El enfado y el insulto al hermano pueden matar. Fue la advertencia del Papa Francisco –el 13 de junio, en la misa que celebra al empezar cada día en la capilla de la Domus Sanctae Marthae– comentando el pasaje del evangelio de Mateo (Mt 5, 20-26), donde se narra que quien se enfada con el propio hermano será procesado. Y al aludir también a san Juan, quien, respecto a aquel que expresa resentimiento y odio hacia el hermano, en realidad, en su corazón, ya lo mata, el Papa puso de relieve la necesidad de entrar en la lógica del perfeccionamiento, es decir, "ajustar nuestra conducta". Evidentemente se refiere al tema de "desacreditar al hermano a partir de pasiones interiores nuestras. Y en concreto el insulto". El Pontífice hizo notar irónicamente cuánto se ha extendido "en la tradición latina" recurrir al insulto con "una creatividad maravillosa, porque vamos inventando uno tras otro".
Cuando Jesús pronunció las palabras que recoge el Evangelio del día –recordó el Pontífice, hablando en esta ocasión en su español, ante la presencia de un nutrido grupo de argentinos–, inicia con una frase: "la justicia de ustedes tiene que ser superior a la justicia que están viendo ahora, la de los escribas y fariseos". Por ello –añadió el Santo Padre– quien "entra en la vida cristiana, el que acepta seguir este camino, tiene exigencias superiores a las de los demás". Y aquí una puntualización: "No tiene ventajas superiores. ¡No! Exigencias superiores". Jesús menciona algunas de ellas, como "las exigencias de la convivencia", pero luego indica también "el tema de la relación negativa hacia los hermanos". Las palabras de Jesús –subrayó– no dejan vía de escape: "Ustedes han oído que se dijo en el pasado: no matarás. Y el que mata debe ser llevado al tribunal. Pero yo les digo que todo aquél que se enoja contra su hermano merece ser condenado, y todo aquel que lo insulta merece ser castigado por el tribunal". Respecto al insulto –indicó el Papa–, Jesús es aún más radical y "va mucho más allá". Porque dice que cuando ya "en tu corazón hay algo negativo" contra el hermano y se expresa "con un insulto, con una maldición o con enojo, hay algo que no funciona, y te tenés que convertir, tenés que cambiarlo".
El Papa Francisco pidió al Señor la gracia para todos de "cuidar un poquito más la lengua con lo que decimos de los demás". Sin duda es "una pequeña penitencia, pero da buenos frutos". E insistió en la necesidad de pedir al Señor la gracia de "ajustar nuestra vida a esta nueva ley, que es ley de la mansedumbre, ley del amor, ley de la paz".