Antología de Textos

SERVIR A DIOS

1. Toda la vida de Cristo fue un servicio a los hombres, y su doctrina es una constante invitación a servir a los demás. El Señor nace pobre en Belén para ayudarnos desde el lugar más humilde; vive modestamente en Nazaret para servirnos con su trabajo; recorre los caminos y las calles de su tierra para acompañarnos con su palabra, con su amistad, con sus milagros, con su perdón y con su paz; muere en la cruz para limpiarnos con su Sangre; se queda para siempre en su Iglesia, y en especial en el Sacramento de la Sagrada Eucaristía, para ayudarnos a diario con su compañía, su gracia, su sacrificio, su alimento.
2. El Señor nos ha dado ejemplo y nos ha instado con su palabra para que sirvamos nosotros también a Dios, y, por Dios, a los demás. En este encargo encontraremos la felicidad. No ignoráis que los príncipes de las naciones avasallan a sus pueblos, y que sus magnates los dominan con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que quien aspire a ser el mayor entre vosotros, debe ser vuestro criado, y el que quiera ser el primero, ha de ser vuestro siervo, de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a que le sirvan, sino a servir, y a dar su vida por la redención de muchos (Mt 20, 25-28).
En la noche anterior a su pasión y muerte, como enseñando algo de suma importancia, y para que quedara siempre clara esta característica esencial del cristiano, lavó los pies a sus discípulos para que ellos hicieran también lo mismo.
3. Meditando las palabras del Señor y contemplando sus acciones, el cristiano no se detendrá ante esos trabajos más molestos -y, a veces, más necesarios- y ayudará a los demás como Él hizo. No se sentirá exento por ningún motivo. Es precisamente a los Apóstoles -que estarían investidos de la más alta dignidad dentro de la Iglesia- a los que de una manera especial se dirige el Señor con ejemplos de servicio.
Cuando ayudamos a los demás, somos nosotros los que salimos más enriquecidos: imitamos al Señor y configuramos nuestro espíritu con el de Él, nos ennoblecemos, vamos rompiendo el propio egoísmo que nos encierra en nosotros mismos.
La actitud del cristiano en la vida ha de ser la del Señor: disponibilidad hacia las necesidades ajenas, que le llevará a ayudar a los demás con tal humildad que no se advierta su ayuda y no le puedan recompensar los servicios prestados.

Citas de la Sagrada Escritura

El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, vino a servir y a dar su vida en rescate por muchos. Mt 20, 28
Sabiendo que el Padre había puesto en sus manos todas las cosas y que había salido de Dios y a El volvía, se levantó de la mesa, se quitó los vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó; luego echó agua en la jofaina, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a enjugárselos con una toalla que tenía ceñida. Jn 13, 3-5
Cuando les hubo lavado los pies, tomando sus vestidos Y Poniéndose de nuevo en la mesa, les dijo: ¿Entendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y decís bien, porque de verdad lo soy. Si yo, pues, os he lavado los pies, siendo vuestro Señor y Maestro, también habéis de lavaros vosotros los pies unos a otros. Jn 13, 12-15
En verdad, en verdad os digo: No es el siervo mayor que su señor, ni el enviado mayor que quien le envía. Jn 13, 16
Hermanos míos, continuad firmes y constantes, trabajando siempre más y más en la obra del Señor, sabiendo que nuestro trabajo no es inútil a los ojos de Dios. 1Co 15, 58
Servid a Yavé con júbilo, venid gozosos a su presencia. Sal 100, 2
En ti, Señor, está la piedad, pues das a cada uno según sus obras. Sal 62, 13
Así también vosotros, cuando hiciereis estas cosas que os están mandadas, decid: Somos siervos inútiles; lo que teníamos que hacer, eso hicimos. Lc 17, 10
Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mí servidor; si alguno me sirve, mí Padre le honrará. Jn 12, 26
El mas grande de vosotros sea vuestro servidor. Mt 23, 11
Ellos se callaron porque en el camino habían discutido entre si sobre quién seria el mayor. Mc 9, 34
No ha de ser así entre vosotros; antes, sí alguno de vosotros quiere ser grande, sea siervo de todos. Mc 10, 40

Servir a Dios es un honor

4893 Esclavitud por esclavitud –si, de todos modos, hemos de servir, pues, admitiéndolo o no, esa es la condición humana–, nada hay mejor que saberse, por Amor, esclavos de Dios. Porque en ese momento perdemos la situación de esclavos, para convertirnos en amigos, en hijos. (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER Amigos de Dios, 35).

4894 Así acontece en el servicio de Dios: a Dios no le aporta nada, pues Dios no tiene necesidad del servicio de los hombres; mas, a aquellos que le sirven y le siguen, Dios les da la vida, la incorruptibilidad y la gloria eterna. El concede su benevolencia a los que le sirven por el hecho de servirle, y a los que le siguen por el hecho de seguirle, pero no recibe de ellos beneficio alguno porque es perfecto y no tiene ninguna necesidad. Si Dios solícita el servicio de los hombres es para poder, siendo bueno y misericordioso, otorgar sus beneficios a aquellos que perseveran en su servicio; porque, del mismo modo que Dios no tiene necesidad de nada, el hombre tiene necesidad de la comunión con Dios, pues la gloria del hombre está en perseverar en el servicio divino. (S. IRENEO, Trat. contra las herejías, 4).

4895 El servir a Dios nada le añade a Dios, ni tiene Dios necesidad alguna de nuestra sumisión; es él, por el contrario, quien da la vida, la incorrupción y la gloría eterna a los que le siguen y sirven, beneficiándolos por el hecho de seguirle y servirle, sin recibir de ellos beneficio alguno. (S. IRENEO, Trat. contra las herejías, 4).

4896 Algunas veces pienso hacéis semejantes mercedes a los que Os aman, y Vos les hacéis tanto bien como es darles con que os sirvan. (SANTA TERESA, Fundaciones, 22, 7).

El Señor es "buen pagador"

4897 Como los soldados, que –aunque hayan servido mucho siempre– han de estar a punto para que el capitán les mande en cualquier oficio que quiera ponerlos, pues les han de dar sueldo. ¡Y cuán mejor paga la pagará nuestro Rey que los de la tierra! (SANTA TERESA, C. de perfección, 18, 3).

4898 La pobre alma –aunque quiere– no puede todas las veces lo que querría ni puede nada sin que se lo den, y ésta es su mayor riqueza; queda más adeudada mientras más sirve. (SANTA TERESA, C. de perfección, 32, II).

4899 Esto es como cuando entra un criado a servir tiene cuenta con contentar a su señor en todo; más él está obligado a dar de comer al siervo mientras está en su casa y le sirve, salvo si no es tan pobre que no tiene para sí ni para él. Acá cesa esto: siempre es y será rico y poderoso. Pues no seria bien andar el criado pidiendo de comer, pues sabe que tiene cuidado su amo de dárselo y le ha de tener. Con razón le dirá que se ocupe él en servirle y en cómo le ha de contentar, que por andar ocupado el cuidado en lo que no le ha de tener no hace cosa a derechas. (SANTA TERESA, C. de perfección, 34, 5).

Servir con alegría

4900 Servid al Señor, con alegría (Sal 100, 2): no hay otro modo de servirle. Dios ama al que da con alegría (2Co 9, 7), al que se entrega por entero en un sacrificio gustoso, porque no existe motivo alguno que justifica el desconsuelo. (J.ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa, 177).

4901 No existen fechas malas o inoportunas: todos los días son buenos, para servir a Dios. Sólo surgen las malas jornadas cuando el hombre las malogra con su ausencia de fe, con su pereza, con su desidia que le inclina a no trabajar con Dios, por Dios. (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios, 52).

Servir a los demás, por Dios, sin esperar nada a cambio

4902 El que quiera ser el mayor que sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero que sea esclavo de todos
Este servicio hacia los hombres debe ser ciertamente gratuito y el que se consagra a él debe sentirse sometido a todos y servir a los hermanos como si fuera deudor de cada uno de ellos. (S. GREGORIO DE NISA, Sobre la conducta cristiana).

4903 Busquemos aquellas virtudes que, junto con nuestra salvación, aprovechan principalmente al prójimo [...]. En lo terreno, nadie vive para sí mismo. El artesano, el soldado, el labrador, el comerciante, todos sin excepción contribuyen al bien común y al provecho del prójimo. Con mayor razón en lo espiritual. Porque esto es sobre todo vivir. El que sólo vive para sí y desprecia a los demás, es un ser inútil, no es hombre, no pertenece a nuestro linaje. (S. JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre S. Mateo, 77).

4904 Fijémonos en los soldados que prestan servicio bajo las órdenes de nuestros gobernantes: su disciplina, su obediencia, su sometimiento en cumplir las órdenes que reciben. No todos son generales ni comandantes, ni centuriones ni oficiales, ni todos tienen alguna graduación; sin embargo, cada cual, en el sitio que le corresponde, cumple lo que le manda el rey o cualquiera de sus jefes. Ni los grandes podrían hacer nada sin los pequeños, ni los pequeños sin los grandes; la efectividad depende precisamente de la conjunción de todos.
Tomemos como ejemplo a nuestro cuerpo. La cabeza sin los píes no es nada, como tampoco los pies sin la cabeza; los miembros más íntimos de nuestro cuerpo son necesarios y útiles a la totalidad del cuerpo; más aún, todos ellos se coordinan entre sí para el bien de todo el cuerpo. Procuremos, pues, conservar la integridad de este cuerpo que formamos en Cristo Jesús, y que cada uno se ponga al servicio de su prójimo según la gracia que le ha sido asignada por donación de Dios. (S. CLEMENTE, Carta a los Corintios; 36).

4905 Es conveniente que quienes están al frente de sus hermanos se esfuercen más que los demás en trabajar por el bien ajeno, se muestren más sumisos que los súbditos y, a la manera de un siervo, gasten su vida en bien de los demás, pensando que los hermanos son en realidad como un tesoro que pertenece a Dios y que Dios ha colocado bajo su cuidado. (S. GREGORIO DE NISA, Sobre la conducta cristiana).

4906 (Debemos) examinar con mucho cuidado nuestra intención en todo lo que hacemos, y no buscar nuestros intereses, si queremos servir al Señor. (S. GREGORIO MAGNO, Hom. sobre el profeta Ezequiel, 2).

4907 [...] para servir, servir. Porque, en primer lugar, para realizar las cosas, hay que saber terminarías. No creo en la rectitud de intención de quien no se esfuerza en lograr la competencia necesaria, con el fin de cumplir debidamente las tareas que tiene encomendadas. No basta querer hacer el bien, sino que hay que saber hacerlo. Y, si realmente queremos, ese deseo se traducirá en el empeño por poner los medios adecuados para dejar las cosas acabadas, con humana perfección. (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa, 50).

Para servir es necesaria la humildad y la fortaleza

4908 Cuando se te presente la ocasión de prestar algún servicio bajo y abyecto al prójimo, hazlo con alegría y con la humildad con que lo harías si fueras el siervo de todos. De esta práctica sacarás tesoros inmensos de virtud y de gracia. (J. PECCI –León XIII– Práctica de la humildad, 32).

4909 No es apto para servir quien no es fuerte. (SANTO TOMÁS, Catena Aurea, vol. 1, p. 52).

4910 En la casa del justo los que mandan sirven a aquellos a quienes parecen mandar. La razón es que no mandan por afán de poder, sino porque tienen el ministerio de cuidar de los demás; no son los primeros por soberbia, sino por amor, para atenderles. (S. A(L~TIN, La Ciudad de Dios, 19, 14).

4911 El espíritu crítico no sería expresión de la actitud de servicio, sino más bien de la voluntad de dirigir la opinión de los demás según la opinión propia, divulgada a veces de manera demasiado desconsiderada. (JUAN PABLO II, Enc. Redemptor Hominis, 1, 4).

Medios para servir a Dios

4912 Porque la confianza que el apóstol ha de poner en Dios debe ser tan grande que, aunque no posea lo necesario para esta vida, tenga por cierto que nada le ha de faltar. (S. GREGORIO MAGNO, Hom. 17 sobre los Evang.).

4913 Una persona que no se esforzara por hacer lo que está de su parte, esperándolo todo del auxilio divino, tentaría a Dios. (SANTO TOMÁS, S.Th. II-II, q. 53, a. 4).

4914 Después de la caída, su lenguaje es completamente distinto: ¿A qué nos miráis a nosotros, como si por propia virtud o por propia piedad hubiéramos hecho andar a éste? (Hch 3, 12). De ahí aprendemos una gran verdad, y es que no basta la voluntad del hombre, si no nos asiste la ayuda de lo alto, si nos falta la voluntad [...]
Por eso yo os exhorto a que ni se lo dejéis todo a Dios y os echéis vosotros a dormir; ni, porque seáis fervorosos, penséis que por vuestro propio esfuerzo lo vais a conseguir todo. Dios no quiere ni que nos tumbemos –y por eso no lo hace él todo– ni que seamos arrogantes –y por eso tampoco nos lo deja a nosotros todo–. (S. JUAN CRISÓSTOMO Hom. sobre S. Mateo, 84).

4915 En las empresas de apostolado está bien –es un deber– que consideres tus medios terrenos (2 + 2 4), pero no olvides ¡nunca! que has de contar, por fortuna, con otro sumando: Dios + 2 + 2... (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER. Camino, 471).

4916 Al que es rico, y por su poder y excelente disposición corporal tiene cierta grandeza, y hace buen uso de aquellos bienes que posee, justo es amarle y respetarle como quien está dotado de bienes comunes, siempre que los emplee conforme a lo que dicta la recta razón: de tal modo que sea caritativo con los pobres, auxilie a los enfermos y considere todos los bienes que posee no más suyos que de los indigentes. Por el contrario, al hombre que no procede así debemos tenerle como más digno de lástima que de envidia, en cuanto que tiene más medios y más ocasiones para pecar. (S. BASILIO, Hom. sobre la envidia).

4917 Sirve a tu Dios con rectitud, séle fiel... y no te preocupes de nada: porque es una gran verdad que "si buscas el reino de Dios y su justicia, El te dará lo demás –lo material, los medios– por añadidura". (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, 472).

4918 De aquí que no se deba tener al rico por dichoso sólo por sus riquezas; ni al poderoso por su autoridad y dignidad; ni al fuerte por la robustez de su cuerpo; ni al sabio por su eximía elocuencia. Todas estas cosas son instrumentos de virtud para los que las usan rectamente; pero ellas, en sí mismas, no contienen felicidad. (S. BASILIO, Hom. sobre la envidia).