Semana Santa, miércoles santo

Entrada: " Al nombre de Jesús toda rodilla se doble, en el Cielo, en la tierra, en el abismo; porque el Señor se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de Cruz; por eso Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre " (Flp 2, 10.8.11).

Colecta (del misal anterior y antes del Gregoriano): " Oh Dios, que para librarnos del poder del enemigo quisiste que tu Hijo muriese en la Cruz; concédenos alcanzar la gracia de la Resurrección ".

Antífona para la comunión: " El Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para dar su vida en rescate por muchos " (Mt 20, 28).

Postcomunión: " Dios Todopoderoso, concédenos creer y sentir profundamente que, por la muerte temporal de tu Hijo, representada en estos misterios santos, Tú nos has dado la vida eterna.

Is 50, 4-9: No oculté el rostro a insultos y salivazos. El Siervo de Yahvé es capacitado por Dios para su misión de consolador de los afligidos. La Palabra de Cristo, Siervo de Dios, devuelve al hombre la confianza en la salvación. Prefi-guración de la Pasión de Cristo. Injustamente condenado, azotado sin piedad y ultrajado con grandes desprecios, Jesús es el Siervo de Yahvé, que lleva a cabo la obra de la redención anunciada por los profetas... San Juan Damasceno dice:

" El justo es encadenado porque resulta molesto. Los que esquilman el pueblo del Señor y perturban los senderos de sus pies, celebran consejo contra sí mismos. ¡Ay de sus almas! Recibieron males a causa de sus obras, dice Isaías. Lo que ya se ha realizado ha sido para nuestro alivio y curación. Ofrezco mis espaldas a los azotes y mis mejillas a las bofetadas y soporto el ultraje de los salivazos (Is 50, 6). Por eso aquel a quien ha modelado sus manos (Gn 2, 7) no quedará avergonzado ni ultrajado " (Homilía para el Sábado Santo, 23). ¡Cuánto se traiciona, se azota, se calumnia y crucifica hoy día al Señor!

– El tema del Salmo 68 es el intenso sufrimiento de un justo perseguido a causa de su celo por Dios. Nosotros sabemos que ese justo es precisamente Jesucristo y, en su debida proporción, también la Iglesia: " Señor, que tu bondad me escuche en el día de tu favor. Por ti he aguantado afrentas, la vergüenza me cubrió la cara. Soy un extraño para mis hermanos, un extranjero para los hijos de mi madre; porque me devora el celo de tu templo, y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. La afrenta me destroza el corazón y desfallezco. Espero compasión y no la hay; consoladores, y no los encuentro. En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre. Alabaré el nombre del Señor con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias. Miradlo los humildes y alegraos, buscad al Señor y vivirá vuestro corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos ".

Mt 26, 14-25: El Hijo del Hombre se va como está escrito de Él; pero ¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre. Después de la partida de Judas, los discípulos fueron a preparar el banquete pascual, según las indicaciones de Jesús. Una vez a la mesa con los doce, Jesús descubre los planes del discípulo que le va a entregar. El camino que conduce a la traición, lleva también al Amigo a darse por los suyos, como una nueva Pascua liberadora. San Andrés de Creta dice:

 " El cenáculo adornado con tapices (Lc 22, 12) te albergó a Ti y a tus comensales, y allí celebraste la Pascua y realizaste los misterios, porque en ese lugar te habían preparado la Pascua los discípulos por Ti enviados. El que todo lo sabe dijo a los apóstoles: Id a casa de tal persona (Mt 26, 18). Dichoso el que por la fe puede recibir al Señor, preparando su corazón a modo de cenáculo y disponiendo con devoción la cena... Estando, oh Señor, a la mesa con tus discípulos, expresaste místicamente tu santa muerte, por la cual los que veneramos tus sagrados padecimientos somos liberados de la corrupción. El que escribió en el Sinaí las tablas de la ley comió la pascua antigua, la de la sombra y figuras, y se hizo a sí mismo Pascua y mística hostia viviente... " (Triodon del Miércoles Santo).