Suma Teol骻ica

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CUESTI覰 21

Consecuencias de los actos humanos en raz髇 de su bondad o malicia

A continuaci髇 se debe estudiar lo que se sigue de los actos humanos en raz髇 de la bondad o malicia (cf. q.18 introd.). Y acerca de esto se plantean cuatro problemas:

  1. El acto humano, por ser bueno o malo, 縯iene raz髇 de rectitud o de pecado?
  2. 縏iene raz髇 de laudable o de culpable?
  3. 縏iene raz髇 de m閞ito o de dem閞ito?
  4. 縏iene raz髇 de m閞ito o de dem閞ito ante Dios?

ART虲ULO 1

El acto humano, por ser bueno o malo, 縯iene raz髇 de rectitud o de pecado?

Objeciones por las que parece que el acto humano, en cuanto que es bueno o malo, no tiene raz髇 de rectitud o de pecado .

1. Los pecados son monstruos en la naturaleza, como se dice en el II Physic. Pero los monstruos no son actos, sino cosas producidas al margen del orden natural. Ahora bien, lo que es por arte y por raz髇, imita a lo que es por naturaleza, como se dice en el mismo lugar. Luego el acto, por ser desordenado y malo, no tiene raz髇 de pecado.

2. Adem醩, se produce un pecado en la naturaleza y en el arte cuando no se llega al fin intentado por la naturaleza y por el arte, como se dice en el II Physic. Pero la bondad o la malicia del acto humano consiste sobre todo en la intenci髇 del fin y en su persecuci髇. Luego parece que la malicia del acto no induce raz髇 de pecado.

3. Adem醩, si la malicia del acto indujera raz髇 de pecado, se seguir韆 que dondequiera que hubiera mal habr韆 pecado. Pero esto es falso, porque la pena, aunque tenga raz髇 de mal, no la tiene de pecado. Luego, porque un acto sea malo, no tiene raz髇 de pecado.

Contra esto: la bondad del acto humano, como se demostr?(q.19 a.4), depende principalmente de la ley eterna; por consiguiente, su malicia consiste en que est?en desacuerdo con la ley eterna. Pero esto hace raz髇 de pecado, pues dice Agust韓 en XXII Contra Faustum , que es pecado el dicho, hecho o deseo contrarios a la ley eterna. Luego el acto humano tiene raz髇 de pecado precisamente por ser malo.

Respondo: El mal es m醩 que el pecado, igual que el bien es m醩 que la rectitud; pues toda privaci髇 de bien en cualquier cosa constituye raz髇 de mal, pero el pecado consiste propiamente en el acto que se realiza por un fin, cuando no guarda el orden debido a ese fin. Ahora bien, el orden debido a un fin se mide seg鷑 una regla, que es la virtud natural que inclina a tal fin, en lo que se hace seg鷑 la naturaleza. Por consiguiente, cuando el acto procede de una virtud natural seg鷑 la inclinaci髇 natural hacia el fin, se observa rectitud en el acto, porque el medio no sale de los extremos, es decir, el acto no sale del orden del principio activo hacia el fin. Pero cuando uno se aparta de esa rectitud del acto, entonces llega la raz髇 de pecado.

Pero, en lo que hacemos mediante la voluntad, la regla pr髕ima es la raz髇 humana, y la regla suprema, la ley eterna. Luego cuando un acto del hombre procede hasta el fin seg鷑 el orden de la raz髇 y de la ley eterna, es recto; pero cuando se desv韆 de esa rectitud, se dice que es pecado. Por otra parte, es claro por lo ya dicho (q.19 a.3.4) que todo acto de la voluntad es malo precisamente por apartarse del orden de la raz髇 y de la ley eterna, y que todo acto bueno concuerda con la raz髇 y con la ley eterna. Por tanto, se sigue que el acto humano, por ser bueno o malo, tiene raz髇 de rectitud o de pecado.

A las objeciones:

1. Se dice que los monstruos son pecados por cuanto han sido producidos a partir de un pecado que est?en el acto de la naturaleza.

2. El fin es doble: 鷏timo y cercano. Ahora bien, en el pecado de la naturaleza, al acto le falta ciertamente el fin 鷏timo, que es la perfecci髇 de lo producido, pero no cualquier fin pr髕imo, pues la naturaleza obra formando algo. Lo mismo ocurre en el pecado de la voluntad, siempre hay defecto en cuanto al fin 鷏timo que se intenta, porque ning鷑 acto voluntario malo se puede ordenar a la bienaventuranza, que es el fin 鷏timo, aunque no falte un fin pr髕imo, al que tiende y que consigue la voluntad. Por eso tambi閚, como esta intenci髇 del fin pr髕imo se ordena al fin 鷏timo, en la misma intenci髇 de este fin puede encontrarse raz髇 de rectitud y de pecado.

3. Todo se ordena a un fin mediante su acto y, por eso, la raz髇 de pecado, que consiste en una desviaci髇 del orden al fin, consiste propiamente en un acto. Pero la pena se refiere a la persona que peca, como se dijo en la primera parte (q.48 a.5 ad 4; a.6 ad 3).

ART虲ULO 2

El acto humano, por ser bueno o malo, 縯iene raz髇 de laudable o de culpable?

Objeciones por las que parece que el acto humano, porque es bueno o malo, no tiene raz髇 de laudable o de culpable.

1. Hoy pecado incluso en lo que realiza la naturaleza, como se dice en el II Physic. Pero las cosas naturales no son laudables ni culpables, como se dice en el III Ethic. Luego el acto humano, por ser malo o pecado, no tiene raz髇 de culpa y, por consiguiente, tampoco tiene raz髇 de laudable por ser bueno.

2. Adem醩, el pecado se presenta en los actos morales igual que en los actos del arte, porque, como se dice en el II Physic., peca el gram醫ico que no escribe rectamente y el m閐ico que no receta rectamente. Pero no se culpa a un art韋ice por haber hecho algo malo, porque es propio de la industria del art韋ice poder hacer una obra buena y una obra mala, cuando quiera. Luego parece que tampoco el acto moral tiene raz髇 de culpable por ser malo.

3. Adem醩, dice Dionisio en el cap韙ulo 4 De div. nom. que el mal es d閎il e impotente. Pero la debilidad y la impotencia quitan o disminuyen la raz髇 de culpa. Luego el acto humano no es culpable por ser malo.

Contra esto: est?lo que dice el Fil髎ofo, que son laudables las obras de las virtudes, mas vituperables o culpables las obras contrarias. Pero los actos buenos son actos de virtud, porque virtud es lo que hace bueno a quien la posee y a su obra, como se dice en el II Ethic.; por eso los actos opuestos son actos malos. Luego el acto humano tiene raz髇 de laudable o de culpable por ser bueno o malo.

Respondo: El mal est?en m醩 que el pecado, igual que el pecado est?en m醩 que la culpa, pues se llama laudable o culpable un acto precisamente porque se imputa a quien lo hace, puesto que alabar o culpar no es otra cosa que imputar a alguien la bondad o la malicia de su acto. Ahora bien, un acto se imputa al agente cuando est?en su potestad, cuando tiene dominio sobre su acto. Pero esto ocurre en todos los actos voluntarios, porque el hombre tiene dominio sobre sus actos mediante la voluntad, como se demuestra con lo dicho (q.1 a. 1.2). Por tanto, queda que s髄o en los actos voluntarios el bien o el mal constituyen raz髇 de alabanza o de culpa; y en 閟tos el mismo mal es pecado y culpa.

A las objeciones:

1. Los actos naturales no est醤 en la potestad del agente natural, pues la naturaleza est?determinada a una sola cosa. Por eso, aunque en los actos naturales haya pecado, no hay en ellos culpa.

2. La raz髇 se comporta de un modo diferente en las cosas artificiales que en las morales. En la artificiales, la raz髇 se ordena a un fin particular, que es algo excogitado por la raz髇. En las morales, en cambio, la raz髇 se ordena al fin com鷑 de toda la vida humana. Ahora bien, el fin particular se ordena al fin com鷑. Luego, como hay pecado por desviaci髇 del orden al fin, seg鷑 se dijo (a.1), en un acto de arte se encuentra pecado de dos modos. Uno, por desviaci髇 del fin particular intentado por el art韋ice, y este pecado ser?propio del arte; por ejemplo, si el art韋ice, intentando hacer una obra buena, la hace mala, o intentando hacer una obra mala, la hace buena. El otro modo, por desviaci髇 del fin com鷑 de la vida humana y, as? se dice que peca si intenta hacer una obra mala que defraude a alguien, y la hace. Pero este pecado no es propio del art韋ice en cuanto art韋ice, sino en cuanto que es hombre. Por eso se culpa al art韋ice en cuanto art韋ice por el primer pecado, y al hombre en cuanto hombre, por el segundo. Pero en los asuntos morales, en los que se considera el orden de la raz髇 al fin com鷑 de la vida humana, el pecado y el mal siempre se consideran por la desviaci髇 del orden de la raz髇 al fin com鷑 de la vida humana. Por consiguiente, se culpa de un pecado de este g閚ero al hombre en cuanto que es hombre y en cuanto que es moral. Por eso dice el Fil髎ofo, en el VI Ethic., que en el arte es preferible el que quiere pecar, pero no en la prudencia, ni tampoco en las virtudes morales, que dirige la prudencia.

3. Esa debilidad que hay en los males voluntarios est?sometida a la potestad humana. Por eso no quita ni disminuye la raz髇 de culpa.

ART虲ULO 3

El acto humano, por ser bueno o malo, 縯iene raz髇 de m閞ito o de dem閞ito?

Objeciones por las que parece que el acto humano no tiene raz髇 de m閞ito y de dem閞ito por su bondad o malicia.

1. El m閞ito y el dem閞ito se dicen por orden a la retribuci髇, que s髄o tiene lugar en lo que es para otro. Pero no todos los actos humanos buenos o malos son para otro, sino que algunos son para uno mismo. Luego no todo acto humano bueno o malo tiene raz髇 de m閞ito o de dem閞ito.

2. Adem醩, ninguno merece pena o premio por disponer como quiere de lo que 閘 es due駉; as? si un hombre destruyera una propiedad suya, no ser韆 castigado como si destruyera algo de otro. Pero el hombre es due駉 de sus actos. Luego no merece pena ni premio por disponer bien o mal de su acto.

3. Adem醩, porque alguien adquiera un bien para s?mismo, no merece que nadie le recompense; y la misma raz髇 vale para los males. Pero el mismo acto bueno es una perfecci髇 y un bien para quien lo hace, mientras que el acto desordenado es un mal para quien lo realiza. Luego el hombre no merece ni desmerece porque haga un acto bueno o malo.

Contra esto: est?lo que se dice en Is 3, 10-11: Decid al justo que bien, que comer?el fruto de sus acciones. y del imp韔! Le ir?mal, se le dar?el m閞ito de su manos.

Respondo: El m閞ito y el dem閞ito se dicen por orden a la retribuci髇 que se hace seg鷑 justicia. Pero se le hace a uno retribuci髇 seg鷑 justicia porque obra en provecho o en perjuicio de otro. Ahora bien, hay que tener en cuenta que cualquiera que viva en una sociedad, es en cierta medida parte y miembro de toda la sociedad. Luego quienquiera que hace algo para bien o para mal de alguien que vive en sociedad, esto redunda a toda la sociedad; como quien hiere una mano, consiguientemente hiere al hombre. Luego, cuando uno obra para bien o para mal de otra persona singular, le corresponde de dos modos raz髇 de m閞ito o de dem閞ito. Uno, porque le debe retribuir la persona singular a la que ayuda u ofende. Otro, porque le debe retribuci髇 todo el colectivo. Adem醩, cuando uno ordena su acto directamente para bien o para mal de todo el colectivo, le debe retribuci髇 primero y principalmente todo el colectivo, en efecto, pero secundariamente todas las partes del colectivo. Pero tambi閚 se debe retribuci髇 a uno cuando hace algo que revierte en su propio bien o mal, pues tambi閚 esto revierte en el com鷑, porque 閘 mismo es parte de la colectividad; aunque no se le deba retribuci髇 por cuanto es bien o mal para una persona singular, que es la misma que obra, a no ser que acaso se deba retribuci髇 a s?misma, por cierta semejanza con la justicia del hombre para consigo.

Queda claro, por tanto, que el acto bueno o el malo tienen raz髇 de laudable o de culpable en la medida que est醤 en la potestad de la voluntad; tienen raz髇 de rectitud y de pecado, seg鷑 su orden al fin; y raz髇 de m閞ito y de dem閞ito, seg鷑 la retribuci髇 de justicia para con otro.

A las objeciones:

1. A veces los actos buenos o malos del hombre, aunque no se ordenan al bien o al mal de otra persona singular, se ordenan, no obstante, al bien o al mal de otro: de la comunidad misma.

2. El hombre, que tiene dominio sobre su acto, en cuanto que pertenece a una comunidad, de la que es parte, tambi閚 merece algo o desmerece, en la medida que dispone sus actos bien o mal; como tambi閚 si administra bien o mal sus otros bienes, con los que debe servir a la comunidad.

3. Ese mismo bien o mal que uno se hace a s?mismo con su propio acto, redunda a la comunidad, como se dijo (a.3).

ART虲ULO 4

El acto humano, por ser bueno o malo, 縯iene raz髇 de m閞ito o de dem閞ito ante Dios?

Objeciones por las que parece que el acto bueno o malo del hombre no tiene raz髇 de m閞ito o de dem閞ito en relaci髇 con Dios.

1. Se ha dicho (a.3) que el m閞ito y el dem閞ito implican un orden a la recompensa por el beneficio o el da駉 causados a otro. Pero el acto bueno o malo del hombre no llega a ser un provecho o da駉 de Dios, pues se dice en Jb 35, 6.7: Si pecas, 縬u?da駉 le haces? Si obras justamente, 縬u?le das? Luego el acto del hombre, bueno o malo, no tiene raz髇 de m閞ito o de dem閞ito ante Dios.

2. Adem醩, un instrumento no merece ni desmerece ante quien lo usa, porque toda la acci髇 del instrumento es de quien lo usa. Pero el hombre, cuando obra, es instrumento de la virtud divina, que lo mueve principalmente, por eso se dice en Is 10, 15: 緼caso se jacta el hacha frente al que corta con ella?; 縪 se tiene por grande la sierra ante quien la maneja?, donde claramente se compara al hombre con un instrumento. Luego el hombre, obrando bien o mal, nada merece ni desmerece ante Dios.

3. Adem醩, el acto humano tiene raz髇 de m閞ito o de dem閞ito en cuanto que se ordena a otro. Pero no todos los actos del hombre se ordenan a Dios. Luego no todos los actos buenos o malos tienen raz髇 de m閞ito o de dem閞ito ante Dios.

Contra esto: est?lo que se dice en Ecle12, 14: Todo lo que se hace, Dios lo llevar?a juicio, sea bueno o malo. Pero el juicio implica retribuci髇, respecto a la cual se habla de m閞ito o de dem閞ito. Luego todo acto bueno o malo del hombre tiene raz髇 de m閞ito o de dem閞ito.

Respondo: El acto de un hombre tiene raz髇 de m閞ito o de dem閞ito en cuanto que se ordena a otro, por raz髇 de 閘 o de la comunidad; pero de ambos modos nuestros actos buenos o malos tienen raz髇 de m閞ito o de dem閞ito ante Dios. Ciertamente por raz髇 de El, porque es el 鷏timo fin del hombre. Ahora bien, hay obligaci髇 de referir todos los actos al fin 鷏timo, como ya se trat?(q.19 a. 10). Por eso, quien realiza un acto malo que no puede ser referido a Dios, no observa el honor de Dios, que se debe al fin 鷏timo. Adem醩, por parte de toda la comunidad del universo, porque, en toda comunidad, quien rige la comunidad tiene sobre todo el cuidado del bien com鷑, por lo que a 閘 le corresponde retribuir cuanto se hace bien o mal en la comunidad. Ahora bien, Dios es el gobernador y rector de todo el universo, como se estudi?en la primera parte (q.103 a.5), y especialmente de las criaturas racionales. Por consiguiente, es claro que los actos humanos tienen raz髇 de m閞ito o de dem閞ito en relaci髇 con Dios, de lo contrario se seguir韆 que Dios no se preocupar韆 de los actos humanos.

A las objeciones:

1. Mediante el acto de un hombre nada puede aumentarle o disminuirle a Dios de suyo; sin embargo, el hombre, en cuanto de 閘 depende, sustrae algo a Dios o se lo otorga, cuando observa o no observa el orden que Dios instituy?

2. Dios mueve al hombre como instrumento, pero de un modo que no excluye que el hombre se mueva a s?mismo mediante el libre albedr韔, como se desprende de lo dicho (q.9 a.6 ad 3). Por eso con su acto merece o desmerece ante Dios.

3. El hombre no se ordena a la comunidad pol韙ica con todo su ser y con todas sus cosas; por eso no es necesario que cualquier acto suyo sea meritorio o demeritorio por orden a la comunidad pol韙ica. Sin embargo, todo lo que el hombre es y todo lo que puede y tiene, ha de ser ordenado a Dios, y, por eso, todo acto bueno o malo del hombre tiene raz髇 de m閞ito o de dem閞ito ante Dios en la medida que es, por la misma raz髇 de acto.

Suma Teol骻ica - I-IIae (Prima Secundae)
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