Recordamos juntos hoy a estos tres santos que murieron en la Córdoba (España) de mediados del siglo IX. Todos nuestros santos de hoy habían sido animados por san Fandila, santo que se recordaba ayer, a sufrir sin temor el martirio. Los tres mártires estaban relacionados con el gran monasterio cordobés de Tavana, al que también perteneció Fandila. Digna, natural de Córdoba, era una religiosa contemplativa en el cenobio femenino que atendían los monjes tavanenses. Anastasio, también cordobés de nacimiento, había comenzado sus estudios en las aulas de la Iglesia de San Acisclo, donde fue ordenado sacerdote, luego decidió seguirlos en Tavana, donde abrazó la vida religiosa y fue ordenado sacerdote. Félix, por su parte, no había nacido en Córdoba, sino en Alcalá de Henares y se formó en la vida monástica en Asturias, aunque después lo destinaron a Córdoba. Los tres mártires fueron degollados y después quemaron sus cuerpos y arrojaron las cenizas al Guadalquivir, para evitar así que los cristianos los enterrasen y pudieran venerarlos.
-Santos Anastasio, Félix y Digna, mártires. San Anastasio, natural de Córdoba, sirvió y estudió en la iglesia de San Acisclo, se ordenó de diácono, y deseoso de vida más retirada y penitente, vistió el hábito en el monasterio Tabanense. En él le ordenaron de sacerdote. San Félix era natural de Alcalá de Henares; se educó. en Asturias y recibió el hábito de monje, pero se trasladó al Tabanense. Santa Digna, natural de Córdoba y monja en Tábanos también. A los tres animó a sufrir el martirio San Fándilas. Se les degolló; quemaron sus cuerpos, y sus cenizas las arrojaron al Guadalquivir, 853.
Anastasio, natural de Córdoba, sirvió y estudió en la iglesia de San Acisclo, se ordenó de diácono, y deseoso de una vida más retirada y penitente vistió el hábito en el monasterio Tabanense. En él le ordenaron sacerdote.
Félix era natural de Alcalá de Henares; se educó en Asturias y recibió el hábito de monje; pero se trasladó al Tabanense.
Digna era natural de Córdoba y monja, religiosa contemplativa, también de Tábanos.
Fue san Fandilas quien animó a los tres a pasar por el martirio, sufriendo por Cristo.
Como hicieron con otros, les cortaron la cabeza el 14 de junio, quemaron sus cuerpos y arrojaron sus cenizas al Guadalquivir.