Entre los años 1633 y 1637 fueron martirizados en Nagasaky (Japón) bastantes fieles cristianos.
San Lorenzo Ruiz es el primer mártir de nacionalidad filipina; fue sacristán, casado y padre de familia.
La mayoría de sus compañeros mártires fueron religiosos dominicos pertenecientes a la provincia filipina; otros eran españoles y alguno japonés.