1 Santiago Escrivá de Balaguer, RHF, T-07921, p. 35. Los recuerdos de Santiago respecto a su hermana apuntan a un periodo posterior, al de sus años universitarios. Carmen tuvo muy buenas amigas. Tuvo también varios pretendientes. Entre ellos Luis Otal, barón de Valdeolivos. Carmen renunció a constituir un hogar para ayudar a su hermano Josemaría en su apostolado.
2 Ibidem, p. 5. La tradición de los regalos para los pequeños en la fiesta de los Reyes Magos estaba tan fuertemente arraigada en la familia de los Escrivá, que Santiago esperaba recibir lo que años anteriores. De cómo se celebraría el día de los regalos en Barbastro da idea el que don Josemaría, en carta de 1938, dice a un conocido: te escribo con aquella confiada esperanza que me llenaba el alma entera, cuando de chico escribía a los Reyes Magos (Carta a Enrique Alonso-Martínez Saumell, desde Burgos, en EF-380204-1).
3 Santiago Escrivá de Balaguer, RHF, T-07921, p. 7. El "tebeo" era una revista infantil.
4 Ibidem, p. 9.
5 Cfr. ibidem, p. 4.
6 María Dolores Fisac Serna, RHF, T-04956, p. 12.
7 RHF, AVF-0036. La nota está fechada el 23-V-1948. Don Josemaría había salido en avión Madrid-Roma el 20 de mayo.
8 Sobre este tema y comportamiento de Carmen, cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 512, 514; Narcisa González Guzmán, RHF, T-04989, p. 28; y Francisco Ponz Piedrafita, Mi encuentro con…, ob. cit., pp. 94-96.
9 José Luis Múzquiz de Miguel, RHF, T-04678/1, p. 125; cfr. también Santiago Escrivá de Balaguer, RHF, T-07921, p. 9; y Encarnación Ortega Pardo, RHF, T-05074, p. 56.
10 Cfr. Francisco Ponz Piedrafita, RHF, T-04151, p. 42.
11 Cfr. Narcisa González Guzmán, RHF, T-04989, p. 42; cfr. también: Juan Udaondo Barinagarrementería, Sum. 5030.
12 Como bienhechores consideraba también a los calumniadores, porque nos ayudan a purificarnos. Hay que quererles y pedir por ellos (Juan Hervás Benet, en Testimonios…, ob. cit., p. 203).
13 Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 505.
Es preciso no olvidar que la gratitud a los de su familia, a los Escrivá, era proporcional a las exigencias que, como Fundador, les imponía. En este sentido, la vocación de Carmen y de doña Dolores era la de colaborar en el desarrollo del Opus Dei. Éste es el espíritu que anima algunas de las cartas de don Josemaría, como cuando escribe:
Muy querida madre y muy queridos Carmen y Santiago. ¡Jesús os guarde!
Os recuerdo mucho, y pido al Señor que os dé alegría para seguir ayudándonos en nuestra labor. Espero que, dentro de pocos meses, el esfuerzo que Dios y yo os pediremos será menos intenso. Mientras, hacedlo por Él (Carta, desde León, en EF-400731-1).
14 Cfr. Carta a sus hijos de Burgos, desde Zaragoza, en EF-380509-1.
15 Sobre el viaje a Logroño (27 a 29-IV-1942) y la exhumación de los restos de don José Escrivá Corzán: cfr. RHF, D-05851. Cfr. también Itinerario y Cronología de los viajes: RHF, D-15200, D-15013 y D-15014.
16 Cfr. Narcisa González Guzmán, RHF, T-04989, pp. 57-58.
17 Cfr. María Dolores Fisac Serna, RHF, T-04956, p. 16.
18 Cfr. RHF, D-05851.
19 En la nota rellenada con motivo de la exhumación llevada a cabo en el cementerio de la Almudena se lee: "José Escrivá Corzán - Sepultura: Preferente; meseta 2; Zona A; cuartel 5; manzana 57; letra A; cuerpo núm. 2; Inhumado en 30 de abril de 1942. Trasladado en 31-3-1969 a Cripta Colegio Mayor Sta. Cruz" (RHF, D-05851).
Las actas de inhumación originales se depositaron, respectivamente, en cada una de las sepulturas de la cripta. Fotocopias del original: RHF, D-07778-II-1 y 2.
20 Javier Echevarría, PR, p. 1578.
21 Cfr. Juan Udaondo Barinagarrementería, Sum. 5031.
22 Carta a sus hijos de Madrid, desde Lérida, en EF-411013-1.
23 Carta a sus hijos de Madrid, desde Lérida, en EF-411016-1.
24 Ibidem.
25 No parece que siguiera adelante esa operación de los higos secos, pero sí dio resultado una compra de higos al por mayor, con la que se abastecieron las despensas de varios centros. Cfr. Francisco Botella Raduán, RHF, T-00159, c. IX, p. 17.
26 Carta 6-V-1945, n. 25.
27 Cfr. Francisco Ponz Piedrafita, RHF, T-04151, pp. 74-75. La primera misa en el oratorio de Núñez de Balboa la dijo el entonces confesor del Fundador, don José María García Lahiguera, el 27 de enero de 1942.
28 Apuntes, n. 1854, 8, del 9-XI-1941. Hizo este retiro en la casa de los PP. Paúles de la calle Fernández de la Hoz en Madrid. Esta casa pertenecía entonces a la llamada obediencia francesa de la Congregación de la Misión, y es distinta de la casa que los PP. Paúles tienen a poco más de 100 metros, en la calle García de Paredes, esquina con Fernández de la Hoz.
29 Narcisa González Guzmán, RHF, T-04989, p. 11.
30 "Yo trabajaba a su lado -cuenta Nisa-, pero nunca me hizo la menor indicación, con su habitual delicadeza, sólo que, viéndola, iba aprendiendo y afinando en muchos detalles" (Narcisa González Guzmán, RHF, T-04989, p. 28).
31 Cfr. ibidem.
32 Álvaro del Portillo, Sum. 31.
33 Encarnación Ortega Pardo, RHF, T-05074, p. 82.
34 Narcisa González Guzmán, RHF, T-04989, p. 27.
35 Encarnación Ortega Pardo, RHF, T-05074, p. 3.
36 Narcisa González Guzmán, RHF, T-04989, p. 27.
37 Encarnación Ortega Pardo, RHF, T-05074, pp. 61 y 62.
38 Ibidem, p. 12.
39 Carta 29-VII-1965, n. 20.
40 Cfr. Narcisa González Guzmán, RHF, T-04989, p. 15.
41 Amadeo de Fuenmayor Champín, RHF, T-02769, p. 6; cfr. también Álvaro del Portillo, Sum. 608; y José Luis Múzquiz de Miguel, RHF, T-04678/1, p. 102. (Múzquiz alude a las protestas de los demás inquilinos de la casa al dueño, en particular por el alboroto de los estudiantes por las escaleras, cuando bajaban al comedor).
42 Amadeo de Fuenmayor Champín, RHF, T-02769, p. 6.
43 Cfr. Encarnación Ortega Pardo, RHF, T-05074, p. 91.
44 Cfr. RHF, D-15417; y Narcisa González Guzmán, RHF, T-04989, p. 30.
45 Cfr. Narcisa González Guzmán, RHF, T-04989, p. 15.
46 Cfr. Encarnación Ortega Pardo, RHF, T-05074, p. 93.
47 Cfr. ibidem, pp. 93 y 94; y Narcisa González Guzmán, RHF, T-04989, p. 53.
48 Encarnación Ortega Pardo, RHF, T-05074, p. 94; y RHF, D-15147.
49 Encarnación Ortega Pardo, RHF, T-05074, p. 95.
50 Ibidem.
51 Cfr. Narcisa González Guzmán, RHF, T-04989, p. 48. Cuando se dejó el piso de Núñez de Balboa se estaba instalando ya otro centro en la calle de Españoleto 24. La instancia para obtener oratorio semipúblico con Sagrario es del 26 de enero de 1943; y la bendición del oratorio, del 15 de marzo (cfr. RHF, D-15148).
52 Cfr. Narcisa González Guzmán, RHF, T-04989, p. 48.
53 Atendía y formaba esta Congregación -que tan gran servicio ha prestado y presta a la Iglesia- a las mujeres -sirvientas se les llamaba en todos los países- que se dedicaban a los trabajos de los hogares. Era una profesión buscada por muchas chicas y abundaban las que dejaban los hogares en que habían servido para formar el suyo propio con el bagaje y el cariño de las familias a las que habían atendido.
54 Cfr. José Luis Múzquiz de Miguel, RHF, T-04678/1, p. 109; Encarnación Ortega Pardo, RHF, T-05074, p. 96.
55 Cfr. Dora del Hoyo Alonso, Sum. 7038; Encarnación Ortega Pardo, RHF, T-05074, p. 96.
56 Cfr. Encarnación Ortega Pardo, RHF, T-05074, p. 100.
57 Ibidem, p. 97.
58 Ibidem, p. 98.
59 Ibidem, p. 98. En aquel contexto social, entre la mayoría de las familias -y así lo apreció don Josemaría en la suya-, las personas del servicio doméstico formaban parte del hogar, y se les facilitaba una gran integración. No era extraño entonces que los padres y los hijos conservasen un hondo agradecimiento a quienes habían trabajado en la casa: habían pasado a formar parte de la historia de su vida. Las casas donde, con rectitud, se recurría a tan necesarias y honrosas prestaciones, han visto como resultado lógico, tanto el progreso de esta profesión -de extraordinaria categoría y tan útil para la sociedad- como la mejora de su status, y la evolución de los nombres con que se designan a quienes se ocupan en esas tareas. Sin olvidar que, en no pocos países, se han creado, financiadas por las autoridades públicas, escuelas profesionales, para preparar con títulos y derechos a quienes se dedican a esos menesteres.
60 Encarnación Ortega Pardo, RHF, T-05074, p. 99. Don Josemaría no olvidó nunca el favor recibido de las Hijas de María Inmaculada para el Servicio Doméstico, al enviarles varias empleadas a la Residencia. Y cuando se celebró en Roma la beatificación de la Fundadora de la Congregación, Vicenta María López y Vicuña, asistió a la ceremonia litúrgica y aquella misma tarde fue en persona a la Casa General de la Congregación a llevarles una caja de dulces y darles la enhorabuena (cfr. Álvaro del Portillo, PR, p. 587).
61 Los Rosales: Centro del Opus Dei para la labor con mujeres, en Villaviciosa de Odón, pueblo cercano a Madrid.
62 Dora del Hoyo Alonso, RHF, T-15722, p. 1.
63 Sobre la diversidad de miembros en el Opus Dei, dentro de la unidad de vocación, y especialmente sobre las Numerarias Auxiliares, cfr. Pedro Rodríguez, Fernando Ocáriz y José Luis Illanes, El Opus Dei en la Iglesia, Madrid 1993, pp. 179-192.
64 Cfr. Rosalía López Martínez, RHF, T-07918, p. 1; y Dora del Hoyo Alonso, PM, f. 1119v.
65 Carta a José María Hernández Garnica, desde Roma, en EF-461206-1; también en otras ocasiones vuelve sobre este punto (Cfr. Carta, desde Roma, en EF-470214-1).
66 Carta a sus hijas de la Asesoría Central, desde Roma, en EF-461213-1.
67 "Recuerdo el día 16 de julio de 1949 -refiere Encarnación Ortega-, en que hicieron la Fidelidad -camino ya para siempre en la Obra- sus tres primeras hijas Numerarias Auxiliares: Dora del Hoyo, Concha Andrés y Antonia Peñuela. Nuestro Padre estuvo un rato de tertulia con todas: rato que resultó enormemente entrañable. En un momento determinado, como pensando en voz alta, decía en tono confidencial: Os veo y no lo creo… Por un momento vuelvo la cabeza atrás, a aquel 14 de febrero de 1930, cuando comencé la Santa Misa sin saber nada… Y la terminé sabiéndolo todo… Podía oírse el vuelo de una mosca: todas estábamos pendientes de las palabras de nuestro Padre" (Encarnación Ortega Pardo, RHF, T-05074, p. 122).
68 Apuntes, n. 1610, del 8-V-1940.
69 Carta a Álvaro del Portillo y a sus hijos de Madrid, desde Ávila, en EF-400704-1.
70 Carta 14-II-1944, n. 9. En esta misma carta, viendo por encima la cuestión histórica, y sin entrar en detalles, escribe el Fundador sobre aquellos sacerdotes:
Sin embargo, como no acertaban a entender lo que el Señor nos pedía, especialmente en el apostolado específico de la Sección femenina -dos o tres de ellos llegaron a ser como mi corona de espinas, porque desorientaban y sembraban confusión-, pronto tuve que prescindir de su ayuda. Llamé desde entonces ocasionalmente a otros sacerdotes, no vinculados de ningún modo a la Obra, para confesar a los de Casa y para la celebración de las ceremonias litúrgicas, hasta tanto que lográramos la solución adecuada a esta importante necesidad (ibidem, n. 9).
El documento a que se refiere es la Instrucción, 9-I-1935, n. 59; en donde se dice: los sacerdotes, por ahora -ya diré hasta cuándo- deben limitarse a la administración de sacramentos y a las funciones puramente eclesiásticas.
71 Apuntes, n. 138, del 26-XII-1930. También se hace alusión, indirectamente, a los futuros sacerdotes, salidos de entre los laicos de la Obra, en los Apuntes, n. 101, de XI-1930, y n. 867, del 9-XI-1932.
72 En carta a Mons. Leopoldo Eijo y Garay, desde Pamplona, le decía: Creo que no termino aquí la tarea hasta el día 5 de Julio. Buena cosecha. Da gusto ver con qué empeño hacen los ejercicios estos benditos curas navarros. Si el Señor no me hubiera marcado de modo tan terminante otro camino, sería cosa de no hacer nada más que trabajar y sufrir y orar por mis hermanos los Sacerdotes Seculares…, que son mi otra pasión dominante (Carta, desde Pamplona, en EF-410625-1).
73 Carta, desde Madrid, en EF-400423-1. Cfr. también: Apuntes, n. 1618, del 4-VIII-1940.
74 Cfr. José Luis Múzquiz de Miguel, RHF, T-04678/1, p. 120.
75 Cfr. ibidem, p. 118.
76 Esas "Semanas de Estudio", que después se denominaron "Semanas de Trabajo", tuvieron lugar del 17 al 24 de marzo de 1940 y del 10 al 18 de agosto del mismo año. Sobre todo esto cfr.: Álvaro del Portillo, PR, p. 932; Francisco Ponz Piedrafita, Mi encuentro con…, ob. cit., pp. 47-50; Francisco Botella Raduán, RHF, T-00159/1, p. 104.
77 Fueron varias las ocasiones en que ofreció su puesto al Sr. Obispo, con la intención de dedicar más tiempo a la Obra. En diciembre de 1945 seguía insistiendo:
Muy querido Sr. Obispo:
En varias ocasiones he manifestado a V. E. mi deseo de renunciar al cargo de Rector del Real Patronato de Santa Isabel. Hoy, con respetuosa insistencia, reitero ante mi señor Obispo esa renuncia, a partir del próximo Enero, y le ruego encarecidamente que la acepte: a otro sacerdote le vendrá bien ese cargo, económicamente modesto, pero tradicionalmente prestigioso (Carta, desde Madrid, en EF-451204-1).
Dos semanas más tarde, obtenido por fin, y a regañadientes, el permiso de don Leopoldo, presentó la renuncia a su cargo de Rector, por instancia dirigida al Ilmo. Sr. Presidente del Consejo de Administración de los Bienes del Patrimonio Nacional:
Tengo el honor de manifestar a V.S. que, después de vencer la cariñosa oposición del Excmo. y Rvmo. Sr. Obispo de Madrid-Alcalá, y con su beneplácito, por motivos de salud y por mis muchas ocupaciones sacerdotales, presento la renuncia al cargo de Rector del Real Patronato de Santa Isabel, a partir del día primero de enero del próximo año 1946.
Dios guarde a V.S. muchos años.
Madrid, 19 de Diciembre de 1945
El Rector
(Archivo del Patrimonio Nacional - Patronatos Reales - Patronato de Santa Isabel - Expediente personal - Caja 182/21).
Por oficio del 17-IV-1946 el Consejero Delegado Gerente del Patrimonio Nacional le comunicaba la aceptación de la renuncia y "se lamentó profundamente en nombre del citado Patronato, así como en el suyo propio, de no poder disponer de la valiosa colaboración e inmejorables servicios que V.E. había prestado hasta la fecha" (Ibidem).
78 Carta 14-II-1944, n. 9.
79 Cfr. Francisco Ponz Piedrafita, RHF, T-04151, p. 47.
80 Don Josemaría, para facilitar la confesión a sus hijos, en la primera mitad de los años cuarenta habló, con sacerdotes o religiosos conocidos suyos, sobre el espíritu y costumbres de la Obra, para que pudieran atenderlos debidamente en el confesonario. Entre estas personas se contaban don José López Ortiz en Madrid; don Ramón Roquer Vilarrasa y don Sebastián Cirac Estopañán en Barcelona; don Eladio España Navarro y don Antonio Rodilla Zanón en Valencia; don Eliodoro Gil Rivera en León; don Daniel Llorente Federico y el Penitenciario de la Catedral en Valladolid, etc. Cfr. María Dolores Fisac Serna, RHF, T-04956, p. 3; José Luis Múzquiz de Miguel, RHF, T-04678/1, p. 25; Francisco Ponz Piedrafita, Mi encuentro con…, ob. cit., pp.58-59; Carta a don José María Bulart Ferrándiz, desde Valencia, en EF-411220-1, etc.
81 Carta 14-II-1944, n. 9. Los sacerdotes no eran una simple ayuda a unas actividades de un grupo de laicos, sino que sacerdotes y laicos -en cooperación orgánica- eran igualmente esenciales, como lo son en la Iglesia; la Obra, en efecto, fue vista por el Fundador desde el principio como una porción del Pueblo de Dios, como una partecica de la Iglesia.
82 En la ocasión a que nos referimos, don Josemaría se hospedó, a su llegada a la ciudad, con Mons. Santos Moro. Luego pasó al seminario a dar una tanda de ejercicios espirituales. De ahí la carta del 4 de julio de 1940 a Álvaro del Portillo y a sus demás hijos de Madrid:
Jesús me guarde a mis hijos.
Esta vez no puedo encabezar orgullosamente (?) "sobre las murallas", porque os escribo desde el seminario (Carta a Álvaro del Portillo y a sus hijos de Madrid, desde Ávila, en EF-400704-1).
83 Apuntes, n. 1616.
84 Apuntes, n. 101, de XI-1930.
85 En una catalina de fecha 9 de noviembre de 1932 se lee que los miembros del Opus Dei han de poner mucho interés en vivir la Sagrada Liturgia de la Iglesia, y cada uno de ellos, en orar y mortificarse especialmente por los nuevos sacerdotes en las témporas, y cuando los nuestros reciban el sacramento del Orden (Apuntes, n. 867).
86 Carta 8-VIII-1956, n. 5.
87 Álvaro del Portillo, PR, p. 958.
88 Con gran sencillez cuenta José Luis Múzquiz el modo con que le llamó al sacerdocio: "Recuerdo el cariño que puso el Padre cuando, en su cuarto de la residencia de estudiantes de Jenner 6, me preguntó si quería ser sacerdote. Hijo mío, me dijo el Padre, ¿te gustaría ser sacerdote? "Sí, Padre, encantado", le contesté. Pues ponte de acuerdo con Álvaro para los estudios" (José Luis Múzquiz de Miguel, RHF, T-04678/1, p. 32).
Y, en carta a sus hijos, escribe el Fundador en 1945: Rezad también con el fin de que nadie en Casa sienta coacción de ningún género, para venir al sacerdocio; y, al mismo tiempo, para que haya siempre quienes escuchen el silbido del Pastor que les llama; una coacción divina, suave y cariñosa (Carta 2-II-1945, n. 22).
89 Apuntes, n. 1854, del 9-XI-1941.
90 Don José María Bueno Monreal conoció a don Josemaría en 1927 ó 1928, en la Facultad de Derecho. Intervino en la preparación de los documentos para la aprobación de la Obra como Pía Unión, como ya va dicho. Se encargó de la dirección de estudios de los tres primeros miembros del Opus Dei que recibieron la ordenación sacerdotal. A fines de 1945 fue preconizado Obispo de Jaca, y luego de Vitoria. En 1954 se le nombró Arzobispo coadjutor de Sevilla y, cuatro años más tarde, fue creado Cardenal de Sevilla. Murió en 1987.
91 Carta, desde Madrid, en EF-420517-1.
92 Cfr. Carta, desde Madrid, en EF-420607-1.
93 Carta 8-VIII-1956, n. 13. Cfr. también José Luis Múzquiz de Miguel, RHF, T-04678/1, p. 24.
94 José Luis Múzquiz de Miguel, RHF, T-04678/1, p. 136; y Camino, nn. 657-661.
96 De Spiritu Operis Dei, n. 16. Este documento se encuentra entre los que entregó, en 1941, al Obispo de Madrid para la aprobación diocesana. Cfr. Amadeo de Fuenmayor et al., ob. cit., pp. 98-112.
97 "Entre ellos -refiere Mons. Álvaro del Portillo- había dos dominicos profesores del "Angelicum" de Roma, que no podían enseñar allí por la guerra mundial: eran el P. Muñiz, que nos explicó Teología Dogmática, y el P. Severino Álvarez, profesor de Derecho Canónico. El P. Celada, O.P., que trabajó mucho tiempo en el Instituto Bíblico de Jerusalén, fue nuestro profesor de Sagrada Escritura. Entre esos profesores, varios serían promovidos al episcopado y alguno, como don José María Bueno -que nos impartió la Teología Moral-, llegó a ser Cardenal. Fray José López Ortiz, luego arzobispo castrense, nos enseñó Historia de la Iglesia. Don Máximo Yurramendi -futuro obispo de Ciudad Rodrigo-, don Joaquín Blázquez -director de un Instituto de Teología en España-, el P. Permuy, C.M.F., completaban el competente cuadro del profesorado que nos seleccionó. Hicimos los estudios muy intensamente" (Álvaro del Portillo, PR, p. 958).
Cfr. también José María Bueno Monreal, en Testimonios…, ob. cit., p. 17; y José María García Lahiguera, entonces director espiritual del Seminario de Madrid, en Testimonios…, ob. cit., p. 162; Carta a Mons. Leopoldo Eijo y Garay, desde Madrid, en EF-420517-1; y Carta a sus hijos de Roma, desde Madrid, en EF-440301-1.
98 José María Bueno Monreal, en Testimonios…, ob. cit., p. 17.
99 Mons. López Ortiz, catedrático de la Universidad de Madrid y entonces profesor también de los futuros ordenandos, testimonia: "El Padre me hablaba de estos tres hijos suyos que se iban a ordenar con una gran ilusión, con una esperanza inmensa. Como de todas las cosas que me contaba, me hablaba de este tema con una fe y seguridad totales. Me decía que todos los miembros de la Obra, para hacer un apostolado eficaz a través de su trabajo, debían tener una preparación similar a la de los sacerdotes, aunque la inmensa mayoría no se iba a ordenar, porque no es ésa su vocación. Contando todos con esa formación, él, o el que le suceda, llamará al sacerdocio a los que vea oportuno, respetando la libertad de cada uno, para acoger esa llamada. El que aquellos tres comenzasen entonces a estudiar Teología no era, pues, una cosa extraordinaria, porque con el tiempo sería lo ordinario en la Obra, en la que todos los socios deben poseer la formación doctrinal religiosa conveniente. Por eso enseguida empezarían a estudiar otros, y luego otros, sin interrupción; como en efecto ha sido. Todo esto me lo decía como algo que pertenecía a la esencia apostólica de la Obra, y que por tanto era claramente de Dios" (José López Ortiz, en Testimonios…, ob. cit., pp. 232-233).
100 RHF, AVF-0079, de II-1944.
101 Nunca se considera acabada vuestra formación: durante toda vuestra vida, con una humildad maravillosa, necesitaréis perfeccionar vuestra preparación humana, espiritual, doctrinal religiosa, apostólica y profesional (Carta 6-V-1945, n. 19).
102 Ésta es una de las razones por las que el internado no puede aplicarse a los miembros de la Obra, que han de vivir precisamente en el mundo, desde el principio de su vocación, todas las virtudes sacerdotales (Ibidem, n. 20).
103 La constitución del Centro de Estudios Eclesiásticos de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, con sede en Diego de León (Lagasca, n. 116), que llevaba ya tiempo funcionando como centro de estudios, fue comunicada al Sr. Obispo de Madrid-Alcalá con fecha del 10 de diciembre de 1943, esto es, a los dos días de haberse dado el decreto de erección de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz (cfr. RHF, D-15140).
104 Sobre el desarrollo institucional del Opus Dei, cfr. Amadeo de Fuenmayor et al., ob. cit., passim.
105 La imagen que usa el Fundador, para describir este proceso, es muy similar: Nuestro iter iuridicum parece tortuoso a los ojos de los hombres. Pero, cuando pase el tiempo, se verá que es un avanzar constante, de cara a Dios (Carta 29-XII-1947/14-II-1966, n. 163).
106 Cfr. Apuntes, n. 60, del 16-VI-1930.
107 Cfr. C.I.C. 1917, cc. 974 y 979.
108 Cfr. Carta 6-V-1945, n. 11.
109 Recorriendo la lista de los títulos de ordenación previstos por el Codex iuris canonici, razona el Fundador los motivos por los cuales no se servía de ellos:
Ninguno de los títulos, previstos para los sacerdotes seculares, eran adecuados a nuestro caso. No servía el título beneficii, porque exige la asignación, antes de recibir las órdenes sagradas, de un oficio beneficial; ni tampoco los otros supletorios que el Derecho concede. No eran aptos los títulos servitii dioecesis y missionis, por exigir del ordenando la promesa de dedicarse al ministerio en una diócesis determinada o en un territorio de misión; ni era adecuado el título patrimonii o pensionis, que requiere poseer personalmente un capital que baste para mantenerse de por vida. No eran tampoco aceptables los títulos paupertatis y mensae communis, por ser exclusivos de los religiosos (Carta 14-II-1944, n. 16).
110 Cfr. Álvaro del Portillo, PR, p. 346
111 En junio de 1941 consultó con Mons. Marcelino Olaechea en Pamplona. Una vez más creyó, equivocadamente, que había hallado una solución. Hablé despacio -escribe- con este Sr. Obispo del problema de nuestros sacerdotes, y se ve clara la solución práctica e inmediata y canónica, gracias a Dios (Carta a sus hijos de Madrid, desde Pamplona, en EF-410603-2).
112 Se me dieron diversas soluciones, y todas malas. La mejor me la sugirió D. Leopoldo: crear capellanías, para que los sacerdotes quedasen de alguna manera adscritos al Opus Dei. Pero esto suponía un gasto inmenso, que no podíamos hacer, y no resolvía nada (Carta 29-XII-1947/14-II-1966, n. 159; cfr. C.I.C. 1917, c. 128).
Otro de los canonistas a los que consultó sin resultado fue don José María Bueno Monreal (cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 540).
113 Carta 29-XII-1947/14-II-1966, n. 159.
114 Se conserva la hoja de la agenda con la anotación y el dibujo: RHF, D-15077. Al hacer el dibujo para el sello de la Obra el Fundador pensó, evidentemente, en una superficie plana, en un círculo, que lleva inscrita una cruz. En el original, sin embargo, hay seis o siete líneas: unas titubeantes, otras quebradas; unas cortas, otras en trazado cerrado de circunferencia, para dar la impresión de un fondo esférico. Solamente una inexplicable y violenta emoción podía haber provocado tan extraño temblor y sacudidas en la pluma. Pero esta hipótesis también ha de descartarse, pues no afecta a la cruz y tampoco a la grafía de la nota, que es firme, normal y con claros y perfectos enlaces y distancias. Todo parece indicar que en ese primer diseño se trata de representar una cruz dentro de un globo terráqueo.
115 Encarnación Ortega Pardo, RHF, T-05074, p. 45; cfr. también Narcisa González Guzmán, RHF, T-04989, p. 7. Años más tarde hace el Fundador alusión escueta a lo sucedido aquel día:
el 14 de febrero de 1943, celebrando yo en casa de mis hijas -en la calle de Jorge Manrique-, después de la Comunión, ¡la solución que buscaba!: Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. Jesús quería coronar el edificio con su Cruz santísima.
Recuerdo bien que hice un dibujo del sello -¡hasta esto vino!- y se lo entregué a Álvaro (Carta 29-XII-1947/14-II-1966, n. 159).
116 Álvaro del Portillo, Sum. 540 y 541.
117 Carta 29-XII-1947/14-II-1966, n. 159.
118 El día de la Transfiguración, 7 de agosto de 1931, le hizo ver el Señor que triunfaría atrayendo a Sí todas las cosas cuando se alzase la Cruz con las doctrinas de Cristo sobre el pináculo de toda actividad humana (Apuntes, n. 217). En esta idea afín, de la Cruz dentro del orbe, se expresa la fecundidad redentora.
119 Carta 29-XII-1947/14-II-1966, n. 159.
120 Carta 24-X-1942, n. 66. Entonces -continúa desarrollando la idea- se hace más realidad el sentido sobrenatural de nuestra entrega, porque se experimenta -en la carne y en el alma- aquella oblación que hemos hecho de nuestras vidas al Señor, que sube a Él in odorem suavitatis.
121 Encarnación Ortega Pardo, RHF, T-05074, p. 27.
122 La filosofía del dolor la expresaba don Josemaría en algunos principios de mucho sentido común:
el dolor físico, cuando se puede quitar, se quita. ¡Bastantes sufrimientos hay en la vida! Y cuando no se puede quitar, se ofrece.
A los enfermos se les da todo lo que necesiten; mientras a nosotros nos puede faltar lo más elemental, a los enfermos, no (Álvaro del Portillo, PR, p. 968).
123 Carta al P. Maximiliano Canal, O.P., desde Madrid, en EF-440216-1.
124 Carta a sus hijos de Madrid, desde León, en EF-400806-1.
125 Carta a sus hijos de Madrid, desde León, en EF-400808-1.
126 Carta de Isidoro a José Orlandis Rovira, del 27-VIII-1940, en IZL, D-1213, 466.
127 Carta a sus hijos de Madrid, desde Segovia, en EF-400823-1.
128 Carta a sus hijos de Madrid, desde Segovia, en EF-400827-1.
129 El objeto de la visita a Mons. Marcelino Olaechea era estudiar los documentos para pedir la aprobación de la Obra: para enseñar a V. E. Rvma. aquellos papeles, de que le hablé, y escuchar los consejos que mi Padre-Obispo quiera por caridad darme.
Iré cuando V. E. me indique, si lo tiene a bien.
No deje de encomendarnos, especialmente a mí, que estoy siempre con la Cruz a cuestas (Carta, desde Madrid, en EF-400910-1).
130 Sobre la enfermedad y muerte de Isidoro Zorzano, cfr. José Miguel Pero-Sanz, ob. cit., pp. 297 in fine.
131 Carta a sus hijos de Madrid, desde Segovia, en EF-420712-1; Carta a Álvaro del Portillo y a sus hijos de Madrid, desde Segovia, en EF-421104-2.
132 José Luis Múzquiz de Miguel, RHF, T-04678/1, p. 39.
133 Hechos los debidos reconocimientos, y a la vista de las radiografías y numerosos análisis, confirmaron los médicos que se trataba de una linfogranulomatosis maligna, enfermedad de Hodgkin. Padecía el enfermo una inflamación crónica de los ganglios, que llevaba consigo escalofríos, fiebre alta, agotamiento, inapetencia, desnutrición paulatina, anemia muy pronunciada y disnea cada vez más intensa. Las masas ganglionares habían comprimido los bronquios, aplastándolos y reduciendo el campo pulmonar útil a la cuarta parte, lo que explica los terribles ahogos e intensa fatiga (cfr. Posiciones y artículos para la causa de beatificación y canonización del Siervo de Dios Isidoro Zorzano Ledesma, del Opus Dei, Madrid 1948).
134 Javier de Ayala Delgado, Sum. 7580; cfr. también: Francisco Ponz Piedrafita, Mi encuentro con…, ob. cit., p. 139; y Eduardo Alastrué Castillo, Sum. 5537.
135 Luis Palos Yranzo, Sum. 5568.
136 Cfr. José Luis Múzquiz de Miguel, RHF, T-04678/1, p. 75.
137 Cfr. Francisco Botella Raduán, RHF, T-00159, IX, p. 25.
138 Cfr., por ejemplo, Cartas a Álvaro del Portillo, desde Burgos, en EF-390224-4 y EF-390323-5, desde Madrid, en EF-390518-5, y desde Burjasot, en EF-390606-1.
139 Carta, en EF-410625-1.
140 Escrito autógrafo, redactado en Vitoria, en EF-430228-1.
141 Cfr. Ibidem.
142 C.I.C. 1917, c. 673. Cfr. Amadeo de Fuenmayor et al., ob. cit., p. 120.
143 Carta 14-II-1944, n. 12.
144 El canon 673 del Codex de 1917 establece que la sociedad de vida común sin votos "no es religión propiamente dicha". Estas sociedades aparecieron en el s. XVII, con finalidades apostólicas: cuidado de pobres o enfermos, atención sacerdotal, etc.; y aunque sus socios no emitían votos públicos, la vida común que hacían era similar a la de los religiosos. De ahí que, ante el riesgo de que la Sociedad aprobada como de vida común sin votos se confundiera con una Orden o Congregación religiosa, añadiera el Fundador aclaraciones a los textos normativos (Lineamenta, n. 1; y Constituciones, n. 1), para darle más visos de secularidad. Esa comunidad de vida ha de interpretarse en el sentido más amplio; esto es, se refiere solamente al espíritu y al Derecho propio, nunca a la materialidad de vivir bajo el mismo techo (Carta 14-II-1944, n. 12).
145 Con el enfoque jurídico dado a la cuestión, la realidad pastoral del Opus Dei -los demás miembros laicos, que forman una obra propia, unida e inseparable de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz- queda desdibujada en su perfil y volumen; pero los miembros del Opus Dei continúan siendo fieles corrientes y, bajo este aspecto, conservan la "autenticidad" del Opus Dei. Cfr. Carta 14-II-1944, n. 12.
Aunque, de hecho, la Sociedad la compone "un pequeño núcleo" de sacerdotes y laicos de la Obra, jurídicamente el Opus Dei aparece como absorbido por la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. Así, por ejemplo, en el Decreto del Obispo de Madrid-Alcalá, por el que se aprueban las Constituciones de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, 25-I-1944, se dice: "por dichas Constituciones se reglamenta convenientemente la naturaleza, fines, actividades, prácticas ascéticas, régimen de la Sociedad y de su instrumento específico de Apostolado, llamado Opus Dei" (cfr. Amadeo de Fuenmayor et al., ob. cit., Apéndice Documental 18, p. 529).
146 Cfr. José Orlandis Rovira, Memorias de Roma en guerra (1942-1945), Madrid 1992, pp. 41 y sigs.
147 Carta a sus hijos de Roma, desde Madrid, en EF-430510-1.
148 Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 552. Cfr., también, José Orlandis Rovira, Memorias…, ob. cit., cap. 14: "Una página de historia del Opus Dei", pp. 65-69.
Pocos días antes, el 21 de mayo, Francisco Botella, que había pasado unos meses en Italia, consiguió una audiencia privada con Pío XII, quien le preguntó por el Padre y por la Obra, y por el asunto de la "contradicción de los buenos". Cfr. Francisco Botella Raduán, RHF, T-00159, X, p. 16.
De la mañana del 4 de junio, día de la audiencia, refiere varias anécdotas José Orlandis. Cuando salió de casa con Álvaro del Portillo no encontraron ningún coche y tuvieron que tomar un tranvía para no llegar tarde al Vaticano. Álvaro iba vestido con un flamante uniforme de Ingeniero de Caminos y en la plataforma se oyó decir a un señor: Parece mentira; tan joven y ya es almirante.
Cuando llegaron al Portón de Bronce, al ver los centinelas suizos aquel vistoso y desconocido uniforme, se dio el grito de: ¡guardia a formar! Pasó revista Álvaro al pelotón y subió luego a la sala de audiencias. Cfr., José Orlandis Rovira, Memorias…, ob. cit., pp. 67-68.
149 Entre otros, visitó Álvaro del Portillo a Mons. Montini, Sustituto de la Secretaría de Estado; a Mons. Ruffini; al cardenal Pizzardo, prefecto de Seminarios y Universidades; al cardenal Tedeschini; al cardenal Vidal y Barraquer; a los PP. Larraona y Montoto, claretianos; al P. Albareda, benedictino, Director de la Biblioteca Vaticana; a algunos PP. dominicos: Suárez, Canal, etc. Cfr., José Orlandis Rovira, Memorias…, ob. cit., p. 68.
150 Cfr. Carta a Mons. Leopoldo Eijo y Garay, desde Madrid, en EF-430613-1; y Amadeo de Fuenmayor et al., ob. cit., Apéndice Documental 9, pp. 516-520. Sobre el proceso jurídico de obtención de la erección diocesana de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, cfr. ibidem, pp. 122 y siguientes.
151 Carta a sus hijos de Roma, desde Madrid, en EF-430725-1.
152 Cfr. María Dolores Fisac Serna, RHF, T-04956, p. 16; y Eduardo Alastrué Castillo, Sum. 5546.
153 Telegrama a Antonio Huerta Ferrer, desde Madrid, en EF-430716-1. El proceso de beatificación de Isidoro Zorzano, cuya fama de santidad estaba muy extendida, se abrió en Madrid el 11 de octubre de 1948. Cfr. José Luis Múzquiz de Miguel, Sum. 5797.
154 Cfr. AGP, Sección Jurídica III/15015.
155 Cfr. Amadeo de Fuenmayor et al., ob. cit., Apéndice Documental 13, p. 525. Previamente era obligado obtener el nihil obstat de la Sagrada Congregación del Santo Oficio, extremo que fue comunicado a la Sagrada Congregación de Religiosos el 29-IX-1943; cfr. ibidem, Apéndice Documental 12, p. 524.
De la fecha 11 de octubre de 1943, en que se concedió el nihil obstat, pero no había llegado la noticia a Madrid, refiere Mons. Álvaro del Portillo una pequeña anécdota. Estando ese día con el Fundador, le comentó:
- Padre, estará contento mañana, porque es la fiesta de la Virgen del Pilar. Y el Padre le contestó:
- Estoy contento siempre, y especialmente cuando es fiesta de la Virgen, pero fiesta por fiesta prefiero la de hoy, porque es la Maternidad (Álvaro del Portillo, PR, p. 712).
156 Carta, desde Madrid, en EF-431020-1.
157 Carta al Abad Coadjutor de Montserrat, dom Aurelio María Escarré Jané, O.S.B., desde Madrid, en EF-431029-1.
De muy buen ánimo andaba don Josemaría pues añadía en la carta al Abad de Montserrat:
Aún no ha llegado la "bencina" que anuncia: le aseguro que será recibida con alegría… y que la alegría aumentará con el líquido vivificante.
La "bencina" eran unas botellas de licor -"Aromas de Montserrat"-, que el P. Escarré había anunciado que les enviaría. Más adelante le escribiría de nuevo: Se recibieron las botellas de Aromes, y se rindieron, con alegría de los catadores, los honores debidos (Carta, desde Sevilla, en EF-431217-1).
158 Carta, desde Madrid, en EF-431203-2.
159 Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 553.
160 Decreto de erección canónica de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz; 8-XII-1943, en Amadeo de Fuenmayor et al., ob. cit., Apéndice Documental 14, pp. 526-527.
161 Cfr. RHF, D-15140.
162 En el escrito de don Josemaría se hacía notar que, de acuerdo con los lineamenta Constitutionum los cargos mayores de la Sociedad los hacía el Presidente oído el Consejo; pero como este organismo no existía aún, lo sometía al Superior nato y primero, que era el Sr. Obispo.
Los nombramientos propuestos eran los siguientes. "Secretario General, D. Álvaro del Portillo y Diez de Sollano; Vicesecretario de la obra de San Miguel, D. José Luis Múzquiz de Miguel; Vicesecretario de la obra de San Gabriel, D. José María Hernández Garnica; Vicesecretario de la obra de San Rafael, D. Pedro Casciaro Ramírez; Administrador General, D. Ricardo Fernández Vallespín" (cfr. RHF, D-15138).
163 Ibidem.
164 Cfr. RHF, D-15139.
165 Para la fórmula de la Fidelidad, cfr. Amadeo de Fuenmayor et al., ob. cit., Apéndice Documental 16, p. 528.
166 Carta 29-XII-1947/14-II-1966, n. 87.
En el nihil obstat para la erección diocesana la Sagrada Congregación de Religiosos especificaba que el Presidente debía emitir su fidelidad perpetua ante el Obispo, y que a éste se le concedían poderes de sanación y dispensa en cuanto a los defectos de incorporación (cfr. Amadeo de Fuenmayor et al., ob. cit., Apéndice Documental 13, p. 525).
En la comunicación del Obispo de Madrid-Alcalá a la Sagrada Congregación de Religiosos, de la erección de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz -19-XII-1943-, se dice: "Moderator nuper erectae Societatis Sacerdotalis Sanctae Crucis coram me perpetuam emisit fidelitatem" (ibidem, Apéndice documental, documento n. 17, p. 528).
167 Carta 31-V-1943, n. 53.
168 Carta 14-II-1944, n. 12.
169 No tengo simpatía -escribe- a los que dan saltos en el vacío, porque pienso que se puede ir adelante manteniendo lo esencial -que es intangible-, paso a paso. Así procede la Iglesia, gobernada por el Espíritu Santo, para edificar sobre terreno firme y seguro (Ibidem, n. 11).
170 Son palabras de la Carta 11-III-1940, n. 46: Cuando el Cielo juzgue llegada la hora, hará que abramos -en la organización del apostolado en la Iglesia- el cauce por el que tiene que discurrir ese río caudaloso que es la Obra, y que en las circunstancias actuales no tiene todavía un sitio adecuado en el que asentarse: será tarea ardua, penosa y dura. Habrá que superar muchos obstáculos, pero el Señor nos ayudará, porque todo en su Obra es Voluntad suya.
171 Cfr. Sabina Alandes Caldés, RHF, T-04855, p. 4.
172 Carta, desde Madrid, en EF-440531-1.
173 Los aspectos engorrosos o inadecuados de la solución son objeto de insistencia en la mencionada carta del 14 de febrero de 1944. Y es providencial que así suceda, puesto que de otro modo daría la impresión de que las posteriores etapas del iter iuridicum son mero capricho. Entre otros reparos señala el Fundador los siguientes:
Esta solución no es cómoda, para nosotros, porque lo que es principal -el Opus Dei- aparece secundario (ibidem, n. 12).
El Opus Dei -que constituye nuestra verdadera Obra- viene a ser una parte de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, cuando la realidad es que la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz es sólo una pequeña parte de la Obra (ibidem, n. 17).
174 Cfr. AGP, Sección Expedientes, D-660.
175 Carta, desde Madrid, en EF-440425-1.
176 En Carta del Fundador al Abad Coadjutor de Montserrat, dom Aurelio María Escarré Jané, O.S.B., desde El Escorial, en EF-440515-1.
177 Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 762. Los ejercicios prescritos por el Codex para las diversas etapas de las ordenaciones los terminaron antes del 15 de junio, fecha en que don Josemaría, como Presidente de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, certifica, de cada uno de los tres candidatos, que practicó los Santos Ejercicios durante el tiempo que exige el Código Canónico para la recepción de Órdenes Sagrados en el Monasterio de El Escorial, en la casa de los PP. Paúles (Fernández de la Hoz, 21) y en una de nuestras casas. Cfr. también AGP, Sección Expedientes, D-660.
178 Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 762. Cuando iba a El Escorial a dar un curso de retiro, como fue el caso del que dirigió en mayo, el Padre se hospedaba en el monasterio y ocupaba la habitación que había utilizado san Antonio María Claret; las clases de Liturgia práctica solía explicárselas en la capilla utilizada por este santo. Cfr. también: José Luis Múzquiz de Miguel, RHF, T-04678/1, p. 43.
179 Por ejemplo: que el sacerdote no ha de ser propietario de almas sino simple instrumento del Espíritu Santo, que es quien las dirige. Cfr. ibidem, p. 119.
180 Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 762; y AGP, Sección Expedientes, D-660.
181 Cfr. AGP, Sección Expedientes, D-660, Tessera Studiorum. Mons. García Lahiguera testimonia que "a pesar del mucho trabajo que tenían aquellos muchachos, consiguieron unos resultados extraordinarios; los profesores estaban admirados de su aprovechamiento, y a mí eso no me causaba extrañeza, considerando el nivel intelectual de las carreras civiles que tenían, y su dedicación al estudio, sostenida con el celo incansable del Padre" (José María García Lahiguera, en Testimonios…, ob. cit., p. 162). "Los tres llevaban ya una preparación humanística y científica de mucha categoría, y trabajaron muy intensamente en las disciplinas de la carrera eclesiástica" (José María Bueno Monreal, en Testimonios…, ob. cit., p. 17).
182 El profesor de canto era don Enrique Massó, que daba clases a los que vivían en Diego de León, y enseñaba también canto gregoriano en el centro de Jorge Manrique. Cfr. Francisco Ponz Piedrafita, RHF, T-04151, p. 46; María Dolores Fisac Serna, RHF, T-04956, p. 17.
183 Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 763; y AGP, Sección Expedientes, D-660.
184 Apuntes, n. 123, del 9-XII-1930.
185 Cfr. Relación de Teodoro Ruiz Jusué (26-VI-1944), en AGP, Sección Expedientes, D-660. El Padre contó este suceso en la meditación de la tarde del 25 de junio; cfr. Francisco Ponz Piedrafita, RHF, T-04151, p. 79. La ordenación de sacerdotes provenientes del Opus Dei había sido objeto de una oración confiada y tenaz durante tres lustros.
186 Cfr. Relación de Teodoro Ruiz Jusué (20 de mayo a 28 de julio de 1944, p. 20), en AGP, Sección Expedientes, D-660.
187 Ibidem, p. 2. Fue en esa ocasión cuando don Leopoldo les refirió que un día fue a verle Álvaro a su despacho, y que le habló de su preocupación de que la campaña que algunos llevaban contra la Obra creara rencores entre los miembros del Opus Dei. Álvaro, entonces, le dijo que no se preocupara, que bien sabían ellos que era algo permitido por Dios para mejorarlos; y que prueba de ello era que utilizaba para la operación un bisturí de platino.
Cuando terminó el relato don Leopoldo, Álvaro, que estaba sentado allí cerca le dijo: "Pero, Sr. Obispo, yo eso se lo dije porque era lo que le había oído comentar al Padre". Y don Leopoldo remató: "De tal palo, tal astilla" (Manuel Botas Cuervo, RHF, T-08253, p. 26).
188 Relación de Adolfo Rodríguez Vidal (25-VI-1944), en AGP, Sección Expedientes, D-660.
189 Ibidem.