ÁNGELUS
Viaje apostólico a Albania
Domingo 21 de septiembre de 2014

Queridos hermanos y hermanas:

Antes de que acabe esta celebración, me gustaría dirigir un saludo a todos ustedes, venidos de Albania y de otros países vecinos. Les agradezco su presencia y el testimonio que dan de su fe.

En especial me dirijo a ustedes jóvenes. Dicen que Albania es el país más joven de Europa y me dirijo a ustedes. Los invito a cimentar su existencia en Jesucristo, en Dios: quien pone su fundamento en Dios edifica sobre roca, porque Él siempre permanece fiel, incluso aunque nosotros seamos infieles (cf. 2Tm 2, 13). Jesús nos conoce mejor que nadie; cuando nos equivocamos, no nos condena, sino que nos dice: "Anda, y en adelante no peques más" (Jn 8, 11). Queridos jóvenes, ustedes son la nueva generación, la nueva generación de Albania, el futuro de la patria. Con la fuerza del Evangelio y el ejemplo de sus antepasados y el ejemplo de los mártires, digan no a la idolatría del dinero -no a la idolatría del dinero-, no a la engañosa libertad individualista, no a las dependencias y a la violencia; y digan sí, en cambio, a la cultura del encuentro y de la solidaridad, sí a la belleza inseparable del bien y de la verdad; sí a la vida entregada con magnanimidad y fidelidad en las pequeñas cosas. Así construirán una Albania y un mundo mejor, siguiendo las huellas de sus antepasados.

Dirijámonos ahora a la Virgen Madre, que veneran sobre todo con el título de "Nuestra Señora del Buen Consejo". Me acerco espiritualmente a su Santuario de Escútari, al que tanta devoción tienen, y pongo en sus manos toda la Iglesia en Albania y todo el pueblo albanés, particularmente las familias, los niños y los ancianos, que son la memoria viva del pueblo. La Virgen María los lleve, "juntos con Dios, hacia la esperanza que no defrauda".