28ª semana del Tiempo Ordinario, jueves

Años impares

Rm 3, 21-30: Justificación por la fe. No es el cumplimiento de las obras de la ley lo que merece, tanto para los paganos cuanto para los judíos, el don gratuito de la justificación, sino la fe en Cristo. Así lo predica San Juan Crisóstomo:

" También la primera venida [de Cristo] fue por causa de la justicia. ¿Cómo? Antes de la primera venida estaba la ley natural, los profetas, la ley escrita, la doctrina, miles de promesas, signos, castigos y otras muchas cosas de las que había que pedir cuenta. Y, con todo, como era clemente, no examina, sino que manifiesta en todo su misericordia. Si hubiera examinado, todos habrían sido condenados, pues "todos pecaron y están privados de la gloria de Dios" (Rm 3, 23) " (Homilía 28, 1, sobre el Evangelio de San Juan).

– Con el Salmo 129 decimos: " Del Señor viene la salvación, la misericordia, la redención copiosa ". El pecador arrepentido grita desde lo hondo al Señor y Él lo escucha, están sus oídos atentos a la voz de su súplica. Pero el pecador piensa: " si el Señor lleva cuenta de los delitos, ¿quién podrá resistir? Pero el Señor es misericordioso, de Él procede el perdón y así infunde respeto ", más aún, amor intenso. Esperemos en el Señor, esperemos en su Palabra, aguardemos al Señor.

Años pares

Ef 1, 1-10: Fuimos elegidos en la persona de Cristo antes de crear el mundo. Gratitud inmensa de San Pablo por cuanto ha obrado el Señor en favor de los cristianos: su elección, su predestinación, su redención. Dios " nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos ". San Agustín exhorta al agradecimiento:

" Quien hace el bien con sus manos, alaba al Señor, y quien lo confiesa con la boca, alaba al Señor. Alábale con la boca, y alábale con las obras " (Comentario al Salmo 91, 2).

Y San Juan Crisóstomo:

" Si Dios nos ha honrado con una infinidad de beneficios, es gracias a su amor y no al valor de nuestros méritos. Nuestro fervor y nuestra fuerza, nuestra fe y nuestra unidad son fruto de la benevolencia de Dios y de nuestra correspondencia a su bondad... Ved que Pablo no dice que esta gracia nos ha sido dada sin ningún fin, sino que nos ha sido dada para hacernos agradables y amables a sus ojos, una vez purificados de nuestro pecados... Desgarradas estaban todas las cosas celestiales de las terrestres, no tenían cabeza... Y puso como única Cabeza de todas las cosas, de los ángeles y de los hombres, a Cristo según la carne. Esto es, dio un solo principio a los ángeles y a los hombres...; pues se hará la unidad, la precisa y perfecta unión, cuando todas las cosas, teniendo un vínculo necesario que procede de lo alto, sean reunidas bajo una sola Cabeza " (Comentario a la Carta a los Efesios 1, 1-10).

– El Salmo 97 canta al Señor porque ha hecho maravillas con nosotros. " El Señor da a conocer su victoria, su santo brazo... Se acordó de su misericordia, de su fidelidad " en favor no solo de la casa de Israel, sino de todo el mundo. " Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios ". Por eso aclamamos al Señor, gritamos, vitoreamos... Suenen los instrumentos, con clarines y trompetas, aclamemos al Rey y Señor. Él nos ha elegido en la persona de Cristo antes de crear el mundo. Ha hecho maravillas. Hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Todo esto eclipsa las maravillas del Antiguo Testamento.

Evangelio

Lc 11, 47-54: Jesucristo hace un gran reproche: se le pedirá cuenta a esta generación. Lo dice con ocasión de que los escribas y fariseos acrecientan su oposición. Y comenta San Ambrosio:

" En realidad este pasaje resulta una condenación perfecta de la superstición de los judíos, los cuales, construyendo los sepulcros de sus profetas, condenaban los hechos de sus padres, y atraían sobre sí mismos la sentencia de condenación. En efecto, con la edificación de los sepulcros de los profetas pregonaban el crimen de aquellos que los habían matado, e imitando sus acciones, se declaraban herederos de la iniquidad paterna " (Tratado sobre el Evangelio de San Lucas lib.VII,106).