Notas Cap. 6

1 Cfr. Santiago Escrivá de Balaguer y Albás, Sum. 7325; Álvaro del Portillo, Sum. 249; Joaquín Alonso, PR, p. 1738.

2 Cfr. Apuntes, nn. 620 y 656. El trabajo de profesor particular no se podía ejercer con continuidad, debido a las características de estas clases: había temporadas en las que difícilmente se encontraba un alumno que pidiese los servicios de un profesor. Por este motivo, hubo ocasiones en las que teniendo necesidad urgente de dinero, para hacer frente a unos pagos inmediatos, se encontraba sin alumnos. En uno de estos momentos de agobio, cuando ya no veía ninguna solución, le ofrecieron una clase particular. Después de aceptarla, anotó: Esto me permitirá pagar el cuarto (este mes ya no podía hacerlo) y las matrículas de Guitín [su hermano Santiago] en el Instituto. Gracias sean dadas a Dios (ibidem, n. 620).
Las clases particulares le exigían en ocasiones tener que obtener apuntes, gestionar trámites académicos e, incluso, acompañar a los alumnos a otras ciudades para que se examinaran. En carta dirigida a Pou de Foxá, del 8-IV-1932, don Josemaría le habla de uno de estos viajes.

3 Cfr. Carta de Isidoro Zorzano, 9-XII-1928 (AGP, IZL, D-1213, nº 3).

4 Cfr. Expediente Académico personal, cit.; y Apéndice XII.

5 C 7, 7-III-30. Con la acumulación de trabajos y actividades, la dedicación a la tesis doctoral se le iría haciendo cada vez más difícil.

6 Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 485.

7 C 28, 8-IV-32.

8 Apuntes, n. 1676.

9 Josefina Santos, AGP, RHF, T-05255, p. 2.

10 Apuntes, n. 39; cfr. ibidem, nota 52.
La llamada Capilla del Obispo, en Madrid, fue fundada en 1520 por Francisco Vargas y Carvajal, consejero secretario de los Reyes Católicos y luego de Carlos V, y por su hijo Don Gutierre, Obispo de Plasencia.

11 Cfr. Apuntes, n. 163. Tal fue el caso de un dependiente de comercio, al que hace referencia en sus notas (cfr. ibidem, n. 444).

12 Ibidem, n. 137.

13 Ibidem, n. 200.

14 Ibidem, n. 179, nota 193.

15 Ibidem, n. 164. La nota lleva por fecha el 27-VI-32. El Fundador hablará en otras ocasiones de secreto de la gestación (cfr. ibidem, n. 205, nota 225) y de Obra nonnata (cfr. ibidem, n. 89).

16 Ibidem, n. 67.

17 Ibidem, n. 1867.

18 Ibidem, n. 1310; y Álvaro del Portillo, Sum. 542.

19 Entre los sacerdotes con los que recuerda haber hablado antes están: Don Norberto, el Capellán 2º del Patronato; un canónigo de Tarazona que luego lo fue de Toledo, probablemente don Ángel del Barrio, que fue canónigo de Tarazona (cfr. E. Subirana, ob. cit., 1928, p. 453) y luego Capellán de la Capilla de los Reyes (de Don Ángel existe una carta fechada en Toledo, el 18 de agosto de 1944, y dirigida a don Josemaría en la que le recuerda su trato y las "inquietudes" de que estaba lleno hacia 1928: cfr. original en AGP, RHF, D-12807); menciona también don Josemaría a un Sr. Cura valenciano y a un religioso joven de la Congregación de la Sda. Familia. Cfr. Apuntes, n. 1864; y Álvaro del Portillo, Sum. 327.

20 Apuntes, n. 1864.

21 Ibidem, n. 1866. Esto está redactado en 1948, sin consultar el n. 73 de los Apuntes, escrito hacia el 26 de julio de 1930, y que dice textualmente: El domingo, día 6 de julio, entregué al P. Sánchez estas cuartillas, en el Patronato, cuando vino a los exámenes de la Preservación de la Fe. El lunes 21 del mismo mes, en Chamartín, me devolvió las notas el Padre y se comprometió a ser nuestro Director. Laus Deo!

22 Ibidem, n. 1868.

23 Ibidem, n. 1867.

24 Cfr. ibidem, n. 21; cfr. también ibidem, n. 73. Con anterioridad al 6 de julio de 1930 habla en diversos lugares de sus Apuntes de Obras de Dios (cfr. ibidem, nn. 32 y 38) o de Obra de Dios (cfr. ibidem, nn. 4 y 72).

25 Ibidem, n. 126. Y comentaba Mons. Álvaro del Portillo a este punto: "En otras ocasiones el Padre nos ha explicado que cuando oyó al Padre Sánchez hablar de la Obra de Dios, unió este nombre a la esencia de la Obra, de santificar el trabajo, convirtiéndolo en oración. Y con esta nueva interpretación ya no le pareció la denominación Obra de Dios como algo presuntuoso, sino perfectamente lógico; y consideró además como un mandato divino -tal como lo escribió aquí- que la llamara así: Obra de Dios, Opus Dei" (ibidem, nota 146).

26 Ibidem, n. 66

27 La Dama en cuestión era Dª Carolina Carvajal, hermana del Conde de Aguilar de Inestrillas. Sobre las gestiones en Palacio hay referencia en una carta dirigida por uno de sus seguidores al Fundador. En carta de Isidoro Zorzano a don Josemaría (Málaga 26-I-1931), se lee: "ya me dirás cómo sigue lo de Palacio" (cfr. AGP, IZL, D-1213, nº 13).

28 Don Pedro Poveda Castroverde fue el fundador de las Teresianas. Nació en Linares (Andalucía) en 1874. Se ordenó sacerdote en 1897; fue profesor en el seminario de Guadix (Granada). En 1906 fue trasladado a Asturias donde desarrolló una intensa actividad pedagógica y fundó, en 1911, dos escuelas de magisterio, en Gijón y en Oviedo. En 1921 es miembro de la Capilla Real en Madrid; y en 1931 es nombrado Secretario de la Jurisdicción Palatina. Fue asesinado por odio a la Religión el 28-VII-1936. Su Causa de canonización se inició en 1955. El proceso diocesano acabó en 1958; y en 1980 la Congregación para las Causas de los Santos dio el decreto llamado de introducción de la causa. Cfr. A. Serrano: La estela de un Apóstol, Madrid 1942; S. De Santa Teresa OCD, Vida de D. Pedro Poveda Castroverde, Madrid 1942; Flavia Paz Velázquez, "Cuadernos Biográficos", ed. Narcea, 1986, 1987, etc. La beatificación de Pedro Poveda por S.S. Juan Pablo II tuvo lugar el 10 de octubre de 1993.

29 Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 240; y Javier Echevarría, Sum. 3250. "El cargo era una meta que muchos ambicionaban", explica Mons. Echevarría; y continúa: - "A consecuencia de esa conversación, nació entre ambos sacerdotes una honda amistad y, a pesar de la diferencia de edad que había, D. Pedro Poveda llamaba muchas veces a don Josemaría, para confiarse fraternalmente, para pedirle consejo y ayuda en el ministerio sacerdotal".

30 En sus Apuntes, n. 192, cuenta que, después de rechazar la Capellanía de Honor Palatina, la Marquesa de los Álamos, María Luisa Guzmán, María Machimbarrena y su sobrina Maruja (hija de la primera), las cuatro, me acompañaron al Ministerio que fue de Gracia y Justicia para presentarme al Subsecretario D. José Martínez de Velasco. A los cuatro días, la república… El viernes pasado [el 17-IV-1931], en casa de Aguilar de Inestrillas, me presentaron a la Sra. de Martínez de Velasco, que se apresuró a decirme -y se veía que decía verdad- que su marido sintió no haber tenido tiempo de colocar a un pariente suyo y a mí.

31 Ibidem.

32 El paquete que contenía los Apuntes íntimos apareció en el Archivo de la Prelatura, junto con otros y con su sobre, en el que el Fundador había escrito: En todo caso, después de mi muerte, estos papeles -lo mismo que los cuadernos que componen mis Apuntes íntimos- deben ponerse en manos de don Álvaro, sin que nadie los lea antes, para que haga aparte las notas oportunas, puesto que ese hijo mío es el único que, por haberle yo hablado de estos escritos muchas veces y detenidamente, está en condiciones de comentar y aclarar todo lo que necesite comentario o aclaración. Mariano. Roma, 2 de septiembre 1968.

33 Los santos -escribía en 1932- resultan necesariamente unas personas incómodas, hombres o mujeres -¡mi santa Catalina de Siena!- que con su ejemplo y con su palabra son un continuo motivo de desasosiego, para las conciencias comprometidas con el pecado (Carta 9-I-1932, n. 73).

34 Apuntes, n. 1862 (Roma, 14-VI-1948).

35 Ibidem. Yo quemé el cuaderno nº 1, escribe en la página inicial del cuaderno nº 2. La razón era su temor de que, al leer los hechos extraordinarios de carácter sobrenatural allí recogidos, el lector le tuviera por un santo, cuando estaba firmemente persuadido de no ser más que un pecador (cfr. Apuntes. Nota preliminar).

36 Apuntes, n. 167.

37 Pedro Rocamora, AGP, RHF, T-05829, p. 2.

38 Apuntes, n. 713. En catalina del 24-V-1932 se lee: Propósito: no habiendo verdadera necesidad, nunca hablaré de mis cosas personales (ibidem, n. 735). Probablemente quemó el primer cuaderno después del verano, pues escribió en otro sitio -como se había propuesto- las notas del retiro espiritual de 1932, que hizo en octubre de ese año. (Al volver a Madrid, después de haber hecho en Segovia sus ejercicios espirituales, escribe en los Apuntes: Día 14 de octubre de 1932: aparte guardaré los apuntes de mis ejercicios espirituales; cfr. Apuntes, nn. 839 y 1701). La última vez que aparece una referencia en sus Apuntes que indica que existe todavía el primer cuaderno es el 11 de diciembre de 1931, en que dice que estaba leyendo una de las notas sueltas del primer cuaderno a don Lino, otro sacerdote, para darle a conocer la Obra más al detalle (Apuntes, n. 470). Y el día anterior comenta que, releyendo una determinada anotación del primer cuaderno de catalinas, comprendió algún punto desconocido de su vida espiritual (cfr. ibidem, n. 474).

39 Ibidem, n. 996.

40 Ibidem, n. 379.

41 Ibidem, n. 1040.

42 Ibidem, n. 446.

43 Ibidem, nn. 472 y 477.

44 Ibidem, n. 475.

45 Ibidem, n. 691.

46 Ibidem, n. 1115. También excepcional, por ejemplo, es lo que escribe el 26-XI-1931: - Después de la Sta. Misa, hoy, en la acción de gracias y más tarde en la iglesia de los Capuchinos de Medinaceli, el Señor me ha inundado de gracias. Se cumplió lo del Salmo "inebriabuntur ab ubertate domus tuae: et torrente voluptatis tuae potabis eos". Lleno de gozo con la Voluntad de Dios, siento que le he dicho con San Pedro: ecce reliqui omnia et secutus sum te. Y mi corazón se dio cuenta del "centuplum recipies"… Verdaderamente, he vivido el Evangelio del día (ibidem, n. 415).

47 Ibidem, n. 619. Es muy probable que en alguna ocasión tuviera que atajar su camino, cruzando el Retiro, aunque no de paseo (cfr. ibidem, n. 473).

48 Ibidem, n. 618.

49 Ibidem, n. 349. Por fortuna -comentaba años más tarde, al releer esa nota-, a pesar del camino de infancia por el que andaba yo, no escribí esos apuntes. Al menos, no me acuerdo de haberlos escrito (cfr. ibidem, nota 334).

50 Cfr. ibidem, n. 263.

51 Ibidem, n. 311.

52 Ibidem, n. 343.

53 Ibidem, n. 471.

54 Ibidem, n. 342.

55 Ibidem, n. 13.

56 Ibidem, n. 14.

57 Ibidem, n. 116.

58 Ibidem, n. 313.

59 Ibidem, n. 875.

60 Ibidem, n. 15.

61 Ibidem, n. 1166.

62 Ibidem, n. 423.

63 Ibidem, nn. 458-459. La razón de escribir la catalina no es sólo el desahogar su indignación santa sino el hacer una advertencia para los oratorios que tenga la Obra el día de mañana, en los que -termina la nota- se huirá de caer en semejantes desatenciones con nuestro Rey-Cristo.

64 Ibidem, n. 581; cfr. Carta 24-III-1930, n. 21.

65 Apuntes, n. 173.

66 El Gobierno provisional, en el que había dos católicos y cinco masones, se estableció, desde su constitución el 14 de abril, como "gobierno de plenos poderes", otorgándose un Estatuto jurídico en cuyo artículo 3º sienta como principio de su política la libertad de creencias y culto (cfr. "Gaceta de Madrid", nº 105, 15-IV-1931, 195).
El clero y los católicos aceptaron los hechos y el nuevo orden político serenamente, aunque con preocupación por el carácter anticlerical de las fuerzas republicanas. El 24 de abril el Nuncio, Mons. Tedeschini, envió una carta a todos los Obispos transmitiéndoles unas indicaciones sobre la postura a adoptar:
"Ser deseo de la Santa Sede que vuestra Excelencia recomiende a los Sacerdotes, a los religiosos y a los fieles de su diócesis, que respeten los poderes constituidos y obedezcan a ellos para el mantenimiento del orden y del bien común" (cfr. F. de Meer, La Cuestión religiosa en las Cortes Constituyentes de la II República Española, Pamplona 1975, pp. 30-31).
La Santa Sede confiaba en que el gobierno respetaría los derechos de la Iglesia y el Concordato vigente.

67 Los partidos con mayor representación de diputados en las Cortes Constituyentes fueron los Socialistas (117), los Radicales (93), los Radical-Socialistas (59) y la Izquierda Republicana de Cataluña (43). El resto eran pequeñas facciones de 9 partidos (cfr. República Española. Cortes Constituyentes, Madrid 1932, p. 124). Componían la Cámara 406 diputados en total.
Durante las elecciones la derecha no pudo o no supo organizarse, por lo que la representación de las Cortes no respondía a la realidad de la sociedad española.

68 Los días 11, 12 y 13 de mayo ardieron 107 edificios religiosos, casi todos ellos iglesias y conventos. La policía, presente a las quemas nada hizo por contener a los revoltosos, a pesar de tener conocimiento desde el día anterior de que iban a producirse los disturbios. Las fuerzas del orden presenciaron en Madrid la quema de la iglesia de la calle de la Flor, sin intervenir. Esta pasividad del gobierno ante los hechos hizo que los incendios se repitieran en otras muchas capitales de España, sin que lo impidiese la fuerza pública.
Todo estaba preparado y dispuesto para que los elementos vandálicos actuasen con impunidad. Desde la víspera había en todas las Comisarías de policía de Madrid una circular, firmada por el jefe superior de policía, que prohibía emplear contra los promotores otras armas que la persuasión (cfr. J. Arrarás, Historia de la Segunda República Española, I, Madrid 1956, pp. 73-100 y F. Narbona, La quema de conventos, Madrid 1954).

69 La quema de conventos e iglesias no fue un suceso aislado de mayo de 1931 sino que se repite innumerables veces durante la República Española: en enero de 1932 en Zaragoza, Córdoba y Cádiz; en abril de 1932 en Sevilla; en julio, en Granada; en octubre, en Cádiz, Marchena y Loja; en diciembre de 1933 arden en Zaragoza 10 iglesias y conventos y 6 iglesias en Granada, etc. Todo ello antes de entrar en las etapas revolucionarias de Asturias en 1934 y las quemas en toda España durante los meses de gobierno del Frente Popular en 1936, antes de la Guerra Civil (cfr. A. Montero, Historia de la Persecución religiosa en España, ob. cit., pp. 26-27).

70 Carta 29-XII-1947/14-II-1966, n. 28.
El proyecto de la Constitución apareció oficialmente el 18 de agosto. Los artículos referentes a cuestiones religiosas eran el art. 3: "No existe religión del Estado"; art. 24 por el que se sometía a todas las confesiones religiosas a las leyes generales del país y se declaraba que "el Estado disolverá todas las Ordenes religiosas y nacionalizará sus bienes"; el art. 25 sobre la libertad de conciencia y limitaciones al ejercicio del culto; el art. 41 que preconiza el divorcio; y los art. 46 y 47 sobre la enseñanza.
Ello dio lugar a la aparición de dos importantes documentos sobre las relaciones entre Iglesia y Estado: la Pastoral del Cardenal Segura (15-VIII-1931) y el mensaje de la Provincia Eclesiástica Tarraconense. En esos documentos se condenaban las doctrinas de la separación Iglesia y Estado, y el laicismo, siguiendo las doctrinas del Papa León XIII. "La Pastoral del Cardenal Segura y el Mensaje de los obispos tarraconenses venían a ser, en el orden de los principios, una declaración de la absoluta incompatibilidad de la Iglesia con la Constitución que se proponía para la República" (F. de Meer, ob. cit., pp. 84-85).

71 Sobre el debate parlamentario en torno al artículo 26 (24 del proyecto) de la Constitución aprobado en Cortes el 14 de octubre, cfr F. de Meer, ob. cit., pp. 129 y siguientes.
Tan pronto se conoció la redacción definitiva, y la aprobación del artículo 26 de la Constitución, el Papa Pío XI envió un telegrama fechado el 16 de octubre a la Jerarquía y "fieles hijos de la Iglesia de España" protestando contra las ofensas a "los sacrosantos derechos de la Iglesia, que son los derechos de Dios y de las almas", e invitando a todos a "unirse a sus intenciones al celebrar el Santo Sacrificio el domingo de Cristo Rey para que cese la gran tribulación que aflige a la Iglesia y a la nación española" (cfr. "Boletín Oficial del Obispado de Madrid-Alcalá", nº 1546, 1931, pp. 405-406).

72 La pastoral colectiva del Episcopado español llevaba fecha de 20 de diciembre de 1931, pero no se hizo pública en las diócesis hasta el 1 de enero de 1932.

73 Cfr. "Gaceta de Madrid", 3-VI-1933. La ley había sido aprobada por las Cortes el 17 de mayo, pero tenía que ser refrendada y firmada por el Presidente de la República, Alcalá Zamora, que se mantuvo irresoluto hasta que puso su firma el 2 de junio.

74 Comenzaba el documento del Episcopado recordando cómo la Jerarquía española en su declaración colectiva de diciembre de 1931 "expuso el hondo sentir de la Iglesia ante los excesos del Estado violadores de la conciencia cristiana y de los derechos confesionales", sin que pudiera acusarse a las autoridades eclesiásticas de haber soliviantado a sus fieles, cuya serena conducta ha respetado siempre el orden público. Luego analiza "el trato durísimo que se da a la Iglesia en España. Se la considera no como persona moral y jurídica reconocida y respetada debidamente dentro de la legalidad constituida, sino como un peligro cuya comprensión y desarraigo se intenta con normas y urgencias de orden público" (cfr. Declaración del Episcopado con motivo de la ley de Confesiones y Congregaciones religiosas, en "Boletín Oficial del Obispado de Madrid-Alcalá", nº 1585, año 1933).

75 AAS, 25 (1933), pp. 275-276. El recién nombrado arzobispo de Toledo, doctor Gomá, publicó la pastoral Horas graves (12-VII-1933) en la que exponía enérgicamente cómo "los tentáculos del poder estatal han llegado a todas partes y han podido penetrarlo todo, obedeciendo rápidamente al pensamiento único que le informa de anonadar a la Iglesia" (cfr. A. Montero, ob. cit., p. 32).

76 Las bases legales estaban echadas y, de acuerdo con su espíritu laicista y falto de respeto para las declaraciones que de las libertades humanas se hacían en el articulado de la misma Constitución, su aplicación iba orientada hacia el odio fratricida. De hecho desembocó en la Guerra Civil de 1936-1939.
Como diría el primer presidente del Gobierno republicano y presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, la Constitución invitaba a la guerra civil: "Se hizo una Constitución que invita a la guerra civil desde lo dogmático -en que impera la pasión sobre la serenidad justiciera- a lo orgánico, en que la improvisación, el equilibrio inestable, sustituye a la experiencia y a la construcción sólida de los poderes" (N. Alcalá Zamora, Los defectos de la Constitución de 1931, Madrid 1936, p. 51).
La actitud de la Jerarquía y de los católicos españoles había sido desde un primer momento la de acatar los poderes constituidos. A este efecto se dieron disposiciones por los obispos en cada diócesis. Las del Obispado de Madrid-Alcalá están recogidas en la Circular nº 93, Sobre el respeto y obediencia a los Poderes constituidos, siguiendo las normas recibidas de Su Santidad a través del Nuncio Apostólico (cfr. "Boletín Oficial del Obispado de Madrid-Alcalá", nº 1534, 1-V-1931, pp. 173-175).

77 Apuntes, n. 191. La fecha de la nota es 20 de abril de 1931.
Sobre las actividades e influjo de la masonería en la política laicista de la segunda República española, cfr. Joaquín Arrarás, ob. cit., pp. 107-111.

78 C 18, 5-V-31.

79 Con fecha 26 de abril de 1931, el Obispo de Madrid, para no dar lugar a sacrilegios, decretaba en qué casos podría usarse el traje seglar, en vista del desconcierto producido por los acontecimientos del 14 de abril y su carácter antieclesiástico (cfr. Circular Ad clerum sive saecularem sive regularem circa usum vestis talaris, en "Boletín Oficial del Obispado de Madrid-Alcalá", nº 1534, 1-V-1931, pp. 176-177).
Santiago Escrivá de Balaguer, que entonces tenía 12 años, recuerda: "Yo acompañé a Josemaría a llevar el Santísimo desde la capilla del Patronato, en la calle Nicasio Gallego, a casa de Pepe Romeo, en la misma Santa Engracia, esquina Maudes, casi en Cuatro Caminos. Puede que nos acompañase también Cortés Cavanillas, aunque no lo recuerdo. Con seguridad fuimos andando, porque recuerdo el ambiente, la gente por las aceras, etc. Josemaría iba vestido de paisano con un traje de Pepe Romeo y con una boina que le tapaba la gran tonsura que llevaba entonces. Por la calle se podía circular, pues aunque el ambiente era revolucionario, la agitación estaba centrada alrededor de los Conventos" (Santiago Escrivá de Balaguer y Albás, AGP, RHF, T-07921, p. 12). Cfr. también Álvaro del Portillo, PR, p. 1353; y Mario Lantini, Sum. 3562.

80 Apuntes, n. 202.

81 Ibidem, nn. 724 y 573.

82 La noche del 11 de mayo y las del 12 y 16 -ésta última por una falsa alarma-, tuvo al Santísimo en casa de los Romeo. Cfr. Apuntes, n. 202.

83 Ibidem, n. 424.

84 Ibidem, n. 202. Cfr. Santiago Escrivá de Balaguer y Albás, Sum. 7325; Joaquín Alonso, PR, p. 1738.

85 En esta campaña que se ha hecho y se hace contra los religiosos, sacerdotes y la Iglesia, he confirmado la opinión, ya manifestada en estas catalinas, de que hay una organización secreta, que mueve al pueblo (niño siempre), con prensa, hojas, pasquines, calumnias, propaganda hablada. Después lo llevan por donde quieren: al infierno mismo (Apuntes, n. 331).

86 Ibidem, n. 114.

87 Ibidem.

88 Ibidem, n. 210.

89 Ibidem, n. 211.

90 Ibidem, n. 212. La letra de una de las estrofas decía: "Si los curas y frailes supieran / la paliza que les van a dar / subirían al coro cantando: / libertad, libertad, libertad". Probablemente se refería a esta variante de la letra.

91 Margarita Alvarado Coghem, AGP, RHF, T-04676, p. 1.

92 C 18, 5-V-31.

93 Las conclusiones eran:
a/ Debo leer un diario. "El Siglo", puesto que soy suscriptor.
b/ Si, sin comprarlo yo -que he de vivir la pobreza siempre- vienen a mis manos otro u otros periódicos católicos y hay en ellos algo de interés, leerlo.
c/ En ningún periódico leer artículos, puramente literarios o recreativos.
d/ No leer revistas gráficas, ni hojearlas […]. Exceptúo las revistas científicas y -naturalmente- las que traten de misiones católicas.
e/ Leeré "El Siglo" a la mañana siguiente a su salida (Apuntes, n. 1726).
"El Siglo Futuro" era un periódico tradicionalista en el que trabajaba don Antonio Sanz Cerrada, un sacerdote, amigo de don Josemaría, que escribía con el pseudónimo de "Fray Junípero". Era un periódico de orientación católica y don Josemaría lo leía por amistad con este sacerdote, aunque no estaba de acuerdo con algunas de las directrices que este periódico seguía (cfr. ibidem, n. 1691).

94 Ibidem, n. 327. La fecha de la nota es el 15-X-1931.

95 Ibidem, n. 222.

96 Ibidem, n. 291. Un mes más tarde los insultos no perturbaban siquiera su paz exterior; esto escribía el 26-X-1931:
Voy a apuntar un curioso proceso, que he notado en mí. Ya dije algo de esto. Antes me enfadaban los insultos. Después me daban alegría. Actualmente, las risas, burlas e insultos me dejan tan tranquilo como si los dirigieran a una esquina de cal y canto (ibidem, n. 348).

97 Ibidem, n. 590.

98 Ibidem, n. 164.

99 Ibidem, n. 23.

100 Ibidem, n. 28.

101 Ibidem n. 92.

102 Ibidem, n. 111. Esta trilogía se repite en las prácticas y propósitos de su vida interior, de diversas maneras. Por ejemplo, haciendo de estas tres notas los tres puntos del examen diario de conciencia (cfr. ibidem, n. 75), o considerando los aspectos del apostolado como apostolado de oración, expiación y acción (cfr. ibidem, n. 129); o bien: Orar, orar y orar: Expiar, expiar, y expiar. Después… ¡a trabajar para toda su gloria! (ibidem, n. 154).

103 Ibidem, n. 128.
La insistencia del Fundador en la plegaria y mortificación incesantes prendieron en quienes le seguían. "Me convenzo cada vez más -escribía Isidoro Zorzano- de que sólo con la ayuda de El podemos conseguir nuestro objetivo y de que es necesario que con la oración, acción y expiación consigamos esa singular gracia" (Carta de Isidoro a don Josemaría: La Roda, 27-X-1931; original en AGP, IZL, D-1213, nº 18).
Estas ideas, como puede verse por las cartas del Fundador a Isidoro Zorzano, son repetición de enseñanzas recibidas: hemos de fundamentarnos bien, antes que nada, en la oración y en la expiación (sacrificio) (C 12, 23-XI-30); confío en que pronto se irán disponiendo las cosas […] para que la acción acompañe al apostolado oculto de oración y sacrificio (C 21, 3-IX-31).

104 Apuntes, n. 128. Es conmovedora su fe en los méritos del sufrimiento de los inocentes, como refiere en una de sus catalinas: Día de San Juan Evangelista - 1930: Hoy, desde por la mañana, había ofrecido mis obras al simpatiquísimo Apóstol amado de Xto… El Señor quiso compensar la miseria miserable de mis méritos, proporcionándome un enfermito de dieciséis años tísico: cuando salí de visitarle (en el nº 11 de la calle de Canarias), le brindé esa alma de niño, que sufre, al Santo Apóstol. Y San Juan me lo pagó en seguida (27-XII-1930) (ibidem, n. 140).

105 Ibidem, n. 522. El Fundador atribuía también la caída anterior de "El Sol", periódico antirreligioso, a la eficacia de la oración inocente de "Enriqueta la Tonta" (cfr. ibidem, nota 431; y Álvaro del Portillo, Sum. 1189).
Aun en los Apuntes íntimos, evitaba el Fundador el uso del yo o de la primera persona. Al narrar este hecho trata de presentarlo "despersonalizado", como idea de don Norberto, el capellán segundo del Patronato (que de seguro estaba al tanto de lo sucedido), pero la sintaxis hace ver que es él quien alentó a Enriqueta.
Se dirigía espiritualmente con un sacerdote -cuenta en otro lugar-, allá por los años 1927 a 1931, una pobre mujer, retrasada mental, ignorante y sin cultura, pero de una exquisita finura de alma. La llamaban Enriqueta la tonta. Tenía entonces gran fama en España un diario, rabiosamente anticatólico, dirigido por un grupo de intelectuales, que estaba causando un gran daño a las almas y a la Iglesia. Un día ese sacerdote -firme en la fe y sin más armas- pidió a aquella pobrecilla: desde hoy, hasta que te diga, vas a rezar por una intención mía. La intención era que aquel periódico dejara de publicarse, y al poco tiempo se volvió a cumplir lo que dice la Escritura: quae stulta sunt mundi elegit Deus ut confundat sapientes (1Co 1, 27); que Dios escogió a los necios según el mundo, para confundir a los sabios: aquel periódico se hundió, por la oración de una pobre tonta, que siguió rezando por la misma intención, y de la misma manera se hundieron un segundo y un tercer diario, que sucedieron al primero y que también hacían gran daño a las almas (Carta 7-X-1950, n. 12).
El inspirador de "El Sol", "Crisol" y "Luz" era José Ortega y Gasset (cfr. Apuntes, n. 522; sobre la historia y crisis de estos periódicos, cfr. Gonzalo Redondo, Las empresas políticas de José Ortega y Gasset. "El Sol", "Crisol" y "Luz" (1917-1934), Madrid 1970).

106 Apuntes, n. 302.

107 Ibidem, n. 390.

108 Ibidem, n. 430.

109 Ibidem, n. 205.

110 Ibidem, n. 244.

111 Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 257 y 258.

112 Apuntes, n. 207.

113 Ibidem, nn. 208 y 209. El día de San Efrén era el 18 de junio; pero no abandonó el trabajo en el Patronato hasta el 28 de octubre de 1931 (cfr. Apuntes, n. 209, nota 236). No dejó el Patronato hasta que las religiosas hallaron un sustituto. Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 257. Corrobora el dato de su salida del Patronato el que en el registro de concesión de licencias ministeriales del 23 de junio de 1931 se señala la iglesia de Santa Bárbara y no la del Patronato.

114 Carta del P. Luis Tallada a don Josemaría, 30-VI-1931 (original en AGP, RHF, D-15399).
Las Damas Apostólicas tenían un noviciado en Chamartín desde 1929; su capellán era el P. Superior de la Sagrada Familia en Madrid (cfr. E. Itúrbide, El Amor dijo sí, Pamplona 1962, p. 177). Esos años fue Maestra de novicias Asunción Muñoz (cfr. ibidem, pp. 175-176), la cual declara que iba también con frecuencia a visitarlas el capellán del Patronato (Asunción Muñoz, AGP, RHF, T-04393, p. 4).
Por lo que se desprende de la correspondencia con el P. Luis Tallada, don Josemaría conoció también a otros padres de la Sagrada Familia en Madrid.

115 Apuntes, n. 689.

116 Ibidem, n. 356 (Miravalles: marqueses de Miravalles, condes de Aguilar de Inestrillas). Como escribe Mons. Álvaro del Portillo, comentando este incidente: "Se trató de una pequeñez sin importancia, según me aseguró nuestro Padre, pero el Señor permitió que le doliera de veras" (ibidem, nota 338). Luego pasó a despedirse de las religiosas, no sólo olvidando lo que tanto le dolió sino pidiéndoles perdón por ello: Lo del Patronato […] lo arreglé como el padre S. me ha dicho: muy afectuosamente: les volví a rogar que perdonen cuanto haya podido yo desedificarlas con mi carácter, etc. (ibidem, n. 363; el padre S. es el P. Valentín Sánchez Ruiz, su confesor). Sobre la admiración y gratitud que siempre tuvo por las Damas Apostólicas y sus actividades: cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 447; y Javier Echevarría, Sum. 2077).

117 Cfr. instancia presentada por don Josemaría al Ministerio de Trabajo el 26-I-1934, en Archivo del Patrimonio Nacional, sección Patronatos Reales, Patronato de Santa Isabel, Expediente personal de don Josemaría Escrivá, Caja 182/21.

118 La primera noticia que tuvo acerca del abandono en que se encontraba la capellanía de Santa Isabel fue en el mes de julio, a través de una de las Auxiliares de las Damas Apostólicas, Catalina García del Rey (Apuntes, n. 354).
Sor Cecilia Gómez Jiménez, recogiendo la tradición del convento, dice: "Según oí decir a las religiosas, el venir aquí a celebrar era exponer su vida, pues nadie quería venir, y por eso se quedaron sin capellán" (Cecilia Gómez Jiménez, Sum. 6515).

119 Cfr. José Luis Sáenz Ruiz-Olalde O.A.R.: Las Agustinas Recoletas de Santa Isabel la Real, de Madrid - Real Monasterio de Santa Isabel, Madrid 1990; y Leticia Sánchez Hernández: El convento de Santa Isabel: Madrid 1589-1989 (en "Real Fundación del Convento de Santa Isabel de Madrid"; Patrimonio Nacional, 1990).

120 Cfr. Decreto del 20-IV-1931 sobre Bienes del Patrimonio de la Corona, en "Gaceta de Madrid" (21 y 22 de abril de 1931) y Decreto del 22-IV-1931, por el que se crea una Junta en el Ministerio de la Gobernación para dirigir los Patronatos de la extinguida Casa Real, en "Gaceta de Madrid" (24 de abril de 1931).
Cfr. Decreto del 20-XI-1931 sobre Provisión de vacantes en Patronatos de la Corona, "Gaceta de Madrid" (26 de noviembre de 1931). Las vacantes que existieren o que se produzcan, dice el decreto, "serán provistas por el Presidente de la República o el Presidente del Gobierno a propuesta del Ministro de la Gobernación".

121 Don Gabriel Palmer era el Vicario General de la Jurisdicción palatina, de la que dependían los Patronatos Reales; y en el Patronato del Buen Suceso tenían instaladas sus oficinas (cfr. Archivo del Patrimonio Nacional, sec. cit., Caja 2756/22).
Cfr. Escrito del Consejo de Administración del Patrimonio de la República, dirigido a S.E.R. Mons. D. Ramón Pérez Rodríguez, Patriarca de las Indias, de fecha 2 de febrero de 1933 para hacerse cargo del Archivo y Oficina de la extinguida Pro-Capellanía Mayor de Palacio (que ejercía la jurisdicción palatina actual), instalada en la calle Quintana, 2 (en Archivo del Patrimonio Nacional, sec. Patronatos Reales, Caja 2756/22).

122 Sobre las obligaciones del capellán, cfr. Joaquín Alonso, PR, p. 1738; Cecilia Gómez Jiménez, Sum. 6510; Juan Jiménez Vargas, Sum. 6703; Santiago Escrivá de Balaguer y Albás, Sum. 7328.
Don Buenaventura Gutiérrez y Sanjuán se ordenó en Toledo en 1904, fue Capellán de Honor de Su Majestad el 29 de enero de 1909, y nombrado Rector del Real Patronato de Santa Isabel el 1 de diciembre de 1919. Desempeñó dicho cargo hasta que "fue baja el 16 de junio de 1931 en virtud de la Orden Ministerial que eliminaba de las plantillas del servicio activo a todo el personal que estaba afecto a la Capilla del que fue Real Palacio" (Archivo del Patrimonio Nacional, sec. Patronatos Reales, Patronato de Santa Isabel, expediente personal de D. Buenaventura G. y S., Caja 182/20; cfr. E. Subirana, ob. cit., 1931, p. 430).

123 Don José Cicuéndez Aparicio -como se sabe, director de la Academia Cicuéndez- había sido nombrado en julio de 1910 capellán de Santa Isabel. Falleció en Villa de Don Fadrique en noviembre de 1932 (cfr. Expediente personal de don José Cicuéndez, en Archivo del Patrimonio Nacional, sec. Patronatos Reales, Patronato de Santa Isabel, Caja 182/17; cfr. también E. Subirana, ob. cit., 1931, p. 430).

124 Cfr. Escrito dirigido a D. Juan Causapié, Mayordomo de la Fundación, Hospital e Iglesia del Buen Suceso, desde el Ministerio de la Gobernación, notificándole su nombramiento como Rector Administrador interino, firmado por el Dr. Cifuentes, Madrid 9 de julio de 1931 (en Expediente personal de don Juan Causapié, Archivo del Patrimonio Nacional, sec. cit., Caja 178/73); cfr. también E. Subirana, ob. cit., 1931, p. 430.

125 Apuntes, n. 225.

126 Ibidem, n. 294.

127 Ibidem, n. 387.

128 Ibidem, n. 403.

129 Ibidem, n. 497.

130 Carta 29-XII-1947/14-II-1966, n. 89.

131 Apuntes, nn. 217 y 218. En la diócesis de Madrid-Alcalá se celebraba la fiesta de la Transfiguración del Señor el día 7 de agosto, ya que el día 6, fiesta de los Santos Justo y Pastor, Patronos principales de la diócesis, estaba impedida.
A la capital de España se le ha llamado siempre la Villa de Madrid y, en tiempos de la monarquía, la Villa y Corte, porque allí residía la Corte real. En la fecha en que escribe don Josemaría, se había proclamado la República unos meses antes: por eso utiliza la expresión exCorte.
La ofrenda al Amor Misericordioso es una oración, muy divulgada entonces, que dice así: "Padre Santo, por el Corazón Inmaculado de María, os ofrezco a Jesús vuestro Hijo muy amado, y me ofrezco a mí mismo, en El, por El y con El, a todas sus intenciones, y en nombre de todas las criaturas" (cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 337 y 1118).
Sobre la devoción al Amor Misericordioso se hablará más adelante, en este capítulo.

132 Atestiguan sobre esta gracia del 7-VIII-31, por haber escuchado su narración de boca del Fundador: Álvaro del Portillo, Sum. 1711; Javier Echevarría, PR, p. 1698; Mario Lantini, Sum. 3741; Julián Herranz, PR, p. 982. Sobre la idea del trabajo como medio de santificación y de apostolado, constantemente presente en la predicación y escritos del Fundador, cfr., por ejemplo, Carta 11-III-1940, nn. 11-13 y Es Cristo que pasa, nn. 14, 39, 105, 156, 183.

133 1, 10.

134 Carta 11-III-1940, n. 13.

135 Apuntes, n. 92.

136 Carta 29-XII-1947/14-II-1966, n. 5.

137 Apuntes, n. 273. Con anterioridad a la locución del 7-IX-1931, había escrito del Opus Dei: llenará todo el mundo; y se extenderá también por el orbe entero […], para que la tierra entera sea un solo rebaño y un solo Pastor (ibidem, nn. 92 y 134).

138 Carta 9-I-1932, n. 93.

139 Apuntes, n. 629.

140 Ibidem, n. 284. En la Instrucción 19-III-34, nn. 28 y 29, se recoge este pensamiento, que se vincula al expresado el día 10 de septiembre de 1931 (Apuntes, n. 277), refiriéndolo explícitamente a la Obra y a cada uno de sus miembros. Dice así:
Nuestro Señor no quiere una personalidad efímera para su Obra: nos pide una personalidad inmortal, porque quiere que en ella -en la Obra- haya un grupo clavado en la Cruz: la Santa Cruz nos hará perdurables, siempre con el mismo espíritu del Evangelio, que traerá el apostolado de acción como fruto sabroso de la oración y del sacrificio.
De este modo se vuelve a vivir, por la Obra de Dios y por cada uno de sus miembros, aquel secreto divino que enseñaba San Pablo a los de Filipo (2, 5-11), camino segurísimo de la inmortalidad y de la gloria: por la humillación, hasta la Cruz: desde la Cruz, con Cristo, a la gloria inmortal del Padre.

141 Apuntes, n. 296.

142 Ibidem, nn. 317 y 326.

143 Ibidem, n. 334.
Volviendo, años más tarde, al recuerdo de ese día escribirá: La oración más subida la tuve […] yendo en un tranvía y, a continuación vagando por las calles de Madrid, contemplando esa maravillosa realidad: Dios es mi Padre. Sé que, sin poderlo evitar repetía: Abba, Pater! Supongo que me tomarían por loco (Instrucción V-35/IX-50, n. 22, nota 28). El Señor le confirmaba de modo práctico que la calle no impide nuestro diálogo contemplativo; el bullicio del mundo es, para nosotros, lugar de oración (Carta 9-I-1959, n. 60).
Refiriéndose a la filiación divina, fundamento de la espiritualidad del Opus Dei, escribió: Este rasgo típico de nuestro espíritu nació con la Obra, y en 1931 tomó forma: en momentos humanamente difíciles, en los que tenía sin embargo la seguridad de lo imposible, de lo que hoy contempláis hecho realidad (Carta 9-I-1959, n. 60).

144 Ibidem, n. 60 y Carta 8-XII-1949, n. 41; cfr. también Álvaro del Portillo, Sum. 1077 y 1297.

145 Carta 24-III-1930, n. 2.

146 Meditación del 24-XII-1969.

147 Meditación del 2-X-1971.

148 Carta 8-XII-1949, n. 41.

149 Apuntes, n. 357. El solo pensamiento de que fuese posible tener miedo a Dios, le hacía sufrir, según él mismo decía. Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 1030; y Javier Echevarría, Sum. 2517.

150 Cfr. Apuntes, n. 358. Una vez tranquilizado le vino uno de esos intensísimos transportes de oración que le colmaron de gozo interior (cfr. ibidem, nn. 358-359).

151 Ibidem, n. 364. Cfr. también Álvaro del Portillo, Sum. 1030; Mario Lantini, Sum. 3666; Ignacio Celaya, Sum. 5935; etc.

152 Apuntes, n. 476.

153 Palabras de una homilía del 2-X-1968, recogidas en AGP, P02 1968.

154 Carta de don José Pou de Foxá a don Josemaría, 20-XI-31 (original en AGP, RHF, D-15309).

155 Carta de don Ambrosio Sanz a don Josemaría, 17-XII-31 (original en AGP, RHF, D-15241). Don Ambrosio Sanz Lavilla se ordenó en Santander en 1911. Era doctor en Sagrada Teología y en Derecho Canónico. Fue canónigo de Barbastro en 1927 y profesor del Seminario en esa ciudad hasta 1956, año de su muerte (cfr. E. Subirana, ob. cit., 1928, p.103).
En la catalina n. 423 se lee: Ayer escribí al canónigo de Barbastro don Ambrosio Sanz, pidiéndole oraciones; y fija lo escrito en la Vigilia del Apóstol San Andrés (Apuntes n. 421), es decir, el 29 de noviembre. Don Ambrosio dice que recibió la carta "del 26 del pasado". Es posible que, salvo error de memoria, don Josemaría fechase la carta el 26, continuara escribiendo y la echase al correo el 28.

156 Apuntes, n. 274 (9-IX-1931).

157 Ibidem, n. 301 (30-IX-1931).

158 Ibidem, n. 560.

159 Ibidem, Nota preliminar.

160 Apuntes, n. 307; cfr. Meditación del 14-II-1964.

161 Apuntes, n. 335.

162 Ibidem, n. 350.

163 Ibidem, n. 351.

164 Ibidem, n. 355.

165 Ibidem, n. 356 (28-X-31).

166 Ibidem. n. 363.

167 Ibidem, n. 387 (2-XII-31).

168 Ibidem, n. 388.

169 Cfr. ibidem, n. 415.

170 Ibidem, n. 416.

171 Ibidem, n. 429.

172 Ibidem, n. 426.

173 Ibidem, n. 467.

174 Ibidem, n. 493

175 Ibidem, n. 493.

176 En este Madrid -decía cristianamente doña Dolores- pasamos nosotros el purgatorio. Cfr. ibidem, n. 500 (23-XII-31).

177 Ibidem, n. 523.

178 Cfr. ibidem, n. 564 (14-I-32).

179 Cfr. ibidem, n. 597 (15-II-32).

180 Ibidem, n. 596.

181 Sobre el Prelado, cfr. Sebastián Cirac Estopañán, Vida de Don Cruz Laplana, Obispo de Cuenca, Barcelona, 1943.

182 AGP, P01, 1979, p. 251.

183 Apuntes, n. 598 (15-II-32).

184 Ibidem, n. 599.

185 Ibidem, n. 587.

186 Carta 8-XII-1949, n. 41.

187 Apuntes, n. 307.

188 Ibidem, n. 328. El artículo 26 de la Constitución (art. 24 del anteproyecto), aprobado en la madrugada del 14 de octubre de 1931, dice: "Quedan disueltas aquellas órdenes religiosas que estatutariamente impongan, además de los tres votos canónicos, otro especial de obediencia a autoridad distinta de la legítima del Estado".
No había duda sobre a quien iban dirigidos los tiros. Por decreto publicado el 24 de enero de 1932 se disolvieron los centros de enseñanza, noviciados y residencias de la Compañía de Jesús. Cfr. Gonzalo Redondo, Historia de la Iglesia en España (1931-1939), Rialp, Madrid 1993, vol. I, pp. 164 y ss.

189 Apuntes, n. 328. "Esa imagen del Niño Jesús -comenta Mons. A. del Portillo- dio ocasión a nuestro Padre para que hiciese mucha oración y muchos actos de amor a la Humanidad Santísima de Jesús. Lo solía pedir a las monjas especialmente por las épocas de Navidad, y lo bailaba y lo arrullaba y lo mimaba."

190 Ibidem, n. 347. Continúa diciendo en esta catalina: me haces sentir que la Obra de Dios no tendrá devociones ni imágenes particulares, privativas, como suelen tener las que son familias religiosas. (El Amor Misericordioso -y su doctrina- es universal).
La devoción al Amor Misericordioso que el Fundador cita en esta catalina, fue una de sus devociones privadas. Por testimonios escritos, suyos y de testigos, sabemos que la practicó ya desde los primeros años de estancia en Madrid (cfr. Apuntes, nn. 432 y 1380; Álvaro del Portillo, Sum. 1268) y que todos los días hacía el ofrecimiento al Amor Misericordioso después de la Consagración de la Misa (cfr. Apuntes, n. 217; Álvaro del Portillo, Sum. 337, 1118 y 1119; Javier Echevarría, Sum. 2580; Joaquín Alonso, Sum. 4751). También difundía esta devoción entre otras personas, repartiendo o enviando estampas (cfr. Apuntes, n. 1029; José Ramón Herrero Fontana, AGP, RHF, T-05834, p. 1).
La devoción al "Amor Misericordioso" es complemento y desarrollo de la devoción al Corazón de Jesús. Nace en Francia en torno a la figura de Santa Teresa de Lisieux y su camino de infancia espiritual, siendo promovida por una religiosa salesa, Marie Thérèse Desandais.

191 Apuntes, n. 570.

192 Ibidem, n. 435. Al día siguiente (1-XII-31) añade: ¡La infancia espiritual! La infancia espiritual no es memez espiritual, ni blandenguería: es camino cuerdo y recio, que, por su difícil facilidad, el alma ha de comenzar y seguir llevada de la mano misma de Dios (ibidem, n. 438).

193 Ibidem, n. 574.

194 Ibidem, n. 435.

195 Ibidem.

196 Ibidem, n. 437.

197 Cfr. ibidem, n. 454, nota 382. El original manuscrito, de diciembre de 1931, lo envió a su confesor con una nota en la que se lee: le entrego estas cuartillas a velógrafo, con el fin de empujar a nuestros amigos por el camino de la contemplación (cfr. AGP, RHF, D-04668). Y el 1 de enero de 1932 escribe: Ayer estuve con el P. Sánchez. Me devolvió, acotadas, las cuartillas mías sobre el santo rosario (Apuntes, n. 529).
Muy modestamente, y con intención de regalarlo, se editó en 1934 en Madrid, en la imprenta de Juan Bravo, 3; con licencia eclesiástica. Lleva como título: "Santo Rosario", por José María.
La primera edición después de la guerra civil (José María Escrivá: "Santo Rosario", s.a.; Gráficas Turia de Valencia) se imprime, probablemente a comienzos de octubre de 1939, ya que la licencia eclesiástica se obtiene en 2-X-1939. Esta edición lleva ya un prólogo del Excmo. Sr. Obispo de Vitoria y tiene formato de folleto.
La primera edición comercial (Josemaría Escrivá de Balaguer: "Santo Rosario", ed. Minerva, Madrid, 1945), a diferencia de las anteriores, tiene formato de libro, de reducido tamaño y bellamente ilustrado. El autor amplió ligeramente el texto de 1934 en el comentario de algunos misterios.

198 Santo Rosario, primer misterio gozoso.
Un apunte del 15 de agosto de 1931 parece indicar que con anterioridad ya vivía en ocasiones el método de contemplación señalado: Día de la Asunción de nuestra Señora - 1931: Ayer y hoy he importunado, con pesadez si cabe, a la Virgen Santísima, pidiéndole protección para la O. de D. Voy a hacer, desde esta tarde, una novena a nuestra Madre, celebrando su asunción en cuerpo y alma a los cielos. Realmente, gozo, pareciéndome estar presente… con la Trinidad beatísima, con los Ángeles recibiendo a su Reina, con los Santos todos, que aclaman a la Madre y Señora (Apuntes, n. 228).

199 Ibidem, n. 226 (13-VIII-31). Citas de fechas posteriores relacionadas con la "Virgen de los Besos": ibidem, nn. 239, 325, 488, 701 y 702.

200 Ibidem, n. 484.
Mons. A. del Portillo hace el siguiente comentario: "No le gustaba a nuestro Padre narrar sucesos de tipo sobrenatural, que tenían relación con su persona. Sin embargo, esta anécdota me la ha referido en más de una ocasión. Hacía notar, al contarla, que la hora no era propicia a engaños, porque se trataba de un día de mucho sol, y eran solamente las tres de la tarde. Al contarme lo que dijo al Padre su defensor, me dijo que había oído burrito, burrito: y este modo que empleaba nuestro Padre, para llamarse a sí mismo, no lo conocía nadie -aparte de Dios Nuestro Señor- más que su confesor, el P. Sánchez. El Padre atribuyó el ataque a una acción diabólica, y la defensa a su Ángel Custodio" (ibidem, n. 484, nota 397).

201 Ibidem, n. 485.

202 El "día de los Inocentes" equivale al April-fool's day en Inglaterra; y las bromas, a lo que los franceses llaman poissons d'avril, y los italianos il pesce d'aprile.

203 Apuntes, nn. 516, 517 y 518.

204 Ibidem, n. 528. "Refería la Madre Carmen de San José, ya difunta, que era sacristana en el tiempo en que don Josemaría era capellán, que había en la comunidad, y hay, un Niño Jesús pequeño, que sólo se saca a la iglesia en los días de Navidad para la adoración, y que cuando se lo pasaban a él por el torno, se le oía desde dentro tratar al Niño con mucha familiaridad y afecto y dirigirle saludos como si fuera un niño vivo; y que algunas veces el Siervo de Dios les pidió que le dejasen llevar a su casa este Niño, para hacer oración ante él, Niño que después devolvía a la comunidad" (Cecilia Gómez Jiménez, Sum. 6511).
Las religiosas de Santa Isabel han editado recientemente una estampa del Niño Jesús con el siguiente texto impreso al dorso:
NIÑO JESÚS DE MONSEÑOR ESCRIVÁ
"En el Real Monasterio de Agustinas Recoletas de Madrid-Atocha-Santa Isabel, fundado por el Beato Alonso de Orozco en 1589, se encierra una rica historia de arte y de santidad. Entre sus tesoros, aunque muchísimos fueron destruidos por las llamas en la contienda civil -1936-1939-, se guarda una imagen diminuta del Niño Jesús, tallada en madera, del siglo XVII, según parece, que se exponía antiguamente, y todavía se expone, a la veneración de los fieles en los días de Navidad.
De este monasterio fue Capellán y Rector mayor, desde 1931 hasta 1946, monseñor Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei. Muy viva se conserva aún entre las religiosas contemplativas la memoria de aquel joven sacerdote amantísimo de la Eucaristía y muy dado a la oración. Y cultivan el recuerdo de algún lance singular habido entre el padre Escrivá y el Divino Niño. Se cree que de él recibió alguna gracia muy extraordinaria. El padre se llevaba con frecuencia a su habitación la ya célebre imagen, con permiso de la Priora. Y al devolverla se manifestaba conmovido y jubiloso. Por entonces ardía en fervores místicos, y escribió el libro CAMINO con el título de CONSIDERACIONES ESPIRITUALES, así como su tratadito EL SANTO ROSARIO.
Para contemplar y venerar esta pequeña imagen del NIÑO JESÚS de Monseñor Escrivá llegan al monasterio de Agustinas Recoletas personas de los más lejanos países".

205 Apuntes, n. 560.

206 Ibidem, n. 562; y continúa así:
Creo que ya la leí una vez, pero sin darle importancia, sin que, al parecer, dejara poso en mi espíritu. Fue primero Mercedes, quien hizo que yo comprendiera y admirara y quisiera practicar la síntesis de su vida admirable: ocultarse y desaparecer. Pero este plan de vida, que en ella era consecuencia, fruto sabroso de su humildad íntima y profunda, no es otra cosa, a fin de cuentas, que la médula de la infancia espiritual. Entonces, me tomó Teresita y me llevó, con Mercedes, por María, mi Madre y Señora, al Amor de Jesús.
Su criterio respecto a este camino de espiritualidad lo expresa en una catalina del 2-I-1932: Cuando digo en estas catalinas que el Señor desea para los socios el conocimiento y práctica de la vida de infancia espiritual, no es mi intención uniformar las almas de los "hombres de Dios". Por el contrario […], lo que veo es: 1º/ hay que dar a conocer a todos y cada uno de los socios la vida de infancia espiritual: 2º/ nunca se forzará a ningún socio a seguir este camino, ni ninguna otra vía espiritual determinada (ibidem, n. 535). Como escribirá más tarde, no impone a sus hijos espirituales ese camino sino que lo recomienda (cfr. Carta 8-XII-1949, n. 41).

207 Apuntes, n. 543, del 4-II-1932.

208 Estaba yo algo apurado -continúa la citada catalina-, porque recordaba solamente el pasaje del cap. 21 de S. Mateo y creí que Jesús montó en un asna para entrar en Jerusalem, abro ahora mismo el Santo Evangelio (¡cuánta exégesis me hace falta!) y leo en el cap. 11 de S. Marcos, versículos 2, 4-5-7: Et ait illis: ite in castellum, quod contra vos est, et statim introeuntes illuc, invenietis pullum ligatum, (…) Et duxerunt pullum ad Iesum: et imponunt illi vestimenta sua, et sedit super eum (cfr. también: Lc 19, 30 y 35; Jn 12, 14 y 15). -R.Ch.V.
Niño bueno: dile a Jesús muchas veces al día: te amo, te amo, te amo…
Y comenta Mons. A. del Portillo: "Fue ésta una dedada de miel que el Señor dio a nuestro Padre, llenándole de alegría y de paz. A propósito del comentario del Padre -¡cuánta exégesis me hace falta!- conviene hacer notar que tuvo siempre las máximas calificaciones en la exégesis de la Sagrada Escritura, de la que hizo cuatro cursos. Lo que sucedió es que el Señor le cegó por unos momentos, para que necesitara asegurarse bien de estos pasajes testamentarios, y así no dudara después: así lo comentaba nuestro Padre" (ibidem, nota 451; cfr. Javier Echevarría, Sum. 3272; Julián Herranz, Sum. 4029; José Luis Múzquiz, Sum. 5853; y César Ortiz-Echagüe, Sum. 6902).

209 Apuntes, n. 421.

210 Ibidem, n. 606; cfr. Camino, n. 933. Sobre esta locución intelectual de Nuestro Señor comenta Mons. A. del Portillo que "removió mucho a nuestro Padre", no porque anduviera aflojando en la oración, sino porque "el Señor le pedía más, y con esta locución le dio luz para que se diese cuenta de muchos detalles insospechados" (ibidem, nota 496; cfr. Javier Echevarría, Sum. 3272; Julián Herranz, PR, p. 982; Ernesto Juliá, Sum. 4245; Giovanni Udaondo, Sum. 5083; Cecilia Gómez Jiménez, Sum. 6517; María Isabel Laporte, Sum. 5189).

211 Apuntes, n. 653.

212 Ibidem, n. 430.

213 Ibidem, n. 582. Y continúa la anotación: D. Norberto me dice muchas veces que perderé esto y sufriré. No lo creo, Jesús: Tú no puedes quitarme lo que me has dado tan generosamente. Por si acaso, desde este momento para siempre, te digo: Hágase.

214 Ibidem, n. 690.

215 Ibidem, n. 618. El Fundador había organizado sus devociones a lo largo de la semana: El domingo lo dedicaré a la Trinidad Beatísima. El lunes, a mis buenas amigas las Animas del Purgatorio. El martes, a mi Ángel Custodio y a todos los demás Ángeles Custodios, y a todos los ángeles del cielo sin distinción. El miércoles, a mi Padre y Señor San José. El jueves, a la Sagrada Eucaristía. El viernes, a la Pasión de Jesús. El sábado, a la Virgen Santa María, mi Madre (ibidem, n. 568, del 18-I-1932).
La Mercedes citada es la religiosa de las Damas Apostólicas del Sagrado Corazón fallecida en olor de santidad en 1929 -Mercedes Reyna O'Farril- ya mencionada anteriormente. Don Josemaría tuvo intención de escribir una biografía de esta religiosa y estuvo durante algún tiempo recogiendo documentación de la familia de Mercedes. En el Epistolario hay varias cartas a Dª Rosario Reyna de Ribas, hermana de Mercedes (cfr. C 2, 21-VII-29; y también Cartas 3, 4, 5, 6, 8, 9, 11 y 13).
En carta a Rosario Reyna del 28-I-32, al saber que se le reclaman las cartas de Mercedes, pide una prórroga para su trabajo biográfico, cuyo retraso, escribe, se debe a las circunstancias políticas primero; después la quema de conventos, que me obligó a levantar la Casa, saliendo del Patronato; y, finalmente, la dura necesidad de hacer frente a la vida […]. De otro lado, como los momentos actuales no son propicios para andarse en aventuras editoriales, también esto contribuyó a detenerme en el camino que tenía trazado (C 25, 28-I-32. Como se ve por cartas posteriores (cfr. C 27, 5-II-32; C 29, 17-IV-32, y C 37, 1-X-32), don Josemaría tuvo que devolver los documentos, sin poder trabajar en la biografía de Mercedes Reyna.

216 Apuntes, n. 563.

217 Ibidem, n. 618.

218 Ibidem, n. 673.

219 Ibidem, n. 556.

220 Ibidem, n. 659 (13-III-1932).

221 Ibidem, n. 671 (23-III-1932).

222 Ibidem, n. 693 (11-IV-1932).

223 Ibidem, n. 671.

224 Ibidem, n. 482.

225 Ibidem, n. 393.