San Francisco de Jerónimo, nacido en Prolagia (Nápoles) en 1642 y muerto en esta ciudad en 1716, canonizado por Gregorio XVI en 1839. Fue el Juan de Ávila de la región napolitana. Sus principales obras fueron la fundación del Círculo Católico de obreros y la comunión general de cada mes, a la que solían acudir más de veinte mil personas. Dios le concedió largamente el don de profecía y de milagros. Además de sus misiones y Ejercicios, predicaba sin cesar en las iglesias y plazas, porque las multitudes que le seguían arrebatadas por su elocuencia, no cabían en el sagrado recinto. Fue el predicador más popular de su época: al bendecir a San Alfonso de Ligorio, le predijo que llegaría a los noventa años y que haría gran bien a la Iglesia.