Hay necesidad de "cristianos de acción y de verdad" cuya vida esté "fundada sobre la roca de Jesús", y no de "cristianos de palabras", superficiales como los gnósticos o rígidos como los pelagianos. Lo dijo el Papa Francisco, en la misa celebrada el jueves 27 de junio, en la capilla de la Domus Sanctae Marthae.
El Papa, inspirándose en el evangelio del día (Mt 7, 21-29), dijo que "el Señor nos habla de nuestro fundamento, el fundamento de nuestra vida cristiana", y nos dice que este "fundamento es la roca". Esto significa que "debemos construir la casa", o sea nuestra vida, sobre la roca que es Cristo. Él es la única roca "que puede darnos seguridad".
A partir de esta enseñanza, el Papa Francisco identificó "en la historia de la Iglesia dos clases de cristianos": los primeros, de quienes hay que tener cuidado, son los "cristianos de palabras", los que se limitan a repetir: "Señor, Señor"; los segundos, los auténticos, son "cristianos de acción, de verdad". Al respecto destacó que desde siempre existe "la tentación de vivir nuestro cristianismo fuera de la roca que es Cristo: el único que nos da la libertad para decir "Padre" a Dios; el único que nos sostiene en los momentos difíciles". E hizo una doble exhortación a pedir "al Señor la gracia de no transformarnos en "cristianos de palabras"", para poder, en cambio, "ir adelante en la vida como cristianos firmes sobre la roca que es Jesucristo y con la libertad que nos da el Espíritu Santo". Una gracia que se ha de pedir "de modo especial a la Virgen. Ella –concluyó– sabe lo que significa estar fundados en la roca".