Nicanor Ascanio nació en Villarejo de Salvanés en 1814, y después de ejercer el ministerio sacerdotal en su villa natal y en Aranjuez, profesó en la Orden franciscana.
Nicolás María Alberca nació en Aguilar, Córdoba, en 1830. Ejerció el apostolado durante su juventud en Madrid, y también profesó en la Orden franciscana.
Ambos embarcaron en 1859 rumbo a Tierra Santa, pero fueron destinados después a Damasco, donde sufrieron el martirio el 9 de julio de 1860, siendo beatificados por Pío XI el 2 de Mayo de 1926.