Son mártires y patronos secundarios de la Diócesis de Badajoz —hoy Archidiócesis de Mérida-Badajoz—.
Un rayo que cayó en el castillo fue la causa del terrible fuego que amenazaba a todas luces alcanzar el polvorín o almacenes de pólvora de la ciudad y cuya explosión hubiera sido una catástrofe tanto en pérdida de vidas humanas como de viviendas y bienes. El apresurado rezo a los santos del día en aquel apuro hizo que milagrosamente se detuvieran las llamas en la misma zona inmediatamente próxima al almacén de munición. Las personas que se supieron protegidas por la intercesión de los santos mártires Marcelino y Pedro pidieron a las autoridades eclesiásticas sea oficialmente reconocida la protección de los santos que les libraron al final de aquella terrible tormente.
Un decreto de la Sagrada Congregación de Ritos faculta al Deán y Cabildo para elegirlos patronos menos principales de la ciudad de Badajoz. Una vez ejecutado, es aprobado por el Obispo Juan Marín Rodezno, el 13 de junio de 1699.
Su celebración es sólo para la ciudad.
San Marco y Marceliano, mártires, hermanos gemelos, hijos de San Tranquilino y Santa Marcia, convertidos a la fe por San Sebastián, y crucificados por J. C., Roma, 286.
Marcos y Marcelino, mártires, fueron hermanos gemelos, hijos de san Tranquilino y santa Marcia, convertidos a la fe por san Sebastián, y crucificados en Roma por la fe en Jesucristo, el año 286.
Son patronos secundarios de la hoy Archidiócesis de Mérida-Badajoz.
Un rayo que cayó en el castillo fue la causa del terrible fuego que amenazaba a todas luces alcanzar el polvorín o almacenes de pólvora de la ciudad y cuya explosión hubiera sido una catástrofe tanto en pérdida de vidas humanas como de viviendas y bienes. El apresurado rezo a los santos del día en aquel apuro hizo que milagrosamente se detuvieran las llamas en la misma zona inmediatamente próxima al almacén de munición. Las personas que se supieron protegidas por la intercesión de los santos mártires Marcelino y Pedro pidieron a las autoridades eclesiásticas sea oficialmente reconocida la protección de los santos que les libraron en aquella terrible tormenta.
Un decreto de la Sagrada Congregación de Ritos faculta al Deán y Cabildo para elegirlos patronos menos principales de la ciudad de Badajoz. Una vez ejecutado, es aprobado por el Obispo Juan Marín Rodezno, el 13 de junio de 1699.
Su celebración es sólo para la ciudad.