FILIPENSES

Flp 1, 3-11 Primera iglesia fundada por Pablo en Europa, Filipos se tomó además muy en serio la obra evangelizadora del Apóstol; ello explica las cálidas expresiones de congratulación por esta colaboración. No falta la referencia al Día de Cristo (Flp 1, 10) como condición firme de perseverancia.

Flp 2, 6 En Flp 2, 6-11 Pablo recoge probablemente un himno, patrimonio común de las primeras comunidades. En él se presenta a Jesús en tres momentos: preexistencia divina, vida histórica en humildad y sometimiento, y exaltación gloriosa, apareciendo así como el modelo perfecto de las disposiciones interiores que el Apóstol pide al cristiano.

Flp 2, 7 La condición divina («existir en la forma de Dios») y la categoría correspondiente (ser igual a Dios) no fueron para Cristo un bien al que aferrarse o una presa codiciada; frente a la actitud de Adán (Gn 3, 5), él se despojó («se vació») de sí mismo, es decir, asumió una verdadera condición humana con todas sus consecuencias, o sea, hasta la muerte. El término «esclavo» no tiene connotaciones sociológicas, sino antropológicas (el ser humano es siervo frente a Dios, que es su Señor) y teológicas (Cristo es el Siervo del Señor).

Flp 3, 17-21 Los adversarios de Pablo andan obsesionados por valores (judíos) ya superados (17-19); frente a ello, la esperanza cristiana se centra en los bienes escatológicos de la resurrección según el modelo del Cristo glorioso (20ss).

Flp 4, 1-9 Se ofrecen a continuación interesantes consejos sobre las diversas circunstancias de la vida cristiana: ante todo, la concordia (2ss); luego, una vida en alegría, como conviene a la novedad cristiana (4-7), y, por fin, el ideal superior de una suma de valores positivos (8ss).