2ª semana de Cuaresma, jueves

Entrada: " Señor, sondéame y conoce mi corazón, ponme a prueba y conoce mis sentimientos. Mira si mi camino se desvía, guíame por el camino recto " (Sal 138, 23-24).

Colecta (del misal anterior, y antes del Gelasiano y Gregoriano): " Señor, tú que amas la inocencia y la devuelves a quien la ha perdido, atrae hacia Ti nuestros corazones y abrásalos en el fuego de tu espíritu, para que permanezcamos firmes en la fe y eficaces en el bien obrar ".

Comunión: " Dichoso el que con vida intachable camina en la voluntad del Señor " (Sal 118, 1).

Postcomunión: " Te pedimos, Señor, que el fruto de este santo sacrificio persevere en nosotros, y se manifieste siempre en nuestras obras "

Jr 17, 5-10: Maldito quien confía en el hombre; bendito quien confía en el Señor. La oposición entre las dos actitudes que son fuente de desgracia o de felicidad, nos dispone a contemplar las dos figuras de la parábola evangélica: el rico Epulón y el pobre Lázaro. Comenta San Agustín:

" El hombre se perdió por primera vez a causa del amor a sí mismo. Pues si no se hubiese amado a sí mismo y hubiese antepuesto a Dios a sí mismo, hubiera estado siempre sometido a Dios; no se hubiera inclinado a hacer su propia voluntad descuidando la de Dios.

" Amarse a uno mismo no es otra cosa que querer hacer la propia voluntad. Antepón la voluntad de Dios; aprende a amarte, no amándote. Pues, para que sepáis que es un vicio amarse, dice así el Apóstol: "habrá hombres amantes de sí mismos"... "amantes del dinero". Ya estáis viendo que te encuentras fuera... ¿Por qué vas fuera?... Comenzaste a amar lo que es exterior a ti y te extraviaste ".

San Agustín evoca la parábola del hijo pródigo; " Vuelto a sí se dirige al Padre, donde encuentra refugio segurísimo. Si, pues, había salido de sí y de aquél que le había dado el ser, al volver a sí para ir al Padre, niégase a sí mismo. ¿Qué es negarse a sí mismo? No presuma de sí, advierta que es hombre y escuche el dicho profético: "¡Maldito todo el que pone su esperanza en el hombre!" (Jr 17, 5). Sea guía de sí mismo, pero no hacia abajo; sea guía de sí mismo, mas para adherirse a Dios " (Sermón 96, 2).

– El Salmo 1 es una meditación sobre el destino de los buenos y de los malos. El tema de los caminos en el Antiguo Testamento y en el Nuevo, en la vida de la Iglesia primitiva, como en la Didajé, es muy expresivo de las diferentes actitudes humanas.

Lc 16, 19-31: Tú recibiste bienes en vida y Lázaro a su vez males; por eso encuentra aquí consuelo mientras tú padeces. El juicio de Dios supondrá la inversión de acá abajo. El rico Epulón y el pobre Lázaro son las dos posturas en la vida que se cambian en el juicio de Dios.

Hemos de atender a la voz de Dios, pues sólo en ellas encontramos el camino seguro para recibir el premio en la otra vida. Dios ha hablado en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, y sigue hablando en la Iglesia, a través de la Tradición, el Magisterio, los dogmas y los sacramentos. San Agustín destaca el destino final de quienes siguen uno u otro camino:

" Ved a uno y a otro, al que vive en el placer y al que vive en el dolor: el rico vivía entre placeres y el pobre entre dolores; el primero banqueteaba, el segundo sufría; aquél era tratado con respeto por la familia que lo rodeaba, éste era lamido por los perros; aquél se volvía más duro en sus banquetes, éste ni con las migajas podía alimentarse.

" Pasó el placer, pasó la necesidad; pasaron los bienes del rico y los males del pobre; al rico le vinieron males y al pobre bienes. Lo pasado pasó para siempre; lo que vino después nunca disminuyó. El rico ardía en los infiernos; el pobre se alegraba en el seno de Abrahán. Primeramente había deseado el pobre una migaja de la mesa del rico; luego deseó el rico una gota del dedo del pobre. La penuria de éste acabó en la saciedad; el placer de aquél terminó en el dolor sin fin " (Sermón 339, 5).