Entrada: " Ha resucitado el Buen Pastor, que dio la vida por sus ovejas y se dignó morir por su grey ".
Colecta (del Misal anterior, retocada con textos del Veranéense, Gelasiano y Gregoriano): " Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan volver al camino de la santidad; concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa ".
Ofertorio: " Recibe, Señor, las ofrendas de tu Iglesia exultante de gozo; y pues en la resurrección de tu Hijo nos diste motivo de tanta alegría, concédenos participar de este gozo eterno ".
Comunión: " La paz os dejo, mi paz os doy. No os la doy como la da el mundo, dice el Señor. Aleluya " (Jn 14, 27)
Postcomunión: " Dios todopoderoso y eterno, que en la resurrección de Jesucristo nos has hecho renacer a la vida eterna; haz que los sacramentos pascuales den en nosotros fruto abundante y que el alimento de salvación que acabamos de recibir fortalezca nuestras vidas ".
– Hch 6, 8-15: No lograban hacer frente a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. La posición radical de Esteban en lo tocante a la ley y al templo recrudecerá la persecución, en especial en contra de los siete. Se van a repetir las mismas acusaciones que se emplearon contra Jesús, en un claro paralelismo con su Pasión, demostrado hasta en el empleo de las mismas palabras. Y de nuevo Dios va a demostrar su fuerza en los que elige. Su rostro les parecerá como el de un ángel. Muchos comentaristas han visto en esto una semejanza con Moisés al bajar del monte. Entre ellos San Juan Crisóstomo, que dice:
" Era la gracia, era la gloria de Moisés. Me parece que Dios le había revestido de este resplandor porque quizá tenía algo que decir y para atemorizarlos con su propio aspecto. Pues es posible, muy posible, que las figuras llenas de gracia celestial sean amables a los ojos de los amigos y terribles ante los adversarios " (Homilía sobre los Hechos 15).
– Acertadamente cantamos ahora el Salmo 118, en algunos de sus versos, pues encaja perfectamente en todo lo referente a San Esteban. Una señal de que hemos resucitado con Cristo es nuestra vida intachable. Renacidos en Cristo por el Espíritu, fortalecidos por el pan que ha bajado del Cielo y permanece por siempre, cumplimos la voluntad del Padre: " Dichoso el que camina con vida intachable. Aunque los nobles se sientan a murmurar de mí, tu siervo medita tus leyes; tus preceptos son mi delicia, tus decretos son mis consejeros. Te expliqué mi camino y me escuchaste; enséñame tus leyes; instrúyeme en el camino de tus decretos, y meditaré tus maravillas. Apártame del camino falso, y dame la gracia de tu voluntad; escogí el camino verdadero, deseé tus mandamientos ".
– Jn 6, 22-29: Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura. Luego de la multiplicación de los panes, en su ansia por el alimento terreno, la multitud busca a Jesús. Pero éste les invita a saciarse con un ideal superior, aspirando a otro manjar que perdura para siempre. Para recibir este alimento es menester realizar las obras de Dios, es decir, creer en el Enviado. Comenta San Agustín:
" Jesús, a continuación del misterio o sacramento milagroso, hace uso de la palabra, con la intención de alimentar, si es posible, a los mismos que ya alimentó; de saciar con su palabra las inteligencias de aquellos cuyo vientre había saciado con pan abundante, pero es con la condición de que lo entiendan y, si no lo entienden, que se recoja para que no perezcan ni las sobras siquiera... "Me buscabais por la carne, no por el Espíritu". ¡Cuántos hay que no buscan a Jesús sino para que les haga beneficios temporales! Tiene uno un negocio y acude a la mediación de los clérigos; es perseguido otro por alguien más poderoso que él y se refugia en la iglesia. No faltan quienes piden que se les recomiende a una persona ante la que tienen poco crédito.
" En fin, unos por unos motivos y otros por otros, llenan todos los día la iglesia. Apenas se busca a Jesús por Jesús... "Me buscabais por algo que no es lo que yo soy; buscadme a Mí por mí mismo". Ya insinúa ser Él este manjar, lo que se verá con más claridad en lo que sigue...Yo creo que ya estaban esperando comer otra vez pan y sentarse otra vez, y saciarse de nuevo. Pero Él había hablado de un alimento que no perece, sino que permanece hasta la vida eterna. Es el mismo lenguaje que había usado con la mujer aquella samaritana... Entre diálogos la llevó hasta la bebida espiritual. Lo mismo sucede aquí, lo mismo exactamente. Alimento es, pues, éste que no perece, sino que permanece hasta la vida eterna " (Tratado 25, 10-12 sobre el Evangelio de San Juan).