4ª semana de Pascua, sábado

Entrada: " Pueblo adquirido por Dios, proclamad las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y entrar en su luz maravillosa. Aleluya " (1P 2, 9).

Colecta (del Sacramentario de Bérgamo): " Dios Todopoderoso y eterno, concédenos vivir siempre en plenitud el Misterio Pascual para que, renacidos en el Bautismo, demos frutos abundantes de vida cristiana y alcancemos finalmente las alegrías eternas ".

Ofertorio: " Santifica, Señor, con tu bondad estos dones, acepta la ofrenda de este sacrificio espiritual y a nosotros transfórmanos en oblación perenne ".

Comunión: " Padre, este es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy, y contemplen la gloria que me has dado. Aleluya " (Jn 17, 24).

Postcomunión: " Después de recibir los santos misterios, humildemente te pedimos, Señor, que esta Eucaristía, celebrada como memorial de tu Hijo, nos haga progresar en el amor ".

Hch 13, 44-52: Nos dedicamos a los gentiles. En vista de la oposición suscitada por los judíos de Antioquía de Pisidia, Pablo declara que, puesto que ellos lo rechazan, se dedicará a los gentiles. Ante esto, los judíos declaran una persecución: Pablo y Bernabé son expulsados y parten a Iconio. Aceptar con sencillez, humildad y generosidad la Palabra de Dios, así quedaremos llenos de la alegría del Espíritu Santo, camino hacia la vida eterna, no obstante las dificultades y la misma persecución, pues, como dice San Agustín:

" El vendaval que sopla es el demonio, quien se opone con todos sus recursos a que nos refugiemos en el puerto. Pero es más poderoso el que intercede por nosotros, el que nos conforta para que no temamos y nos arrojemos fuera del navío. Por muy sacudido que parezca, sin embargo en él navegan no sólo los discípulos, sino el mismo Cristo. Por esto, no te apartes de la nave y ruega a Dios. Cuando fallen todos los medios, cuando el timón no funcione y las velas rotas se conviertan en mayor peligro, cuando se haya perdido la esperanza en la ayuda humana, piensa que sólo te resta rezar a Dios " (Sermón 63).

Y San Juan Crisóstomo anima también:

" No desmayéis, pues, aunque se haya dicho que os rodearán grandes peligros, porque no se extinguirá vuestro fervor, antes al contrario, venceréis todas las dificultades " (Homilía sobre San Mateo, 46).

– La persecución hace que el Evangelio se extienda por otras partes y así, al anuncio de la resurrección de Jesús, se difunde por doquier y todas las naciones conocen la revelación de la victoria del Señor. Esto es lo que motiva que la Iglesia cante y proclame la misericordia y la fidelidad del Señor y lo hace ahora con el Salmo 97: " Cantaré al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas. Su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia; se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel -la Iglesia, el alma cristiana-. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclama al Señor, tierra entera, gritad, vitoread, tocad ".

Jn 14, 7-14: Quien me ha visto a Mí ha visto a mi Padre. Una pregunta del Apóstol Felipe ofrece a Jesús la ocasión propicia para dar cuenta de su íntima unidad con el Padre: Quien ve a Cristo, ve al Padre y el Padre habla y actúa en Cristo y los discípulos de Éste actuarán por Él, resucitado, y su oración será escuchada. No quedan desamparados. Esta es la fe y confianza de la Iglesia en medio de todas sus dificultades y persecuciones. San Agustín comenta esta materia en sus Tratados 70 y 71 sobre el Evangelio de San Juan. He aquí un párrafo:

" Así, pues, prometió que Él mismo haría aquellas obras mayores. No se alce el siervo sobre su Señor, ni el discípulo sobre su Maestro. Dice que ellos harán obras mayores que las suyas, pero haciéndolas Él en ellos y por ellos, y no ellos por sí mismos. A Él se dirige la alabanza...Y ¿cuáles son esas obras mayores? ¿Acaso que su sombra, al pasar, sanaba los enfermos? Pues es mayor milagro sanar con la sombra que con el contacto de la fimbria de su vestido. Esto lo hizo Él mismo; aquello por ellos, pero ambas cosas las hizo Él, pues es el gran Mediador " (Tratado 71, 3)