Queridos hermanos y hermanas:
Antes de concluir esta Divina Liturgia, deseo saludaros una vez más a los que estáis aquí presentes y a los que he encontrado durante estos días, asimismo agradezco a todos la cordial acogida. Saludo respetuosamente al señor Presidente de la República y a las demás autoridades, manifestándoles un sincero agradecimiento por su fructuosa colaboración en la preparación y el desarrollo de mi visita. Estoy agradecido a Su Beatitud el Patriarca Daniel, al Santo Sínodo, al clero y a los fieles de la Iglesia Ortodoxa de Rumanía, que me han acogido fraternalmente. Que el Señor bendiga esta antigua e ilustre Iglesia y la sostenga en su misión. [Aplauso] Un fraterno aplauso a todos ellos.
Dirijo un saludo lleno de afecto y de gratitud a Su Beatitud el Cardenal Lucian Mure?an. Saludo a los fieles de la Iglesia Católica, a los obispos, sacerdotes, religiosos y a los fieles laicos de Bucarest y de Ia?i, así como a los numerosos pelegrinos de ?umuleu Ciuc. Doy gracias al Señor porque me ha dado la posibilidad de rezar con vosotros y de animar vuestro empeño en la evangelización y en el testimonio de la caridad. Aquí en Blaj, tierra de martirio, libertad y misericordia, rindo homenaje a vosotros, hijos de la Iglesia Greco-Católica, que desde hace tres siglos testimoniáis con ardor apostólico vuestra fe.
Que la Virgen María haga extensiva su protección materna a todos los ciudadanos de Rumanía que a lo largo de la historia han confiado siempre en su intercesión. A ella os encomiendo a todos y le pido que os guíe en el camino de la fe, para avanzar hacia un futuro de auténtico progreso y de paz, y para contribuir en la construcción de una patria cada vez más justa, armoniosa y fraterna.
Regina Caeli…