23ª semana del Tiempo Ordinario, lunes

Años impares

Col 1, 24-2, 3: Pablo, ministro de la Iglesia, nombrado por Dios, para anunciar el misterio de la salvación. Pero esto no lo hace sin dolor, contradicciones y luchas. Todo esto es un instrumento válido para hacer crecer a la Iglesia.

La afirmación de que en Cristo " están encerrados todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia " se fundamenta en que Cristo -Dios hecho hombre- es la encarnación de la misma Sabiduría divina, pues la Sabiduría es uno de los nombres que se aplican en la Sagrada Escritura a la segunda Persona de la Santísima Trinidad. Por eso comenta San Atanasio:

" Dios, ya que no ha querido darse a conocer, como en tiempos anteriores, por la imagen y sombra de sabiduría que aparece en las criaturas, sino que determinó que la verdadera Sabiduría en persona se encarnara, se hiciera hombre y sufriera muerte de cruz, para que en adelante pudieran lograr la salvación todos los fieles por la fe, que en la cruz tiene su punto de apoyo " (Sermón 2 contra los arrianos).

Y San Jerónimo comenta:

" Ese tesoro en el que están encerrados todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia (Col 2, 3) es la Palabra de Dios, que aparece encerrada en la carne de Cristo; o la Sagrada Escritura, en la que está guardada la noticia del Salvador. Cuando alguno lo encuentra en ellas, debe despreciar todas las ganancias de este siglo para poseer a Aquel a quien encontró " (Comentario al Evangelio de San Mateo 13, 44).

– " De Dios nos viene la salvación y la gloria ", dice el Salmo 61. Nuestra alma descansa en Dios porque Él es nuestra esperanza. Solo Él es nuestra Roca y salvación, nuestro Alcázar, por eso no vacilaremos. Confiamos en Él, en Él desahogamos nuestro corazón, pues es nuestro refugio. Cristo es nuestro modelo. No tuvo una vida fácil, vivió austeramente, trabajó, fue incomprendido, abandonado, traicionado: vino a los suyos y los suyos no lo recibieron, lo rechazaron. Murió en una cruz... Se abandonó enteramente al Padre. Este es también nuestro camino: abandono total en Dios.

Años pares

1Co 5, 1-8: Barred la levadura vieja para ser una realidad nueva: Cristo, nuestra víctima pascual ha sido inmolado. Esto significa que hemos de luchar contra la maldad y la perversidad. San Juan Crisóstomo dice:

" El tiempo presente es, pues, un día de fiesta, porque, al decir : "celebremos la fiesta", Pablo no añade: "porque la Pascua o Pentecostés está próxima". No, él señala que toda esta vida es un día de fiesta para los cristianos, en razón de los bienes inefables que les han sido concedidos. En efecto, cristianos, ¿qué grandes bienes no habéis recibido de Dios. Por vosotros, Jesucristo se ha hecho hombre; os ha librado de la condenación eterna, para llamaros a la posesión de su reino. Con este pensamiento, ¿podéis no estar en fiesta continua durante los días de vuestra vida terrestre? Lejos de nosotros cualquier abatimiento por la pobreza, la enfermedad o las persecuciones que nos agobian. La vida presente es, siguiendo al Apóstol, un tiempo de fiesta " (Homilía sobre I Cor 5, 1-8).

– Con el Salmo 5 vemos que, no obstante las tribulaciones de este mundo, el cristiano tiene una felicidad grande en lo interior de su alma, pues tiene fe en la protección del Señor, a quien acude con gran confianza. Son bien elocuentes estas expresiones: " escucha, atiende, haz caso, a ti te suplico, te expongo mi causa ". El justo tiene acceso a la intimidad con Dios, entra en el santuario divino con el humilde reconocimiento de la gran bondad de Dios. Cada día celebra la Eucaristía, que es siempre una gran fiesta; " Guíame, Señor, con tu justicia. Tú no eres un Dios que ame la maldad... que se alegren los que se acogen a Ti, con júbilo eterno protégelos, para que se llenen de gozo los que aman tu nombre ". Un júbilo eterno es, o debe ser, la celebración de la sagrada Eucaristía.

Evangelio

Lc 6, 6-11: Estaban al acecho para ver si curaba en sábado. Los enemigos de Cristo lo espían para tener algo con qué atacarlo, pero Él los desbarata. La gloria de Dios está servida en primer lugar por su bondad para con los infelices. Liberar a un pobre de las cadenas del mal es una consecuencia que siempre hemos de sacar de la santificación del Domingo y de los días de fiesta. Oigamos a San Ambrosio:

" Con esta ocasión Cristo arguye a los judíos que, por sus falsas interpretaciones, violaban los preceptos de la Ley, juzgando que estaba prohibido en sábado realizar incluso obras buenas, ya que la Ley, prefigurando en el presente la fisonomía del futuro, prohibía las obras malas, no las buenas. Pues, si se ha de descansar de las obras de este mundo, sin embargo, no es un acto vacío de buenas obras descansar en la alabanza del Señor.

" Has oído las palabras del Señor, que dice: "Extiende la mano". He aquí el remedio común y general. Y tú, que crees tener la mano sana, cuídate de que la avaricia y el sacrilegio no la contraigan. Extiéndela con frecuencia: extiéndela hacia ese pobre que implora; extiéndela para ayudar al prójimo, para llevar socorro a la viuda, para arrancar de la injusticia al que tienes sometido a una vejación inicua; extiéndela hacia Dios por tus pecados. Así es como se extiende la mano, así es como se cura " (Tratado sobre el Evangelio de San Lucas lib. V,39-40).