Queridos hermanos y hermanas:
Ayer, en Würzburg (Alemania), fue proclamado Beato Engelmar Unzeitig, sacerdote de la congregación de los Misioneros de Mariannhill. Asesinado por odio a la fe en el campo de exterminio de Dachau, él contrapuso el amor al odio, a la ferocidad respondió con la mansedumbre. Que su ejemplo nos ayude a ser testimonios de caridad y de esperanza en medio de las tribulaciones.
Me uno con gusto a los obispos de México en su apoyo al compromiso de la Iglesia y de la sociedad civil en favor de la familia y de la vida, que en estos tiempos requieren especial atención pastoral y cultural en todo el mundo. Y además aseguro mi oración por el querido pueblo mexicano, para que cese la violencia que durante estos días ha golpeado también a algunos sacerdotes.
Hoy es la Jornada mundial del sordo. Deseo saludar a todas las personas sordas también aquí representadas, y animar a que den su aportación para una Iglesia y una sociedad cada vez más capaz de acoger a todos. Y por último dirijo un saludo especial a todos vosotros, ¡queridísimos catequistas! gracias por vuestro compromiso con la Iglesia al servicio de la evangelización, con la transmisión de la fe. Que la Virgen os ayude a perseverar en el camino de la fe y a dar testimonio con la vida de aquello que transmitís en la catequesis.