Queridos hermanos y hermanas:
Os saludo a todos vosotros, que habéis participado en esta celebración. De modo especial agradezco a las delegaciones oficiales llegadas por las canonizaciones: la de Polonia, encabezada por el presidente de la República, y la de Suecia. Que el Señor, por intercesión de los dos nuevos santos, bendiga a vuestras naciones.
Saludo con afecto a los numerosos grupos de peregrinos de Italia y de diversos países, en particular a los fieles provenientes de Estonia, así como también a los de la diócesis de Bolonia y las bandas musicales.
Todos juntos nos dirigimos ahora en oración a la Virgen María, para que nos guíe siempre por el camino de la santidad y nos sostenga al construir día a día la justicia y la paz.