1 MACABEOS

Son cuatro los libros que se conservan con el título de «Macabeos», pero sólo los dos primeros están en relación con el movimiento de rebelión contra el poder seléucida que se produjo en Judea bajo la guía de los Macabeos. Estos dos son los que han sido incluidos en el canon cristiano de la Biblia. No figuran en cambio en el canon judío. Su título deriva del apodo dado a Judas, el protagonista de la lucha contra Antíoco IV Epífanes 1. Los dos libros canónicos son independientes entre sí en cuanto al autor, estilo, tiempo de composición y finalidad, aunque se refieren al mismo periodo histórico. De ahí que para comprenderlos mejor los presentemos por separado.

El texto original de 1 Macabeos estaba en hebreo, y tanto Orígenes como San Jerónimo llegaron a conocerlo; pero actualmente sólo se conservan de él versiones griegas. Además, la abundancia de giros semíticos en el griego muestra que se trata de una versión literal del hebreo. En cambio, 2 Macabeos fue redactado directamente en griego.

1. ESTRUCTURA Y SÍNTESIS DEL CONTENIDO

El libro primero de los Macabeos narra la historia de la primera generación asmonea, es decir, de los hijos de Matatías 2. La historia comienza con la llegada de Antíoco IV Epífanes al trono de Siria (175 a.C.) y termina con la muerte de Simón Macabeo, el último superviviente de los hijos de Matatías (134 a.C.). El contenido de la obra discurre de la siguiente forma:

I. HELENIZACIÓN DE JERUSALÉN (1M 1, 1-64)

Antíoco IV con la colaboración de algunos judíos influyentes intenta imponer en Jerusalén las costumbres griegas. Las leyes y costumbres judías quedan abolidas y se castiga con la muerte a quienes las sigan. El Templo de Jerusalén es profanado y convertido en templo pagano. En Jerusalén se construye una fortaleza –la Ciudadela– donde se establece un fuerte contingente militar sirio que controla la ciudad y sus alrededores. La religión judía parece destinada a desaparecer.

II. REBELIÓN ARMADA DE MATATÍAS (1M 2, 1-70)

Ante tal situación reacciona la familia de Matatías. Él y sus hijos emprenden acciones que al principio se desarrollan en forma de guerrillas por los alrededores de Jerusalén. El motivo es exclusivamente la defensa de su libertad religiosa; a la familia de Matatías se unen personas que seguían practicando el judaísmo y que reciben el nombre de «asideos» o piadosos 3.

III. ETAPA DE JUDAS MACABEO (1M 3, 1-1M 9, 22)

A la muerte de Matatías toma el liderazgo de la rebelión su hijo Judas Macabeo, que organiza un pequeño ejército y se enfrenta primero a algunos destacamentos locales aliados de los sirios, y después al propio ejército sirio que estaba en la zona a las órdenes de Lisias. Las victorias del Macabeo son aplastantes, según describe el libro; y Judas consigue que se respeten las costumbres judías en Judea, y que el Templo pase otra vez a manos de los judíos que lo purifican y dedican de nuevo al Señor. Pero Judas no se conforma con la relativa libertad religiosa que ha conseguido en Judea, sino que emprende acciones militares en los territorios de alrededor para auxiliar a los judíos que viven en ellos. Entretanto muere Antíoco IV y le sucede su hijo Antíoco V Eupátor que, ante los avances del Macabeo, envía un gran ejército contra él, de nuevo bajo el mando de Lisias. Judas y los suyos han de refugiarse en una parte de la ciudad santa; pero la llegada de Filipo, rival político de Lisias, a Antioquía hace que éste abandone el cerco de Jerusalén y regrese ofreciendo un armisticio a Judas. Por entonces llega desde Roma el hijo de Seleuco IV (hermano de Antíoco IV), Demetrio I, que da muerte a Antíoco V y a Lisias; y, atendiendo el ruego de algunos judíos traidores a la Ley, envía a Nicanor a atacar al Macabeo. Éste vuelve a vencer, hace un pacto con los romanos, y sigue resistiendo al ejército sirio hasta que muere en la batalla.

IV. ETAPA DE JONATÁN, SUCESOR DE JUDAS (1M 9, 23-1M 12, 53)

Tras la muerte de Judas, su hermano Jonatán se pone al frente de los judíos. Con enorme habilidad política y aprovechando las ventajas que le ofrecen los distintos aspirantes al trono de Siria, Alejandro Balas y Demetrio II, consigue hacerse con el cargo de sumo sacerdote, llega a controlar la situación militar en Palestina y ratifica los tratados con Roma. Sin embargo, morirá en una emboscada.

V. ÉPOCA DE SIMÓN. INDEPENDENCIA POLÍTICA DE JUDEA (1M 13, 1-1M 16, 24)

A Jonatán le sucede en el liderazgo su hermano Simón, que consigue la plena independencia política de Judea, aprovechando, igual que Jonatán, las luchas por el poder entre los reyes de Siria, ahora entre Trifón y Antíoco VII. Simón muere asesinado por su yerno, pero le sucede su hijo Juan Hircano que, ya viviendo su padre, había tenido gran éxito en campañas militares. Con la muerte de Simón, alabado por el autor sagrado y por el pueblo, se concluye la historia narrada en 1 Macabeos.

2. COMPOSICIÓN

El autor de 1 Macabeos se ha servido de varias fuentes. A lo largo de la obra se alude a documentos oficiales que el autor pudo consultar en los archivos del Templo 4: los anales de los sumos sacerdotes a propósito de Jonatán y Simón 5; el elogio de Simón grabado en bronce 6, y algunas cartas de los reyes seléucidas y del senado romano dirigidas a Judas, Jonatán y Simón 7. También pudo utilizar alguna fuente relativa a los monarcas seléucidas de Siria. Así pues, el autor es seguramente un judío de Palestina, residente quizás en Jerusalén, y fiel devoto de la Ley. La composición del libro habría que situarla alrededor del año 100 a.C. En la redacción de la obra queda manifiesta la total adhesión del autor a la dinastía asmonea: se observa en su intento de legitimar que los sucesores de los Macabeos ostenten los títulos de sumo sacerdote y rey. Muestra cómo los iniciadores de la dinastía, los Macabeos, llegaron a obtener tales títulos, y cómo les fueron reconocidos por el pueblo.

Aunque el autor de 1 Macabeos pretende exponer los hechos en el orden en que ocurrieron y con objetividad, y en general lo consigue, sin embargo hay algunos detalles en su relato que no se ajustan a este propósito. Así, por ejemplo, retrasa la muerte de Antíoco IV Epífanes, silencia prácticamente los reveses militares sufridos por Judas y sus hermanos, e informa de tratados de los judíos con otras naciones, por ejemplo con Esparta, en términos exagerados. Todo ello tiene por efecto exaltar las victorias de Judas y sus hermanos, y mostrar la importancia de Judea en el ámbito internacional. El autor de 1 Macabeos no se plantea la exactitud de todas sus informaciones con el rigor histórico que hoy desearíamos; sencillamente él expone lo que piensa que ha sucedido, orientando su escrito a mostrar que Dios salvó a los judíos y su religión a través de las hazañas de los Macabeos.

1 Macabeos se amolda en parte a las formas literarias de los antiguos libros históricos de la Biblia, intentando, tal vez, hacer una continuación de ellos y mostrar cómo Dios es quien conduce la historia en la época seléucida lo mismo que lo hizo en las anteriores.

3. ENSEÑANZA

En el libro primero de los Macabeos, la Ley es el punto central de referencia. La lucha que narra no es tanto entre los seléucidas y los asmoneos, ni siquiera entre los reyes paganos y el pueblo judío, sino entre los que observan la Ley y sus adversarios. La Ley no es simplemente un elenco de prescripciones religiosas, sino el testimonio de la Alianza irreversible que Dios ha hecho con su pueblo y que éste debe custodiar con fidelidad como su más valioso tesoro.

La historia narrada en 1 Macabeos exalta al mismo tiempo los valores humanos y sobrenaturales: la fe engendra el heroísmo, y el servicio a la nación se identifica con el servicio a Dios. La mejor garantía de triunfo en la lucha consiste en apoyarse en Dios. Las armas invencibles son la oración, el ayuno y la lectura de la palabra de Dios 8. Lo decisivo no son las fuerzas humanas con las que se cuente ni la magnitud del ejército, sino la ayuda divina.

En 1 Macabeos Dios no comunica expresamente sus designios, sino que los deja ver en el resultado de las acciones emprendidas en su nombre. Los designios divinos están ya contenidos en la Ley y los Profetas, pero cuando se plantean cuestiones que requerirían conocer su voluntad, se espera a que en el futuro aparezca un profeta, como sucede a propósito del destino de las piedras del viejo altar 9. Algo parecido ocurre con la misma implantación de la dinastía de los asmoneos: si bien ha sido providencial y a través de Dios ha salvado a su pueblo, al Templo y a la Ley, es, sin embargo, provisional. Simón es aceptado como jefe y sumo sacerdote «hasta que surgiera un profeta fiel»10. Se espera por tanto una situación nueva y una nueva relación de Dios con su pueblo.

La conducta del hombre es juzgada y valorada por su adhesión a la Ley; adhesión que viene a identificarse con el apoyo al partido de los Macabeos. Éstos aparecen como ejemplo de hombres celosos de la Ley y del Templo, misericordiosos con los pobres, y generosos en poner sus bienes y su vida a disposición de la causa del judaísmo. El compromiso en la lucha armada es en 1 Macabeos signo de la defensa de la Ley y del judaísmo. Las crueles acciones de venganza por parte de los Macabeos que aparecen a lo largo del libro se han de comprender en aquel ambiente como expresión de celo y protección de la Ley judía.

4. EL PRIMER LIBRO DE LOS MACABEOS A LA LUZ DEL NUEVO TESTAMENTO

En la época de nuestro Señor Jesucristo seguía vivo el celo por la Ley que vemos reflejado en 1 Macabeos, si bien ese celo era comprendido de distinta manera por los diversos grupos que se habían ido configurando a partir de la encendida defensa de la religión judía. Los fariseos eran los continuadores de los asideos, aquéllos que en un primer momento se unieron a la revuelta macabea11 pero que después mantuvieron otra política12; estaba, por otra parte, el grupo de los saduceos que era más complaciente con la dinastía asmonea; y en el polo opuesto se encontraban los esenios, que rompen incluso con el culto del Templo de Jerusalén, según sabemos por fuentes extrabíblicas. Todos estos grupos, sin embargo, mantenían el celo por la Ley.

A la luz de la fe cristiana, la historia narrada en 1 Macabeos es un testimonio inspirado de cómo Dios fue guiando y dirigiendo la historia del pueblo elegido hasta el momento mismo de enviar al Mesías, a su Hijo Jesucristo. Ningún otro libro del Antiguo Testamento nos acerca tanto al Nuevo Testamento, desde el punto de vista de la narración de la historia, como 1 Macabeos.

En el Nuevo Testamento encontramos reflejados los valores espirituales que configuran la historia de 1 Macabeos; sin embargo, Jesucristo los asumió y los transformó a veces radicalmente. Jesús también manifiesta su adhesión a la Ley de Moisés, enseñando que no dejaría de cumplirse ni una sola iota de la misma13; pero a la vez interpreta y renueva la Ley mediante la forma de cumplirla que Él propone14, y establece una ley nueva de amor entre los hombres, que deja atrás aquella ley del talión que regía los actos bélicos de los macabeos15.

Jesús mostró también su celo por el Templo hasta el punto de hacer un gesto de gran vigor, como la expulsión de los mercaderes16. Pero a la vez declaró que aquel Templo tenía un carácter provisional, y que el verdadero culto a Dios no dependía del Templo, sino de la adoración al Padre en espíritu y en verdad17. Más aún, el Evangelio de San Juan enseña que el verdadero Templo es la humanidad santísima de Jesús18.

Frente a la identificación entre fidelidad a la Ley y rebelión política armada que vemos en 1 Macabeos, en el Nuevo Testamento encontramos la invitación a una resistencia moral y espiritual ante las persecuciones19; y Jesucristo, por otro lado, establece la separación entre poder político y fidelidad religiosa al proclamar: «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios»20.

Leído a la luz del Nuevo Testamento, cobra un nuevo valor, pues nos ayuda a comprender el trasfondo político y religioso en el que se desarrolla la obra de Jesucristo, y el contraste entre el antiguo y el nuevo pueblo de Dios.

1 1M 5, 34.
2 Reciben nombre de asmoneos porque, según Flavio Josefo, un antepasado (bisabuelo) de Matatías se llamaba Asmón (Antigüedades Judías 12, 265).
3 1M 2, 42.
4 1M 14, 49.
5 1M 16, 24.
6 1M 14, 25-49.
7 1M 5, 10-13; 1M 8, 22-32; etc.
8 1M 3, 48.
9 1M 4, 46.
10 1M 14, 41.
11 1M 2, 42.
12 1M 7, 13.
13 cfr Mt 5, 17-19.
14 cfr Mt 5, 20-48.
15 cfr Mt 5, 28-47.
16 cfr Mt 21, 12-17.
17 cfr Jn 4, 23-24.
18 cfr Jn 2, 22.
19 cfr Mt 10, 16-25.
20 Mt 22, 21 y par.