Celebración de la Santa Misa y bautismo de algunos niños.
Como Jesús, que fue a hacerse bautizar, así hacéis vosotros con vuestros hijos.
Jesús responde a Juan: "Hágase toda justicia" (cf. Mt 3, 15). Bautizar a un hijo es un acto de justicia para él. ¿Y por qué– Porque nosotros con el Bautismo le damos un tesoro, nosotros con el Bautismo le damos en prenda el Espíritu Santo. El niño sale [del Bautismo] con la fuerza del Espíritu en su interior: el Espíritu que lo defenderá, que lo ayudará, durante toda su vida. Por eso es tan importante bautizarlos cuando son pequeños, para que crezcan con la fuerza del Espíritu Santo.
Este es el mensaje que quisiera daros hoy. Vosotros traéis hoy a vuestros hijos, [para que tengan] el Espíritu Santo dentro de ellos. Y cuidad de que crezcan con la luz, con la fuerza del Espíritu Santo, a través de la catequesis, la ayuda, la enseñanza, los ejemplos que les daréis en casa… Este es el mensaje.
No quisiera deciros nada más importante. Sólo una advertencia. Los niños no están acostumbrados a venir a la Sixtina, ¡es la primera vez! Tampoco están acostumbrados a estar en un ambiente algo caluroso. Y no están acostumbrados a vestirse así para una fiesta tan hermosa como la de hoy. Se sentirán un poco incómodos en algún momento. Y uno empezará a llorar… –¡El concierto no ha empezado todavía!– pero empezará uno, luego otro… No os asustéis, dejad que los niños lloren y griten. A lo mejor si tu niño llora y se queja, quizás sea porque tiene demasiado calor: quitadle algo; o porque tiene hambre: dale de mamar, aquí, sí, siempre en paz. Es algo que dije también el año pasado: tienen una dimensión "coral": es suficiente que uno dé la primera nota y empiezan todos y habrá un concierto. No os asustéis. Es un sermón muy bonito el de un niño que llora en una iglesia. Haced que esté cómodo y sigamos adelante.
No lo olvidéis: vosotros lleváis el Espíritu Santo a los niños.