4ª semana de Pascua, miércoles

Entrada: " Te daré gracias entre las naciones Señor; contaré tu fama a mis hermanos. Aleluya " (Sal 17, 50; Sal 12, 23).

Colecta (del Gelasiano): " Señor, Tú que eres la vida de los fieles, la gloria de los humildes y la felicidad de los santos, escucha nuestras súplicas, y sacia con la abundancia de tus dones a los que tienen sed de tus promesas ".

Ofertorio: " ¡Oh Dios!, que por el admirable trueque de este sacrificio nos haces partícipes de tu divinidad; concédenos que nuestra vida sea manifestación y testimonio de esta verdad que conocemos ".

Comunión: " Dice el Señor: "Yo os he escogido sacándoos del mundo y os he destinado para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto dure". Aleluya " (cf. Jn 15, 16.19).

Postcomunión: " Ven, Señor, en ayuda de tu pueblo y, ya que nos has iniciado en los misterios de tu Reino, haz que abandonemos nuestra antigua vida de pecado y vivamos, ya desde ahora, la novedad de la vida eterna ".

Hch 12, 24-13, 5: Apartadme a Bernabé y a Saulo. En Antioquía, en el transcurso de una celebración litúrgica, el Espíritu Santo designa a Saulo y a Bernabé para una gran empresa de evangelización dentro del mundo gentil. De este modo, comienzan por Salamina, la isla de Chipre, el primer viaje misionero del Apóstol de los gentiles. En la celebración eucarística, congregados en torno al altar, experimentamos la actuación del Espíritu Santo, que ha de impulsar y orientar nuestra vida de testimonio cristiano. El Espíritu Santo deja oir su voz en la Iglesia de Cristo. Oigamos a Nicetas de Remecían:

" ¿Quién puede, pues, silenciar aquella dignidad del Espíritu Santo? Pues los antiguos profetas clamaban: "Esto dice el Señor" (Ez 22, 28). En su venida Cristo aplicó esta expresión a su persona diciendo: "Y yo os digo" (Mt 5, 22, 43). Y los nuevos profetas ¿ qué clamaban? Como Agabo que profetiza y dice en los Hechos de los Apóstoles: "Esto dice el Espíritu Santo" (Hch 21, 11). Y el mismo Pablo en la Carta a Timoteo: "El Espíritu Santo dice claramente" (1Tm 4, 1). Y Pablo dice que él ha sido llamado por Dios Padre y por Cristo: "Pablo, dice, apóstol no por los hombres, ni por medio de un hombre, sino por medio de Jesucristo y Dios Padre "(Ga 1, 1). Y en los Hechos de los Apóstoles se lee que fue segregado y enviado por el Espíritu Santo. En efecto, así está escrito (Hch 13, 2) " (El Espíritu Santo, 15).

– En Cristo nos ha bendecido Dios con toda clase de bendiciones espirituales. Por eso, agradecidos, alabamos al Señor con el Salmo 66: " El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros: conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud, y gobiernas las naciones de la tierra. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe ".

Jn 12, 44-50: Yo he venido al mundo como Luz. Cristo, Palabra del Padre, es la Luz del mundo que condena a los que viven las tinieblas de la incredulidad. Amad a Cristo y desead la Luz que es Cristo. Comenta San Agustín:

" No les dijo: "Vosotros sois la luz, habéis venido al mundo para que quien crea en vosotros no permanezca en las tinieblas". Yo os aseguro que no leeréis esto en ningún lugar. Candelas son todos los Santos. Pero la Luz aquella que les da la luz no puede separarse de sí misma, porque es inconmutable. Creemos, pues, a las candelas encendidas, como son los profetas y los apóstoles, pero de tal modo les damos fe, que no creemos en la misma candela iluminada, sino que por medio de ella creemos en aquella Luz que las ilumina, para que nosotros seamos también iluminados, no por ellas, sino con ellas, por aquella Luz de quien ellas reciben la suya.

" Y al decir que vino "para que todo aquel que crea en Mí no permanezca en tinieblas", claramente manifiesta que a todos encontró envueltos en las tinieblas; pero para que no permanezcan en las tinieblas en que fueron hallados deben creer en la Luz que vino al mundo, porque por Ella fue hecho el mundo " (Tratado 54, 4 sobre el Evangelio de San Juan).