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Capítulo único. La Justicia de Yahvé

Ab 1, 1-9 Vaticinio sobre la ruina de Edom

Nada se dice en el título sobre la personalidad de Abdías ni de la época en que profetizó. El vaticinio empieza ex abrupto, con lo que la impresión es más fuerte en el lector. El profeta se hace eco de un mensaje divino (Hemos oído un rumor de parte de Yahvé (v.1) relativo a un ataque de las gentes contra Edom. Para dramatizar más la situación, presenta a un heraldo convocando a todos los pueblos al ataque: Alcémonos en guerra contra él. Las gentes, al atacar a Edom, no hacen sino cumplir un designio divino de castigar y humillar su poderío: Te he hecho pequeño entre las gentes. Sobremanera despreciable (v.2).
Para dar mayor efectividad al vaticinio, se presenta ya el hecho como cumplido. Yahvé ha querido humillar a Edom precisamente por su insolencia y el orgullo de su corazón (v.3) al considerarse inexpugnable en su pétrea orografía. La capital de Edom era Petra (en hebreo Selah), verdadera fortaleza natural, ya que está excavada en roca viva; sus habitantes habitaban materialmente en las cavernas de las rocas, en cimas difícilmente accesibles (cuya morada son las alturas). Militarmente, el territorio de Edom parecía inexpugnable; de ahí el sentimiento de autosuficiencia de la nación: ¿Quién me hará bajar a tierra? Pero de nada le servirán sus nidos de águila, ya que la mano de Yahvé es poderosa para derribarlos (v.4).
La ruina de la nación será completa fuera de toda medida. La catástrofe que se avecina no se puede comparar a la incursión de unos ladrones que roban sólo lo que necesitan (v.5). Quedará más asolada que una viña después de la vendimia, pues después de ésta siempre queda un rebusco, mientras que la ruina que Yahvé va a traer sobre Edom la dejará totalmente desolada: ¡Cómo has sido saqueado! ¡Cómo esta Esaú de hollado! (v.6). Los enemigos invasores de Edom no se marcharán hasta que hayan rebuscado sus escondrijos.
Y, para mayor escarnio, los que causarán esta ruina serán los que antes eran considerados como sus aliados (?.7). El profeta probablemente alude a tribus árabes invasoras que en otro tiempo fueron auxiliares de los edomitas contra los países vecinos. En el siglo IV a.C. las tribus nabateas se establecieron en el territorio de Edom, suplantando la nacionalidad de los edomitas, de tal forma que éstos tuvieron que emigrar al sur de Palestina: Hasta la frontera todos los aliados te arrojaron.
El exterminio de Edom traerá como consecuencia la desaparición de los sabios renombrados en la antigüedad (v.8). Es el día de la manifestación de la ira divina, y por eso nada tendrán que hacer sus guerreros (v.9). Teman, una de las famosas ciudades de Edom, simboliza aquí a todo el reino edomita, castigado por la justicia divina. Otra denominación paralela es la de montañas de Esaú, que alude al mismo tiempo al carácter montañoso del país y a la procedencia de los edomitas del antepasado-epónimo Esaú (Edom), hermano de Jacob.

Ab 1, 10-16 Venganza de la cruel conducta de los edomitas contra los israelitas

El profeta echa en cara a Edom sus crímenes e injusticias cometidas contra su hermano Jacob (Israel) (v.10). Con ocasión de la destrucción de Jerusalén por los babilonios, los habitantes de Edom -ávidos de revancha contra Judá, al que habían estado sometidos- se unieron a los invasores en el despojo y en la mortandad de los vencidos. Abdías les aconseja no participar en este ultraje, porque también para ellos llegará la hora del castigo.
Aunque el profeta supone ya los hechos ocurridos, por artificio literario los presenta como futuros para preparar el anuncio de la ruina de Edom. Los edomitas llegaron a exterminar a los fugitivos de Judá. Esta conducta cruel tendrá su merecida retribución (v.15). Todas las gentes tendrán que beber el cáliz de la cólera divina, como en otro tiempo lo hicieron los judíos, moradores de su monte santo (la colina de Sión). Tantos crímenes no pueden quedar impunes.

Ab 1, 17-21 La restauración gloriosa de Sión

Realizado el juicio punitivo sobre las naciones, sobre todo sobre Edom, se iniciará el período glorioso de Israel. Yahvé se reservará una porción salvada o rescatada de las ruinas. Será el resto glorioso, núcleo de restauración de la futura teocracia que tendrá su sede en el monte de Sión, que será santo, porque volverá a vivir en él Yahvé, y porque sus ciudadanos serán santos o consagrados a Dios como heredad de bendición (v.17). Por otra parte, hará que el pueblo israelita tome su revancha sobre sus tradicionales enemigos los edomitas. La casa de Jacob y la casa de José parecen designar, respectivamente, al reino del norte, Israel, y el del sur, Judá. José era el padre de Efraím, la tribu principal del reino del norte. De nuevo las doce tribus se unirán y serán como un fuego abrasador sobre la casa de Esaú (Edom), que será consumida como paja (v.18).
Los confines del antiguo reino davídico volverán a restaurarse: Los del Negueb, e.d., los judíos habitantes del sur de Palestina, ocuparan la montaña de Esaú, la región de Edom que se extiende al este del Araba. Los de la Sefela, e.d., la región que, paralela a la costa, se extendía desde la zona montañosa hasta la llanura costera, ocuparán el (país) de los filisteos, e.d., la parte occidental de Palestina, juntamente con la campiña de Efraím y de Samaría, es decir, la parte central de Palestina; y los de Benjamín, tribu al norte de Jerusalén, ocuparán la parte de Galaad, en el nordeste de Transjordania. El profeta, pues, acaba de anunciar que los israelitas, dispersos en la tierra de Palestina, ensancharán sus fronteras hasta volver a reconstruir el imperio de los tiempos de David y de Salomón.
A continuación su mirada se dirige a los de la Diáspora, exilados en las más lejanas naciones. Parte de ellos ocuparán la región de los cananeos hasta Sarepta (?.20), ? parte septentrional de Palestina, colindante con Fenicia. Y otra parte procedente de Sefarad ocupará el Mediodía, o sur de Palestina. ¿Qué localidad es esta de Sefarad? Los LXX traducen Efrata, lo que no hace sentido. La Vg, Bosforo. San Jerónimo nos dice que un judío le dijo que era la región donde Adriano había deportado a muchos judíos. En el Siríaco, el Targum y en la literatura rabínica de la Edad Media se identificaba con España (de ahí el nombre de sefarditas dado a los judíos de procedencia hispánica, en contraposición a los askenazim del centro de Europa).
Algunos autores han creído identificar Sefarad con la Shaparda (en el Asia Menor: Sardis?) de las inscripciones persas y aun con Esparta. Generalmente se cree hoy día que Sefarad designa una localidad mesopotámica, que pudiera ser la Shaparda de las inscripciones cuneiformes del tiempo de Sargón, que se hallaba al sudoeste de Media, cerca de Babilonia. Desde luego, la mención de los cautivos de Jerusalén parece favorecer esta opinión, ya que sabemos que los habitantes de Jerusalén fueron llevados en cautividad a Mesopotamia por Nabucodonosor.
El profeta anuncia solemnemente la repatriación de los exilados, que volverán como salvadores o héroes al monte de Sión (v.21), para desde allí regir y juzgar la montaña de Esaú, o Edom, símbolo de las naciones paganas, que se convertirán en vasallos del pueblo elegido, porque a Yahvé pertenece el imperio. Es la hora de Yahvé, que inaugura su reinado universal sobre los pueblos, con Jerusalén como capital. El pueblo judío será el primogénito entre todos los de la tierra, quedando así compensado de todas sus aflicciones pasadas.