– Jn 3, 7-10: El que ha nacido de Dios no comete pecado, porque ha nacido de Dios. El pecado tiene su origen en el diablo, el espíritu del mal. Pero Cristo deshizo sus obras. Quien ha nacido de Dios tiene, por tanto, que rechazar el pecado y adherirse a la justicia y a la caridad fraterna. Lo que en realidad nos distingue como cristianos es nuestro vivir, ya que el cristiano debe ser santo y obrar la justicia. Por su naturaleza como cristiano tiene que ser impecable, pues ha nacido de Dios.
Pero, sin embargo, el hombre viejo permanece y ha de ser destruido con la ayuda de la gracia. A veces prevalece el hombre viejo y entonces contradice su ser de cristiano. Comenta San Agustín:
" Tal es, en consecuencia, el solo pecado del que, por voluntad suya, dará pruebas al mundo el de no creer en Él. Por la fe en Él se absuelven todos los pecados. Y se le atribuye sólo éste [pecado] por ser éste quien mantiene implicados los demás.
" En cambio, el fiel no tiene pecados, porque, creyendo, se hace hijo de Dios... Luego, quien cree en el Hijo de Dios, en tanto no peca en cuanto se adhiere a Él, haciéndose por adopción hijo y heredero de Dios y coheredero de Cristo. De ahí que diga Juan: "Quien ha nacido de Dios no peca". Y por eso, el pecado que ha de ser probado contra el mundo es éste de no creer en Él. Tal es también el pecado del quien dice el Señor: "Si no hubiera venido, no tendrían pecado" (Jn 15, 22). Sin duda tendrían otros innumerables pecados; pero con la venida de Cristo, se les añadió a los que no creyeron éste de no haber creído, el cual impide la remisión de los otros. Pero a los que, por el contrario, creyeron, les fueron absueltos los demás, en razón de faltarles el pecado de la incredulidad " (Sermón 143, 2, hacia 410-412).
– El Señor que nace en la humildad de un establo es el Rey del universo y lo rige con justicia y verdad. Aunque pequeño en lo humano, la Iglesia lo reconoce Rey del universo, y proclama que su reinado no tendrá fin. Por eso, alborozada, invita a cantarle con el Salmo 97: " Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas ".
Jesucristo ha redimido a su pueblo, nos hace partícipes de su divinidad por la gracia santificante, nos ha dejado el sacrificio eucarístico y la Iglesia, puerto de salvación, con su doctrina, con los sacramentos y con la asistencia de Él mismo, que ha prometido estar con ella hasta el fin del mundo. Las maravillas del Nuevo Testamento son inmensamente más grandiosas que las realizadas en el Antiguo. Por eso: " Retumbe el mar y cuanto contiene, la tierra y cuantos la habitan...El Señor rige el universo con justicia y los pueblos con rectitud ".
– Jn 1, 35-42: Hemos encontrado al Mesías. El testimonio del Bautista es efectivo. Algunos de sus discípulos se hacen seguidores de Jesús. Ha cumplido Juan su misión. Ahora es Jesús el que todo lo polariza y con sus primeros discípulos comienza la vida de la Iglesia. Comenta San Juan Crisóstomo:
" Jesús, volviéndose y viendo que le seguían, les dijo: "¿qué buscais?" Por aquí podemos aprender que Dios no previene nuestra voluntad con sus dones, sino que cuando nosotros comenzamos a mostrar buena voluntad Él nos ofrece muchísimas ocasiones para salvarnos... Jesús pregunta para ganarse su confianza, al comenzar Él el diálogo y para darles confianza y mostrarles que merecen ser escuchados... Ellos dieron muestra de su interés no sólo con seguirlo, sino también por las preguntas que le dirigieron. Aunque no habían aprendido nada de Él, ni le habían oido predicar siquiera, le llamaron maestro, declarándose así discípulos suyos y revelando la razón por la que le seguían. "¿Dónde moras?" Lo que ellos querían era hablar con Él, escucharle y aprender con sosiego.
" Cristo los llevó consigo, animándoles aún más a seguirle al darles a entender que ya les había acogido entre los suyos. Les dirigió la palabra como a amigos, como si se tratara de viejos camaradas. El evangelista escribe a continuación que permanecieron con Él todo aquel día. Ni siguieron ellos a Cristo, ni Éste les llamó por otra razón que no fuera la de enseñarles su doctrina...
" "Hemos encontrado al Mesías, que quiere decir el Cristo". Manifiesta el poder de la palabra del Maestro, que les había convencido de eso, y el intenso deseo y el celo que desde hacía mucho tiempo animaba a los discípulos. Esa frase es expresión de un alma que ardientemente deseaba la venida del Mesías y que exulta y se llena de alegría cuando ve la esperanza convertida en realidad y se apresura a anunciar a sus hermanos tan feliz noticia. Era, además, un gesto de amor fraterno, de profunda amistad, de generosidad desinteresada éste de comunicarse entre los parientes los tesoros espirituales.
" San Juan Bautista, tras haber dicho "he ahí al Cordero que bautiza en el Espíritu", dejó que sus discípulos aprendieran más claramente de Él mismo cuanto concernía a la verdad referente a Aquél. Lo mismo hizo Andrés: considerándose incapaz de explicar todo por sí mismo, llevó a su hermano hasta el manantial de la luz con tanta insistencia y firmeza que venció cualquier duda y todas las dificultades " (Homilías sobre el evangelio de San Juan 18 y 19)
Nosotros creamos en Jesús, en el Hijo de Dios. Tengámonos por infinitamente dichosos de poder contemplar todos los días en la Santa Misa y en la Sagrada Comunión la manifestación de Dios, efectuada un día en el Jordán. Pidámos a Jesús que nos conceda la gracia de poder contemplarle también un día todos juntos, allí donde ya el día del Señor no volverá a tener nunca fin.