Si se habla de Columba se refiere uno al primero de los fundadores monásticos irlandeses de familia real. Fue candidato para la monarquía de Tír Conaill, y muchos de sus parientes –miembros de la familia Uí Néill que dominó la mitad norte de Irlanda desde el siglo V al XI– fueron reyes de Tara y reclamaron la realeza sobre toda Irlanda.
Nació en el 521. Según Veda el Venerable fundó Iona en una isla entre Dál Riata y Pictland en el año 563, en Escocia, y la comunidad de monasterios conocida como familia Columbae en Irlanda y en el norte de Bretaña. Columba también fundó probablemente los monasterios de Derry y Durrow antes de abandonar Irlanda. Desde Iona salió para Nortumbria, –la misión de san Aidan, que influyó notablemente en la evangelización de los anglos–, inaugurando la peregrinatio pro amore Christi irlandesa.
Cuenta una leyenda que el exilio Columba fue una penitencia impuesta por su actuación en la batalla de Cúl Dreimne en el 561, pero el relato que hace san Adomán sobre su amistad con san Comgall de Bangor –santo patrón de los enemigos de hereditarios de su propia dinastía en el Ulster–, sugiere que Columba quiso evitar toda intromisión en las exigencias de su familia. No obstante, coronó a Aedán Mac Gabraín como rey de Dál Riata –la más antigua ceremonia real cristiana en las islas británicas de la que se tienen datos–, y probablemente negoció un tratado entre éste y el rey de Uí Nelly, Áed Mac Ainmuireich (primo de Columba) en la Convención de Druim Cette del año 575.
Convirtió a los pictos; consiguió que Brude, su gran rey, protegiera a Cormac Moccu Liatháin, un santo del sur de Irlanda que buscaba una ermita en Orkneys y cuyos viajes pudieron haber inspirado los de san Brendan.
Fue amigo personal de san Brendan, fundador de Clonfert, de san Comgall de Bangor, y del santo de Aghaboe. Hay todas las probabilidades de que las noticias que se dan acerca de la visita de estos tres santos a Iona sean ciertas.
Columba permaneció como simple presbítero, pero ejerció una jurisdicción quasi-episcopal sobre sus iglesias en Irlanda y Britania, y ese estilo fue continuado por sus sucesores, la mayoría de los cuales fueron miembros de la dinastía Tír Connaill, incluido san Adomán (624-704), el fundador de la iglesia de Raphoe y biógrafo de san Columba con una obra –Vita Columbae–, muestra de obra biográfica y gracias a la que se conocen los primeros pasos de la vida monástica irlandesa.
A la comunidad de Columba se deben los famosos manuscritos ilustrados de Durrow, Lindisfarne, y Kells. Durante largo tiempo esta comunidad rehusó aceptar la fecha de la Pascua romana y su organización fue un epítome de la Iglesia celta, teniendo por principal características que los monjes estuvieran exentos de la jurisdicción episcopal. A esta comunidad se debe un estrecho lazo y puente cultural entre Irlanda y Britania.
El propio Columba escribió Himnos en latín, especialmente el Altus Prosator escrito en el estilo Hisperic muy culto: su descripción del día del juicio fue imitada por Rábano Mauro y, a través de él, inspiró el Dies Irae. El Salterio es seguramente el manuscrito irlandés más antiguo que existe.
Se atribuyeron falsamente a Columba gran cantidad de poemas del irlandés medieval, pero la más antigua composición literaria en lengua irlandesa es el Amra Coluim Chille, una elegía arcaica sobre su muerte.
Murió en Iona el 9 de junio de 597.
Es patrón de Irlanda juntamente con los santos Patricio y Brígida de Kildare.