15ª semana del Tiempo Ordinario, sábado

Años impares

Ex 12, 37-42: La noche en que el Señor sacó a Israel de Egipto. Esa noche se convirtió en una noche de vela, de acción de gracias por los beneficios recibidos. De ahí el sentido grande que para el cristiano tiene la gran Vigilia Pascual: Paso de Cristo de la muerte a la resurrección, paso seguido por todos los cristianos, pues todos lo somos en la muerte y resurrección del Señor.

El recuerdo de la salida de Egipto alienta toda la historia de Israel con una gran esperanza. Lo que Dios ha puesto en marcha, al reunir una masa tan grande de israelitas en el momento de la salida de Egipto, puede llevarlo a cabo hasta su meta definitiva, haciendo surgir un gran pueblo del pequeño renuevo del exilio.

Dios ha " velado " por su pueblo, en una noche famosa, la del éxodo, como una madre al lado de sus hijos enfermos. La fiesta de Pascua, en la que se prescribe así una manera de compartir el cuidado de Dios por el futuro de su pueblo. Esto se realiza, debe realizarse, con mayor razón y motivos sobrenaturales en los cristianos.

– El Salmo 135 es como un eco de la lectura anterior: " dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia ". Es el Gran Hallel o Gran Alabanza y se cantaba en la Pascua, porque en él se conmemoraba la salida y liberación de la cautividad de Egipto.

En él se nos muestra el amor misericordioso de Dios, la clave de toda la creación, de toda la historia del pueblo de Dios en el que entramos también nosotros. La bondad de Dios es la razón de ser de todo lo que Él ha obrado. Todo parte de la inagotable bondad misericordiosa de Dios. En esa bondad toma aliento el universo y la historia sagrada. En esa bondad todo vive y se ilumina.

Casiano dice que alabamos al Señor cuando proclamamos sus maravillas. Entonces la alabanza sale del fervor de la contemplación y manifiesta la grandeza, el poder de Dios.

Años pares

Mi 2, 1-5: Codician los campos y se apoderan de las casas. El profeta ataca sin piedad a los ricos, preocupados únicamente en acrecentar sus posesiones en detrimento de los pobres. Tendrán su castigo. San Gregorio Magno dice:

" Creen algunos que los preceptos del Antiguo Testamento eran más severos que los del Nuevo; pero sin duda se engañan en su mal modo de pensar; pues en aquél no se castiga el ansia de tener sino la rapiña; en éste se castiga el robo con cuádruple restitución... Por tanto, de aquí debe colegirse ante todo con qué pena será castigado quien arrebata lo ajeno, cuando quien no da lo propio es castigado con la pena del infierno " (Homilía 20, 3 sobre los Evangelios).

La injusticia social no es solamente una violación de los derechos de los pobres, sino ante todo es, para el profeta, una falta contra Dios y su Alianza. Dios castiga el pecado, en esta vida con sentido medicinal, para que el pecador se convierta y viva, pues Dios no quiere su muerte.

La ausencia de amor entre los hombres que son miembros del pueblo concierne directamente al honor de Dios. No se trata sólo de deberes sociales, sino de obligaciones religiosas que recaen sobre los miembros de un pueblo asociado a Dios por un puro favor de su benevolencia.

En todo esto se tiene mayor responsabilidad después de la venida de Cristo con su mandamiento nuevo de amar como Él amó.

– Con el Salmo 10 se dice eso mismo: " no te olvides de los humildes, Señor ". En este Salmo se presentan dos cuadros muy diversos: el primero es un mundo revuelto por el desorden en el que domina el mal y se agitan los impíos que conjuran y tienden insidias contra los pobres y humildes; en el segundo, se ve a Dios que observa toda acción de los hombres y está siempre dispuesto a intervenir para hacer justicia.

El grito de los pobres que se eleva hasta los oídos de Dios resuena con frecuencia en los Salmos. Es cierto que en ellos no oímos sólo los lamentos de los indigentes, sino también la oración de los perseguidos, de los desgraciados, de los afligidos, todos estos que no dejan de formar parte de los pobres. Sus enemigos son los de Dios, los soberbios y los impíos. Y su aflicción es un título de amor de Dios. Constituyen las primicias del pueblo humilde y modesto, de la Iglesia de los pobres que reunirá el Mesías: " La soberbia del impío oprime al infeliz y lo enreda en las intrigas que ha tramado... Pero Tú, oh Dios, ves las penas y los trabajos... A Ti se encomienda el pobre, Tú socorres al huérfano ".

Evangelio

Mt 12, 14-21: Se dibuja en el horizonte la Pasión por obra de la conspiración de los fariseos. Pero Cristo sigue su misión evangelizadora curando a los enfermos, pero no quiere que se divulgue. San Mateo ve el oráculo de Isaías (Is 42, 1-4) en la discreción con que Jesús rodea sus curaciones y milagros. La intención primera era sin duda rechazar las manifestaciones populares en las que el entusiasmo ahogaría la fe. Se ve que desde el principio los cristianos contemplan a Cristo como el verdadero Siervo de Yahvé y así fue considerado en la predicación apostólica y de la primitiva comunidad cristiana. Para San Mateo es Jesús el Siervo que anuncia la justicia a las naciones y cuyo nombres es su esperanza (Mt 12, 18-21; Is 42, 1-4). En este mismo sentido se expresa San Juan Crisóstomo:

" Todo es humildad, compasión, misericordia. No quiere destruir, sino edificar y reparar; no apagar el rescoldo que ha quedado, sino hacer que prenda allí de nuevo el fuego de su amor. Vino, en una palabra, a renovar, robustecer y vivificar " (Homilía 40, 2,sobre San Mateo).