El Pontífice delineó después el perfil espiritual del cristiano, indicando precisamente en la coherencia su elemento central. En todas las cosas de la vida, dijo, es necesario "pensar como cristiano, sentir como cristiano y actuar como cristiano". Ésta es "la coherencia de vida de un cristiano que, cuando actúa, siente y piensa", reconoce la presencia del Señor.
El Papa también puso en guardia del hecho que "si falta una de estas" características, "no existe el cristiano". Por lo demás, "uno también puede decir: yo soy cristiano". Pero "si tú no vives como cristiano, si no actúas como cristiano, si no piensas como cristiano y no sientes como cristiano, hay algo que no está bien. Hay una cierta incoherencia". Todos nosotros cristianos, observó el Pontífice, "estamos llamados a dar testimonio de Jesucristo". En cambio, los cristianos que "viven ordinaria y comúnmente, con incoherencia, hacen mucho mal".
A ellos se refiere expresamente el apóstol Santiago en su carta leída en la liturgia del día (St 5, 1-6). Reprocha directamente "a algunos incoherentes que se enorgullecían de ser cristianos, pero explotaban a sus obreros".
"Es fuerte el Señor", comentó el Papa después de haber releído el texto de Santiago. Tan fuerte que "si uno escucha" estas palabras, "puede pensar que las pronunció un comunista. No, no –precisó el Pontífice–, las dijo el apóstol Santiago: es palabra del Señor". El problema, pues, es "la incoherencia", y "los cristianos que no son coherentes, dan escándalo".
El Pontífice, refiriéndose al pasaje evangélico de Marcos (Mc 9, 41-50) leído en la liturgia, recordó que Jesús habló con fuerza contra el escándalo y "dijo: "El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen –uno solo de estos hermanos y hermanas que tienen fe–, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y le echasen al mar"". En verdad, explicó el Papa, "el cristiano incoherente hace mucho mal", y la imagen fuerte usada por Jesús es muy elocuente. Por lo tanto, prosiguió, "la vida del cristiano está en la senda de la coherencia", pero también tiene que vérselas "con la tentación de no ser coherente y de dar tanto escándalo. Y el escándalo mata".
Las consecuencias, además, saltan a la vista. Todos los cristianos, comentó el Papa, han oído decir: "Yo creo en Dios, pero no en la Iglesia, porque vosotros cristianos decís una cosa y hacéis otra". Son palabras que "todos hemos escuchado: yo creo en Dios, pero no en vosotros". Y esto sucede "por la incoherencia" de los cristianos, explicó el Papa.
Afirmó después que las dos lecturas del día nos ayudan "a rezar por la coherencia cristiana, para actuar, sentir y pensar como cristianos". Y "para vivir con coherencia cristiana –reafirmó– es necesaria la oración, porque la coherencia cristiana es un don de Dios". Es un don que debemos esforzarnos por pedir, diciendo: "Señor, que yo sea coherente. Señor, que no escandalice nunca. Que sea una persona que piense como cristiano, que sienta como cristiano, que actúe como cristiano". Y "ésta –dijo el Papa– es la oración de hoy para todos nosotros: tenemos necesidad de coherencia".
Significativo fue el ejemplo práctico que sugirió: "Si te encuentras ante un ateo que te dice que no cree en Dios, puedes leerle toda una biblioteca donde se dice que Dios existe, y aunque se pruebe que Dios existe, él no tendrá fe". Pero, prosiguió el Papa, "si delante de este ateo das testimonio de coherencia y de vida cristiana, algo comenzará a trabajar en su corazón". Y "será precisamente tu testimonio el que le creará la inquietud sobre la cual trabajará el Espíritu Santo".
El Papa Francisco recordó que "todos nosotros, toda la Iglesia", debemos pedir al Señor "la gracia de ser coherentes", reconociéndonos pecadores, débiles, incoherentes, pero siempre dispuestos a pedir perdón a Dios.
Se trata de "ir adelante en la vida con coherencia cristiana", dando testimonio de que creemos en Jesucristo y sabiendo que somos pecadores. Pero con "la valentía de pedir perdón cuando nos equivocamos" y "teniendo mucho miedo de escandalizar". Y que "el Señor –fue el deseo conclusivo del Papa– nos conceda esta gracia a todos nosotros".