5ª semana de Pascua, sábado

Entrada: " Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo y habéis resucitado con Él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó. Aleluya " (Col 2, 12).

Colecta (compuesta con textos del Gelasiano y del Gregoriano): " Señor, Dios Todopoderoso, que por las aguas del bautismo nos has engendrado a la vida eterna; ya que has querido hacernos capaces de la vida inmortal, no nos niegues ahora tu ayuda para conseguir los bienes eternos ".

Ofertorio: " Acoge, Señor, con bondad las ofrendas de tu pueblo, para que, bajo tu protección, no pierda ninguno de tus bienes y descubra los que permanecen para siempre ".

Comunión: " Padre, por ellos ruego, para que todos sean uno en nosotros, y así crea el mundo que tú me has enviado -dice el Señor ".

Postcomunión: " Dios todopoderoso, no ceses de proteger con amor a los que has salvado, para que así, quienes hemos sido redimidos por la pasión de tu Hijo, podamos alegrarnos en su resurrección ".

Hch 16, 1-10: En aquellos días Pablo fue a Derbe y luego a Listra. San Pablo prosigue su obra misionera. Su afán es que todos los hombres conozcan a Cristo, crean en Él y se salven. No hay impedimentos. El se desvive por proclamar el mensaje evangélico a todos. San Juan Crisóstomo dice que todos los cristianos han de participar en la evangelización de los no creyentes:

 " No puedes decir que te es imposible atraer a los demás. Si eres verdadero cristiano, es imposible que esto suceda. Si es cierto que no hay contradicción en la naturaleza, es también verdad lo que nosotros afirmamos, pues esto se desprende de la misma naturaleza del cristiano. Si afirmas que un cristiano no puede ser útil, deshonras a Dios y lo calificas de mendaz. Le resulta más fácil a la luz convertirse en tinieblas que al cristiano no irradiar. No declares nunca una cosa imposible, cuando es precisamente lo contrario lo que es imposible " (Homilía 20 sobre los Hechos).

" A esto hay que añadir que San Pablo no halagaba, sino que presentaba el mensaje de Cristo en toda su exactitud, centrado en la Cruz. Todas las verdades y todos los preceptos de Cristo incluso los más exigentes fueron materia de su predicación. Lo muestran sus Cartas. No quiere saber otra cosa que a Cristo y a Cristo Crucificado, escándalo para unos e insensatez para otros " (Comentario a los Hechos 5, 7).

– Los viajes apostólicos de San Pablo son una expresión práctica del deseo del autor del Salmo 99: " Que toda la tierra aclame al Señor ". También nosotros, con los mismos sentimientos del santo Apóstol, empleamos las mismas palabras del salmista y decimos: " Aclamad al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría, entrad en su presencia con vítores. Sabed que el Señor es Dios; que Él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño. El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades ".

Jn 15, 18-21: No sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo. La suerte de los discípulos de Cristo en este mundo no será mejor que la de su Maestro: ellos también, como Cristo, serán odiados y perseguidos por los hombres. Comenta San Agustín:

 " Si queréis saber cómo se ama a sí mismo el mundo de perdición que odia al mundo de redención, os diré que se ama con un amor falso, no verdadero. Y si se ama con amor falso, en realidad se odia: porque quien ama la maldad tiene odio a su propia alma... Pero se dice que se ama porque ama la iniquidad que le hace inicuo; y se dice que a la vez se odia, porque ama lo que es perjudicial. En sí mismo odia la naturaleza y ama el vicio; ama lo que en él hizo su propia voluntad.

" Por lo cual se nos manda y se nos prohibe amarlo. Se nos prohibe cuando dice: "No améis el mundo"; y se nos manda en aquellas palabras: "Amad a vuestros enemigos". Se nos prohibe, pues, amar en él lo que él en sí mismo odia, esto es, la hechura de Dios y los múltiples consuelos de su bondad. Se nos prohibe amar sus vicios y se nos manda amar su naturaleza, ya que él ama sus vicios y odia su naturaleza. A fin de que nosotros lo amemos y odiemos con rectitud, ya que él se ama y se odia con perversidad " (Tratado 87, 4 sobre el Evangelio de San Juan).