25ª semana del Tiempo Ordinario, jueves

Años impares

Ag 1, 1-8: Construid el templo, para que pueda complacerme. El profeta se dirige a dos autoridades: civil y religiosa, como responsables principales de la incuria por no continuar las obras del templo, comenzadas quince años antes (537 antes de Cristo), a raíz del retorno del destierro. Esto fue debido a manejos de gentes hostiles, sin religiosidad. El profeta lo echa en cara, pues se han preocupado más de sus casas que de la del Señor. De ahí el castigo de las malas conductas. Una lección para nosotros: primero lo de Dios, luego lo nuestro. Entonces Dios nos mostrará su gloria.

– El Salmo 149 es el escogido como responsorial: " El Señor ama a su pueblo, por eso le cantamos un cántico nuevo; que resuene su alabanza en la asamblea de sus fieles, que se alegre Israel, la Iglesia santa, por su Creador, los hijos de Sión, la celeste, por su Rey... que los fieles festejen su gloria, y canten jubilosos en la asamblea litúrgica, con vítores a Dios en la boca. Esto es un honor para todos sus fieles ".

Años pares

Qo 1, 2-11: Nada nuevo bajo el sol. Todo es pasajero. Hemos de estar desprendidos de todo lo caduco y poner los ojos en la eternidad. Todo es vano. Utilizarlo para nuestra ayuda, para nuestra utilidad, pero no quedar aprisionados por lo puramente cuantitativo. Para corresponder a la gracia hemos estar libres de esas ataduras. Esto no es desprecio de los bienes terrenos, sino apreciarlos en su justo valor. De tal modo utilicemos las cosas temporales que no perdamos las eternas, como tantas veces lo hemos manifestado. Lo dijo el Señor: " buscad primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura " (Mt 6, 33).

Los Santos Padres lo han expuesto muchas veces, con expresiones muy elocuentes y precisas. San Ignacio de Antioquía escribe:

" No os doy mandatos, como Pedro y Pablo. Ellos eran Apóstoles, yo no soy más que un condenado a muerte... Pero si logro sufrir el martirio, entonces seré liberto de Jesucristo y resucitaré libre con Él. Ahora, en medio de mis cadenas es cuando aprendo a no desear nada " (Carta a los Romanos Rm 3, 1-2).

Y San Gregorio Magno:

" Considerad bien qué poco valor tienen las cosas que pasan con el tiempo. El fin que tienen todas las cosas temporales nos manifiestan cuán poco vale lo que ha podido pasar. Fijad vuestro amor en el amor de las cosas que perduran " (Homilia 14 sobre los Evangelios).

– La brevedad de nuestra vida debe hacernos anhelar y estimar la vida eterna. Esto es lo que nos sugiere el Salmo 89 escogido como responsorial de la lectura anterior: " Tú reduces el hombre a polvo... Mil años en tu presencia son un ayer que pasó, una vela nocturna. Los siembras año por año, como hierba que se renueva; que florece y se renueva por la mañana y por la tarde la siegan y se seca. Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato "... Por eso anhelamos los bienes eternos. " Por la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo. Baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos ".

Evangelio

Lc 9, 7-9: Admiración por los prodigios de Cristo. Se fijan en las cosas maravillosas, que no son un fin, sino un medio, y descuidan lo principal de la misión del Salvador, que predica para realizar la conversión de los oyentes y de todo el mundo. No invertir el orden. Sigamos el mensaje salvífico de Cristo, busquemos primero el reino de Dios. Lo demás ya vendrá, cuando el Señor lo quiera, pues Él tiene más deseos de hacernos bien que nosotros de recibirlo.