Queridísimos, ¡que Jesús me guarde a mis hijas y a mis hijos!
En la carta del pasado 28 de octubre os recordaba que nos vamos acercando ya al centenario de la Obra: una especial oportunidad de renovar nuestro deseo de servir a Dios, a la Iglesia y a la sociedad entera.
La crisis sanitaria que estamos viviendo en todo el mundo nos ha confirmado en la necesidad de cuidarnos unos a otros, con amplitud de miras, buscando el bien de todas las personas. Un cuidado que podemos prestar a los demás con la oración, el trabajo ordinario –extraordinario, cuando sea necesario y posible-, en medio de las variadas circunstancias de cada día. Para esto, procuremos vivir más unidos al Señor, orientados a servir a todos. ¡Qué gran panorama se presenta constantemente ante nosotros!
La celebración del centenario abarcará desde el 2 de octubre de 2028 hasta el 14 de febrero de 2030, cuando se cumplirán cien años del comienzo de la labor de la Obra con mujeres. Será, por tanto, una celebración con dos fechas, como expresión de unidad. Aunque queda aún tiempo por delante, a propuesta de la Asesoría Central y del Consejo General, se ha constituido un comité inicial, para que trabaje en los preparativos.
Deseo que todos participemos en la preparación. Por esto, durante los próximos años, este comité se dedicará sobre todo a escuchar a fieles de la Obra y a muchas otras personas. Las sugerencias que se reciban servirán para plantear mejor la celebración.
El centenario será un tiempo de reflexión sobre nuestra identidad, nuestra historia y nuestra misión. Esto habrá de llevar a cada una y a cada uno a la acción de gracias, a la petición de perdón y a propósitos de mejora. Siempre con el enfoque que hemos aprendido de nuestro Padre: procurar vivir el presente con amor, con humildad personal y colectiva, sirviendo en lo ordinario.
Este evento será también un momento propicio para considerar los desafíos que se presentan a la Iglesia y a la sociedad y plantearnos cómo podríamos contribuir mejor. Será un tiempo oportuno para mirar al futuro y pensar juntos –a los más jóvenes os tocará un papel fundamental– sobre cómo llevar el Opus Dei a los próximos cien años. Es una ocasión para rejuvenecernos, para reconocer el amor de Dios en nuestra vida y llevarlo a los demás, especialmente a los más necesitados.
Seguid apoyando, con la oración, la reestructuración territorial de algunas circunscripciones de la Prelatura; ahora, la nueva región erigida en América Central, uniendo las que hasta ahora se denominaban Septentrional y Meridional; y El Salvador.
Con mi bendición más cariñosa, vuestro Padre
Fernando
Roma, 10 de junio de 2021