Hch 1 El primer capítulo marca el paso entre los dos libros de la obra lucana: un breve prólogo resume los contenidos del evangelio, recordando las apariciones del Resucitado, especialmente la última; además se narra la elección de Matías para completar el grupo de los doce apóstoles, testigos cualificados de Jesús.
Hch 2, 42-47 El testimonio de Jesús no se lleva a cabo sólo por la palabra; también a través de la vida. Por eso se recogen aquí los aspectos fundamentales de la vida de la comunidad: la enseñanza de los apóstoles, garantes del testimonio de toda la Iglesia; la comunión, es decir, la unión interna de corazones que se debe manifestar en la unidad, en un mismo ánimo, en compartir los bienes; la fracción del pan, o sea, la celebración instituida por Jesús en la Última Cena, y las oraciones, que eran principalmente las que recitaba cualquier judío piadoso, en público y en privado.
Hch 3, 11-26 El discurso de Pedro consta de tres partes: 11-16, que es kerigmática y proclama la muerte y resurrección como explicación del milagro; 17-21, que invita a la conversión como respuesta a la muerte y resurrección de Jesús, y 22-26, que es una confirmación profética de todo lo anterior.
Hch 4, 32-37 El segundo sumario mayor de Hechos resume el testimonio de la vida de la comunidad mediante la proclamación de la resurrección por parte de los apóstoles y la vida de unión. Se presentan dos formas visibles de comunión: una, más helenista, es la disponibilidad de los bienes (ninguno decía que lo que tenía en propiedad era suyo); otra, más acorde con la tradición hebrea, es el vender y compartir.
Hch 5, 12-16 Tercer sumario mayor sobre la vida de la comunidad, que destaca la unidad y los milagros que realizaban los apóstoles.
Hch 6-7 Capítulos dedicados a los judeocristianos helenistas, un grupo oriundo de la diáspora, misionero y simpatizante del mundo de los gentiles. Serán ellos los que comiencen la evangelización de estos últimos.
Hch 7, 54-8, 1a Es evidente el paralelismo entre la muerte de Esteban y la de Jesús: ambos mueren perdonando y entregando confiadamente su espíritu. Se introduce además la figura de Saulo, testigo cualificado de la muerte de Esteban (8, 1); san Lucas, como buen historiador, conecta así esta última con la gracia de su conversión (Hch 9, 1ss).
Hch 8, 1b-11, 30 El relato narra ahora el testimonio dado fuera de Jerusalén, y continúa ofreciendo las premisas para el testimonio a los gentiles, que ocupará la segunda parte de Hechos: conversión de Saulo, solución al problema teológico del contacto con los gentiles, y la Iglesia de Antioquía.
Hch 9, 2 Hechos usa varias veces la palabra camino en sentido absoluto (véase Hch 18, 25. 26; Hch 19, 9. 23; Hch 22, 4; Hch 24, 14. 22). Referida en primer lugar a una conducta de acuerdo con el plan salvador de Dios realizado por Jesús, la expresión apunta al mismo Jesús como camino en el cuarto evangelio (Jn 14, 6).
Hch 10, 34-43 Junto con el de Hch 2, 14-36, este discurso constituye la exposición más completa de la predicación kerigmática de Pedro y, aunque reelaborado por Lucas, refleja lo fundamental de la primera predicación cristiana: proclamación de la actividad salvífica de Jesús (34-41), mandato misionero (42), conformidad con las promesas (43).
Hch 11, 19-30 Este relato representa la última premisa para la evangelización de los gentiles, pues será la Iglesia de Antioquía la que organizará formalmente la misión entre ellos, enviando a Bernabé y a Saulo.
Hch 12 Los doce apóstoles, encabezados por Pedro, han dado en Jerusalén un testimonio fiel, que, según el criterio del Señor, implica la persecución y la muerte (véase Lc 6, 22ss. 26). De acuerdo con esto, la primera parte de Hechos concluye narrando la muerte de Santiago y la prisión y huida de Pedro.
Hch 13-28 La segunda parte del libro narra cómo el Evangelio llega hasta el confín de la tierra, con lo que se cumple el mandato del Señor referido en Hch 1, 8. El gran protagonista será Pablo, que, en sus viajes, da testimonio de Jesús en el mundo grecorromano.
Hch 13, 1-15, 35 La primera sección de esta segunda parte de Hechos se centra en la misión de Bernabé y Saulo entre los gentiles –primer viaje de Pablo–, cuyo resultado fue la entrada masiva de los mismos en la Iglesia, sin circuncisión previa (Hch 13, 1-14, 28). El hecho provoca la protesta de un grupo de judíos, llamados judaizantes, convocándose por ello una reunión en Jerusalén, que sanciona aquella praxis (Hch 15, 1-35).
Hch 14, 15 La primera parte del kerigma cristiano a los gentiles (véase 1Ts 1, 9ss y, algo más ampliamente, Hch 17, 22-31) comprendía dos artículos básicos: necesidad de abandonar los ídolos convirtiéndose al Dios viviente, y aceptar a Jesucristo resucitado como Hijo de Dios y salvador.
Hch 15, 20 Desde Hch 15, 28 se entiende que se trata de la carne sacrificada a los ídolos, un problema que Pablo aborda ampliamente en 1Co 8-10 y Rm 14, 1-15, 13.
Hch 15, 36-19, 22 Segunda sección de la segunda parte del libro, que relata un largo periplo misionero, con diversas etapas y en el que Pablo evangelizó las ciudades griegas más importantes. La primera unidad (Hch 15, 36-18, 22) narra la evangelización de las ciudades importantes de Macedonia y Acaya: Filipos, Tesalónica, Atenas y Corinto; es lo que se conoce como segundo viaje de Pablo.
Hch 16, 37 La "Lex Julia de vi publica" y la ley Porcia prohibían flagelar a un ciudadano romano sin juicio previo. Pablo volverá a acogerse e esta ley en Hch 22, 25.
Hch 17, 22-31 El discurso del Areópago contiene dos ideas básicas: 1) hay un solo Dios, creador y providente; 2) este Dios ha resucitado a Jesús y lo ha constituido juez universal. Después de un breve exordio (22ss), la primera parte presenta a Dios creador de todo y cuidador de todas sus criaturas, de las cuales, sin embargo, no necesita (24ss); a la humanidad que Él creó le concedió poder descubrirlo por medio de la creación, especialmente en el hombre, imagen suya; por ello no tiene sentido la idolatría (26-29). En la segunda parte, mucho más breve, se afirma que Dios ha ignorado la praxis idolátrica y ahora se revela por un hombre, Jesús, a quien ha resucitado y ha constituido juez universal (30ss).
Hch 18, 23 Comienza aquí la segunda parte (Hch 18, 23-19, 22) de la gran misión iniciada en Hch 15, 36. Se trata del llamado tercer viaje de Pablo.
Hch 19, 23-28, 31 La tercera sección de la segunda parte de Hechos narra el viaje de Pablo a Jerusalén y a Roma, como prisionero y testigo de Cristo; consta de cuatro bloques: viaje a Jerusalén por Macedonia y Acaya (Hch 19, 23-21, 26); prisión y testimonio en Jerusalén ante los judíos (Hch 21, 27-24, 27); prisión y testimonio en Cesarea ante gobernadores y reyes (Hch 25, 1-26, 32); viaje a Roma y testimonio en dicha ciudad (Hch 27, 1-28, 31).
Hch 20, 17-38 El discurso pertenece al género de los testamentos y consta de dos partes: Pablo recuerda ante todo (18-27) su obra pasada y presente, dejando claro que ha realizado plenamente su misión; él es, pues, inocente de los males que puedan sobrevenir a la comunidad por no haber cumplido su obligación. Luego (28-35) exhorta a los responsables a seguir la misma línea, cuidando con todo interés del rebaño que Dios les ha encomendado, pues sobrevendrán herejes, incluso de entre los mismos responsables.
Hch 21, 27-23, 11 Esta unidad narra la detención de Pablo y su testimonio ante el pueblo judío, y especialmente ante el Sanedrín, máximo tribunal judío.
Hch 22, 30-23, 11 El momento es importantísimo: Pablo comparece y da testimonio ante la máxima autoridad del pueblo judío.
Hch 23, 11 Las palabras que siguen son un comentario de la escena anterior: Jesús resucitado, que dirige la acción de Pablo, aprueba sus planes (véase Hch 18, 9ss), que no son otra cosa que dar testimonio en favor de Jesús. Y es voluntad de Dios (es necesario) que lo dé también en Roma.
Hch 24, 6b-8a El texto alejandrino, que podría ser original en este caso, añade: «[6b] apresamos y quisimos juzgar (otros: matar) según nuestra Ley, [7] pero llegando el tribuno Lisias lo arrebató de nuestras manos (con mucha violencia) [8a], remitiéndonos a ti (ordenando que los acusadores vengan ante ti)».
Hch 25, 1-12Se explica por qué Pablo apela a Roma y de qué forma concreta llegará a esta ciudad, donde se había propuesto ir (Hch 19, 21) y donde Jesús ha dispuesto que diera testimonio (Hch 23, 11).
Hch 26 Tercer relato de la conversión de Pablo, que, como el segundo, introduce el propio Apóstol en el marco de su defensa. En ella, uno de los mejores discursos de Hechos, Pablo da testimonio ante un rey, después de haberlo dado ante el pueblo y ante gobernadores (véase Hch 9, 15 y Lc 12, 12), presentando la fe cristiana como cumplimiento de las Escrituras y última consecuencia de la fe farisea en la resurrección.
Hch 27-28 El viaje de Pablo a Roma como prisionero, narrado con todo detalle, es el viaje triunfal de quien va a cumplir el mandato del Señor resucitado (Hch 1, 8) dando testimonio en el confín de la tierra, según había planeado el propio Pablo (Hch 19, 21) y le había confirmado el mismo Señor (Hch 23, 11; Hch 27, 24). Con todo, el triunfo del Apóstol se reviste de la manera del Siervo del Señor.
Hch 28, 31 Hechos se cierra con este sumario en el que Pablo aparece hablando en Roma del reino de Dios, es decir, como Jesús, que había enseñado a sus discípulos en Jerusalén durante cuarenta días (Hch 1, 3). Pero se produce un avance: la segunda parte de la frase muestra que, para la Iglesia, anunciar el reinado de Dios se traduce en anunciar a Jesús.