TITO

INTRODUCCIÓN (1,1-4)

Saludo

Capítulo 1

1 Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, para suscitar la fe de los elegidos de Dios y el conocimiento de la verdad, que, de acuerdo con la piedad,

2 lleva a la esperanza de la vida eterna; esta fue prometida antes de los siglos por Dios, que nunca miente;

3 al llegar el tiempo apropiado, él manifestó su palabra por la predicación que me fue confiada según el mandato de Dios nuestro Salvador,

4 a Tito, verdadero hijo en la fe que compartimos: gracia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, Salvador nuestro.

CUERPO EPISTOLAR (1,5-3,11)

Presbíteros y obispos

5 Mi intención al dejarte en Creta era que acabaras de organizar lo que aún faltaba por hacer y constituyeses presbíteros en cada ciudad, siguiendo las instrucciones que te di.

6 Que el presbítero sea alguien sin tacha, marido de una sola mujer, que tenga hijos creyentes, a los que no quepa acusar de vida desenfrenada ni de ser unos insubordinados.

7 Porque es preciso que el obispo sea intachable, como administrador que es de la casa de Dios; que no sea presuntuoso, ni colérico, ni dado al vino, ni pendenciero, ni ávido de ganancias poco limpias.

8 Al contrario, ha de ser hospitalario, amigo del bien, sensato, justo, piadoso, dueño de sí.

9 Debe mostrar adhesión al mensaje de la fe de acuerdo con la enseñanza, para que sea capaz tanto de orientar en la sana doctrina como de rebatir a los que sostienen la contraria.

Los falsos maestros

10 Porque hay mucho insubordinado, charlatán y embaucador, sobre todo entre los de la circuncisión,

11 a los cuales se debe tapar la boca, pues revuelven familias enteras, enseñando lo que no se debe, y todo para sacar dinero.

12 Un cretense, profeta entre los suyos, dijo: «Cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, estómagos perezosos».

13 Y su testimonio es verdadero. Por ello, repréndelos con severidad para que se mantengan sanos en la fe

14 y no presten atención a fábulas judías ni a preceptos de hombres que viven de espaldas a la verdad.

15 Todo es limpio para los limpios; mas para los impuros y los incrédulos nada hay limpio, ya que su mente y su conciencia están manchadas.

16 Confiesan que conocen a Dios, pero lo niegan con sus obras. Son detestables, rebeldes e incapaces de cualquier obra buena.

Instrucciones a diversos miembros de la comunidad

Capítulo 2

1 Habla de lo que es conforme a la sana doctrina.

2 Que los ancianos sean sobrios, respetables, sensatos, sanos en la fe, en el amor y en la paciencia.

3 Las ancianas, igualmente, sean, en su comportamiento, como conviene a personas religiosas; no sean calumniadoras, ni se envicien con el vino; sean maestras del bien,

4 que inspiren buenos principios a las jóvenes, enseñándoles a amar a sus maridos y a sus hijos,

5 a ser sensatas, puras, a cuidar de la casa, a ser bondadosas y sumisas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea maldecida.

6 A los jóvenes exhórtalos también a que sean sensatos.

7 Muéstrate en todo como un modelo de buena conducta; en la enseñanza sé íntegro y grave,

8 irreprochable en la sana doctrina, a fin de que los adversarios sientan vergüenza al no poder decir nada malo de nosotros.

9 Que los esclavos se sometan en todo a sus propios dueños, sean complacientes con ellos y no les lleven la contraria

10 ni les sustraigan nada, sino que les manifiesten total fidelidad, para que la enseñanza de Dios nuestro Salvador resplandezca en todo.

Fundamentos teológicos del comportamiento cristiano

11 Pues se ha manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres,

12 enseñándonos a que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, llevemos ya desde ahora una vida sobria, justa y piadosa,

13 aguardando la dicha que esperamos y la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo,

14 el cual se entregó por nosotros para rescatarnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo de su propiedad, dedicado enteramente a las buenas obras.

15 De esto es de lo que has de hablar. Exhorta y reprende con toda autoridad. Que nadie te menosprecie.

Los cristianos en el mundo

Capítulo 3

1 Recuérdales que se sometan a los gobernantes y a las autoridades; que obedezcan, estén dispuestos a hacer el bien,

2 no hablen mal de nadie ni busquen riñas; que sean condescendientes y amables con todo el mundo.

3 Porque antes también nosotros, con nuestra insensatez y obstinación, andábamos por el camino equivocado; éramos esclavos de deseos y placeres de todo tipo, nos pasábamos la vida haciendo el mal y comidos de envidia, éramos insoportables y nos odiábamos unos a otros.

4 Mas cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor al hombre,

5 no por las obras de justicia que hubiéramos hecho nosotros, sino, según su propia misericordia, nos salvó por el baño del nuevo nacimiento y de la renovación del Espíritu Santo,

6 que derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador,

7 para que, justificados por su gracia, seamos, en esperanza, herederos de la vida eterna.

Recomendaciones al responsable de la comunidad

8 Es palabra digna de crédito y en ella quiero que te afiances, para que cuantos han creído en Dios pongan el máximo interés por destacarse en el buen obrar. Esto es bueno y provechoso para todos.

9 Evita disquisiciones estúpidas, genealogías, polémicas y disputas sobre la ley, ya que son inútiles y vanas.

10 Huye del que es sectario después de haberlo amonestado una o dos veces,

11 sabiendo que es un pervertido, un pecador y que es él quien se condena a sí mismo.

CONCLUSIÓN (3,12-15)

Últimas disposiciones y saludo final

12 Cuando te haya enviado a Artemas o a Tíquico, procura venir enseguida a mi lado, a Nicópolis, pues he decidido pasar allí el invierno.

13 Provee con generosidad de cuanto sea necesario a Zenas el maestro de la ley y a Apolo, para que no les falte de nada.

14 Y que aprendan también los nuestros a destacarse en el buen obrar cuando haya necesidades urgentes. Será entonces cuando realmente den fruto.

15 Te saludan todos los que están conmigo. Saluda a los que nos aman en la fe. La gracia esté con todos vosotros.