Antología de Textos

VISITA AL SANTISIMO

1. Muchos cristianos tienen costumbre, a lo largo del día, de detenerse en una iglesia para hacer una visita a Jesús Sacramentado. Son momentos de intimidad con el Señor, en los que el fiel se ejercita brevemente en la oración personal, pide ayuda, da gracias, etc.
2. Ante el Santísimo hemos de expresar en primer lugar nuestra fe. En el Sagrario se nos entrega Jesús bajo las especies de pan. Nos espera, desea que vayamos a verle. Cuando estamos delante de Él está atentísimo a lo que queramos decirle: una jaculatoria, un acto de fe, una petición, un acto de desagravio o reparación o que le miremos con devoción, sabiendo que allí, en el Sagrario, está el mismo Jesús de Nazaret, el Hijo de María, el que multiplicó los panes y los peces, el que con un solo gesto calmó una tempestad y devolvió la paz perdida a unos hombres asustados. Él tiene todo lo que nos falta y necesitamos.
3. Ante el Sagrario se puede decir con toda verdad y realidad: Dios está aquí. Y ante este Misterio de Fe no cabe otra actitud que la de respeto, veneración y asombro. Al estar cerca de Él recordamos aquellas palabras que oyó Moisés al acercarse al monte santo: Descálzate, porque el lugar que estás pisando es santo (Ex 3, 5). Y, enseguida, la adoración, el agradecimiento, el amor.
Cuando visitamos al Santísimo, hemos de recordar que Cristo murió y resucitó, y que es nuestra Pascua. Cuando dejamos el templo, después de unos momentos de oración, habrá crecido en nosotros la paz, la necesidad de ayudar a los demás, y un vivo deseo de comulgar. La intimidad con Jesús no se realizará completamente más que en la Comunión.
La oración ante el Santísimo nos ayudará a hallar de nuevo la presencia de Dios en nosotros, en medio del trabajo y de nuestras ocupaciones diarias.

Fuente de gracias

5552 Siendo esta devoción tan útil es al mismo tiempo la más fácil (SAN ALFONSO M.ª DE LIGORIO, Visitas al Stmo. Sacramento, Introducción).

5553 No dejes la Visita al Santísimo.-Luego de la oración vocal que acostumbres, di a Jesús, realmente presente en el Sagrario, las preocupaciones de la jornada.-Y tendrás luces y ánimo para tu vida de cristiano (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER Camino, 554).

5554 ¡Oh, cuán abundantes gracias han sacado los santos de esta fuente del Santísimo Sacramento, donde el amoroso Jesús liberalmente concede todos los merecimientos de su Pasión! (SAN ALFONSO M.ª DE LIGORIO, Visitas al Stmo. Sacramento, 1).

Fortaleza para la vida cristiana

5555 Es como llegarnos al fuego, que aunque le haya muy grande, si estáis desviadas y escondéis las manos mal os podéis calentar, aunque todavía da más calor que no estar a donde no hay fuego. Mas otra cosa es querernos llegar a él, que si el alma está dispuesta –digo que esté con deseo de perder el frío– y se está allá un rato, queda para muchas horas con calor (SANTA TERESA C. de perfección, 35, 1).

5556 ¡Cuán consoladores y suaves son los momentos pasados con este Dios de bondad! ¿Estás dominado por la tristeza? Ven un momento a echarte a sus plantas, y quedarás consolado. ¿Eres despreciado del mundo? Ven aquí, y hallarás un amigo que jamás quebrantará la fidelidad. ¿Te sientes tentado? Aquí es donde vas a hallar las armas más seguras y terribles para vencer a tu enemigo. ¿Temes el juicio formidable que a tantos santos ha hecho temblar? Aprovéchate del tiempo en que tu Dios es Dios de misericordia y en que tan fácil es conseguir el perdón. ¿Estás oprimido por la pobreza? Ven aquí, donde hallarás a un Dios inmensamente rico, que te dirá que todos sus bienes son tuyos [...] (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre el Corpus Christi).

5557 A cualquier alma que visita a Jesús en el Santísimo Sacramento le dice este Señor: [...] "Alma que me visitas, levántate de tus miserias, pues estoy aquí para enriquecerte de gracias. Date prisa, llega a mi, no temas mi majestad, porque está humillada en este Sacramento, para apartar de ti el miedo y darte toda confianza" (SAN ALFONSO M.ª DE LIGORIO, Visitas al Stmo. Sacramento, 8).

El Señor "espera nuestra visita"

5558 No todos pueden hallar al rey de la tierra, y lo más que pueden algunos conseguir es valerse para esto de alguna tercera persona; mas para hablar con Vos, oh Rey de la gloria, no es preciso buscar terceras personas, porque siempre estáis pronto en este Sacramento para oírnos; el rey de la tierra da audiencia pocas veces en el año, mas Vos, en ese Sacramento, a todos nos dais audiencia, de día y de noche, siempre que queremos (SAN ALFONSO M.ª DE LIGORIO, Visitas al Stmo. Sacramento, 10).

5559 ¿Sabéis aún cuál fue el motivo que movió a Jesucristo a permanecer día y noche en nuestros templos? Pues fue para que, cuantas veces quisiéramos verle, nos fuese dado hallarle. ¡Cuán grande eres, ternura de un padre! ¡Qué cosa puede haber más consoladora para un cristiano que sentir que adora a un Dios presente en cuerpo y alma! (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre el Corpus Christi).

5560 Es verdad que a nuestro Sagrario le llamo siempre Betania... -Hazte amigo de los amigos del Maestro: Lázaro, Marta, María. -Y después ya no me preguntarás por qué llamo Betania a nuestro Sagrario (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, 322).

Fácil de hacer y abundancia de frutos

5561 Es preciso valorar la devoción eucarística bajo todos sus aspectos: la participación plena de la misma –con la comunión– y también las visitas al Santísimo. Cristo permanece sacramentalmente con nosotros para darnos vida abundante y facilitar el encuentro personal con él. El creyente hallará en estos encuentros eucarísticos paz y serenidad; Cristo sabrá dar la fortaleza y paciencia en la lucha, luz y entusiasmo en la fe, vigor para hacer frente a las tentaciones, profundidad en las convicciones cristianas, fervor en el amor a Dios y en la entrega y servicio a los demás. Todas las virtudes de Jesús están ahí al servicio de todos los que quieran acudir (" Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco ", nos dice). Es una invitación, una presencia ofrecida; sólo producirá efecto en quienes la acepten. La pérdida de esta devoción eucarística sería una lamentable y gran privación (J. DELICADO BAEZA, En medio de las plazas, p. 60).

5562 Muchos cristianos, exponiéndose a grandes peligros y padeciendo muchas fatigas, emprenden largas jornadas sólo con el fin de visitar los lugares de la Tierra Santa en que nuestro Salvador nació, padeció y murió. ¡Ah, y cómo estos santos excesos acusan nuestros descuidos y nuestra ingratitud! Pues dejamos muchas veces de visitar al mismo Señor que habita en las iglesias pocos pasos distantes de nuestras casas (SAN ALFONSO M.ª DE LIGORIO, Visitas al Stmo. Sacramento, 23).

Prueba de gratitud, signo de amor, deber de adoración

5563 Y entró Jesús en el templo. Esto era lo propio de un buen hijo: pasar enseguida a la casa de su padre, para tributarle allí el honor debido. Como tú, que debes imitar a Jesucristo, cuando entres en una ciudad debes, lo primero, ir a la iglesia (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. III, p. 14).

5564 Durante el día, los fieles no omitan el hacer la visita al Santísimo Sacramento, que debe estar reservado en un sitio dignísimo con el máximo honor en las iglesias, conforme a las leyes litúrgicas, puesto que la visita es prueba de gratitud, signo de amor y deber de adoración a Cristo Señor, allí presente (PABLO VI, Enc. Mysterium fidei).

5565 ¡Ah!, y ¿qué haremos, preguntáis algunas veces, en la presencia de Dios Sacramentado? Amarle, alabarle, agradecerle y pedirle, ¿Qué hace un pobre en la presencia de un rico? ¿Qué hace un enfermo delante del médico? ¿Qué hace un sediento en vista de una fuente cristalina? (SAN ALFONSO M.ª. DE LIGORIO, Visitas al Stmo. Sacramento, 1).

5565b Es hermoso estar con Él y, reclinados sobre su pecho como el discípulo predilecto (cfr. Jn 13, 25), palpar el amor infinito de su corazón. Si el cristianismo ha de distinguirse en nuestro tiempo sobre todo por el "arte de la oración", ¿cómo no sentir una renovada necesidad de estar largos ratos en conversación espiritual, en adoración silenciosa, en actitud de amor, ante Cristo presente en el Santísimo Sacramento?
¡Cuántas veces, mis queridos hermanos y hermanas, he hecho esta experiencia y en ella he encontrado fuerza, consuelo y apoyo! [ ]. La Eucaristía es un tesoro inestimable; no solo su celebración, sino también estar ante ella fuera de la Misa, nos da la posibilidad de llegar al manantial mismo de la gracia. Una comunidad cristiana que quiera ser más capaz de contemplar el rostro de Cristo, en el espíritu que he sugerido en las Cartas apostólicas Novo millennio ineunte y Rosarium Virginis Mariae, ha de desarrollar también este aspecto del culto eucarístico, en el que se prolongan y multiplican los frutos de la comunión del cuerpo y sangre del Señor (JUAN PABLO II, Enc. Ecclesia de Eucharistia, 25).