señor dijo a Moisés: «No le temas, porque lo he entregado en tu mano con todo su pueblo y su tierra. Harás con él como hiciste con Sijón, el rey amorreo que habitaba en Jesbón».

35 Y lo derrotaron a él, a sus hijos y a toda su tropa, hasta que no quedó nadie con vida. Y se apoderaron de su tierra.

Capítulo 22

1 Luego partieron los hijos de Israel y acamparon en las estepas de Moab, al otro lado del Jordán, frente a Jericó.

El rey de Moab llama a Balaán

2 Vio Balac, hijo de Sipor, todo lo que había hecho Israel con los amorreos

3 y se estremeció Moab ante aquel pueblo tan numeroso. Moab tembló ante los hijos de Israel.

4 Y dijo Balac a los ancianos de Madián: «Ya veréis cómo esa multitud lo devasta todo a nuestro alrededor, como devasta el buey la hierba del campo». Balac, hijo de Sipor, era por entonces rey de Moab.

5 Envió mensajeros a buscar a Balaán, hijo de Beor, a Petor, que está junto al Río, en tierra de los amavitas, para decirle: «Un pueblo que ha salido de Egipto cubre la superficie de la tierra y se ha establecido frente a mí.

6 Ven, por favor, y maldíceme a ese pueblo, pues es más fuerte que yo, a ver si puedo derrotarlo y lo arrojo de la región. Pues sé que a quien tú bendices queda bendito y a quien maldices, maldito».

7 Fueron los ancianos de Moab y los ancianos de Madián, con la paga del vaticinio en sus manos, y llegaron a donde estaba Balaán y le transmitieron las palabras de Balac.

8 Él les contestó: «Pasad aquí la noche y os responderé según lo que me diga el Señor». Los jefes de Moab se quedaron en casa de Balaán.

9 Vino Dios adonde estaba Balaán y le dijo: «¿Qué hombres son esos que están en tu casa?».

10 Balaán le respondió a Dios: «Balac, hijo de Sipor, rey de Moab, me ha enviado a decir:

11 “Un pueblo que ha salido de Egipto cubre la superficie de la tierra. Ven y maldícemelo, a ver si puedo vencerlo y expulsarlo"».

12 Pero Dios dijo a Balaán: «No vayas con ellos, ni maldigas a ese pueblo, porque es bendito».

13 Se levantó Balaán de madrugada y dijo a los jefes de Balac: «Volved a vuestra tierra, porque el Señor no me deja ir con vosotros».

14 Se levantaron, pues, los jefes de Moab, volvieron donde estaba Balac y le dijeron: «Balaán se ha negado a venir con nosotros».

15 Balac envió otra vez jefes en mayor número y más ilustres que los anteriores.

16 Fueron adonde estaba Balaán y le dijeron: «Esto dice Balac, hijo de Sipor: “Por favor, no te niegues a venir hacia mí,

17 que te recompensaré con grandes honores y haré todo lo que me digas. Ven, por favor, y maldíceme a ese pueblo"».

18 Respondió Balaán a los siervos de Balac: «Aunque me diera Balac su palacio lleno de plata y oro, no podría quebrantar la orden del Señor, mi Dios, en nada, ni en poco ni en mucho.

19 Quedaos aquí también vosotros esta noche y averiguaré lo que me dice el Señor esta vez».

20 Entró Dios donde estaba Balaán por la noche y le dijo: «¿No han venido esos hombres a llamarte? Levántate y vete con ellos. Pero has de hacer lo que yo te diga».

21 Se levantó Balaán de madrugada, aparejó su burra y se fue con los jefes de Moab.

La burra de Balaán

22 Cuando iba, se encendió la ira de Dios y el ángel del Señor se plantó en el camino cerrándole el paso. Él iba montado en la burra y sus dos muchachos lo acompañaban.

23 La burra vio al ángel del Señor plantado en el camino, la espada desenvainada en la mano, y se apartó del camino y se fue a campo traviesa. Balaán pegó a la burra para que volviera al camino.

24 El ángel del Señor se puso en un sendero entre las viñas, con una pared a un lado y otra al otro.

25 Al ver la burra al ángel del Señor, se arrimó a la pared y le pilló a Balaán la pierna contra la pared. Él le pegó a la burra otra vez.

26 Volvió el ángel del Señor a adelantarse y se puso en un paso estrecho, que no dejaba espacio para apartarse ni a la derecha ni a la izquierda.

27 Vio la burra al ángel del Señor y se tumbó, con Balaán encima. Balaán se enfureció y apaleó a la burra.

28 Entonces el Señor abrió la boca de la burra, que dijo a Balaán: «¿Qué te he hecho yo para que me apalees con esta ya tres veces?».

29 Respondió Balaán a la burra: «Porque te estás burlando de mí. Ojalá tuviera una espada en la mano; ahora mismo te mataba».

30 Respondió la burra a Balaán: «¿No soy yo tu burra, y no me has montado desde siempre hasta el día de hoy? ¿Es que suelo portarme así contigo?». Respondió él: «No».

31 Entonces el Señor abrió los ojos de Balaán y vio al ángel del Señor, plantado en el camino, la espada desenvainada en la mano; y se inclinó y se postró rostro en tierra.

32 El ángel del Señor le dijo: «¿Por qué has apaleado a tu burra con esta ya tres veces? He sido yo el que he salido a cerrarte el paso, porque para mí es este un camino torcido.

33 La burra me ha visto y se ha apartado de mí tres veces. Gracias a que se ha desviado, porque si no, ya te habría matado y a ella la habría dejado con vida».

34 Dijo entonces Balaán al ángel del Señor: «He pecado, pues no sabía que tú estabas en mi camino. Pero ahora mismo, si te parece mal mi viaje, me vuelvo».

35 Respondió el ángel del Señor a Balaán: «Vete con esos hombres, pero dirás únicamente lo que yo te diga».

Balaán marchó con los jefes de Balac.

Balaán con Balac

36 Se enteró Balac de que llegaba Balaán y salió a su encuentro hacia Ar Moab, en la frontera del río Arnón, en los límites de su territorio.

37 Y dijo Balac a Balaán: «¿No te mandé llamar? ¿Por qué no quisiste venir? ¿Es que no puedo recompensarte?».

38 Respondió Balaán a Balac: «Mira, ahora ya he venido. Pero ¿qué podré decir? La palabra que ponga Dios en mi boca, esa es la que diré».

39 Marchó Balaán con Balac y llegaron a Quiriat Jusot.

40 Allí Balac sacrificó vacas y ovejas, y les mandó porciones a Balaán y a los jefes que lo acompañaban.

41 A la mañana, tomó Balac a Balaán y lo hizo subir a Bamot Baal, desde donde se divisaba una punta del campamento.

Capítulo 23

1 Dijo Balaán a Balac: «Constrúyeme aquí siete altares y prepárame siete novillos y siete carneros».

2 Balac hizo lo que le había dicho Balaán, y ofreció en holocausto un novillo y un carnero en cada altar.

3 Dijo entonces Balaán a Balac: «Quédate junto a tus holocaustos, mientras yo voy a ver si el Señor me sale al encuentro. Yo te comunicaré lo que él me manifieste». Y se fue a un monte pelado.

Primera bendición de Balaán a Israel

4 Salió Dios al encuentro de Balaán, y este le dijo: «Siete altares he preparado, y he ofrecido en holocausto un novillo y un carnero sobre cada altar».

5 El Señor puso una palabra en la boca de Balaán y le dijo: «Vuelve donde está Balac y dile esto».

6 Volvió donde estaba él y lo encontró todavía de pie junto a su holocausto, con todos los jefes de Moab.

7 Él recitó sus versos diciendo:
«De Siria me hace venir Balac,
el rey de Moab de los montes de oriente:
Ven, maldíceme a Jacob;
ven, augura males a Israel.

8 ¿Cómo maldeciré, si no maldice Dios?
¿Cómo auguraré males, si no los augura el Señor?

9 De la cumbre de las peñas lo diviso,
de lo alto de las colinas lo contemplo:
es un pueblo que vive aparte;
no se cuenta entre las naciones.

10 ¿Quién podrá contar el polvo de Jacob,
quién calcular la polvareda de Israel?
Muera mi alma con la muerte de los justos,
sea mi paradero como el de ellos».

Segunda bendición de Balaán

11 Dijo Balac a Balaán: «¿Qué me has hecho? ¡Te he traído para maldecir a mis enemigos y los has colmado de bendiciones!».

12 Le respondió: «¿Es que no debo tener cuidado de comunicar todo lo que el Señor me pone en la boca?».

13 Le respondió Balac: «Ven conmigo a otro sitio, para que lo veas desde allí; solo verás una punta, no el pueblo entero. Maldícemelo desde allí».

14 Y lo llevó al Campo de Zofín, hacia la cumbre del Fasga. Construyó siete altares y ofreció en holocausto un novillo y un carnero en cada altar.

15 Balaán dijo a Balac: «Quédate aquí, junto a tus holocaustos, mientras yo acudo a la cita».

16 El Señor salió al encuentro de Balaán, puso una palabra en su boca y le dijo: «Vuelve donde está Balac y dile esto».

17 Volvió donde estaba él y lo encontró de pie aún junto a sus holocaustos, con los jefes de Moab. Balac le preguntó: «¿Qué ha dicho el Señor?».

18 Él entonó sus versos diciendo:
«Levántate, Balac, y escucha,
préstame oído, hijo de Sipor.

19 No es Dios un hombre, para mentir,
ni hijo de hombre, para volverse atrás.
¿Puede él decir y no hacer,
hablar y no mantenerlo?

20 Me ha tocado bendecir;
bendeciré y no me retractaré.

21 No ha encontrado maldad en Jacob,
ni ha descubierto infortunio en Israel.
El Señor su Dios está con él,
y en él se oye proclamar a un rey.

22 Dios lo sacó de Egipto,
fue para él como cuernos de búfalo.

23 No hay presagio contra Jacob,
ni conjuro contra Israel.
A su tiempo se dirá a Jacob
y a Israel lo que ha hecho Dios.

24 Un pueblo se levanta como leona,
y se yergue como león:
no se tumbará hasta devorar la presa
y beber la sangre de la matanza».

Tercera bendición de Balaán

25 Balac dijo a Balaán: «Ya que no lo maldices, por lo menos no lo bendigas».

26 Respondió Balaán a Balac: «¿No te dije que haré todo lo que me diga el Señor?».

27 Dijo Balac a Balaán: «Ven, que te lleve a otro sitio, a ver si le place a Dios que me lo maldigas desde allí».

28 Llevó Balac a Balaán a la cumbre del Peor, que domina la parte del desierto.

29 Dijo Balaán a Balac: «Constrúyeme aquí siete altares y prepárame aquí siete novillos y siete carneros».

30 Balac hizo lo que le pedía Balaán, y ofreció en holocausto un novillo y un carnero en cada altar.

Capítulo 24

1 Vio Balaán que agradaba al Señor bendecir a Israel, y ya no fue como las otras veces en busca de presagios, sino que se volvió cara al desierto.

2 Balaán, tendiendo la vista, divisó a Israel acampado por tribus. El espíritu de Dios vino sobre él,

3 y entonó sus versos:
«Oráculo de Balaán, hijo de Beor,
oráculo del hombre de ojos perfectos;

4 oráculo del que escucha palabras de Dios,
que contempla visiones del Poderoso,
que cae y se le abren los ojos:

5 ¡Qué bellas tus tiendas, oh Jacob,
y tus moradas, Israel!

6 Como vegas dilatadas,
como jardines junto al río,
como áloes que plantó el Señor
o cedros junto a la corriente;

7 el agua fluye de sus cubos,
y con el agua se multiplica su simiente.
Su rey es más alto que Agag,
y descuella su reinado.

8 Dios lo sacó de Egipto,
como cuernos de búfalo fue para él.
Devora a sus enemigos
y les quebranta los huesos.

9 Se agazapa, se tumba como león,
como leona, ¿quién le hará levantar?
¡Bendito quien te bendiga!
¡Maldito quien te maldiga!».

Balaán anuncia un porvenir glorioso a Israel

10 Se enfureció Balac contra Balaán, palmoteó fuertemente y dijo a Balaán: «Te he llamado para maldecir a mis enemigos y resulta que los has llenado ya de bendiciones por tres veces.

11 Lárgate ya a tu tierra. Te dije que te colmaría de honores, pero el Señor te ha privado de ellos».

12 Respondió Balaán a Balac: «¿No les dije yo a los mensajeros que me enviaste:

13 “Aunque me diera Balac su palacio lleno de plata y oro, no podría quebrantar la orden del Señor, ni hacer por mi cuenta nada, ni bueno ni malo; lo que me diga el Señor, eso es lo que diré"?

14 Ahora, pues, que me vuelvo a mi pueblo, ven, que te voy a anunciar lo que hará este pueblo al tuyo con el correr de los días».

15 Y entonó sus versos:
«Oráculo de Balaán, hijo de Beor,
oráculo del hombre de ojos perfectos;

16 oráculo del que escucha palabras de Dios
y conoce los planes del Altísimo,
que contempla visiones del Poderoso,
que cae en éxtasis y se le abren los ojos:

17 Lo veo, pero no es ahora,
lo contemplo, pero no será pronto:
Avanza una estrella de Jacob,
y surge un cetro de Israel.
Aplasta las sienes de Moab,
el cráneo de todos los hijos de Set.

18 Edón será tierra conquistada,
tierra conquistada Seír.
Israel despliega su poder,

19 Jacob domina a sus enemigos,
y aniquila a los fugitivos de Ar».

20 Después vio Balaán a Amalec, entonó sus versos y dijo:
«Primicia de las naciones era Amalec,
pero al final perecerá para siempre».

21 Vio luego a los quenitas, entonó sus versos y dijo:
«Firme es tu morada, Caín,
en la peña has puesto tu nido.

22 Pero el nido es de Beor;
¿hasta cuándo te tendrá cautivo Asur?».

23 Entonó sus versos y dijo:
«Pueblos de las islas reviven por el Norte,

24 llegan barcos por el lado de Quitín.
Oprimen a Asur, oprimen a Héber;
pero ellos también perecerán para siempre».

25 Luego se levantó Balaán, y se fue de vuelta a su país. También Balac se fue por su camino.

Idolatría de Israel en Peor

Capítulo 25

1 Israel se estableció en Sitín. Y el pueblo empezó a fornicar con las muchachas de Moab.

2 Estas invitaron al pueblo a los sacrificios de sus dioses y el pueblo participó en el banquete y se postró ante sus dioses.

3 Israel se unió así al Baal de Peor, y se encendió la ira del Señor contra Israel.

4 Dijo el Señor a Moisés: «Toma a todos los jefes del pueblo y empálalos en honor del Señor, a la luz del sol; así se apagará la ira del Señor contra Israel».

5 Dijo Moisés a los jueces de Israel: «Matad cada uno a aquellos de los vuestros que se hayan unido al Baal de Peor».

6 Sucedió que un hombre, uno de los hijos de Israel, vino y presentó ante sus hermanos a una madianita, a la vista de Moisés y de toda la comunidad de los hijos de Israel, que estaba llorando a la entrada de la Tienda del Encuentro.

7 Al verlo Pinjás, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, se levantó en medio de la comunidad, lanza en mano,

8 entró tras el hombre en la alcoba y los atravesó a los dos, al israelita y a la mujer, por el bajo vientre. Y se detuvo la plaga que azotaba a los hijos de Israel.

9 Habían muerto ya por la plaga veinticuatro mil.

10 El Señor habló a Moisés y le dijo:

11 «Pinjás, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha aplacado mi furor contra los hijos de Israel, porque él ha sido, de entre vosotros, el que ha sentido celo por mí; por eso no he acabado con los hijos de Israel a impulso de mis celos.

12 Por eso digo: le concedo a él mi alianza de paz;

13 tanto él como su descendencia tendrán derecho perpetuo al sacerdocio. Por haber sentido celo de su Dios y haber expiado por los hijos de Israel».

14 El israelita muerto, el que fue matado junto con la madianita, se llamaba Zimrí, hijo de Salú, jefe de familia en la tribu de Simeón.

15 Y la mujer muerta, la madianita, se llamaba Cosbí, hija de Sur, que era jefe de clan en Madián.

16 El Señor dijo a Moisés:

17 «Atacad a los madianitas y derrotadlos,

18 porque ellos os han atacado a vosotros con sus seducciones, con lo de Peor y con lo de su hermana Cosbí, hija de un jefe de Madián, la que fue muerta el día de la plaga, cuando lo de Peor».

DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS (25,19-30,17)

Nuevo censo de las tribus

19 Después de la plaga,

Capítulo 26

1 el Señor dijo a Moisés y a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón:

2 «Haced el censo de toda la comunidad de los hijos de Israel, inscribiendo por clanes a los de veinte años para arriba, a todos los aptos para la guerra».

3 Moisés y el sacerdote Eleazar hicieron el censo de los mayores de veinte años, en las estepas de Moab, cerca del Jordán, frente a Jericó,

4 como había mandado el Señor a Moisés.
Hijos de Israel que salieron de Egipto:

5 Rubén, primogénito de Israel. Hijos de Rubén: de Henoc, el clan henoquita; de Palú, el clan paluita;

6 de Jesrón, el clan jesronita; de Carmí, el clan carmita.

7 Esos son los clanes rubenitas. El total de los censados fue de cuarenta y tres mil setecientos treinta.

8 Hijos de Palú: Eliab.

9 Hijos de Eliab: Nemuel, Datán y Abirón. Estos Datán y Abirón eran famosos en la comunidad; son los que se rebelaron contra Moisés y contra Aarón con la cuadrilla de Coré, cuando esta se rebeló contra el Señor.

10 La tierra abrió su boca y los tragó a ellos y a Coré, cuando el fuego devoró a doscientos cincuenta hombres, para que sirvieran de escarmiento.

11 Pero los hijos de Coré no murieron.

12 Hijos de Simeón, por clanes: de Nemuel, el clan nemuelita; de Yamín, el clan yaminita; de Yaquín, el clan yaquinita;

13 de Céraj, el clan cerajita; de Saúl, el clan saulita.

14 Esos son los clanes simeonitas. Se registraron veintidós mil doscientos.

15 Hijos de Gad, por clanes: de Sefón, el clan sefonita; de Jaguí, el clan jaguita; de Suní, el clan sunita;

16 de Ozní, el clan oznita; de Erí, el clan erita;

17 de Arod, el clan arodita; de Arelí, el clan arelita.

18 Esos son los clanes de los hijos de Gad. Se registraron cuarenta mil quinientos.

19 Hijos de Judá: Er y Onán, que murieron en la tierra de Canaán.

20 Hijos de Judá, por clanes: de Selá, el clan selanita; de Peres, el clan peresita; de Céraj, el clan cerajita.

21 Hijos de Peres: de Jesrón, el clan jesronita; de Jamul, el clan jamulita.

22 Esos son los clanes de Judá. Se registraron setenta y seis mil quinientos.

23 Hijos de Isacar, por clanes: de Tolá, el clan tolita; de Puvá el clan puvita;

24 de Yasub, el clan yasubita; de Simrón, el clan simronita.

25 Esos son los clanes de Isacar. Se registraron sesenta y cuatro mil trescientos.

26 Hijos de Zabulón, por clanes: de Sared, el clan sardita; de Elón, el clan elonita; de Yajlel, el clan yajlelita.

27 Esos son los clanes de Zabulón. Se registraron sesenta mil quinientos.

28 Hijos de José, por clanes: Manasés y Efraín.

29 Hijos de Manasés: de Maquir, el clan maquirita. Maquir engendró a Galaad. De Galaad, el clan galaadita.

30 Los hijos de Galaad: de Yézer, el clan yezerita; de Jéleq, el clan jelequita;

31 de Asriel, el clan asrielita; de Sequén, el clan sequenita;

32 de Semidá, el clan semidita; de Jéfer, el clan jeferita.

33 Selofejad, hijo de Jéfer, no tuvo hijos; solamente hijas. Se llamaban las hijas de Selofejad: Majlá, Noá, Joglá, Milká y Tirsá.

34 Esos son los clanes de Manasés: se registraron cincuenta y dos mil setecientos.

35 Estos son los hijos de Efraín, por clanes: de Sutélaj, el clan sutelajita; de Béquer, el clan bequerita; de Taján, el clan tajanita.

36 Hijos de Sutélaj: de Erán, el clan eranita.

37 Esos son los clanes de los hijos de Efraín. Se registraron treinta y dos mil quinientos.

Esos son los hijos de José, por clanes.

38 Hijos de Benjamín, por clanes: de Belá, el clan belaíta; de Asbel, el clan asbelita; de Ajirán, el clan ajiranita;

39 de Sefufán, el clan sefufanita; de Jufán, el clan jufanita.

40 Hijos de Belá, Ard y Naamán: de Ard, el clan ardita; de Naamán, el clan naamanita.

41 Esos son los hijos de Benjamín, por clanes. Se registraron cuarenta y cinco mil seiscientos.

42 Estos son los hijos de Dan, por clanes: de Suján, el clan sujanita. Esos son los clanes de Dan

43 (todos clanes sujanitas). Se registraron sesenta y cuatro mil cuatrocientos.

44 Hijos de Aser, por clanes: de Yimná, el clan yimnita; de Yisví, el clan yisvita; de Beriá, el clan berita.

45 De los hijos de Beriá: de Jéber, el clan jeberita; de Malquiel, el clan malquielita.

46 La hija de Aser, se llamaba Sáraj.

47 Esos son los clanes de los hijos de Aser. Se registraron cincuenta y tres mil cuatrocientos.

48 Hijos de Neftalí, por clanes: de Yajsel, el clan yajselita; de Guní, el clan gunita;

49 de Yéser, el clan yeserita; de Silén, el clan silenita.

50 Esos son los clanes de Neftalí, por clanes. Se registraron cuarenta y cinco mil cuatrocientos.

51 El total de los hijos de Israel censados fue de seiscientos un mil setecientos treinta.

52 El Señor dijo a Moisés:

53 «Entre estos has de repartir la tierra en heredad, conforme al número de censados:

54 al grande le aumentarás la heredad y al pequeño se la reducirás; a cada uno se le dará la heredad según el número de sus censados.

55 Pero el reparto se hará a suertes; según el número de censados de cada tribu se hará la distribución.

56 Distribuirás la heredad a suertes, pero distinguiendo entre el grande y el pequeño».

Nuevo censo de los levitas

57 Estos fueron los levitas censados, por clanes. De Guersón, el clan guersonita; de Queat, el clan queatita; de Merarí, el clan merarita.

58 Estos son los clanes de los levitas: el clan libnita, el clan hebronita, el clan majlita, el clan musita, el clan coreíta. Queat engendró a Amrán.

59 La mujer de Amrán se llamaba Yoquébed, hija de Leví, que le nació a Leví en Egipto. Amrán tuvo de ella a Aarón, a Moisés y a su hermana María.

60 Aarón engendró a Nadab y Abihú, a Eleazar e Itamar.

61 Nadab y Abihú murieron al ofrecer fuego profano delante del Señor.

62 El total de los registrados varones de un mes para arriba fue de veintitrés mil. No fueron alistados con los demás hijos de Israel, porque no se les repartía heredad como a los demás hijos de Israel.

63 Esos fueron los censados por Moisés y el sacerdote Eleazar. Hicieron el censo de los hijos de Israel en las estepas de Moab, cerca del Jordán, frente a Jericó.

64 Entre ellos no quedaba nadie de los que habían sido censados por Moisés y por el sacerdote Aarón, cuando hicieron el censo de los hijos de Israel en el desierto del Sinaí.

65 El Señor les había dicho que morirían en el desierto, sin que quedara ninguno, excepto Caleb, hijo de Jefuné, y Josué, hijo de Nun.
La herencia de las hijas

Capítulo 27

1 Entonces se acercaron las hijas de Selofejad, hijo de Jéfer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, de los clanes de Manasés, hijo de José. Las hijas se llamaban: Majlá, Noá, Joglá, Milcá y Tirsá.

2 Se presentaron a Moisés y al sacerdote Eleazar, a los jefes y a toda la comunidad, a la entrada de la Tienda del Encuentro, y dijeron:

3 «Nuestro padre murió en el desierto. No era de la cuadrilla que se amotinó contra el Señor, de la cuadrilla de Coré; sino que por sus propios pecados murió sin tener hijos varones.

4 ¿Por qué ha de ser borrado de su clan el nombre de nuestro padre, solo por no haber tenido hijos varones? Danos alguna propiedad entre los hermanos de nuestro padre».

5 Moisés expuso el caso ante el Señor.

6 Respondió el Señor a Moisés:

7 «Tienen razón las hijas de Selofejad. Dales en propiedad una heredad entre los hermanos de su padre; traspásales a ellas la herencia de su padre.

8 Y dirás a los hijos de Israel: “Si un hombre muere y no deja ningún hijo varón, traspasará su herencia a su hija.

9 Si tampoco tiene hija, daréis la herencia a sus hermanos.

10 Si tampoco tiene hermanos, daréis la herencia a los hermanos de su padre.

11 Y si su padre no tenía hermanos, daréis la herencia al pariente más próximo de su clan, el cual tomaría posesión de ella". Esta será norma de derecho para los hijos de Israel, según se lo ordenó el Señor a Moisés».

Josué, sucesor de Moisés

12 El Señor dijo a Moisés: «Sube ahí, al monte Abarín, y contempla la tierra que he dado a los hijos de Israel.

13 Cuando la veas, irás a reunirte tú también con los tuyos, como se reunió con ellos tu hermano Aarón.

14 Porque os rebelasteis en el desierto de Sin, cuando protestó la comunidad y yo os mandé manifestar delante de ella mi santidad por el agua». (Es la fuente de Meribá de Cadés, en el desierto de Sin).

15 Moisés dijo al Señor:

16 «Que el Señor, Dios de los espíritus de todo viviente, ponga un hombre al frente de esta comunidad,

17 uno que salga y entre al frente de ellos y que los conduzca en sus entradas y salidas, para que no quede la comunidad del Señor como rebaño sin pastor».

18 Respondió el Señor a Moisés: «Toma a Josué, hijo de Nun, hombre en quien está el espíritu, imponle tu mano

19 y preséntalo ante el sacerdote Eleazar y ante toda la comunidad, dale instrucciones en presencia de ellos

20 y comunícale parte de tu autoridad, para que le obedezca toda la comunidad de los hijos de Israel.

21 Que se presente al sacerdote Eleazar y que este consulte acerca de él al Señor, según el rito de los urim. A las órdenes de él saldrán y a las órdenes de él entrarán todos los hijos de Israel, toda la comunidad».

22 Moisés hizo lo que le había mandado el Señor: tomó a Josué, lo presentó ante el sacerdote Eleazar y ante toda la comunidad,

23 le impuso las manos y le dio instrucciones, como había dicho el Señor por medio de Moisés.

Leyes complementarias sobre los sacrificios en las fiestas

Capítulo 28

1 El Señor dijo a Moisés:

2 «Manda esto a los hijos de Israel: “Tendréis cuidado de presentarme a su tiempo mis ofrendas, mis alimentos, mis manjares al fuego de aroma que me aplaca".

3 Diles también: “Este será el manjar al fuego que ofreceréis al Señor:

Sacrificios diarios

Corderos de un año, sin defecto, dos al día, como holocausto perpetuo.

4 Uno de los corderos lo ofrecerás en holocausto por la mañana, y el otro cordero al atardecer;

5 y como oblación, una décima de medida de flor de harina, amasada con unos dos litros de aceite virgen.

6 Es el holocausto perpetuo que se ofrecía en el monte Sinaí como aroma que aplaca, manjar al fuego para el Señor.

7 Y la libación correspondiente: unos dos litros por cada cordero. La libación de bebida fermentada para el Señor la derramarás en el santuario.

8 El segundo cordero lo ofrecerás al atardecer: lo ofrecerás con la misma oblación y libación que el de la mañana, como manjar al fuego de aroma que aplaca al Señor.

Los sábados

9 El día de sábado, dos corderos de un año, sin tacha, y como oblación dos décimas de flor de harina amasada con aceite y su correspondiente libación.

10 El holocausto del sábado, con su libación, se añade los sábados al holocausto perpetuo.

Los primeros días de mes

11 Los primeros de mes ofreceréis un holocausto al Señor: dos novillos, un carnero y siete corderos de un año, sin tacha.

12 Como oblación, tres décimas de flor de harina amasada con aceite por cada novillo; dos décimas de flor de harina amasada con aceite, como oblación con el carnero;

13 una décima de flor de harina amasada con aceite, con cada cordero. Es un holocausto de aroma que aplaca, manjar al fuego para el Señor.

14 Las libaciones correspondientes serán: unos tres litros y medio de vino por novillo, unos dos litros y medio por carnero y unos dos litros por cordero. Este será el holocausto mensual, cada uno de los meses del año.

15 Ofrecerás también al Señor, como sacrificio expiatorio, un macho cabrío, con su libación, además del holocausto perpetuo y su oblación.

La Pascua y los Ácimos

16 El mes primero, el día catorce del mes, es la Pascua del Señor,

17 y el día quince del mismo mes es fiesta. Durante siete días comeréis panes ácimos.

18 El día primero habrá asamblea litúrgica y no haréis ningún trabajo servil.

19 Ofreceréis como manjar al fuego, en holocausto al Señor, dos novillos, un carnero, siete corderos de un año, sin tacha.

20 La oblación correspondiente de flor de harina amasada con aceite será de tres décimas con cada novillo, dos décimas con el carnero

21 y una décima por cada uno de los siete corderos;

22 y un macho cabrío como sacrificio expiatorio, para expiar por vosotros.

23 Esto, además del holocausto de la mañana, que ofreceréis como holocausto perpetuo.

24 Así haréis los siete días. Es un alimento, un manjar al fuego de aroma que aplaca al Señor: se ofrece además del holocausto perpetuo y de su libación.

25 El día séptimo tendréis asamblea litúrgica y no haréis ningún trabajo servil.

La fiesta de las Semanas

26 El día de las primicias, cuando ofrezcáis al Señor oblación de frutos nuevos en vuestra fiesta de las Semanas, tendréis asamblea litúrgica y no haréis ningún trabajo servil.

27 Ofreceréis en holocausto, como aroma que aplaca al Señor, dos novillos, un carnero y siete corderos de un año.

28 La oblación correspondiente será de flor de harina amasada con aceite: tres décimas con cada novillo, dos décimas con el carnero

29 y una décima con cada uno de los siete corderos;

30 y un macho cabrío como sacrificio expiatorio para hacer expiación por vosotros.

31 Haréis esto además del holocausto perpetuo, con su oblación y sus libaciones. Serán para vosotros sin defecto.

La fiesta del Toque de Trompetas

Capítulo 29

1 El primer día del mes séptimo tendréis asamblea litúrgica y no haréis ningún trabajo servil. Será para vosotros el día del Toque de Trompetas.

2 Ofreceréis un holocausto como aroma que aplaca al Señor: un novillo, un carnero, siete corderos de un año, sin tacha.

3 La oblación correspondiente de flor de harina amasada con aceite será de tres décimas con cada novillo, dos décimas con el carnero

4 y una décima con cada uno de los siete corderos;

5 y un macho cabrío como sacrificio expiatorio, para hacer la expiación por vosotros.

6 Esto, además del holocausto del primero de mes y de su oblación, del holocausto perpetuo y de su oblación y sus libaciones, según lo prescrito, como aroma que aplaca, manjar al fuego para el Señor.

El día de la Expiación

7 El día décimo del mismo mes séptimo tendréis asamblea litúrgica; ayunaréis y no haréis trabajo alguno.

8 Ofreceréis en holocausto al Señor, como aroma que aplaca, un novillo, un carnero, siete corderos de un año, sin defecto;

9 su oblación de flor de harina amasada con aceite será: tres décimas con el novillo, dos décimas con el carnero,

10 una décima con cada uno de los siete corderos;

11 y un macho cabrío, como sacrificio expiatorio; además del sacrificio expiatorio propio de la fiesta de la Expiación, del holocausto perpetuo, de su oblación y sus libaciones.

La fiesta de las Tiendas

12 El día quince del mes séptimo tendréis asamblea litúrgica; no haréis ningún trabajo servil y celebraréis fiesta en honor del Señor durante siete días.

13 Ofreceréis en holocausto un manjar al fuego de aroma que aplaca al Señor: trece novillos, dos carneros, catorce corderos de un año, sin defecto;

14 la oblación correspondiente será de flor de harina amasada con aceite: tres décimas con cada uno de los trece novillos, dos décimas por cada uno de los dos carneros

15 y una décima con cada uno de los catorce corderos;

16 y un macho cabrío como sacrificio expiatorio; además del holocausto perpetuo, con su oblación y su libación.

17 El segundo día ofreceréis: doce novillos, dos carneros, catorce corderos de un año, sin tacha,

18 con las oblaciones y libaciones correspondientes a los novillos, carneros y corderos, conforme a su número y según la norma;

19 y un macho cabrío, como sacrificio expiatorio; además del holocausto perpetuo, con su oblación y sus libaciones.

20 El tercer día ofreceréis: once novillos, dos carneros, catorce corderos de un año, sin tacha,

21 con las oblaciones y libaciones correspondientes a los novillos, carneros y corderos, conforme a su número y según la norma;

22 y un macho cabrío como sacrificio expiatorio; además del holocausto perpetuo, con su oblación y su libación.

23 El día cuarto ofreceréis: diez novillos, dos carneros, catorce corderos de un año, sin tacha;

24 las oblaciones y libaciones correspondientes a los novillos, carneros y corderos, conforme a su número y según la norma;

25 y un macho cabrío, como sacrificio expiatorio; además del holocausto perpetuo, con su oblación y su libación.

26 El día quinto ofreceréis: nueve novillos, dos carneros, catorce corderos de un año, sin tacha;

27 las oblaciones y libaciones correspondientes a los novillos, carneros y corderos, conforme a su número y según la norma;

28 y un macho cabrío, como sacrificio expiatorio; además del holocausto perpetuo, con su oblación y su libación.

29 El día sexto ofreceréis: ocho novillos, dos carneros, catorce corderos de un año, sin tacha;

30 las oblaciones y libaciones correspondientes a los novillos, carneros y corderos, conforme a su número y según la norma;

31 y un macho cabrío, como sacrificio expiatorio; además del holocausto perpetuo, con su oblación y su libación.

32 El día séptimo ofreceréis: siete novillos, dos carneros, catorce corderos de un año, sin tacha;

33 las oblaciones y libaciones correspondientes a los novillos, carneros y corderos, conforme a su número y según la norma;

34 y un macho cabrío como sacrificio expiatorio; además del holocausto perpetuo, con su oblación y su libación.

35 El día octavo tendréis reunión solemne; no haréis ningún trabajo servil.

36 Ofreceréis un holocausto, como manjar al fuego de aroma que aplaca al Señor: un novillo, un carnero, siete corderos de un año, sin tacha;

37 la oblación y libaciones correspondientes al novillo, al carnero y a los corderos, conforme a su número y según la norma;

38 y un macho cabrío como sacrificio expiatorio; además del holocausto perpetuo, con su oblación y su libación.

39 Estos son los sacrificios que ofreceréis al Señor en vuestras solemnidades, aparte de vuestras ofrendas votivas y espontáneas, vuestros holocaustos, oblaciones, libaciones y sacrificios de comunión"».

Capítulo 30

1 Moisés transmitió a los hijos de Israel todo lo que el Señor le había ordenado.

Leyes acerca de los votos

2 Moisés habló a los jefes de las tribus de los hijos de Israel y les dijo: «Esto es lo que ha ordenado el Señor:

3 si un hombre hace un voto al Señor, o se compromete a algo bajo juramento, no faltará a su palabra: cumplirá todo lo que ha proferido su boca.

4 Y si una mujer hace un voto al Señor, o adquiere un compromiso, en su juventud, mientras vive en casa de su padre,

5 si su padre se entera de su voto o del compromiso que ha contraído y no le dice nada, todos sus votos son firmes y todos los compromisos que ha contraído son firmes.

6 Pero si su padre, el mismo día en que se entera de cualquiera de sus votos o de los compromisos que ha contraído, lo desaprueba, no es firme. El Señor no se lo tendrá en cuenta, pues su padre lo ha desaprobado.

7 Y si se casa cuando todavía está ligada por sus votos o por un compromiso que profirieron sus labios inconsideradamente,

8 si su marido se entera y el mismo día en que se entera no lo desaprueba, son firmes sus votos y son válidos los compromisos que adquirió.

9 Pero si su marido lo desaprueba cuando se entera de ello, él anula el voto que la obligaba y el compromiso que profirieron sus labios inconsideradamente. El Señor no se lo tendrá en cuenta.

10 El voto de una mujer viuda o repudiada, y todos los compromisos que adquiera, son firmes.

11 Si una mujer hace un voto en casa de su marido, o se compromete con juramento,

12 y se entera su marido y no le dice nada ni lo desaprueba, son firmes todos sus votos y es firme todo compromiso que haya contraído.

13 Pero si su marido, el mismo día en que se entera, se los anula, no es firme nada de lo que han proferido sus labios, sea voto o compromiso. El Señor no se lo tendrá en cuenta, porque su marido se los anuló.

14 Cualquier voto o compromiso jurado que es penoso para la mujer, el marido puede ratificarlo o anularlo.

15 Si su marido no le dice nada aquel día o el siguiente, es que ratifica cualquier voto o compromiso por el que se haya ligado; los confirma por no haberle dicho nada el día que se enteró.

16 Pero si los anula más tarde, cargará él con la falta de ella».

17 Estos son los preceptos que el Señor dio a Moisés acerca de las relaciones entre marido y mujer, y entre el padre y la hija que, durante su juventud, vive todavía en casa de su padre.

EL BOTÍN Y EL REPARTO (31,1-36,13)

Guerra santa contra Madián

Capítulo 31

1 El Señor dijo a Moisés:

2 «Que los hijos de Israel tomen venganza de los madianitas. Luego irás a reunirte con los tuyos».

3 Moisés dijo al pueblo: «Armad a algunos de vosotros para la guerra del Señor contra Madián, para tomar sobre Madián la venganza del Señor.

4 Pondréis en armas a mil de cada tribu, de todas las tribus de Israel».

5 Así movilizaron para la guerra doce mil hombres, mil por cada tribu de Israel.

6 Moisés envió al combate mil por cada tribu, y con ellos a Pinjás, hijo del sacerdote Eleazar, que llevaba en su mano los objetos sagrados y las trompetas del toque de combate.

7 Atacaron a Madián como el Señor le había mandado a Moisés y mataron a todos los varones.

8 Mataron también a los reyes de Madián: Eví, Réquen, Sur, Jur y Rebá, cinco reyes madianitas. Y a Balaán, hijo de Beor, lo mataron a filo de espada.

9 Los hijos de Israel hicieron cautivas a las mujeres y niños de Madián, y tomaron como botín su ganado, sus rebaños y todos sus bienes.

10 Incendiaron todas las ciudades en que habitaban y todos sus campamentos.

11 Y reunieron todo el botín que habían capturado, personas y bestias,

12 y llevaron los cautivos, la presa y el botín a Moisés, al sacerdote Eleazar y a toda la comunidad de los hijos de Israel, que acampaba en las estepas de Moab, cerca del Jordán, frente a Jericó.

Matanza de las mujeres y purificación del botín

13 Moisés, el sacerdote Eleazar y todos los jefes de la comunidad salieron a su encuentro hasta fuera del campamento.

14 Moisés se encolerizó con los jefes de las tropas, jefes de millar y jefes de cien, que volvían de la batalla,

15 y les dijo: «¿Pero habéis dejado con vida a todas las mujeres?

16 Precisamente fueron ellas las que indujeron a los hijos de Israel a prevaricar contra el Señor, siguiendo el consejo de Balaán, cuando lo de Peor; por eso hubo una gran mortandad en la comunidad del Señor.

17 Dad muerte, pues, a todos los niños varones. Y a toda mujer que haya conocido varón, que se haya acostado con varón, matadla también.

18 Pero reservaos para vosotros a todas las muchachas que no se hayan acostado con varón.

19 Y vosotros, acampad fuera del campamento siete días. Todos los que hayáis matado a alguien y todos los que hayáis tocado algún muerto, purificaos, vosotros y vuestros cautivos, el día tercero y el día séptimo.

20 Purificad también todos los vestidos, todos los objetos de cuero, todo tejido de pelo de cabra y todo utensilio de madera».

21 Dijo el sacerdote Eleazar a los guerreros que habían vuelto de la batalla: «Estas son las prescripciones de la ley que dio el Señor a Moisés:

22 el oro, la plata, el bronce, el hierro, el estaño y el plomo,

23 todo lo que puede resistir el fuego, lo pasaréis por el fuego y quedará puro. Pero lo purificaréis con el agua expiatoria. Y todo lo que no puede resistir el fuego, lo pasaréis por el agua.

24 Lavad vuestros vestidos el día séptimo y quedaréis puros. Luego podréis entrar en el campamento».

Reparto del botín

25 El Señor dijo a Moisés:

26 «Tú, con el sacerdote Eleazar y los cabezas de familia de la comunidad, sacad la cuenta del botín y de los cautivos, personas y bestias.

27 Luego repartirás el botín, la mitad para los combatientes que fueron a la guerra y la otra mitad para toda la comunidad.

28 Reservarás para el Señor, de la parte de los combatientes que fueron a la guerra, uno por cada quinientos, sean personas, bueyes, asnos u ovejas.

29 Tómalo de la mitad que les corresponde y se lo das al sacerdote Eleazar, como reserva para el Señor.

30 Y de la mitad que corresponde a los hijos de Israel, toma uno por cada cincuenta, sean personas, bueyes, asnos u ovejas, o cualquier clase de bestias, y dáselo a los levitas, que están encargados del ministerio de la Morada del Señor».

31 Moisés y el sacerdote Eleazar hicieron lo que el Señor había mandado a Moisés.

32 Como remanente de lo que la gente de guerra había capturado quedó este botín: seiscientas setenta y cinco mil cabezas de ganado lanar,

33 setenta y dos mil de vacuno

34 y sesenta y un mil de ganado asnal.

35 En cuanto a las personas, las mujeres que no se habían acostado con varón eran, en total, treinta y dos mil.

36 La mitad correspondiente a los que habían ido al combate fue de trescientas treinta y siete mil quinientas cabezas de ganado lanar,

37 y la parte de ganado lanar reservada al Señor, seiscientas setenta y cinco cabezas;

38 de ganado vacuno, treinta y seis mil, y la parte del Señor, setenta y dos;

39 de ganado asnal, treinta mil quinientas, y la parte del Señor, sesenta y una.

40 Las personas eran dieciséis mil, y la parte del Señor, treinta y dos.

41 Moisés entregó al sacerdote Eleazar la reserva del Señor, como había ordenado el Señor a Moisés.

42 De la mitad que correspondió a los hijos de Israel y que había apartado Moisés de la asignada a los combatientes,

43 la mitad de esa media parte que correspondía a la comunidad era: trescientas treinta y siete mil quinientas cabezas de ganado lanar;

44 treinta y seis mil de vacuno;

45 treinta mil quinientas de asnal,

46 y dieciséis mil personas.

47 Tomó Moisés, de la mitad de los hijos de Israel, a razón de uno por cincuenta, personas y bestias, y se las dio a los levitas, que se encargan del ministerio de la Morada del Señor, como había ordenado el Señor a Moisés.

Ofrenda voluntaria

48 Los jefes de las tropas de Israel que habían ido a la guerra, jefes de millar y jefes de cien, se presentaron ante Moisés

49 y le dijeron: «Tus siervos han sacado la cuenta de los combatientes que tenían a sus órdenes, y no falta ni uno.

50 Por eso traemos de ofrenda al Señor lo que cada uno de nosotros ha encontrado en objetos de oro, brazaletes, ajorcas, anillos, arracadas y collares, para hacer expiación por nosotros ante el Señor».

51 Moisés y el sacerdote Eleazar recibieron el oro y las joyas.

52 El total del oro de la reserva que los jefes de millar y de cien apartaron para el Señor, fue de unos doscientos kilos.

53 Los combatientes lo habían recogido cada uno como botín para sí.

54 Pero Moisés y el sacerdote Eleazar recibieron el oro de los jefes de millar y de cien y lo llevaron a la Tienda del Encuentro, para que sirviera ante el Señor de memorial en favor de los hijos de Israel.

Reparto de Transjordania a las tribus de Rubén y Gad y a media tribu de Manasés

* Capítulo 32

1 Los rubenitas y los gaditas poseían muchos rebaños y muy grandes. Viendo que la tierra de Yacer y la de Galaad eran tierra excelente para el pastoreo,

2 fueron y dijeron a Moisés, al sacerdote Eleazar y a los jefes de la comunidad:

3 «Atarot, Dibón, Yacer, Nimrá, Jesbón, Elalé, Sebán, Nebo y Maón,

4 el país que el Señor conquistó al llegar la comunidad de Israel es tierra apropiada para ganado, y tus siervos tienen ganado».

5 Y añadieron: «Si hemos hallado gracia a tus ojos, que se nos dé esta tierra en propiedad a tus siervos; no nos hagas pasar el Jordán».

6 Respondió Moisés a los gaditas y a los rubenitas: «¿De modo que vuestros hermanos van a ir al combate y vosotros os vais a quedar aquí?

7 ¿Por qué quitáis a los hijos de Israel el ánimo de pasar a la tierra que les ha dado el Señor?

8 Eso hicieron ya vuestros padres, cuando los mandé de Cadés Barnea a reconocer el país:

9 subieron al valle de Escol, vieron la tierra y quitaron a los hijos de Israel el ánimo de entrar en la tierra que les había dado el Señor.

10 Por eso se encendió aquel día la ira del Señor y juró:

11 “Los hombres que salieron de Egipto, de veinte años para arriba, nunca verán la tierra que prometí con juramento a Abrahán, a Isaac y a Jacob, porque no me han sido fieles,

12 excepto Caleb, hijo de Jefuné el queniceo, y Josué, hijo de Nun, que fueron fieles al Señor".

13 Se encendió la ira del Señor contra Israel y los hizo andar errantes por el desierto durante cuarenta años, hasta que se acabó toda aquella generación que había obrado mal a los ojos del Señor.

14 ¡Y ahora vosotros, raza de hombres pecadores, os alzáis a imitación de vuestros padres, para atizar más el fuego de la ira del Señor contra Israel!

15 Si os apartáis de él, volverá a retenernos en el desierto, y vosotros seréis los causantes del desastre de todo este pueblo».

16 Entonces se acercaron a Moisés y le dijeron: «Construiremos aquí rediles para nuestras ovejas y ciudades para nuestros niños.

17 Pero nosotros tomaremos las armas a la cabeza de los hijos de Israel, hasta que los introduzcamos en sus lugares; entretanto, nuestros hijos se quedarán en las plazas fuertes, al abrigo de los habitantes del país.

18 No volveremos a nuestras casas hasta que todos los hijos de Israel hayan tomado posesión de su heredad.

19 Y nosotros no tendremos heredad con ellos al otro lado del Jordán, pues nuestra heredad nos ha tocado de este lado, del lado oriental del Jordán».

20 Moisés les dijo: «Si hacéis lo que habéis dicho, si os armáis para combatir delante del Señor

21 y todos vuestros combatientes pasan el Jordán delante del Señor, hasta que os quite de delante a sus enemigos

22 y la tierra sea ocupada a la llegada del Señor, y solo después volvéis, quedaréis exentos de culpa ante el Señor y ante Israel. Y obtendréis esta tierra en propiedad delante del Señor.

23 Pero si no lo hacéis así, pecaréis contra el Señor, y sabed que vuestro pecado acabará por saliros al encuentro.

24 Construid, pues, ciudades para vuestros niños, y rediles para vuestros rebaños; y haced lo que habéis prometido».

25 Dijeron los gaditas y los rubenitas a Moisés: «Tus siervos harán lo que mi señor manda.

26 Nuestros hijos, nuestras mujeres, nuestros rebaños y todo nuestro ganado se quedarán aquí en las ciudades de Galaad.

27 Pero tus siervos, todos los que llevan armas, pasarán delante del Señor e irán a la guerra, como dice mi señor».

28 Moisés dio esta orden al sacerdote Eleazar, a Josué, hijo de Nun, y a los cabezas de familia en las tribus de los hijos de Israel:

29 «Si los gaditas y rubenitas, todo el que esté armado, pasan con vosotros el Jordán, para combatir delante del Señor, y la tierra os queda sometida, les daréis la tierra de Galaad en propiedad.

30 Pero si no pasan armados con vosotros, tendrán su heredad entre vosotros en la tierra de Canaán».

31 Respondieron los gaditas y los rubenitas: «Haremos lo que ha dicho mi señor a tus siervos.

32 Nosotros pasaremos armados delante del Señor a la tierra de Canaán; pero danos la propiedad de nuestra herencia a este lado del Jordán».

33 Moisés dio a los gaditas, a los rubenitas y a media tribu de Manasés, hijo de José, el reino de Sijón, rey de los amorreos, y el reino de Og, rey de Basán; el país con las ciudades comprendidas en sus fronteras: las ciudades del país en toda su extensión.

34 Los gaditas construyeron las plazas fuertes de Dibón, Atarot y Aroer,

35 Atrot Sofán, Yacer, Yogbohá,

36 Bet Nimrá, Bet Harán, y rediles para los rebaños.

37 Los rubenitas construyeron Jesbón, Elalé, Quiriatáin,

38 Nebo, Baal Maón, cambiadas de nombre, y Sibmá. Y pusieron nombres a las ciudades que construyeron.

39 Los hijos de Maquir, hijo de Manasés, fueron a Galaad, la conquistaron y expulsaron a los amorreos que habitaban allí.

40 Moisés dio Galaad a Maquir, hijo de Manasés, que se estableció allí.

41 Yaír, hijo de Manasés, fue y se apoderó de las aldeas de ellos y las llamó Aldeas de Yaír.

42 Nóbaj fue y se apoderó de Quenat y de sus aldeas, y le puso su propio nombre: Nóbaj.

Las etapas del Éxodo

Capítulo 33

1 Estas son las etapas del viaje de los hijos de Israel que salieron de Egipto, por escuadrones, a las órdenes de Moisés y Aarón.

2 Moisés, por orden del Señor, registró los puntos desde donde partían, etapa por etapa. Estas fueron las etapas, con indicación de los puntos de partida.

3 Partieron de Ramsés el mes primero. El día quince del mes primero, al día siguiente de la Pascua, salieron los hijos de Israel, la mano en alto, ante la mirada de todos los egipcios.

4 Los egipcios estaban enterrando a todos sus primogénitos, que habían sido heridos por el Señor, haciendo así justicia de sus dioses.

5 Partieron los hijos de Israel de Ramsés y acamparon en Sucot.

6 Partieron de Sucot y acamparon en Etán, al borde del desierto.

7 Partieron de Etán y se detuvieron en Pi Hajirot, frente a Baal Safón y acamparon delante de Migdol.

8 Partieron de Pi Hajirot y pasaron por medio del mar hasta el desierto. Anduvieron tres días de camino por el desierto de Etán y acamparon en Mará.

9 Partieron de Mará y llegaron a Elín. En Elín había doce fuentes y setenta palmeras; y acamparon allí.

10 Partieron de Elín y acamparon cerca del mar Rojo.

11 Partieron del mar Rojo y acamparon en el desierto de Sin.

12 Partieron del desierto de Sin y acamparon en Dofcá.

13 Partieron de Dofcá y acamparon en Alús.

14 Partieron de Alús y acamparon en Refidín, pero no había allí agua para que bebiera la gente.

15 Partieron de Refidín y acamparon en el desierto del Sinaí.

16 Partieron del desierto del Sinaí y acamparon en Quibrot Hatavá.

17 Partieron de Quibrot Hatavá y acamparon en Jaserot.

18 Partieron de Jaserot y acamparon en Ritmá.

19 Partieron de Ritmá y acamparon en Rimón Peres.

20 Partieron de Rimón Peres y acamparon en Libná.

21 Partieron de Libná y acamparon en Risá.

22 Partieron de Risá y acamparon en Quehelatá.

23 Partieron de Quehelatá y acamparon en el monte Séfer.

24 Partieron del monte Séfer y acamparon en Jaradá.

25 Partieron de Jaradá y acamparon en Maquelot.

26 Partieron de Maquelot y acamparon en Tájat.

27 Partieron de Tájat y acamparon en Táraj.

28 Partieron de Táraj y acamparon en Mitcá.

29 Partieron de Mitcá y acamparon en Jasmoná.

30 Partieron de Jasmoná y acamparon en Moserot.

31 Partieron de Moserot y acamparon en Bené Jacán.

32 Partieron de Bené Jacán y acamparon en Jor Guidgad.

33 Partieron de Jor Guidgad y acamparon en Yotbatá.

34 Partieron de Yotbatá y acamparon en Abroná.

35 Partieron de Abroná y acamparon en Esión Guéber.

36 Partieron de Esión Guéber y acamparon en el desierto de Sin, es decir, en Cadés.

37 Partieron de Cadés y acamparon en Hor de la Montaña, en la frontera de la tierra de Edón.

38 El sacerdote Aarón subió a Hor de la Montaña, por orden del Señor y allí murió, el año cuarenta de la salida de los hijos de Israel de Egipto, el día primero del mes quinto.

39 Tenía Aarón ciento veintitrés años cuando murió en Hor de la Montaña.

40 (El rey cananeo de Arad, que habitaba en el Negueb, en la tierra de Canaán, se enteró de que llegaban los hijos de Israel).

41 Partieron de Hor de la Montaña y acamparon en Salmoná.

42 Partieron de Salmoná y acamparon en Punón.

43 Partieron de Punón y acamparon en Obot.

44 Partieron de Obot y acamparon en Iyé-Abarín, en la frontera de Moab.

45 Partieron de Iyín y acamparon en Dibón Gad.

46 Partieron de Dibón Gad y acamparon en Almón Diblatayin.

47 Partieron de Almón Diblatayin y acamparon en los montes de Abarín, frente al Nebo.

48 Partieron de los montes de Abarín y acamparon en las estepas de Moab, cerca del Jordán, frente a Jericó.

49 Acamparon cerca del Jordán entre Bet Jesimot y Abel Sitín, en las estepas de Moab.

Reparto de Canaán: la orden de Dios

50 El Señor dijo a Moisés en las estepas de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó:

51 «Di a los hijos de Israel: “Cuando paséis el Jordán para entrar en la tierra de Canaán,

52 expulsaréis a vuestra llegada a todos los habitantes del país. Destruiréis todas sus imágenes pintadas y sus estatuas de fundición, y demoleréis todos sus santuarios.

53 Apoderaos de la tierra y habitad en ella, pues voy a daros todo el país en propiedad.

54 La repartiréis a suertes entre vuestros clanes. Al grande le aumentaréis la heredad y al pequeño se la reduciréis. Donde le caiga a cada uno la suerte, allí será su propiedad. Haréis el reparto por tribus.

55 Pero si no expulsáis a vuestra llegada a los habitantes del país, los que dejéis serán para vosotros espinas en vuestros ojos y aguijones en vuestros costados, y os oprimirán en el país en que vais a habitar.

56 Y yo os trataré a vosotros como había pensado tratarlos a ellos"».

Fronteras de Canaán

Capítulo 34

1 El Señor dijo a Moisés:

2 «Da esta orden a los hijos de Israel: “Cuando entréis en la tierra de Canaán, este será el territorio que os tocará en heredad: la tierra de Canaán en toda su extensión.

3 Por el Sur, os pertenecerá desde el desierto de Sin, limitando con Edón. Vuestra frontera meridional arrancará por el Este en el extremo del mar de la Sal.

4 Vuestra frontera torcerá por el Sur hacia la cuesta de los Escorpiones, pasará por Sin y terminará al sur de Cadés Barnea. Luego irá hacia Jasar Adar y pasará por Asmón.

5 Torcerá la frontera en Asmón hacia el Torrente de Egipto y acabará en el mar.

6 Vuestra frontera occidental será el Mar Grande. Esa será vuestra frontera por el Oeste.

7 Vuestra frontera por el Norte será: una línea que va desde el Mar Grande hasta Hor de la Montaña.

8 De Hor de la Montaña, trazaréis el límite hasta la entrada de Jamat y llegará la frontera hasta Sedad.

9 Seguirá luego la frontera hacia Cifrón y terminará en Jasar Enán. Esa será vuestra frontera septentrional.

10 Trazaréis vuestra frontera oriental desde Jasar Enán hasta Sefán.

11 La frontera bajará de Sefán hacia Arbel, al oriente de Ayín. Seguirá bajando la frontera y, tocando la orilla del mar de Genesaret por el oriente,

12 bajará a lo largo del Jordán y vendrá a dar en el mar de la Sal.
Esa será vuestra tierra con las fronteras que la circunscriben"».

13 Moisés dio esta orden a los hijos de Israel: «Esa es la tierra que habéis de repartir a suertes, la que el Señor ha ordenado dar a las nueve tribus y media.

14 Porque la tribu de los hijos de Rubén con sus distintas familias y la tribu de los hijos de Gad con sus distintas familias, han recibido ya su heredad; y media tribu de Manasés ha recibido también su heredad.

15 Las dos tribus y media han recibido ya su heredad en Transjordania, a oriente de Jericó, hacia la salida del sol».

Jefes encargados del reparto

16 El Señor dijo a Moisés:

17 «Estos son los nombres de los que os han de repartir la tierra: el sacerdote Eleazar y Josué, hijo de Nun.

18 Además, un jefe de cada tribu, para el reparto de la tierra.

19 Estos son sus nombres: por la tribu de Judá, Caleb, hijo de Jefuné;

20 por la tribu de los hijos de Simeón, Samuel, hijo de Amihud;

21 por la tribu de Benjamín, Elidad, hijo de Quislón;

22 por la tribu de los hijos de Dan, el jefe Buquí, hijo de Yoglí;

23 por los hijos de José: por la tribu de los hijos de Manasés, el jefe Janiel, hijo de Efod;

24 y por la tribu de los hijos de Efraín, el jefe Quemuel, hijo de Siftán;

25 por la tribu de los hijos de Zabulón, el jefe Elisafán, hijo de Parnak;

26 por la tribu de los hijos de Isacar, el jefe Paltiel, hijo de Azán;

27 por la tribu de los hijos de Aser, el jefe Ajihud, hijo de Selomí;

28 por la tribu de los hijos de Neftalí, el jefe Pedahel, hijo de Amihud».

29 A estos les encargó el Señor repartir la heredad a los hijos de Israel en la tierra de Canaán.

Ciudades levíticas

* Capítulo 35

1 Habló el Señor a Moisés en las estepas de Moab, cerca del Jordán, frente a Jericó:

2 «Manda a los hijos de Israel que cedan a los levitas, de la heredad que les pertenece, ciudades en las que puedan habitar y los pastos circundantes. Se las daréis a los levitas.

3 Esas ciudades serán su morada, y sus pastos serán para sus bestias, su ganado y todos sus animales.

4 Los pastos de las ciudades que cedáis a los levitas comprenderán unos quinientos metros alrededor de la ciudad a contar desde las murallas.

5 Mediréis, fuera de la ciudad, mil metros al Este, mil metros al Sur, mil metros al Oeste y mil metros al Norte, a contar desde el centro de la ciudad. Esos serán los pastos de las ciudades.

6 Las ciudades que asignaréis a los levitas serán las seis de asilo, que cederéis para que se pueda refugiar en ellas el homicida, y otras cuarenta y dos ciudades.

7 En total daréis a los levitas cuarenta y ocho ciudades, todas ellas con sus pastos.

8 Estas ciudades que les cederéis de la propiedad de los hijos de Israel, las tomaréis en mayor número del grande y en menor número del pequeño; cada uno cederá ciudades a los levitas en proporción a la heredad que le haya tocado».

Ciudades de asilo

9 El Señor habló a Moisés:

10 «Di a los hijos de Israel: “Cuando paséis el Jordán hacia la tierra de Canaán,

11 buscaos ciudades que os sirvan de asilo, en las que se pueda refugiar el homicida que ha matado a un hombre por ignorancia.

12 Esas ciudades os servirán de asilo contra el vengador; así no morirá el homicida hasta que comparezca ante la comunidad para ser juzgado.

13 De las ciudades que cederéis, seis os servirán de asilo:

14 tres ciudades cederéis en Transjordania y tres ciudades en la tierra de Canaán. Serán ciudades de asilo.

15 Las seis ciudades serán de asilo tanto para el hijo de Israel como para el emigrante y para el huésped que vive con vosotros, para que se pueda refugiar en ellas todo aquel que haya matado a un hombre por ignorancia.

16 Pero si lo ha herido con un instrumento de hierro y muere, es un asesino. El asesino tiene que morir.

17 Si lo hiere con una piedra como para causarle la muerte con ella, y muere, es un asesino. El asesino debe morir.

18 Si lo hiere con un instrumento de madera como para matarlo y muere, es un asesino. El asesino tiene que morir.

19 El mismo vengador de la sangre dará muerte al asesino: en cuanto lo encuentre, lo matará.

20 Si el homicida lo ha matado por odio, o le ha lanzado algo con toda intención, y muere,

21 o si lo ha golpeado con las manos por odio, y muere, el que lo ha herido tiene que morir: es un asesino. El vengador de la sangre dará muerte al asesino en cuanto lo encuentre.

22 Pero si lo derribó de casualidad y no movido por el odio, o le lanzó cualquier objeto sin ninguna mala intención,

23 o sin verle, le dio una pedrada capaz de matarlo y le causó la muerte, sin que fuera su enemigo ni buscara su daño,

24 la comunidad juzgará entre el homicida y el vengador de la sangre según estas normas,

25 y salvará la comunidad al homicida de las manos del vengador de la sangre. La comunidad lo hará volver a la ciudad de asilo en la que se refugió y en ella vivirá hasta que muera el sumo sacerdote ungido con el óleo santo.

26 Pero si sale el homicida de los límites de la ciudad de asilo en que se ha refugiado

27 y lo encuentra el vengador de la sangre fuera del término de su ciudad de asilo, el vengador de la sangre podrá matar al homicida, y no es responsable de su sangre,

28 porque debía haber permanecido en la ciudad de asilo hasta la muerte del sumo sacerdote. Y cuando el sumo sacerdote muera, el homicida podrá volver a la tierra de su propiedad.

29 Esta será norma de derecho para vosotros y para vuestros descendientes, dondequiera que habitéis.

30 En cualquier caso de homicidio, se dará muerte al homicida según la declaración de los testigos; pero un solo testigo no basta para dictar pena de muerte.

31 No aceptaréis rescate por la vida de un homicida reo de muerte, porque debe morir.

32 Tampoco aceptaréis rescate por el que se refugió en la ciudad de asilo y quiere volver a habitar en su tierra antes de que muera el sumo sacerdote.

33 No profanaréis la tierra en que vivís, porque con la sangre se profana la tierra, y la tierra no queda expiada de la sangre derramada más que con la sangre del que la derramó.

34 No contaminéis la tierra en que habitáis, porque yo habito en medio de ella, pues yo, el Señor, tengo mi morada en medio de los hijos de Israel"».

La herencia de la mujer casada

Capítulo 36

1 Los jefes de familia del clan de los hijos de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, uno de los clanes de los hijos de José, se presentaron y dijeron delante de Moisés y de los jefes y cabezas de familia de los hijos de Israel:

2 «El Señor te ordenó a ti, nuestro jefe, que dieras la tierra en heredad, por suertes, a los hijos de Israel. Asimismo te ordenó a ti, nuestro jefe, que dieras la herencia de Selofejad, nuestro hermano, a sus hijas.

3 Si resulta que se casan con uno de otra tribu israelita, se sustraerá su parte de heredad de la heredad de nuestras familias. Aumentará la heredad de la tribu a la que pasen a pertenecer, y se reducirá la heredad que nos tocó en suerte.

4 Y cuando llegue para los hijos de Israel el año jubilar, se añadirá la heredad de ellas a la heredad de la tribu a la que pasen a pertenecer y se restará su heredad de la heredad de la tribu de nuestros padres».

5 Entonces Moisés, por mandato del Señor, dio esta orden a los hijos de Israel: «Dice bien la tribu de los hijos de José.

6 Eso es lo que el Señor ordena acerca de las hijas de Selofejad: Tomarán por esposos a los que bien les parezca, con tal que sea dentro de los clanes de la tribu de su padre.

7 Así la heredad de los hijos de Israel no pasará de tribu a tribu, sino que los hijos de Israel quedarán ligados cada uno a la heredad de la tribu de sus padres.

8 Y toda hija que posea una heredad en una de las tribus de los hijos de Israel se casará con uno de un clan de la tribu de su padre. Así cada uno de los hijos de Israel conservará la heredad de sus padres

9 y no pasará una heredad de una tribu a otra. Cada una de las tribus de los hijos de Israel quedará ligada a su heredad».

10 Las hijas de Selofejad hicieron lo que había mandado el Señor a Moisés.

11 Majlá, Tirsá, Joglá, Milcá y Noá, hijas de Selofejad, se casaron con sus primos.

12 Tomaron marido de los clanes de los hijos de Manasés, hijo de José, y así su heredad se quedó en la tribu del clan de su padre.

CONCLUSIÓN

13 Estas son las órdenes y normas que dio el Señor, por medio de Moisés, a los hijos de Israel, en las estepas de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.