Fue obispo de Antioquía bajo Marco Aurelio. Era un pagano converso, de formación griega y vasta cultura. De las numerosas obras que compuso, sólo nos ha llegado su Autólico, dirigido a un pagano que tenía necesidad de ser instruido, para quitarle, entre otras cosas, la idea de que los cristianos comían carne de niño. En plena persecución, Teófilo se atreve a llamar menesterosos y ciegos voluntarios a los escritores ateos, y les dice:
"Comenzad por curar los ojos de vuestra alma cambiando de conducta y entonces veréis más claras las cosas invisibles. Vuestra estupidez, como en otros tiempos la mía, disminuirá entonces y Dios os dará la misma gracia que me concedió a mí: la de revelarse a vosotros".