Ml 1, 2-5 La Biblia presenta a Esaú como el ancestro de los edomitas. Las relaciones entre Edón e Israel fueron conflictivas. Pero el comportamiento de Edón en la caída de Jerusalén fue tan pérfido que el país vecino se convirtió para los judíos en el arquetipo del enemigo.
Ml 1, 6-14 Siguen las controversias y se entra en uno de los problemas claves del libro: el desinterés de los sacerdotes en el culto y servicio del Señor. Ml 1, 11 se convirtió en un elemento esencial de la teología cristiana primitiva.
Ml 2, 17-3, 5 Se suceden distintas controversias y se anuncia el Día del Señor, tema profético clásico. Junto a él, la famosa frase del anuncio del enviado del Señor para preparar su obra, que consistirá en la purificación del sacerdocio y del pueblo en general. Una vez más, culto y justicia.
Ml 3, 22-24 Considerados generalmente como un apéndice, estos versículos son testigos de perspectivas teológicas que configuraron el judaísmo nacido tras el exilio. No es de extrañar que hayan jugado un papel importante en las teologías del NT ni que estos dos personajes aparezcan en el relato de la transfiguración (Mc 9, 2-13).