ÁNGELUS
Domingo 25 de noviembre de 2012

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy la Iglesia celebra a Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo. Esta solemnidad si sitúa al término del año litúrgico y resume el misterio de Jesús, "primogénito de los muertos y dominador de todos los poderosos de la tierra" (Oración Colecta Año b), ampliando nuestra mirada hacia la plena realización del Reino de Dios, cuando Dios sea todo en todos (cf. 1Co 15, 28). San Cirilo de Jerusalén afirma: "Nosotros anunciamos no sólo la primera venida de Cristo, sino también una segunda mucho más bella que la primera. La primera de hecho fue una manifestación de padecimiento, la segunda lleva la diadema de la realeza divina; ...en la primera fue sometido a la humillación de la cruz, en la segunda es circundado y glorificado por una corte de ángeles" (Catequesis XV, 1 Illuminandorum, De secundo Christi adventu: PG 33, 869 a). Toda la misión de Jesús y el contenido de su mensaje consiste en anunciar el Reino de Dios y realizarlo en medio de los hombres con signos y prodigios. "Pero –como recuerda el Concilio Vaticano II–, ante todo, el Reino se manifiesta en la persona misma de Cristo" (Const. dogm. Lumen gentium, 5), que lo ha instaurado mediante su muerte en la cruz y su resurrección, manifestándose así como Señor y Mesías y Sacerdote por la eternidad.

Este Reino de Cristo ha sido confiado a la Iglesia, que de él es "germen" y "principio" y tiene la misión de anunciarlo y difundirlo entre todos los pueblos, con la fuerza del Espíritu Santo (cf. ibid.). Al término del tiempo establecido, el Señor entregará a Dios Padre el Reino y le presentará a cuantos vivieron según el mandamiento del amor.

Queridos amigos: todos nosotros estamos llamados a prolongar la obra salvífica de Dios convirtiéndonos al Evangelio, poniéndonos decididamente a seguir al Rey que no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar testimonio de la verdad (cf. Mc 10, 45; Jn 18, 37). En esta perspectiva invito a todos a orar por los seis nuevos cardenales que ayer creé, a fin de que el Espíritu Santo les fortalezca en la fe y en la caridad y les colme de sus dones, de forma que vivan su nueva responsabilidad como una ulterior dedicación a Cristo y a su reino. Estos nuevos miembros del Colegio cardenalicio representan la dimensión universal de la Iglesia: son pastores de Iglesias en Líbano, India, Nigeria, Colombia, Filipinas, y uno por largo tiempo al servicio de la Santa Sede.

Invoquemos la protección de María Santísima sobre cada uno de ellos y sobre los fieles encomendados a su servicio. Que la Virgen nos ayude a todos a vivir el tiempo presente en espera del retorno del Señor, pidiendo con fuerza a Dios: "Venga tu Reino", y realizando las obras de luz que nos acercan cada vez más al Cielo, conscientes de que, en los atormentados acontecimientos de la historia, Dios continúa construyendo su Reino de amor.