Carta del Papa Francisco a los jóvenes del UNIV
Vaticano, 16 de marzo de 2018

Queridos jóvenes:

Con ocasión del cincuenta aniversario de este encuentro universitario promovido por la Prelatura del Opus Dei, venís una vez más a la Ciudad Eterna movidos por el amor a Dios, a la Iglesia y al Papa. Se os ofrece así una linda oportunidad para encontraros con Cristo durante la Semana Santa y madurar en la fe y en vuestro compromiso, junto a otros jóvenes de culturas y experiencias diversas, pero animados por un mismo deseo de felicidad, plenitud y entrega generosa.

Vuestro encuentro tiene lugar precisamente en el año en que se va a celebrar el Sínodo sobre «los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional». Os animo a prepararos para participar en este evento eclesial, y para ello os hará bien dirigir la mirada a Juan, el joven discípulo a quien Jesús amaba y a quien le entregó a María como Madre nuestra. Él os enseñará a reconocer a Jesús que pasa por vuestra vida y a seguirlo con el ímpetu y esa alegría que «llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús» (Evangelii gaudium, 1).

Sí, el Señor nos invita a todos a seguirlo con alegría y a amar sin reservas a Dios y a los demás. Os servirá de gran ayuda ese consejo de san Josemaría: «Que busques a Cristo: Que encuentres a Cristo: Que ames a Cristo» (Camino, 382). No dejéis de cultivar cada día vuestro trato de amistad con Cristo, preguntándoos con frecuencia: «¿Qué haría Jesús en mi lugar? ¿Qué puedo hacer por parecerme cada vez más a Él y llevarlo a los demás?». Buscadlo en la oración, en los sacramentos, en todas las circunstancias de vuestra vida y también en las personas que os rodean: amigos, familiares, compañeros de estudio, y en las más necesitadas y olvidadas del mundo, en quienes se refleja de manera especial el rostro de Cristo. Os invito a salir de vosotros mismos, venciendo la comodidad y el egoísmo de pensar sólo a vuestras cosas, para poneros en camino al encuentro de las personas necesitadas, y servirlas con vuestros talentos. Ese es el mejor modo de seguir a Cristo y de tener siempre el corazón enamorado de Él.

Rezo por vosotros, y por vuestros proyectos e ilusiones, para que sintáis en todo momento el amor del Señor, que nos llamó a una vida de entrega y de servicio.

Os ruego también que no os olvidéis de rezar por mí. Que Jesús os bendiga y la Virgen Santa os cuide.

Cordialmente,

Francisco