Si se quiere obtener algo de Dios, es necesario tener el valor de "negociar" con Él a través de una oración insistente y convencida. El Papa Francisco volvió de esta manera a hablar de la valentía que debe sostener la oración dirigida al Padre, con "toda la familiaridad posible". Y puso como ejemplo la oración de Abrahán, su modo de hablar con Dios justo como si se encontrara negociando con otro hombre. Ésta fue la invitación del Pontífice el lunes 1 de julio, por la mañana, durante la misa celebrada en la capilla de la Domus Sanctae Marthae.
El episodio al que hizo referencia se narra en el libro del Génesis (Gn 18, 16-33), es la valiente intercesión de Abrahán para evitar la muerte de los justos en la destrucción de Sodoma y Gomorra. Abrahán se dirige a Dios como haría con cualquier hombre y sitúa el problema insistiendo: "¿Y si fueran cincuenta inocentes? ¿Si fueran cuarenta... treinta... veinte... diez?".
Abrahán se dirige al Señor para preguntarle "qué hará con esa ciudad pecadora. Abrahán siente la fuerza de hablar cara a cara con el Señor y busca defender la ciudad. Es insistente".
"Abrahán –puntualizó el Papa Francisco– es valiente y ora con valor". Se trata de "ir al Señor con valor para pedirle cosas". Abrahán insiste y "de cincuenta logró bajar el precio a 10", y "No dice "pero pobrecitos, serán quemados... sino perdonadles". ¿Tú quieres hacer eso? Tú que eres tan bueno, ¿quieres hacer lo mismo al culpable que al inocente? Tú no puedes hacer eso". Toma los argumentos, las motivaciones del corazón mismo de Dios. Convencer al Señor con las virtudes del Señor".