– Col 2, 6-15: Dios nos perdona los pecados y nos dio su vida divina por Cristo. Las falsas doctrinas pululaban también en los comienzos de la Iglesia. San Pablo sale al paso de ellas para refutarlas. Esto no es superioridad sobre los demás, sino servicio en el orden de la comprensión de las cosas y de las personas, como lo hizo el mismo Cristo. San Agustín enseña:
" Cristo significó con su resurrección nuestra nueva vida, que renacía de la antigua muerte, por la cual estábamos sumergidos en el pecado. Esto es lo que realiza en nosotros el gran sacramento del Bautismo: que todos los que reciben esta gracia mueran al pecado... y que renazcan a la nueva vida " (Enchiridion 41-42).
Y San Juan Crisóstomo:
" Los ha borrado, no tachado; pero tan bien borrados que no queda en nuestra alma ninguna traza de ellos. Los ha abolido por completo, los ha clavado en la cruz... Nosotros éramos culpables y merecedores de los castigos más rigurosos ¡pues todos nosotros estábamos en el pecado! ¿Qué hizo entonces el Hijo de Dios? Por su muerte en la cruz borra nuestras manchas y nos exime del castigo merecido por ellas. Él toma el pliego de nuestros cargos, lo clava en la cruz por medio de su persona y lo destroza " (Homilía sobre la Carta a los Colosenses 2, 13-14).
– Con el Salmo 144 cantamos: " El Señor es bueno con todos. Te ensalzaré, Dios mío, mi Rey, bendeciré tu nombre por siempre jamás. Día tras día te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás. El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad, El Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas ". Por eso deseamos que todas las criaturas den gracias al Señor, que lo bendigan sus fieles; que proclamen la gloria de su reinado, que hablen de sus hazañas. Si esto se decía en el Antiguo Testamento, ahora tenemos más razón para ello, por las inmensas maravillas que el Señor ha obrado y obra en su Iglesia.
– 1Co 6, 1-11: Paz entre todos. Si surge un pleito, se debe proceder con moderación, y tratando de resolverlo entre cristianos. El Evangelio dignifica la ley humana, que puede ser justa. El mismo San Pablo apeló al tribunal romano: " soy ciudadano de Roma ". Pero los corintios, como señala San Juan Crisóstomo, disputaban y pleiteaban entre sí. Contrariaban el Evangelio con muchas transgresiones:
" Una, no poder soportar pacientemente una injuria; otra, ser autor de una ofensa; después buscar árbitros para este altercado; por último, usar tales procedimientos con un cristiano, su hermano en la fe " (Homilía sobre I Cor 6, 7-8).
En el cristianismo la ley humana y civil puede adquirir otra dimensión, otra superación. Son muchas las veces en que la Iglesia se ha visto obligada a censurar las diversas legislaciones de los pueblos. Ella es la que determina el sentido de la ley natural. Da luego San Pablo una lista de pecados que son inadmisibles entre cristianos. Con ellos no podrán heredar el Reino de Dios. Dice San Agustín:
" Habrá, pues, un cielo nuevo y una tierra nueva que habitarán los justos, donde no habrá ningún impío, ni un malvado, ni un perverso. Quien se encuentre entre estos últimos, piense donde le gustaría habitar, mientras le queda tiempo para cambiar " (Sermón 161, 3).
– El Señor ama a su pueblo. Por eso cantamos con el Salmo 149 al Señor un cántico nuevo, que resuena su alabanza en la asamblea de los fieles... Él nos ha dado una ley santa para librarnos de toda la esclavitud del pecado. " Alabemos su nombre con danzas, cantémosle con tambores y cítaras. Él adorna con la victoria a los humildes. Festejemos su gloria. Cantemos jubilosos en común, con vítores a Dios en la boca. Esto es un gran honor para sus fieles ".
– Lc 6, 12-19: Pasó la noche en oración. Luego escogió a sus apóstoles. Es impresionante las veces que los Evangelios nos narran la oración de Jesucristo. Era un coloquio sin igual con el Padre en unión con el Espíritu Santo. Comenta San Ambrosio:
" Pasó la noche orando. Te da un ejemplo, te traza el modelo que has de imitar. ¿Qué es necesario que tú hagas por tu salvación, cuando Cristo pasa la noche en oración? ¿Qué debes hacer tú, cuando quieres realizar un deber piadoso, si Cristo, al enviar a los apóstoles, ha orado y ha orado solo? En ninguna parte encuentro, si no me equivoco, que Él haya orado con los apóstoles; siempre ora solo; pues los augurios humanos no pueden captar el plan de Dios, y nadie puede tener parte en el pensamiento íntimo de Cristo. ¿Quieres saber que no ha orado por sí, sino por mí?
" Llamó a sus discípulos y escogió a doce de ellos, para enviarlos, sembradores de la fe, para propagar el auxilio de la salvación de los hombres por todo el universo. Advierte al mismo tiempo el plan celestial: no son los sabios, ni los ricos, ni los nobles, sino pecadores y publicanos los que Él ha escogido para enviarlos, para que no pareciese que habían sido manejados por la habilidad, redimidos por la riqueza, atraídos por el prestigio del poder y de la nobleza; para que prevaleciese la verdad en sí misma y no el encanto del discurso. También Judas fue elegido, no por imprudencia, sino por providencia.
" ¡Qué grande es la verdad, que ni siquiera la desvirtúa el ministro enemigo! ¡Qué grandeza de carácter del Señor, que ha querido más bien comprometer a nuestros ojos su juicio, que no su amor! Había aceptado la fragilidad del hombre y ni siquiera rehusó este aspecto de dicha fragilidad. Él ha querido el abandono, ha querido la traición de un apóstol, para que tú, si un compañero te abandona, si un compañero te traiciona, tomes con calma el error de tu juicio, el derroche de tu beneficio " (Tratado sobre el Evangelio de San Lucas lib. V,43-45).