11ª semana del Tiempo Ordinario, lunes

Años impares

2Co 6, 1-10: Damos prueba de que somos servidores de Dios. Exhorta San Pablo a los fieles para que den acogida a la gracia de Dios en el tiempo favorable, vaticinado por los profetas. Luego manifiesta que él siempre ha procedido como ministro de Dios en medio de numerosas dificultades de su vida apostólica. San Agustín también explica este pasaje de San Pablo:

" ¿Qué significa que unos lleven las cargas de los otros? Lleve el carnal la carga de otro hombre carnal y el espiritual las de otro espiritual. Llevad mutuamente unos los pecados de los otros, es decir, no os desentendáis recíprocamente de vuestros pecados. Argüid a aquellos con quienes tenéis confianza; amonestad a los demás, si tenéis confianza para argüirlos; y, si es necesario, para que nadie peque, orad, rogad. ¿O acaso os he humillado al decir rogad? Escuchad al Apóstol: "al mandároslo, dijo, rogamos también para que no recibáis en vano la gracia de Dios" (2Co 6, 1) " (Sermón 163,B,4).

En otro lugar dice: " No tener nada superfluo, nada que sea una carga, nada que ate, nada que sea un impedimento. En efecto, también ahora se cumple más auténticamente en los siervos de Dios aquello: "como quien nada tiene y todo lo posee" (2Co 6, 10). No tengan nada a lo que puedan llamar tuyo y todo será tuyo; si te adhieres a una parte, pierdes la totalidad, pues lo suficiente es lo mismo, venga de la riqueza o de la pobreza " (Sermón 350,A,4).

– Con el Salmo 97 decimos: " El Señor da a conocer su victoria... revela a las naciones su justicia; se acordó de su misericordia y su fidelidad ". Dice San Roberto Belarmino:

" Las maravillas de la bondad y fidelidad divinas llegaron a una realización impensable para la mente humana, con la encarnación y nacimiento del Hijo de Dios, Cristo, nuestro Salvador. Este Rey mesiánico vino a ganar la batalla de la salvación del mundo; pero expulsó al enemigo no con armas o fuerzas corporales, sino con el amor, la humildad, la paciencia y con el mérito de su vida santísima y con su sangre preciosa derramada por amor " (Sermón 3, 2)

Años pares

1R 21, 1-14: Nabot muerto apedreado. La perfidia de los hombres hace estragos en la humanidad y consuma todas las maldades.

" Vio Dios cuanto había hecho y era muy bueno " (Gn 1, 31). La oposición entre el bien y el mal plantea al creyente de nuestros días un serio problema, para el que la Biblia misma nos ofrece elementos de solución: ¿De dónde viene el mal en este mundo creado bueno?, ¿Cuándo y cómo se le vencerá? La bondad de las criaturas se mide en relación con el Dios Creador, único que da a las cosas su bondad.

Pero la bondad del hombre constituye un caso particular. Depende en parte de él mismo. Dios le concedió un gran don: la potestad de elegir. Si rechaza el mal y hace el bien, observando la ley de Dios y conformándose con su voluntad, será bueno y agradará a Dios; de lo contrario, será malo y lo desagradará. Su elección determinará su calificación moral y, consiguientemente, su destino. El primer hombre y la primera mujer escogieron el mal. Buscaron su bien en las criaturas, pero fuera de la voluntad de Dios. Fueron castigados. Esto se plantea en todo hombre, más aún con las consecuencias del pecado original. Pero vino Cristo y nos dio su gracia para vencer el mal. Escogiendo el cristiano vivir con Cristo, se desolidariza de la opción de Adán.

– El cristiano ora a Dios para que atienda sus gemidos ante el mal que le acosa, como pedimos en el Salmo 5. El cristiano ha de salir cada mañana para librar la lucha diaria en un mundo " instalado en el mal " (Jn 5, 19). Nada mejor que acudir a Dios, a la intimidad de su presencia, para emprender con alegría la nueva jornada: " Señor, escucha mis palabras, atiende a mis gemidos, haz caso de mis gritos de socorro, Rey mío y Dios mío. Tú no eres un Dios que ame la maldad, ni el malvado es tu huésped, ni el arrogante se mantiene en tu presencia. Detestas a los malhechores, destruyes a los mentirosos... "

Todo pecado es una falta de fe, porque ciega al hombre para que no vea la profunda realidad de las cosas, que son tal y como Dios las ve. Es una falta de amor, porque el hombre no se acepta en esa esencial correlación amorosa con Dios Creador y con los demás hombres. Es un orgullo que trata de romper los diques que limitan su libertad. Es una autodestrucción.

Evangelio

Mt 5, 38-42: Yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. No hay que devolver mal por mal, sino bendecir. Existía la ley del talión: ojo por ojo y diente por diente. Cristo que habla de nuevo al alma de cada cristiano, subordina la justicia estricta a la caridad generosa. Su punto de vista es aclarado con cuatro pequeños ejemplos. Mas hay que conceder un margen al vigor del lenguaje. Comenta san Agustín:

" Da algo a quien no tiene, puesto que también tú creces de algo. ¿Acaso tienes la vida eterna? Da, pues, de lo que tienes para adquirir lo que no tienes. Llama el mendigo a tu puerta: llama también tú a la puerta de tu Señor. Dios hace contigo, su mendigo, lo que haces tú con el tuyo. Da, por tanto, y se te dará; pero si no quieres dar. ¡Allá tú!... Veamos quien de nosotros sufre mayor daño: yo que me veo defraudado en un bocado, o tú, que te verás privado de la vida eterna; yo que soy castigado en el estómago, o tú, que lo eres en la mente; por último, yo que ardo de hambre, o tú, que has de ser entregado al fuego y llamas voraces. Ignoro si la soberbia del rico podrá dar respuesta a estas palabras del pobre. "Da, dice el Señor, a todo el que te pida" (Mt 5, 42). Si a todos, cuánto más al necesitado y al mísero, cuya flaqueza y palidez están mendigando, cuya lengua calla, a la vez que piden limosna su suciedad y gemidos. Escúchame, oh rico, y sea de tu agrado mi consejo. Redime tus pecados con la limosna... Da de aquello que te hace ser admirado, llénate de cosas más admirables para llegar al reino de los cielos " (Sermón 350,B).