Notas Cap. 24

1 AGP, P04, 1972, II, p. 638.

2 AGP, P04, 1972, II, p. 641.

3 C 4996, 19-II-1972. Como medida de prudencia, en caso de enfermedades incurables, el Padre buscaba el momento oportuno para que comunicasen al enfermo su gravedad, pero siempre con tiempo suficiente para prepararse a bien morir. De ahí lo que aconsejaba en carta de febrero de 1972 a un pariente cercano a Chiqui: puede hablar al resto de la familia. Advertidle, sin embargo, que vosotros comunicaréis a Chiqui la gravedad, en el momento oportuno; y que, por tanto, procuren no alarmarlo innecesariamente (C 4987, 7-II-1972).

4 C 5088, 20-IX-1972.

5 Diario de Villa Tevere (7-XII-1972). Javi: Mons. Javier Echevarría.

6 C 5109, 7-XII-1972.

7 Cfr. C 5113, 10-XII-1972.
Por aquel tiempo, Sofía Varvaro, una joven numeraria, se encontraba en una clínica de Roma, desahuciada por los médicos, con un cáncer de hígado. Fue el Padre a visitarla el 18 de diciembre de 1972.
- Padre, a veces tengo miedo de no saber llegar al final, porque soy muy poca cosa, le dijo Sofía. A lo que inmediatamente replicó el Padre:
- ¡Hija, no tengas miedo!: ¡que te espera Jesús! Yo le estoy pidiendo que te cures, pero que se haga su Voluntad. Cuesta a veces aceptar esa Voluntad divina, que no entendemos, pero el Señor se debe reír un poco de nosotros, porque nos quiere y nos cuida como un padrazo, con corazón de madre, ¿comprendes? Yo, mañana, con la Hostia santa, te pondré en la patena para ofrecerte al Señor. Y tú, aquí o en el Cielo, siempre muy unida al Padre, a las intenciones del Padre, porque os necesito a todos bien metidos en mi petición (Álvaro del Portillo, Entrevista…, ob. cit., p. 100).

8 C 5115, 12-XII-1972.

9 José Luis Soria Saiz, RHF, T-07920, p. 26.

10 C 5100, XII-1972.

11 AGP, P01, 1973, p. 309.

12 C 5226, 25-VII-1973.

13 José Luis Soria Saiz, RHF, T-07920, p. 100.

14 AGP, P01, 1973, p. 363.

15 Tal vez sea éste el momento oportuno para hacer notar que el Padre, por agradecimiento y justicia, había ido destacando, de palabra y con hechos, lo que para la Obra representaba la fidelidad ejemplar de don Álvaro, su total entrega y la fecundidad de su trabajo. Algunas fechas de su vida, por ejemplo, habían sido incorporadas al calendario familiar de la Obra.

16 C 5229, 20-VIII-1973.

17 C 5230, 20-VIII-1973. Reclamaba también el apoyo de sus hijas de España, cuando les decía: cuento con la fidelidad de cada una: sois el tema de mi oración continua y sois también mis credenciales ante el Señor (C 5234, 20-VIII-1973).
Y a todos los de Italia, como escribía a Mario Lantini, el Consiliario, que se convenzan de que diariamente necesito la fidelidad de cada uno, traducida en una oración constante y en un trabajo bien acabado en la presencia de Dios (C 5235, 25-VIII-1973).

18 Cfr. RHF, D-15111, septiembre de 1973.

19 C 5260, 17-XI-1973.

20 RHF, D-15111, noviembre de 1973.

21 Cfr. C 2309, 20-I-1955; y Álvaro del Portillo, Sum. 828.
Refiere el arquitecto Jesús Álvarez Gazapo (y precisa la fecha: el 17 de marzo de 1958) que hizo notar al Padre que uno de los oratorios en construcción en Villa Tevere iba a resultar de capacidad insuficiente. No te preocupes, que ya llegará la hora de construir catedrales, le contestó. Sin ir más allá -testimonia el mencionado arquitecto-, el Padre tenía en la cabeza el proyecto de un Santuario en los Estados Unidos, que permitiera una gran actividad pastoral en favor de la santificación de las familias. Estaría bajo la advocación: Sancta Maria Mater Pulchrae Dilectionis (Santa María Madre del Amor Hermoso). También habría muchos otros altares y confesonarios en la cripta. Cfr. Jesús Álvarez Gazapo, Sum. 4484.

22 RHF, D-15419. Beneficiario de la escritura era la "Inmobiliaria General Castellana S.A." en favor de la cual recaía, con asentimiento del Capítulo catedralicio y del Consejo de Administración de la Diócesis, la posesión útil de la Ermita. La Sociedad beneficiaria se comprometía a pagar una suma al hacerse la escritura, y un canon anual. También se obligaba a mantener el culto público de la imagen de Nuestra Señora y la restauración. La razón de constituir una Sociedad Anónima con personalidad civil no tenía otro objeto que ampliar la base de ayudas económicas, por adquisición de acciones, para cubrir los costos de la restauración de los bienes cedidos.

23 Por carta del 6 de mayo de 1966 solicitó del Cardenal Paolo Marella, Arcipreste de la Basílica Vaticana y Prefecto de la Sagrada Congregación de la Reverenda Fábrica de San Pedro, la coronación de la imagen. En la carta se hacía historia del origen y crecimiento de la devoción a Nuestra Señora de Torreciudad (cfr. RHF, D-15431; el original en los archivos de la Parroquia de San Pedro en el Vaticano). El decreto de coronación de la imagen de Nuestra Señora de Torreciudad y la concesión al Fundador de la facultad de coronarla personalmente es del 20 de junio de 1966 (RHF, D-15104).

24 C 3893, 17-VI-1967.

25 Ibidem.

26 Cfr. Javier Echevarría, Sum. 2614.

27 Florencio Sánchez Bella, RHF, T-08250, p. 15; cfr. también: Javier Echevarría, Sum. 2614. Hace notar Mons. Javier Echevarría que en aquellos dulces e íntimos coloquios del Padre con la Virgen, que se repitieron durante su estancia en Madrid, el Padre le hablaba "con ternura de niño y con corazón de hombre enamorado" (Sum. 2404).

28 Cfr. César Ortiz-Echagüe Rubio, Sum. 6877.

29 Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 1033; y Joaquín Alonso Pacheco, Sum. 4828.
Del modelo de ese Cristo en yeso, obra del escultor Sciancalepore, se hicieron dos originales; el segundo se destinó al Centro Internacional de Cavabianca.

30 C 3893, 17-VI-1967.

31 Javier Echevarría, Sum. 2615.

32 Ibidem; Álvaro del Portillo, Sum. 1147.

33 Florencio Sánchez Bella, Sum. 7546.

34 Cfr. Javier Echevarría, Sum. 2530; y C 5339, 30-III-1974; C 5343, 2-IV-1974; etc.

35 Ibidem; y César Ortiz-Echagüe Rubio, Sum. 6893.

36 Cfr. María del Carmen de Otal Martí, Baronesa de Valdeolivos, Sum. 5993; Encarnación Ortega Pardo, Sum. 5349; y Julián Herranz Casado, PR, pp. 878 y 877.

37 El que pudiese acabarse el retablo en el verano de 1975 es un auténtico milagro. El retablo es obra del escultor Joan Mayné, y está realizado en alabastro policromado; mide cerca de ciento treinta metros cuadrados, con ocho grandes paneles que representan escenas de la vida de la Virgen. César Ortiz-Echagüe, que siguió de cerca el trabajo del retablo, refiere el siguiente suceso de 1974, a un año vista de la inauguración. "El Padre me preguntó que cuándo estaría terminado el retablo principal, en el que iría colocada la imagen. Le contesté que teniendo en cuenta que el retablo se había empezado un año antes, que había que labrar quinientas toneladas de alabastro, y que, según nuestros estudios, los retablos -de tamaño equivalente- de Huesca, el Pilar, etc., habían tardado entre quince y veinte años para terminarse, nosotros preveíamos un plazo de siete años más para el de Torreciudad. El Padre me dijo inmediatamente que había que terminarlo en un año, para que el santuario pudiese abrirse con todo terminado. Me dio algunos consejos, que puse enseguida en práctica. Y un año después, cuando fue a Torreciudad, el retablo estaba acabado" (César Ortiz-Echagüe Rubio, PM, f. 1012)

38 Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 613; Mario Lantini, Sum. 3600; Ignacio Celaya Urrutia, Sum. 5906.

39 Jesús Álvarez Gazapo, Sum. 4319.

40 Cfr. Jesús Álvarez Gazapo, PR, p. 1345.

41 Cfr. ibidem.

42 El Padre pedía a todo el mundo mucha oración, continuaba trabajando el proyecto de Cavabianca y aseguraba que el Señor no los dejaría desamparados: "los medios vendrán", les decía (Vincenzo Montillo, PR, p. 1040). Hacía ver a sus hijos que necesitarían mucho dinero; pero que no se preocuparan, porque ya se ocuparía de ello el Señor (cfr. Jesús Álvarez Gazapo, Sum. 4379).
Ya desde el comienzo de la fundación, en que carecía absolutamente de medios económicos y materiales, había vivido el abandono y confianza en Dios, como se ve en sus Apuntes íntimos, n. 1755: Jesús de mi alma, te lo digo otra vez: esto tiene gracia. Trabajo para ti ¿y me vas a negar los materiales?, había escrito en momentos de apuro.

43 La finca de Salto di Fondi fue la sede de verano del Colegio Romano hasta 1966. Con la urbanización de la zona y las construcciones vecinas a la playa, aquello dejó de ser lugar tranquilo para el estudio y el deporte. Al año siguiente la sede de verano se trasladó a un lugar de montaña, en los Abruzos, muy cerca de L'Aquila. La finca se llamó Tor d'Aveia.

44 AGP, P04, 1972, II, p. 608.

45 Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 829.

46 Cfr. Jesús Álvarez Gazapo, Sum. 4323. En dos años (1968-1970) se hicieron todos los estudios y proyectos previos necesarios para obtener todas las aprobaciones de construcción; y en marzo de 1971 se pudieron comenzar las obras (cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 613).

47 Cfr. Jesús Álvarez Gazapo, Sum. 4320. Esta situación se prolongó hasta que acabaron de construir Cavabianca. Aquí estamos como siempre -escribía el Padre-, una huelga detrás de otra, y eso retrasa la terminación de Cavabianca. Paciencia: así tenemos otra cosa que ofrecer al Señor (C 5409, 7-XI-1974).

48 Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 829.

49 Cfr. Álvaro del Portillo, PR, p. 1040.

50 Cfr. Jesús Álvarez Gazapo, Sum. 4323.

51 El Padre se ocupaba de empujar a los arquitectos para que trabajaran bien los proyectos (cfr. Jesús Álvarez Gazapo, PR, pp. 1404 y 1359).
El retablo del oratorio dedicado a Nuestra Señora de los Ángeles en Cavabianca, está realizado en mármol policromado, con escenas de la vida de la Virgen. El Tabernáculo está en un óculo, en la parte superior encima del altar, siendo el corazón y el centro de Cavabianca.
El deseo del Padre de excitar la devoción en los fieles es particularmente visible en el interés con que siguió los trabajos del escultor romano Sciancalepore, a quien hizo gran número de sugerencias concretas cuando le encargó la ejecución de un Cristo en la Cruz, vivo, antes de la lanzada. Del modelo se hicieron -como va dicho- dos estatuas de bronce dorado: una para el santuario de Torreciudad y otra para la ermita de la Santa Cruz de Cavabianca. Cfr. Joaquín Alonso Pacheco, Sum. 4828; Luigi Tirelli, Sum. 4565; Ignacio Celaya Urrutia, Sum. 5939.

52 Álvaro del Portillo, Sum. 1144; también AGP, P01, 1977, p. 213.

53 AGP, P01, 1972, p. 163.

54 AGP, P01, 1973, p. 309.

55 AGP, P01, 1975, p. 655; también Álvaro del Portillo, Sum. 1656. A veces, para expresar que no se consideraba imprescindible, decía: desde el cielo os ayudaré más, porque aquí no sirvo más que de estorbo (Javier Echevarría, Sum. 2050).

56 Javier Echevarría, Sum. 3290.

57 AGP, P01, 1973, p. 493.

58 Jesús Álvarez Gazapo fue testigo de una conversación del Padre el 27 de enero de 1974. Después de haber oído tocar el violín a un hijo suyo, le preguntó cuántos años llevaba tocándolo. - Veintidós años, le contestó. Y le comentó el Padre: - Pues, yo llevo setenta y dos; pero así es la vida interior: es preciso tocar a diario, sin dejar de hacerlo un solo día, con perseverancia, con paciencia… ¡y con la paciencia de los demás. Setenta y dos años tocando el violín y el violón! ("Tocar el violón", el contrabajo, en español significa estar haciendo algo inútil e inoportuno). Cfr. Sum. 4498.

59 Cfr. AGP, P01, 1974, p. 951.

60 Carta 28-III-1973, nn. 2 y 3.

61 Ibidem, nn. 7 y 8.

62 Ibidem, n. 8.

63 Ibidem, n. 18.

64 Ibidem.

65 Carta 17-VI-1973, n. 18.

66 Cfr. ibidem, n. 10.

67 Ibidem, n. 12.

68 C 5272, XII-1973.

69 Ibidem.

70 Carta 14-II-1974, n. 1. Se refiere al tañido de las campanas de la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, la mañana del 2 de octubre de 1928, día de la fundación del Opus Dei.

71 En la carta, la paternal exhortación a las prácticas de piedad y a la lealtad para con la Iglesia va entremezclada de repiqueteos de la "campana gorda", haciendo desfilar ante el lector el crudo espectáculo de la comedia humana. Vaya por delante un ejemplo:
Hemos tenido que soportar -y cómo me duele el alma al recoger esto- toda una lamentable cabalgata de tipos que, bajo la máscara de profetas de tiempos nuevos, procuraban ocultar, aunque no lo consiguieran del todo, el rostro del hereje, del fanático, del hombre carnal o del resentido orgulloso.
Hijos, duele, pero me he de preocupar, con estos campanazos, de despertar las conciencias, para que no os coja durmiendo esta marea de hipocresía. El cinismo intenta con desfachatez justificar -e incluso alabar- como manifestación de autenticidad, la apostasía y las defecciones. No ha sido raro, además, que después de clamorosos abandonos, tales desaprensivos desleales continuaran con encargos de enseñanza de religión en centros católicos o pontificando desde organismos paraeclesiásticos, que tanto han proliferado recientemente (ibidem, n. 13).

72 Ibidem, n. 1.

73 Ibidem, n. 22. ¡Sirvamos al Señor con alegría! Éste es nuestro afán, todo un programa de vida santa, al comienzo del nuevo año. Para servirle nos ha empujado a marchar por este camino divino de la Obra (ibidem, n. 2).

74 Ibidem, n. 9.

75 Ibidem, n. 18.

76 Ibidem, n. 19.

77 Ibidem, n. 5.

78 RHF, D-15111; informe clínico; comentario final.

79 Álvaro del Portillo, PR, p. 1091. A una pregunta similar a ésta, respondió: iré a América donde estoy deseando ir -a todos los sitios-, cuando haya una causa razonable, cuando un padre de familia numerosa y pobre, iría, porque es una cosa muy conveniente para la familia (ibidem, PR, p. 1092).

80 Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 1579; Javier Echevarría, Sum. 2049; Isabel La Porte Ríos, Sum. 5185.

81 C 5335, 25-III-1974.

82 C 5353, 23-IV-1974.

83 La defensa de la vida era el punto de convergencia de los afanes de ambos doctores, como apuntaba el Gran Canciller al hablar de la predicación valiente e incansable de la fe por Mons. Franz Hengsbach. Y no es casual que su primer escrito, en 1934, versase sobre la defensa de la vida, frente a criterios aberrantes que se abrían paso por entonces en su patria. La firme defensa de la vida humana ha llevado al mundo entero el nombre del profesor Lejeune, de la Universidad de París, a quien la ciencia universal reconoce unánimemente como uno de sus primeros y más altos investigadores en Genética (Discurso 9-V-1974; en Josemaría Escrivá de Balaguer y la Universidad, ob. cit., p. 106).

84 Administró la Primera Comunión a su sobrino Josemaría. Cfr. C 5340, Pascua de 1974; C 5341, Pascua de 1974; Joaquín Alonso Pacheco, PR, p. 1658.

85 Más tarde, refiriéndose a aquel agitado mes de mayo de 1974 y a las instrucciones dadas a don Javier ("Javi", familiar y afectuosamente) antes de partir de Roma para España, decía: Me fui a América no queriendo ir; tengo que ser sincero. Salí de aquí y dije a Javi: pon poca ropa, porque tenemos que hacer esta labor en Navarra, y coger el avión en Madrid, y de vuelta. Y la cosa fue que se retrasó el viaje cuatro meses (Álvaro del Portillo, PR, p. 1092).

86 Cfr. RHF, D-15111; en el informe médico, período mayo 1974.

87 Ibidem.

88 Los médicos que le atendieron testimonian cómo aceptaba con buen humor y rendida obediencia toda indicación médica, sin preguntar por las características de su enfermedad; y lo mismo respecto a las medicinas: nunca preguntaba para qué servían ni cuáles eran sus propiedades terapéuticas. En cuanto a su comportamiento, añaden: "En las visitas médicas que le hicimos destacan su docilidad, su paciencia y un decidido afán de colaborar con nosotros, sin que jamás manifieste su pesar por las molestias que comporta toda exploración médica. Manifiesta abiertamente su estado ante nuestras preguntas, se deja explorar de la cabeza a los pies, echarlo, levantarlo, extraerle sangre, hacerle radiografías y electrocardiogramas, con actitud complaciente y sumisa. Y al mismo tiempo, no se deja servir. Cuesta trabajo ayudarle a desnudarse, quitarse los botones y gemelos de la camisa, ya que con un gesto rápido y vivo se anticipa al nuestro. Si conseguimos soltarle un botón nos coge la mano y nos la besa" (ibidem).

89 En otro apartado del informe médico se dice: "Modificamos el tratamiento farmacológico, ajustamos todavía más el régimen dietético, y señalamos un régimen de vida que incluyera una actividad apostólica menos intensa que en ocasiones similares anteriores. El hecho de que un médico le acompañaría durante el viaje ayudó a la opinión afirmativa" (ibidem, comentario final).

90 Álvaro del Portillo, Sum. 1568.

91 C 5358, 16-V-1974. Con esa misma fecha escribía a José Luis Múzquiz: Procura acompañarme con tu oración durante este tiempo de catequesis que voy a tener por América. Con la intercesión de nuestra Madre y de Nuestro Padre y Señor San José, y con la ayuda de mis hijos, estoy seguro de que el Señor nos bendecirá siempre más (C 5359, 16-V-1974).

92 AGP, P05, 1974, I, p. 30.

93 Fernando Valenciano Polack, Sum. 7115.

94 AGP, P04, 1974, I, p. 47.

95 Ibidem, p. 24.

96 Ibidem, p. 209.

97 AGP, P05, 1974, I, p. 37.

98 Ibidem, p. 202.

99 AGP, P04, 1974, I, p. 77.

100 Ibidem, p. 244.

101 Ibidem, p. 251.

102 Io. 15, 16

103 Ibidem, p. 209.

104 Ibidem, p. 255.

105 AGP, P05, 1974, I, p. 119.

106 Ibidem, p. 121.

107 AGP, P04, 1974, I, pp. 306-307.

108 Diario de la visita de nuestro Padre a la Argentina, 7 a 28 de Junio de 1974, p. 36 (11-VI-1974).

109 Ibidem, pp. 83 y 197 (15 y 27-VI-1974).

110 Ibidem, p. 84 (15-VI-1974).

111 Ibidem, p. 142 (21-VI-1974).

112 Ibidem, pp. 34-35 (11-VI-1974).

113 Ibidem, p. 38 (11-VI-1974).

114 Ibidem, pp. 187-188 (26-VI-1974).

115 Ibidem, p. 188 (26-VI-1974).

116 AGP, P05, 1974, I, p. 318.

117 AGP, P04, 1974, I, p. 666; también AGP, P05, 1974, I, p. 537.
Sobre el modo de tratar materias escabrosas de forma positiva, sin caer en la gazmoñería, valga su respuesta a una artista, el 23 de junio en el Teatro Coliseo. Esta conocida pintora le preguntaba qué podía hacer para que sus colegas pintores comprendieran que una vida honesta, y unas obras y temas que también lo sean, no son obstáculo para que se les considere artistas de verdad.
Hija mía, ellos lo saben. Yo no tengo inconveniente en decirte que el desnudo clásico me gusta mucho, y me lleva a Dios. En el Capitolio, en Roma hay una Venus; la Venus Capitolina. No la ha recogido Satanás, la recogieron los Papas, y ahora está en ese museo, sola, en una sala -yo la he visto hace unos años- y sin ningún vestido. La miré, en su desnudez casta, y bendije a Dios. Ningún mal pensamiento, ningún mal deseo.
Ellos lo saben. Saben que tienen que envilecer sus pinceles y sus lápices, para manchar el arte con cosas brutales y obscenas. Hija mía, sé artista. ¡Artista del alma y artista de los colores! Y diles con cariño que no sean toscos. Que pudiendo ser criaturas de Dios, no se hagan bestias. Y que has oído a un sacerdote que quiere mucho a la Santísima Virgen, que es Madre castísima y Virgen inmaculada, decir que ha admirado, con agradecimiento a Dios Nuestro Señor, la Venus Capitolina (AGP, P05, 1974, I, p. 551; AGP, P04, 1974, I, p. 679).

118 Diario de la visita de nuestro Padre a la Argentina, 7 a 28 de Junio de 1974, p. 158 (23-VI-1974).

119 AGP, P04, 1974, I, p. 695; AGP, P05, 1074, I, p. 608.

120 Ibidem.

121 Diario de la visita de nuestro Padre a la Argentina, 7 a 28 de Junio de 1974, p. 184 (26-VI-1974). Atravesaba por entonces Argentina una época de inseguridad callejera y de secuestros. Llevaba el Padre consigo unos agentes que le protegían en las aglomeraciones del público, que presionaba a la entrada y salida de los actos para verle y tocarle. A ellos se refirió en una de las tertulias como a "sus Ángeles Custodios".

122 AGP, P05, 1974, I, pp. 632-635.

123 Cfr. Diario de la visita de nuestro Padre a la Argentina, 7 a 28 de Junio de 1974, p. 197 (27-VI-1974). Días antes, 19-VI-1974, se recoge en el Diario, p. 124, otra confidencia similar: dijo también el Padre que, cuando era joven, creía que sabía todo de mí, hasta cuándo el Señor me iba a llamar. Ahora no sé nada. El Señor permite que no sepa nada.

124 Ibidem, p. 204 (27-VI-1974); también: AGP, P04, 1974, I, p. 703.

125 Ibidem, pp. 705-706.

126 Ibidem, pp. 706-707; y Diario de la visita de nuestro Padre a la Argentina, 7 a 28 de Junio de 1974, p. 208 (27-VI-1974).

127 Ibidem, p. 147. El texto actual de la nueva Vulgata: Faciem tuam, Domine, exquiram (Sal. 27, 8).

128 Consiliarios del Brasil y de Argentina eran por entonces el Dr. Xavier de Ayala Delgado y D. Emilio Bonell Zapater, respectivamente. El resto de los países de Sudamérica, además de Chile, eran: Perú (Consiliario: D. Vicente Pazos González), Ecuador (D. Antonio Arregui Yarza), Colombia (D. Ugo Puccini Banfi), Uruguay (D. Agustín Falceto Calvo), Paraguay (D. Ramón Taboada del Río), Venezuela (D. Roberto Salvat Romero) y América Central (D. Antonio Rodríguez Pedrazuela).

129 AGP, P04, 1974, II, p. 18.

130 Ibidem, p. 56.

131 Ibidem.

132 Cfr. RHF, D-15111; y Álvaro del Portillo, Sum. 1500; Javier Echevarría, Sum. 3140.

133 C 6364, 3-VII-1974. Otra carta por el mismo estilo envió al Presidente del Ecuador, General Guillermo Rodríguez Lara, durante su estancia en Quito, 13 de agosto de 1974:
Excelentísimo Señor:
he recibido ayer su amable carta, con la que me desea una feliz estancia en esta querida nación del Ecuador, y me apresuro a agradecer a V. E. su atención tan afectuosa.
He venido a tierras de América como sacerdote -la única razón de mi vida-, y he venido a aprender: me llevo en el corazón un gran tesoro de piedad y de virtudes, que aquí he admirado.
No dejaré de rezar, con cariño y con admiración, por este bendito país, con la certeza de que el Corazón Sacratísimo de Jesús velará con predilección por el pueblo ecuatoriano y por sus dignísimas Autoridades (C 5367, 13-VIII-1974).
Cfr. también la carta al Presidente de Guatemala, pocos meses más tarde, en la que insiste, como ha sido siempre costumbre en mi vida, en los fines, exclusivamente pastorales, de su catequesis en Guatemala: A los pies del Señor, por la intercesión de la Virgen y de San José, pongo mi tarea sacerdotal en esta tierra, pues sólo busco ser eso: un sacerdote fiel (C 5450, 17-II-1975).

134 AGP, P04, 1974, II, p. 106.

135 Ibidem.

136 Ibidem, p. 107.

137 Ibidem, p. 110. Unos días más tarde el Padre recibió carta de la Priora agradeciéndole su visita y enseñanzas: "Quedamos felices y muy endeudadas con usted y con su Obra; siempre estarán presentes en nuestras oraciones" (ibidem); también AGP, P05, 1974, II, p. 95.
Cuando al año siguiente las carmelitas de ese Monasterio de San José, de Santiago de Chile, supieron la muerte del Padre decidieron celebrar una Misa solemne en su memoria. Sin embargo, no quisieron que fuese una misa de difuntos, porque habían decidido cantar el Gloria, por tener la seguridad de que el Padre se encontraba en el Cielo. Cfr. Javier Echevarría, PR, p. 2066.

138 AGP, P04, 1974, II, p. 214.

139 Ibidem, p. 252.

140 Ibidem. Muchos de aquellos sacerdotes trabajaban en la "Academia San José", sede del Seminario Mayor de la Prelatura en Cañete, siendo entonces obispo de Yauyos Mons. Luis Sánchez-Moreno Lira (cfr. Sum. 6429).

141 Ibidem, p. 252.

142 AGP, P04, 1974, II, p. 320. Esa mañana del 14 de julio el doctor Alejandro Cantero exploró al Padre, que no había dormido esa noche y tenía faringitis, y una voz afónica. El doctor Cantero sugirió que suspendieran la tertulia anunciada para esa mañana; pero, en cuanto se enteró el Padre, quiso tener esa reunión (cfr. Alejandro Cantero Fariña, Sum. 6648).

143 Cfr. RHF, D-15111.

144 Diario de la estancia de nuestro Padre en Perú: 20-VII-1974.

145 AGP, P04, 1974, II, p. 427.

146 Cfr. Alejandro Cantero Fariña, Sum. 6595.

147 Diario de la estancia de nuestro Padre en Perú, p. 192 (26-VI-1974).

148 RHF, D-15111.

149 AGP, P04, 1974, II, p. 496.

150 AGP, P05, 1974, II, p. 563.

151 AGP, P04, 1974, II, p. 498.

152 Ibidem, p. 527.

153 Ibidem, p. 496.

154 Ibidem, p. 527.

155 Ibidem, p. 499.

156 C 5376, 15-IX-1974. Carta a don Carlos Manuel Larrea Ribadeneira, a quien había conocido en Roma cuando representaba al Ecuador ante la Santa Sede, por los años cuarenta. Tiempo después de su marcha de Roma, pidió la admisión en el Opus Dei como supernumerario.
De su estancia en Quito hablaba a sus hijas el 12 de agosto: Yo tengo que confesar que paso por una pena que ofrezco por el Ecuador con toda mi alma, y es que no he celebrado la Santa Misa estos días. Me ha dado la Comunión don Álvaro; hoy también… Y nada más sentir sobre mi lengua la pequeña partícula, me conmuevo (AGP, P05, 1974, II, p. 479).

157 Ibidem, p. 531.

158 Diario de Altoclaro, en los días en que el Padre, por primera vez, estuvo en Venezuela: 15-VIII-1974 a 31-VIII-1974.

159 Cfr. AGP, P05, 1974, II, p. 551. La razón de esa costumbre la explicaba el Padre: Ya sabéis que en nuestros Centros lo primero es el Sagrario; después, vuestras hermanas -que viven a quinientos kilómetros de distancia- y luego, en último lugar, nosotros (AGP, P01, 1973, p. 578).

160 Diario de Altoclaro, p. 18 (17-VIII-1974).

161 AGP, P05, 1974, II, p. 564. Los dibujos de las patas, muy esquemáticos y siempre con el pico abierto, como reclamando más, eran expresión de las incesantes peticiones de sus hijas, y de su propensión a la locuacidad.

162 Cfr. Diario de Altoclaro, p. 59 (27-VIII-1974).

163 AGP, P04, 1975, p. 213. Esa misma ansia del alma -Tu rostro busco, Señor- la describe en un punto de meditación: Trata a la Humanidad Santísima de Jesús… Y Él pondrá en tu alma un hambre insaciable, un deseo "disparatado" de contemplar su Faz.
En esa ansia -que no es posible aplacar en la tierra-, hallarás muchas veces tu consuelo (Via Crucis, VI Estación). Cfr. también: Diario de Altoclaro, p. 51; y Sal. 27, 8.

164 "A última hora -narra el cronista del Diario de Altoclaro-, fuimos con el Padre un momento a la salita. Al pasar por el recibidor el Padre se fijó en la vieja caja de caudales que, como un sencillo trasto de adorno, está junto a la puerta de entrada. Nos preguntó: ¿Qué tesoro guardáis ahí? Don Roberto, que la creía vacía, la abrió muy decidido para mostrarle al Padre que nada guardábamos en esa pobre caja fuerte desvencijada. Pero -¡oh sorpresa!- apareció un bacín, un orinal. Estaba limpio, pero era un bacín. Alguien, quizá para dejar sin accesorios el baño auxiliar de la entrada, había escondido, precisamente en la caja, el trebejo de marras que allí lucía, dentro de la caja, su figura monda y lironda".

165 AGP, P04, 1974, II, pp. 613 y 617.

166 Ibidem, p. 615.

167 Ibidem, p. 648.

168 C 5369, 28-VIII-1974.

169 Diario de Altoclaro, 27-VI-1974.

170 Cfr. Javier Echevarría, Sum. 2619 y ss. Son innumerables las muestras de la devoción a San José por parte del Fundador. San José es, junto con Nuestra Señora, Patrono de toda la Obra. Cuando en la residencia de Ferraz preparaba el primer oratorio de la Obra, y hacía las gestiones pertinentes para obtener el permiso, encomendó el asunto al Santo Patriarca, a quien llamaba Nuestro Padre y Señor San José. En agradecimiento, mandó que la llave del Sagrario de todos los oratorios de la Obra llevase una cadenita con una medalla del santo, y grabado en ella: Ite ad Ioseph. A él encomendaba el apostolado, especialmente con una sencilla oración en la víspera de su fiesta, que se celebra el 19 de marzo. El Padre aconsejaba invocarlo como patrono de la buena muerte y en la Obra se siguió la devoción de los siete domingos de San José. Como cabeza de familia, durante muchos años el Fundador se imaginaba que el hogar de su madre y hermanos era el de Nazaret, de modo que le ayudara a comportarse con ellos como lo hubiera hecho San José. Y cuando en tiempos del Papa Juan XXIII se decidió mencionar a San José en el canon de la misa, fue grande su alegría. La unión de los dos primeros nombres del Fundador en uno solo es también muestra de su amor y devoción conjunta a Jesús, José y María.
El 19 de enero de 1973 Santiago, su hermano, le regaló una imagen de San José que provenía de casa de sus abuelos maternos. Era de origen francés, de yeso sin pintar, con una simple pátina para resaltar las sombras y los detalles. La estatua había estado también en Roma en casa de tía Carmen (cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 1152).
D. José Luis Soria Saiz recoge una breve y estupenda definición que el Fundador hizo del Santo Patriarca el 18 de marzo de 1974, víspera de su festividad: ¡San José es maravilloso! Es el santo de la humildad rendida…, de la sonrisa permanente y del encogimiento de hombros (RHF, T-07920, Anexo II, p. 24). Con ello quería expresar el Fundador la absoluta disposición del Santo Patriarca, noche y día, para hacer la Voluntad de Dios, sereno y confiado para abrirse paso a través de las dificultades, atento a las personas que Dios había puesto bajo su tutela.

171 Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 354.

172 Diario de la visita de nuestro Padre a la Argentina, 7 a 28 de Junio de 1974, p. 199 (27-VI-1974).

173 Ibidem.

174 AGP, P04, 1974, II, p. 73.

175 Ibidem, p. 85.

176 Ibidem, p. 245.

177 Diario de Altoclaro, p. 22 (18-VIII-1974).

178 Ibidem, p. 38 (18-VIII-1974).

179 C 5369, 28-VIII-1974.

180 AGP, P04, 1974, II, p. 632.

181 Ibidem, p. 640.

182 C 5369, 28-VIII-1974. Durante su recorrido catequístico por la península Ibérica (1972) y Sudamérica (1974), el Fundador había podido comprobar de cerca la copiosa labor realizada por sus hijos en muy diversos campos: educativo, de formación doctrinal, de asistencia social y de beneficencia con gente humilde. Las iniciativas habían sido muchas, y muchísimas las almas que recibieron con ello la ayuda necesaria para acercarse a Dios.
Entre las labores corporativas de la Obra y otras promovidas también por personas del Opus Dei, estaban, por ejemplo, los Colegios de segunda enseñanza y las Escuelas Familiares Agrarias, para la formación religiosa, profesional y humana de la gente de campo. En el Perú pudo hablar con profesores y alumnos de la Universidad de Piura, ciudad en el extremo norte del país. La Universidad, creada ex novo, empezó a funcionar en 1969, año en que el Fundador fue nombrado Gran Canciller. En 1974 había alcanzado considerable desarrollo y sólido prestigio en el mundo universitario. Por su estado de salud el Fundador no pudo desplazarse a Piura durante su visita a Lima.

183 C 4995, 19-II-1972.

184 C 5275, 5-XII-1973, dirigida a la Dra. Dña. Carmen Ramos García. En otra carta, a esta misma persona, recoge las palabras que comúnmente usaba, recomendando pedir que el Señor quiera acortar el tiempo de prueba que atraviesa la Iglesia Santa: C 5356, 2-V-1974.

185 C 5918, 31-V-1974, datada en São Paulo.

186 C 5919, 27-VII-1974, Lima. Otras cartas: desde Quito, C 5920, 14-VIII-1974; desde Caracas, C 5921, 30-VIII-1974.

187 Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 1505. En mayo de 1974 le había examinado el doctor Alejandro Marín Lillo, que observó en el ojo derecho una condensación de las fibras cristalinas y sólo un tercio de agudeza visual en dicho ojo. Cfr. RHF, D-15111.

188 Cfr. RHF, D-15111. La uremia alcanzó una cifra seis veces superior a la normal.

189 Ibidem. Los análisis se practicaron en la Clínica San José de Barcelona.

190 C 5374, 10-IX-1974.

191 RHF, D-15111.

192 Carta 25-I-1961, n. 4. "Su castillo": se refiere al juego infantil que tiene por objeto construir, con tacos de madera de distintas formas y colores, un castillo u otro tipo de edificio.

193 En el Diario de Altoclaro (Sábado, 17 de agosto de 1974), se lee: "Nos ha dicho que él ha sido un simple amanuense, scribanus, Escrivá. Él ha sido un amanuense de Dios"
En más de una ocasión le habían preguntado:
- ¿Por qué fundó usted el Opus Dei?
Y a veces contestaba quitándose del medio:
Tengo que decir que yo no he fundado el Opus Dei; el Opus Dei se fundó a pesar de mí. Ha sido una voluntad de Dios, que se ha realizado a pesar de mí. Ha sido una voluntad de Dios, que se ha realizado, y ya está. Yo soy un pobre hombre, que no he hecho más que estorbar. De modo que no me llames Fundador de nada (AGP, P04, 1975, p. 90).

194 Acta de aprobación del "Codex Iuris Particularis" del Opus Dei (1-X-1974); en Amadeo de Fuenmayor et al., ob. cit., Apéndice Documental 58, pp. 588-593. Cfr. también ibidem, pp. 414ss.

195 Ibidem, p. 592. El Fundador mandó extender dicha acta "para dejar constancia de la aprobación del Codex Iuris Particularis del Opus Dei, de los antecedentes de su redacción y de la fuerza obligatoria que se atribuye a las normas que lo integran". Se hace, pues, breve historia de las sesiones del Congreso General Especial, de sus propuestas y conclusiones, y "de cómo no hubo más remedio que incluir en nuestro Derecho particular algunas expresiones o normas, propias de la parte general de la Constitución Apostólica Provida Mater Ecclesia, aceptando un ropaje jurídico que no respondía a la naturaleza de nuestro espíritu".
A esta acta va unido, como Anexo, la transcripción literal de las Conclusiones finales del Congreso General Especial, aprobadas unánimemente el 14-IX-1970. Y la primera de dichas conclusiones es pedir que se resuelva el problema institucional del Opus Dei otorgándole "una configuración jurídica diversa de la de Instituto Secular: la cual conserve sustancialmente nuestro actual derecho peculiar, pero permita suprimir de él los elementos propios de los Institutos de perfección, es decir, la profesión de los tres consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia; y la obligatoriedad de esa profesión mediante vínculos de carácter sagrado" (en Amadeo de Fuenmayor et al., ob. cit., Apéndice Documental 55, pp. 584-585).

196 Al solicitar la nueva configuración jurídica del Opus Dei -se subraya al final del acta- "se solicitará a la Santa Sede la supresión de las normas relativas a la profesión de los consejos evangélicos y la aprobación de las acomodaciones que sea imprescindible introducir en el Codex Iuris Particularis, en cuanto exigidas por la nueva configuración jurídica" (Ibidem, Apéndice Documental 58, p. 593).

197 Y continuaba: digo esto porque… yo, cuando era joven, creía que sabía hasta el tiempo en que me iba a morir. Pero, no contéis esta simpleza, ¿eh? Ahora resulta que yo, de mí, no creo nada. ¡Bendito sea el Señor! ¡Adelante! Como Dios quiera, cuando Dios quiera, donde Dios quiera (Diario de la visita de nuestro Padre a la Argentina, 7 a 28 de Junio de 1974, 17-VI-1974, p. 99).
Por dos veces, días más adelante, volvió a insistir el Padre sobre este tema de la fecha de su muerte. Cfr. ibidem, pp. 124 y 197. Asunto ya mencionado, lo que hace suponer una repetición consciente y querida por parte del Fundador.

198 AGP, P01, 1982, p. 1266. De una tertulia en el Centro del Consejo General, el 10-XII-1974.

199 C 5417, Navidad 1974.
El Fundador alude aquí a un viejo cuento popular, del que los escritores ascéticos clásicos sacaron consecuencias morales en su predicación, y del que en alguna ocasión se sirvió el Padre: Al filo de la medianoche, cuando todo el mundo duerme en el castillo, cuando se han apagado las brasas del llar y los candiles, una cuadrilla de bandoleros acecha la mansión. Están atrancadas las puertas y cerradas las ventanas, menos un ventanuco. Por allí introducen los ladrones a un niño escuchimizado, que, una vez dentro, descorre barras y cerrojos y abre las puertas.

200 AGP, P01, 1975, p. 779.

201 Ibidem, p. 782.

202 Ibidem.

203 Su ojo derecho había perdido dos tercios de la visión; y cuando el 19 de diciembre de 1974 le examinaron en Roma, el oftalmólogo observó una opacidad central en el cristalino del ojo izquierdo, con alteración retiniana. Este diagnóstico lo confirmó más tarde en Madrid el doctor Alejandro Marín Lillo. Pero, gracias a un eficaz tratamiento, la visión, a finales de enero de 1975, había mejorado. Cfr. Alejandro Cantero Fariña, Sum. 6596; y RHF, D-15111.

204 AGP, P01, 1975, p. 65.

205 Ibidem, p. 784.

206 Cfr. Javier Echevarría, Sum. 3142; también Alejandro Cantero Fariña, Sum. 6596. Otro ataque cardíaco grave, con un edema agudo de pulmón, había sufrido la noche del 10 de noviembre de 1974, en que le atendieron Mons. Álvaro del Portillo, Mons. Javier Echevarría, y el doctor D. José Luis Soria Saiz. Dos días más tarde se trasladó en avión a Madrid, donde le examinaron los doctores: Eduardo Ortiz de Landázuri, Diego Martínez Caro, José Manuel Martínez Lage y Alejandro Cantero Fariña. Cfr. RHF, D-15111.

207 AGP, P01, 1975, p. 149.

208 C 5431, 13-I-1975.

209 Cfr. RHF, D-15111.

210 Cfr. C 5434, 14-I-1975; C 5437, 21-I-1975; C 5440, 22-I-1975, etc.

211 C 5449, 28-I-1975.

212 AGP, P04, 1975, p. 56.

213 Ibidem, p. 21.

214 Diario de Altoclaro, 11-II-1975.

215 AGP, P05, 1975, p. 148.

216 Ibidem, p. 185.

217 Diario de Altoclaro, 5-II-1975. Contestando en una de las tertulias a una pregunta sobre la educación de los hijos, decía el Padre:
Yo les pasearía un poco… por esos barrios que hay alrededor de la gran ciudad de Caracas. Les pondría la mano delante de los ojos, y después la quitaría para que vieran las chabolas, unas encima de otras: ¡y ya les has contestado! Que sepan que el dinero lo tienen que aprovechar bien; que han de saberlo administrar, de modo que todos participen de alguna manera de los bienes de la tierra. Porque es muy fácil decir: yo soy muy bueno, si no se ha pasado ninguna necesidad.
Un amigo, hombre de mucho dinero, me decía una vez: yo no sé si soy bueno, porque nunca he tenido a mi mujer enferma, encontrándome sin trabajo y sin un céntimo; no he tenido a mis hijos debilitados por el hambre, estando sin trabajo y sin un céntimo; no me he encontrado en medio de la calle, tendido sin un cobijo… No sé si soy un hombre honrado: ¿qué habría hecho yo, si me hubiera sucedido todo eso?
Mirad, hemos de procurar que no le pase a nadie; hay que habilitar a la gente para que, con su trabajo, pueda asegurarse un bienestar mínimo, estar tranquilo en la vejez y en la enfermedad, cuidar de la educación de los hijos, y tantas otras cosas necesarias. Nada de los demás puede resultarnos indiferente y, desde nuestro sitio, hemos de procurar que se fomente la caridad y la justicia (AGP, P04, 1975, pp. 83-84).

218 Javier Echevarría, Sum. 3144.

219 AGP, P04, 1975, p. 225.

220 Ibidem, p. 240.

221 Ibidem, p. 253.

222 De la bendición se dejó constancia en una lápida, de la que son estas palabras. Cfr. ibidem, p. 272.

223 Ibidem, p. 325.

224 Poco antes de salir de casa camino del aeropuerto, el Padre entró en el oratorio a despedirse del Señor, acompañado del Cardenal Mario Casariego y algunos hijos suyos. Delante del altar recitó la bendición del viaje. Entonces, audazmente, se abrió paso el Cardenal; se adelantó, se quitó el solideo y, señalando al Sagrario y a los presentes en el oratorio, exclamó: - Padre: en la presencia de Dios Nuestro Señor y de estos hijos suyos, no me muevo de aquí si no me da su bendición. Con el Cardenal a sus pies, el Padre trazó la señal de la cruz.
- Mario, usted consigue lo que no había logrado nadie, le comentó a la salida el Padre.
- "No podía perderme la bendición de un santo", explicaba el Cardenal (Álvaro del Portillo, PR, p. 2023; y AGP, P04, 1975, p. 337).

225 C 5451, 26-II-1975.

226 C 5453, 8-III-1975.

227 AGP, P01, 1975, p. 800.

228 Ibidem, p. 803.

229 Ibidem.

230 Cfr. C 5455, 12-III-1975.

231 AGP, P01, 1975, p. 809.

232 Ibidem, p. 810.

233 Ibidem, p. 809.

234 C 5449, 28-I-1975.

235 Álvaro del Portillo, Sum. 1629.

236 AGP, P01, 1975, p. 814.

237 Cfr. C 4826, 28-III-1971; y también C 4828, 30-III-1971; C 5459, 24-III-1975, etc.

238 Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 1448; y C 5793, 29-I-1966.

239 Cfr. Javier Echevarría, Sum. 3252 y 3253; también AGP, P05, 1975, p. 828; y Álvaro del Portillo, Sum. 390.

240 Archivo municipal de Barbastro y RHF, D-11770. Sobre la concesión de la Medalla de Oro de Barbastro, cfr. Manuel Garrido González, Barbastro y el Beato Josemaría, Barbastro 1995, pp. 127-134.
El Ayuntamiento de Barbastro, "a propuesta de la Comisión especial de Primeras Autoridades, fuerzas vivas y representaciones diversas, en sesión celebrada el día 6 de agosto de 1975, acordó, por unanimidad, nombrar Barbastrense del Año, a título póstumo, a Monseñor Escrivá de Balaguer" (Archivo municipal de Barbastro y RHF, D-11770). El título se entregó públicamente el 7 de septiembre de 1975. Cfr. también Manuel Garrido González, Barbastro…, pp. 135 y 193-194

241 C 5378, 3-X-1974; carta dirigida al Alcalde, Manuel Gómez Padrós.

242 El doctor Alejandro Cantero, que vivía en Diego de León, refiere que: "en la noche del 21 al 22 de mayo de 1975 me despertó D. Javier Echevarría, diciéndome que bajara urgentemente a la habitación que utilizaba el Padre en el Centro de Diego de León, en Madrid. Al llegar vi que estaban ya Don Álvaro del Portillo y Don Javier acompañando al Padre, que se quejaba de un dolor lacerante torácico. Tenía más de treinta respiraciones por minuto, y un número de pulsaciones mayor de ciento cincuenta por minuto. Tenía una expectoración sonrosada, es decir, padecía un edema agudo de pulmón muy grave. En esas circunstancias, vi cómo le pedía a Don Álvaro del Portillo que le diera la absolución" (Alejandro Cantero Fariña, Sum. 6646).

243 AGP, P01, 1975, p. 819. A poco de llegar, el Padre -que a sí mismo se calificaba de "fijón"- había observado desde una ventana de los pisos altos los detalles del trabajo de albañilería. Las hiladas de ladrillo visto estaban acabadas con suma pericia profesional: todas a la misma altura, de manera que trazaban líneas perfectamente horizontales. Y comentaba a uno de sus hijos: Contemplando esta mañana cómo están colocados los ladrillos en estos lugares que apenas se ven, me he alegrado al comprobar que habéis enseñado a trabajar bien a los obreros, cara a Dios (César Ortiz-Echagüe Rubio, Sum. 6893). (Probablemente se acordaría de aquellos canteros de la catedral de Burgos, autores de la crestería y filigrana gótica de los altos pináculos, que difícilmente se apreciaban desde abajo). Aquello, hecho cara a Dios, era operatio Dei: una labor humana con entraña divina.

244 AGP, P01, 1975, p. 820.

245 Ibidem, p. 824.

246 Ibidem.

247 Los discursos del acto están recogidos en Scritti editi sparsi, Roma 1983, pp. 89-90; también en AGP, P01, 1975, pp. 829-835; y en El Noticiero de Zaragoza, del 27-V-1975. En las dos primeras fuentes, con las frases improvisadas en el discurso del Fundador.

248 "Apenas llegó a Torreciudad -cuenta César Ortiz-Echagüe Rubio- nos preguntó si estaban terminados los confesonarios, y al decirle que sí, comentó: Pues mañana me toca confesarme, y tendré la alegría de estrenar uno de ellos" (Sum. 6872). Cfr. también Jesús Álvarez Gazapo, Sum. 4348.

249 AGP, RHF, D-15111.

250 Julián Herranz Casado, Sum. 3963; y Giuseppe Molteni, Sum. 3828. Nota del 22-V-1975. Cfr. Álvaro del Portillo, Una vida para Dios, Madrid 1992, p. 89.

251 Javier Echevarría, Sum. 2099. Y pedía a los médicos -continúa diciendo- "que no le tratasen con indulgencia, ni pensaran que podía dedicar más tiempo al reposo o desentenderse de unas tareas que eran importantísimas para el servicio de Dios".
Los sufrimientos no le importaban, en cuanto tales, "pero los aceptaba y hasta los amaba, porque los veía como caricias del Señor, como un medio de purificación personal. Lo más importante era sacar adelante la Obra" (Mons. Julián Herranz Casado, Sum. 4004). Y añade: "he visto siempre, con admiración, que llevaba una vida normal de trabajo intensísimo, estimulando el trabajo de todos, comunicando a todos su paz y su gozo sobrenatural".

252 AGP, P01, 1975, p. 761. "Los meses que van de noviembre de 1974 a junio de 1975 transcurrieron como un período de preparación espiritual para el abrazo definitivo con el Señor, en continuo crescendo" (Ernesto Juliá Díaz, Sum. 4250).

253 Camino, n. 168.

254 Los aspectos de la muerte los juzgaba siempre con un criterio de esperanza sobrenatural: Dios es el Señor de la vida y de la muerte. Por lo tanto, nos cuida y nos llama en los momentos más propicios y que más nos convienen (Javier Echevarría, Sum. 2735).
De ello tenía experiencia el Padre, pues había visto a centenares de hijas e hijos suyos que, al saber que les quedaban pocos días de vida, se preparaban a bien morir, ofreciendo sus dolores con alegría sobrenatural. Por eso decía que, para quienes el Señor llama a la Obra, el Opus Dei es el mejor sitio para vivir y el mejor sitio para morir (Javier Echevarría, Sum. 2732).
La salida de este mundo para un gozoso encuentro con Dios -Padre de justicia y de misericordia- lo veía expresado, como imagen, en la letra de una canción italiana de moda en los años cincuenta; y decía a sus hijos que se la cantasen a la hora de morir: "Aprite le finestre al nuovo sole, è primavera…" (cfr. Ernesto Juliá Díaz, Sum. 4256; María Begoña Álvarez Iráizoz, RHF, T-04861, p. 10).
Imágenes crudas y descarnadas había utilizado el Fundador, muchos años atrás (cfr. Camino, por ejemplo), pero siempre llenas de esperanza sobrenatural.

255 Umberto Farri, PR, p. 139.

256 Esto ocurrió el 5 de abril de 1975, en la tertulia, después de comer. Álvaro del Portillo, Sum. 1632; Joaquín Alonso Pacheco, Sum. 4712.

257 Sobre este punto comenta Mons. Joaquín Alonso Pacheco: "Siempre me ha impresionado mucho la fuerza y el vigor, llenos de amor, con que hablaba de su deseo de encontrarse con Jesucristo. Nos hacía meditar sobre la grandeza de este encuentro, y se preguntaba cómo serían el rostro de Jesús y su mirada. Era algo que llevaba muy dentro del alma […]. Durante las proyecciones de películas sobre la vida de Cristo, en las que aparecían escenas representando al Señor, muy rara vez se quedaba allí hasta el fin, porque, después de unos momentos, salía del Aula Magna (de Villa Tevere) donde se proyectaba la película y volvía al trabajo. No le satisfacían jamás las representaciones cinematográficas de Jesucristo, a causa de la riqueza interior que poseía de la imagen del Señor" (Sum. 4811).
Con este testimonio coincide el de Mons. Julián Herranz Casado, que refiere que desde los dieciséis años, Josemaría comenzó a meditar "metiéndose en las escenas del Evangelio, tratando a la Humanidad amabilísima de Nuestro Señor". En los films sobre la vida y pasión de Nuestro Señor, apenas aparecía en las pantallas la figura de Cristo, se levantaba inmediatamente del asiento y se iba en silencio. "No soportó jamás que un actor representara la persona de Cristo; le hería en el fondo del alma […]. Tenía como impresa a fuego (el fuego de amor de un alma contemplativa) una imagen mucho más perfecta, más rica, más viva y más suya, de la santísima, dulcísima y amabilísima Humanidad de Cristo, Nuestro Señor" (Sum. 3945).

258 Muchas veces, todavía un muchacho, recitó este verso del salmo (26, 8), y lo meditó con frecuencia. Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 1294; y también: Javier Echevarría, Sum. 2725 y 3291; Javier de Ayala Delgado, Sum. 7631, etc.

259 Sobre estas consideraciones, acerca de la vitalidad física del Padre en sus últimos días, cfr. Jesús Álvarez Gazapo, Sum. 4330.

260 El último período de su vida -como se ha visto- lo consume también defendiendo la doctrina y la fe, con sus catequesis y viajes apostólicos. La expansión por nuevos países, en Asia y África, la deja confiadamente en manos de sus hijos, acompañándoles con su oración, sus consejos y su trabajo. En dicho período se continúa la expansión apostólica en diversos países: Australia (1963), Filipinas (1964), Nigeria (1965), Bélgica (1965), Puerto Rico (1969). Resta, sin embargo, por mencionar otro aspecto de su vida: sus libros y escritos. Aunque se sabía con facultades de escritor, el Fundador renunció, desde un primer momento a tomar el camino literario, para poner todo su tiempo y esfuerzo al servicio de su vocación. Su obra escrita es muy abundante y es producto de la riqueza interior de su alma, sobresaliente doctrina en cuanto a la llamada universal a la santidad y afanes apostólicos. Así, Camino, por ejemplo, tiene una génesis muy particular. Pero, en el fondo, lo mismo puede decirse de Surco y Forja: son un conjunto de pensamientos. Como Conversaciones es un conjunto de entrevistas con corresponsales; y Amigos de Dios y Es Cristo que pasa, un conjunto de homilías seleccionadas entre las innumerables que predicó en vida el Fundador. (Cfr., páginas atrás, el cap. XXI: 6. El carisma fundacional).

261 Cfr. AGP, P01, 1975, p. 611.

262 Ibidem, p. 846.

263 Ibidem, p. 847.

264 Ibidem, p. 857.

265 Ibidem, p. 859.

266 Ibidem, p. 861.

267 Carta del Secretario General del Opus Dei, don Álvaro del Portillo, a todos los miembros (29-VI-1975).

268 Julián Herranz Casado, Sum. 3879.

269 Cfr. Joaquín Alonso Pacheco, Sum. 4762. "Estaba sentado en un ángulo de la sala de estar y habló poco durante aquella reunión familiar; más bien se dedicó a mirar a la Virgen que tenía enfrente. Así lo recuerdo: mirando a la Virgen y buscando refugio en su protección".

270 Javier Echevarría, Sum. 3287.

271 Joaquín Alonso Pacheco, Sum. 4762; y Julián Herranz Casado, Sum. 4032.

272 AGP, P01, 1975, p. 673.

273 Ibidem.